Así se llama la antología poética personal de Gioconda Belli, poeta y escritora Nicaragüense.
Es un libro erotizado, es decir, invadido amorosamente por las flechas certeras de Eros, que se hunden en el pecho y otras zonas de amor, para despertar al cuerpo y los sentidos de su letargo.
Gioconda se me antoja apasionada hasta el tuétano, irreverente, sensible y dulce. Como esa miel que puede escandalizar a algunos, pero que, en realidad, dulcifica y da blandura a la rigidez que la moral y los preceptos, los prejuicios y preconceptos pretenden hacer con el amor, la pasión y los cuerpos que se aman.
Despliega luego ese espíritu inicial como el goce íntimo y público de las mujeres, la exaltación de lo propio y el modo en que estas particularidades cubren el mundo.
Revolucionaria en su manera de abordar el cuerpo y la sensualidad de la mujer, Belli se expresa en contra del maniqueísmo y la hipocresía, a favor del placer, del amor, de la libertad.
Su canto a la naturaleza, al cuerpo del amado, a la maternidad, a los ciclos de la vida convive con el clamor frente a la injusticia, la ignorancia y el prejuicio.
Escándalo de miel es una celebración de la palabra poética y un muestrario vibrante de la vitalidad artística de Gioconda Belli, de su exuberancia lírica, de su búsqueda incesante de la identidad femenina y latinoamericana.
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GIOCONDA BELLI |
Gioconda Belli selecciona en este libro los mejores poemas de su amplia producción poética. Una celebración de la palabra poética y un muestrario vibrante de la vitalidad artística de la autora, de su búsqueda incesante de la identidad femenina y latinoamericana.
Uno de los poemas que más me gusta, "Amor de fruta"
manzanas en tu sexo
néctares de mango
carne de fresas;
Tu cuerpo son todas las frutas.
Te abrazo y corren las mandarinas;
te beso y todas las uvas sueltan
el vino oculto de su corazón
sobre mi boca.
Mi lengua siente en tus brazos
el zumo dulce de las naranjas
y en tus piernas el promegranate
esconde sus semillas incitantes.
Déjame que coseche los frutos de agua
que sudan en tus poros:
Mi hombre de limones y duraznos,
dame a beber fuentes de melocotones y bananos
racimos de cerezas.
Tu cuerpo es el paraíso perdido
del que nunca jamás ningún Dios
podrá expulsarme.
Gioconda Belli
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