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miércoles, 28 de diciembre de 2011

MERCEDES FITTIPALDI ... la emoción y la nostalgia


Mercedes Fittipaldi es una fotógrafa argentina (nacida en Azul, Buenos Aires, en 1973, vive actualmente en Alicante, España) cuya obra bascula entre el surrealismo y el arte conceptual,  evocando soledad y nostalgia.


Mercedes Fittipaldi

"Fotografiar es un todo que comienza con la mirada, con la observación de cada detalle, con el estudio de un momento que es ahora o nunca, y que termina con la emoción de sentirlo único y de haberlo atrapado. Mirar, observar, sentir, emocionarse, y fotografiar".


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


Biografía

Su interés por la fotografía le nació desde pequeña. Su padre era aficionado a la fotografía y  su tío René, fotógrafo de profesión y disponía de un estudio donde Mercedes y su madre iban a menudo de visita, encantándole estar en contacto con las fotografías y los negativos, y coleccionando los envases de los carretes, inexplicablemente, como si en su interior se guardara la magia de la luz.

Su primera cámara fue una Kodak y se convirtió en su pasatiempo preferido.
Pero no fue hasta su estancia en España cuando estudió fotografía en 2005, y desde entonces no ha dejado de nutrirse de la información, investigación y especialización en los distintos campos de la fotografía: paisaje, foto-producto, bodas, moda, deporte, cine, arte, pasando por el desnudo, o paseando por la vida, allá donde mira ve una fotografía.

En 2008 abrió su propio estudio, Estudios Omh, en Alicante.


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


DE LA SERIE, CONCEPTUAL- FINE ART


FRAGMENTOS DE TIEMPO


RECUERDOS

LA LIBERTAD BAJO EL AGUA

HUELLAS DE LA TIERRA


HOJA


HUELLAS DE LA TIERRA II


Luis Martínez Aniesa

Fuente:




viernes, 14 de noviembre de 2014

POEMA 1 – ESPANTAPÁJAROS (OLIVERIO GIRONDO)




No sé me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! —y en esto soy irreductible— no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Ésta fue —y no otra— la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa.

¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?

¡María Luisa era una verdadera pluma!




Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres.

¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!”… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.

¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?

Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.




Oliverio Girondo









*.- (Imágenes, Mercedes Fittipaldi y Chagall)


sábado, 30 de marzo de 2013

MIEDO A VOLAR - ERICA JONG - [FRAGMENTOS]

Erica Jong intentó retratar el pensamiento de la mujer de su momento. La obligación del escritor es decir la verdad, y trató de plasmar la verdad de las mujeres, su verdadero pensamiento, como lo habían hecho Phillipe Roth y John Updike con los hombres. La importancia de la obra está dicha en este punto. Erica Jong creó un personaje memorable de la literatura vigesímica, mujer pensante y sintiente, amante y amadora, culta y escritora. Casi nadie se lo ha perdonado.

Traducida a 27 idiomas, ha vendido más de 12 millones de ejemplares. Erica Jong lo explica magistralmente: "El libro se convirtió en un éxito por razones extraliterarias. Una desconocida salida de quién sabe dónde habla de sexo ..." Su apuesta fue clara y sigue siéndolo "la vagina no es un obstáculo para la literatura".


[Fragmentos del libro]





Porqué siempre que rechazabas a un hombre –le rechazabas sinceramente y de todo corazón- el hombre persistía en creer que lo hacías por "coquetería".

"Hombres y mujeres, mujeres y hombres. Nunca funcionará, pensé. Retrocedí a la época en que los  hombres eran cazadores y luchadores ritualistas y las mujeres se pasaban la vida preocupadas por el embarazo o por morir en parto. A menudo los hombres debían tomarlas contra su voluntad. Los hombres se quejaron de que las mujeres eran frías, insensibles, frígidas… querían a sus mujeres lascivas. Querían que sus mujeres fueran unas fieras. Ahora finalmente las mujeres estaban aprendiendo a ser lascivas y fieras… y ¿qué sucedía? Los hombres perdían el ánimo… "

"Cuanta más pasión mostraba yo, más frío era él. Cuanto más arriesgaba para estar a su lado, menos deseaba él arriesgar para estar conmigo. Verdaderamente ¿era así de sencillo? ¿Acaso se reducía todo a lo que mi madre me había dicho años atrás acerca de ´hacerse la dura’? Parecería cierto que los hombres que más me amaron fueron aquellos ante los cuales yo me mostré más despreocupada. Pero ¿qué diversión había en ello? ¿Qué sentido tenía? ¿No se podía reunir alguna vez fhilos y eros, por lo menos por un periodo breve? ¿Qué sentido tenía esta ronda constante de pérdidas alternadas, este constante ciclo de deseo e indiferencia, indiferencia y deseo?"

"¿quien dijo que la vida era fácil? Nadie"






"A mi me parece así. No es algo terrible…: quiero decir que puede ser terrible, pero no es perjudicial, no envenena seguir sin algo que uno no quiera verdaderamente… lo terrible es pretender que lo de segunda clase es de primera. Pretender que no necesitas amar cuando lo necesitas, o que te gusta tu trabajo cuando sabes demasiado bien que eres capaz de mejorarlo…"

"Había perdido peso durante nuestro extraño viaje, pero aun estaba bastante gorda según los cánones de la moda; no obesa, sólo con cuatro kilos de más para que me sentara bien un bikini. Pechos de tamaño medio, culo grande, ombligo hundido. Algunos hombres aseguraban que les gustaba mi cuerpo. Sabía (como uno sabe cosas que no acaba de  creer) que me consideraban bonita y que algunos incluso consideraban atractivo mi culo grande, pero yo despreciaba cada gramo de más. Había sido una lucha eterna: aumentar peso, perderlo, volver a ganarlo con intereses. Cada gramo extra era una prueba de mi debilidad, desidia y autoindulgencia. Cada gramo extra probaba cuanta razón tenía despreciándome, qué vil y asquerosa era"

"Quizá mi fuga no se debía a maldad de mi parte, ni a ninguna deslealtad por la que precisara pedir  disculpas. Acaso fuera una especie de lealtad para conmigo misma. Una manera drástica, pero necesaria, de cambiar mi vida. Uno no tiene por qué pedir disculpas si quiere ser el dueño de su propia alma. Tu alma te pertenece… para bien o para mal. Cuando ya todo se ha dicho y hecho, es todo cuanto te queda"





"El verdadero problema de las mujeres es que siempre deben seguir adelante en su intento de adaptarse a las teorías de los hombres sobre las mujeres"

"No pensar, no analizar. No pensar, no analizar y no preocuparse"

"De poco depende la felicidad: ¡una farmacia abierta, una maleta no robada, una taza de capuchino! Repentinamente, me sentí muy consciente de los pequeños placeres que procuraba el estar viva."

"¿qué ven los enamorados en los ojos de su pareja? ¿Se ven mutuamente?"

"La gente no nos completa. Nos completamos nosotros mismos. Si no tenemos el poder de completarnos nosotros mismos. Si no tenemos el poder de completarnos, la búsqueda del amor se convierte en una búsqueda de la auto aniquilación. Luego intentamos convencernos de que la autoaniquilación es amor"

"Miré mi cuerpo. El mismo. La V rosada de mis muslos, el vientre blanco, los pechos medio flotando, los pezones arrebolados y rosados por el agua que desprendía vapor. Un cuerpo bonito, el mío, decidí quedármelo. Me abracé. Era mi miedo lo que echaba en falta. La fría piedra que había llevado dentro de mi pecho durante veintinueve años había desaparecido. No repentinamente. Y quizá no fuera para bien. Pero había desaparecido"

"La vida no tiene argumento"

"¿Hasta que punto podemos no comprometernos cuando estamos desnudos?"

"Recordé al inventor sin nombre de la bañera. De alguna manera, estaba segura de que había sido una mujer. Y de que el inventor del tapón del baño fue un hombre"

Erica Jong (Nueva York, EE.UU., 1942)

*.- Que Miedo a volar vuelva a circular, siquiera porque se cumplieron 37 años de su primera publicación es motivo de alegría y festejo. Si se le leyera sería uno de los mejores elogios para la obra.

Todas las fotografías son de Mercedes Fittipaldi.