El pecho en todas sus formas desarrolla la función de sentir y alimentar. ¿Alimenta? ¿Siente? Es un buen pecho. Las caderas son anchas y con razón, pues llevan dentro una satinada cuna de marfil para la nueva vida. Las caderas de una mujer son batangas para el cuerpo superior y el inferior; son pórticos, son un mullido cojín, asideros del amor, un lugar detrás del cual se pueden esconder los niños. Las piernas están destinadas a llevarnos y a veces a propulsarnos; son las poleas que nos ayudan a elevarnos, son un anillo para rodear al amante. No pueden ser demasiado esto o demasiado lo otro. Son lo que son.
En los cuerpos no hay ningún "tiene que ser". Lo importante no es el tamaño, la forma o los años y ni siquiera el hecho de tener un par de cada cosa, pues algunos no lo tienen. Lo importante desde el punto de vista salvaje es si el cuerpo siente, si tiene una buena conexión con el placer, con el corazón, con el alma, con lo salvaje. ¿Es feliz y está alegre? ¿Puede moverse a su manera, bailar, menearse, oscilar, empujar? Es lo único que importa."
Mujeres que corren con los lobos. Clarissa Pinkola Estés.
2 comentarios:
Este es un libro que viene conmigo desde hace años :)
Está el pobre deshecho, pero tiene solera.
Besos, loba aulladora
¡Ay! también es mi libro de consulta, ese al que vas cuando te encuentras "rara" y necesitas un subidón..
jajja..loba? me gustó
besossssss guapaaa
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