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domingo, 31 de julio de 2011

SOBRE ALGUNAS INTOXICACIONES....interesante reflexión


Los especialistas difieren en su definición, pero todos coinciden en que la gente nociva existe y que provoca daño a los demás.

El que destila un odio visceral y se regodea con la humillación del otro, el que avasalla al semejante, el que busca manipular con mentiras, el que agrede innecesariamente y desvaloriza al otro para sentirse bien él, el que daña con intención sin jamás proponer una reparación, el que incomoda con sus imposturas, el envidioso de todo lo ajeno y el que urde los problemas para acercar luego sus soluciones.

La nómina de personas dañinas la completan el autodestructivo, el narcisista patológico, el perverso, el violento impenitente y el estafador. Se sabe que de seres nocivos está lleno el mundo, ya lo poetizó Antonio Machado con su "mala gente que camina y va apestando la tierra", pero ¿existe realmente la gente "tóxica"? ¿O el término, por descalificador y estigmatizante, se lo reserva sólo a Adolph Hitler?

Las neurociencias dicen que sí, que la gente "tóxica" –encarnada por aquellos seres rapaces que inexorablemente perturban el bienestar ajeno y vampirizan al semejante– existe. Y endilgan a fallas químicas la irrigación de esa toxicidad. Sus conductas se traducen en patologías, y la coexistencia con ellos resulta imposible.

En el psicoanálisis y la psicología, la literatura está dividida. No obstante, ambas se inclinan por los vínculos y comportamientos "tóxicos" más que por las personas, ya que lo que es "tóxico" para unos puede ser perfectamente aceptado por otros. En todo caso, se trata de una percepción subjetiva, dicen.

Por cierto, la toxina puede ser uno mismo...hay que mirarse al espejo.

Si bien no existe una cofradía donde se imponga la toxicidad, al hurgar en los perfiles nocivos, sin duda que algunos políticos –aquellos que sólo buscan ser escuchados y prometen lo que saben que jamás van a cumplir– podrían encajar en ese estereotipo. Y, dentro de las relaciones de poder, tampoco los jefes desconcertantes, impredecibles o arbitrarios –los seudoemperadores de la verdad, incapaces de encomiar méritos o esfuerzos– se escapan indemnes a la toxicidad.

Tipos de "encuentro"

"Quien mejor se ha dedicado a este tema en la historia de la filosofía es Baruch Spinoza", apunta el filósofo Tomás Abraham. "El habla de encuentros que potencian nuestras energías y nos dan alegría y los que las disminuyen y producen tristeza. Cuando dos cuerpos se convienen entre sí, multiplican su potencia. Y cuando no lo hacen se produce un mal encuentro, semejante a una especie de envenenamiento", explica.

Pero Abraham pone un freno, al aclarar que "pensar las relaciones humanas en términos de toxicidad deriva de las teorías degenerativas de la psiquiatría racista del siglo XIX".

Investigadora de la vida cotidiana a través de la enjundia filosófica, Roxana Kreimer es asertiva respecto de esa categoría, popularizada por la norteamericana Lilian Glass, en su best seller Toxic people (Gente tóxica). Allí advierte que nadie es "ciento por ciento sano, ni física ni psicológicamente; por eso, es importante atender los patrones caracterológicos y sus efectos", observa Glass. Su libro cuenta hace meses con una versión local, escrita por Bernardo Stamateas.

"Los comportamientos destructivos son tolerados si aparecen de manera esporádica. Pero cuando se repiten con frecuencia contaminan las relaciones interpersonales", completa Kreimer.

"Confucio decía que si uno se topa con gente buena, debe tratar de imitarla, y si uno se topa con gente mala, debe examinarse a sí mismo", añade. Y caracteriza a la gente "tóxica" "por su falta absoluta de empatía con el otro". En ese grupo, incluye a los manipuladores, que se valen de la asimetría de la información para torcer destinos, y a líderes, que buscan la adhesión a sus "decisiones impopulares presentándolas como necesarias".

¿Qué sucede con los pesimistas consuetudinarios? Según Abraham, pueden ser "más lúcidos, inteligentes y valientes que toda esa pavada de la buena onda". Para Kreimer, la negatividad en demasía termina siendo contagiosa.

Diana Cohen Agrest habla de "los vínculos destructivos de los que hay que huir". Pero advierte sobre la estigmatización y la capacidad de cambio de las personas. "Los seres humanos –dice– no somos de una vez y para siempre. Estamos en constante proceso de construcción. El nombre definitivo es el del epitafio, pues sólo allí adquirimos una identidad definitiva. Mientras vivimos, se puede dejar de ser «tóxico», como también se pueden adquirir otras características. Sólo una visión demasiado pesimista del ser humano lo condena a ser de una vez y para siempre."

El filósofo Santiago Kovadloff confiesa cruzarse a menudo con este tipo de personas y rogar que en ese instante alguien en el teléfono lo libere de la situación. "Pongo el acento en los vínculos más que en las personas, porque el significado de alguien depende primordialmente de quien entable una relación con él", ejemplifica. Y se pregunta si la gente realmente se cuestiona qué es lo que uno produce en el otro. "Yo también puedo irritar y ser muy aburrido en mi vida pública", confiesa.

Sin embargo, ubica como rasgo dominante de la toxicidad "a las personas monologadoras y autorreferenciales y a aquellos que nos aplastan". El corolario es el tedio, el desinterés y la urgencia de alejamiento, dice. Y arremete contra los simuladores y contra aquellos vínculos cimentados a partir de una necesidad tramposa: "La de no relacionarse realmente".




FUENTE:

LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD: LAS MIGRACIONES.



"La pobreza tiene nombre y la pobreza se llama Nestlé, Coca Cola, Samsung, Bayer, Banco de Santander y compañía, estos son los responsables que en muchos casos los nombres coinciden con los responsables de la crisis económica como el Banco Santander, lleno de especuladores y de un señor de los más fraudulentos de España que se llama Emilio Botín, así hay que decir las cosas"


"Hasta que llegó la crisis, entre un 60 y un 65% de la opinión pública española veía con malos ojos la llegada de inmigrantes, desde que ha llegado la crisis este porcentaje ha subido y ahora es del 82, 83% de la opinión pública.


Pues que me perdonen, aunque sea el 82, aunque sea el 83% están totalmente equivocados y creo que están equivocados no por una cuestión de mala fe, porque la gente en general no tiene mala fe, sino por una cuestión de mala información, porque les aseguro que si supieran en todos los sentidos qué representa la inmigración recibirían a los inmigrantes como habría que recibirlos, con los brazos abiertos"

En una mesa organizada con motivo del Día Internacional del Inmigrante por la Federación de Asociaciones de Inmigrantes del Vallés, el profesor de economía de la UAB, Arcadi Oliveres, expone el origen de las migraciones.






Conferencia de Arcadi Oliveres, economista español y un reconocido activista por la justicia social y la paz.






Acaba de aparecer un informe editado por el Senado Norteamericano en el que se informa de otro país, vieja colonia española en Africa, Guinea ecuatorial: en Guinea ecuatorial hay una enorme cantidad de petróleo y hay una empresa que lo explota: la mayor empresa de petróleo en el mundo que se llama Exxon- Mobil esta paga, no como las otras que no pagaban , esta paga al gobierno de Guinea, y dice este informe del gobierno norteamericano que si aquello que cobra el gobierno de Guinea ecuatorial lo repartiera equitativamente entre sus ciudadanos que son poco, porque en Guinea ecuatorial solamente vive medio millón de personas, una cuarta parte que en Barcelona, cada ciudadano de Guinea ecuatorial podría vivir con una cantidad anual de dinero de 35 mil dólares, superior a la renta per cápita española que es de 28 mil dólares.

Los ecuato-guineanos podrían vivir con 35 mil dólares al año. ¿Con cuanto viven? Con 500 dólares al año , según nos informa de Naciones unidas, lo que significa que alguien se queda con los 34.500 dólares restantes ,y quien se los queda? Según el mismo informe del senado norteamericano : el presidente, señor Teodoro Obiang Nguema un sanguinario conocido de todo el mundo. ¿Quién mas se lo queda? Su camarillo de amigos, sus ministros, sus familiares.

¿Y que hacen estos ladrones con el dinero que se han robado? ¿Lo guardan en casa? Que va… ningún ladrón guarda el dinero en casa. La mayoría de ellos han constituido sociedades pantalla para guardar el dinero , y ¿dónde guardan el dinero? En Madrid, en el Banco de Santander . La pobreza tiene nombre y la pobreza se llama Nestlé, Coca Cola, Samsung, Bayer, Banco de Santander y compañía, estos son los responsables que en muchos casos los nombres coinciden con los responsables de la crisis económica como el Banco Santander, lleno de especuladores y de un señor de los más fraudulentos de España que se llama Emilio Odin, así hay que decir las cosas.

Hay muchos que todos recordamos como dirigentes corruptos, como Pinochet en Chile, Menem en Argentina, Fujimori en Peru, Somoza en Nicaragua, Marcos en Filipinas, Mobutu en el Congo, Suharto en Indonesia, Obiang en Guinea , todos ellos presididos por el mayor ladrón de todos: Hassan segundo de Marruecos. Cuando este hombre falleció hace 10 años dejo en Paris, que no en Rabat y a su nombre, que no a nombre de Marruecos 50 mil millones de dólares. La misma fortuna privada que tiene hoy el señor Bill Gates que es uno de los hombres mas ricos del mundo.

Esto lo tenía él . Pero cuidado, mientras Hassan segundo tenía en Paris 50.000 millones de dólares, Marruecos tenía como deuda externa 20.000 millones de dólares. Su estimado monarca se había quedado dos veces y media la deuda de Marruecos y sin embargo su monarca era alguien perfectamente bien recibido en las cancillerías occidentales, cuando Hassan II llegaba a Madrid, Juan Carlos le decía: “mi querido hermano”, pues que vigile con la parentela, porque con gente de este estilo no se puede ir demasiado lejos. Y pasa algo mas grave, que estos países han contraído esta deuda y tienen que pagarla.
Y ¿qué significa tener que pagar la deuda? Significa lo mismo que cuando nosotros tenemos que hacer frente a una hipoteca. Por un lado tener que hacer frente a los intereses, y por otro lado hacer frente al retorno del capital. Cada año, lo que ellos nos envían a nosotros para pagar esta deuda, deuda que sus dirigentes tienen escondida en París o Madrid o donde sea. Cada año para pagar esta deuda, estos países nos mandan una cantidad que oscila entre 5 y 6 veces más que la ayuda en desarrollo que nosotros podamos enviarles y la gente dice: es que la ayuda para el desarrollo no funciona, llevamos 50 años ayudando y no crecen. ¿Cómo van a crecer si les damos 1 y les quitamos 6? Eso es completamente imposible. Hay que perdonar la deuda y España puede perdonar la deuda.

¿Podría la señora Salgado perdonar la deuda y renunciar cada año a 900 millones de euros? Naturalmente, si hiciera frente a algo muy importante: al fraude fiscal. Una universidad de Barcelona muy importante que se llama Pompeu Fabra publicó no hace mucho un estudio sobre el fraude fiscal que los ricos cometen en España. ¿Cuánto estafan al fisco esta gente? 80.000 millones de euros al año. Y solo con 900 de esos 80.000 podríamos perdonar la deuda. Estamosen manos de delincuentes, hay que decirlo con toda claridad.

¿Y cuál es el último problema? Sin duda la guerra. Estos países están sometidos no solo a la explotación económica sino a guerra. ¿Y de qué es consecuencia la guerra? Pues sencillamente de las armas. Si no hubiera armas no habría guerras y con piedras a los 15 días se hubieran terminado.
Las armas se fabrican, se venden y se gana el dinero en el norte; se sufren y se pagan en el sur; y démonos cuenta de algo: el tráfico de armas es completamente inverso al tráfico de drogas: las drogas se producen en el sur y se consumen en el norte, las armas se producen en el norte y se consumen en el sur.

Con lo cual podemos llegar a sospechar, aunque no siempre podemos demostrar, que hay armas que se pagan con drogas y que hay drogas que se pagan con armas. No siempre lo podemos acreditar pero hay un caso en que sí, que se pudo acreditar. Hace unos 16 años los productores de coca en Colombia, fueron informados que podían mandar sus avionetas mas o menos libremente a EEUU, que la policía norteamericana miraría a otro lado y no impediría la llegada de avionetas para que vaciaran la coca allí; pero el gobierno norteamericano a cambio les pediría algo: que cuando hubieran vaciado las avionetas no las regresaran vacías; ellos mismos se las cargarían de armas y ellos mismos deberían dejarlas en el viaje de regreso a Colombia, a medio camino, en Nicaragua, para alimentar aquello que se llamaba en ese momento la “contra” nicaragüense .

Hubo uno que fue el cerebro gris de la operación, casi nadie sabía nada, ¿Cómo se llamaba este señor? Se llamaba Bob Gates, que no tiene nada que ver con Bill Gates y hoy día es el ministro de defensa del señor Barak Obama.
Esta es la situación de cómo funciona este mundo. Y en este mundo del tráfico de armas y el tráfico de drogas, España ocupa un papel preponderante, acaban de salir hace 15 días las estadísticas del comercio de armas en el mundo. España es el sexto país que más armas exporta en el mundo y una organización que todos conocemos que se llama Intermon Oxfam ha declarado que, después de EEUU , España es el país que más municiones vende a las guerras africanas.

¿Y que sucede? Que si les pagamos mal el café, nos quedamos con su petróleo, les cobramos la deuda externa abusivamente y les mandamos armas para que tengan guerras, esta gente vive mal .

¿Cuál es el primer problema? Algunos mueren por el camino y ya no llegan. Ahora, con la crisis, quizás se haya reducido un poco, pero según el Ministerio español del interior, entre los años 2006, 2007 y 2008, 12.000 personas –que se sepa– fallecieron ahogadas intentando atravesar el estrecho e intentando llegar a las Canarias. Que se sepa, porque otro tanto debieron ahogarse sin que se supiera.


Hasta que llegó la crisis, entre un 60 y un 65% de la opinión pública española veía con malos ojos la llegada de inmigrantes, desde que ha llegado la crisis este porcentaje ha subido y ahora es del 82, 83% de la opinión pública.

Pues que me perdonen, aunque sea el 82, aunque sea el 83% están totalmente equivocados y creo que están equivocados no por una cuestión de mala fe, porque la gente en general no tiene mala fe, sino por una cuestión de mala información, porque les aseguro que si supieran en todos los sentidos qué representa la inmigración recibirían a los inmigrantes como habría que recibirlos, con los brazos abiertos porque la historia de la humanidad es la historia de las migraciones. Desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer no hemos hecho otra cosa que ir por esos mundos de Dios para vivir mejor. Dicen los antropólogos que el primer homo sapiens apareció en Etiopía, pero homo sapiens hay en Tierra del Fuego. Imagínense ustedes, atravesar Siberia, llegar al estrecho de Bering y alcanzar América y de allí ir bajando al sur de Chile, miles y miles de kilómetros en miles y miles de año. Esto ya viene de muy antiguo.

Pero no hace falta ir a la prehistoria, con ir al siglo XIX nos daremos cuenta. Ahora decimos y es verdad que en Europa hay 30 millones de inmigrantes pero en el siglo XIX de Europa salieron 50 millones de europeos migrando hacia América, la India, Sudáfrica, y les aseguro que suponía mucho más la salida de 50 millones de Europa con la población europea del siglo XIX que la llegada de 30 millones a Europa con la población europea del siglo XXI. Una isla como Irlanda quedó abandonada, solo se quedaron en Irlanda el 10% de los pobladores, el 90% se marchó, la mayoría a Massachusetts. También de Italia se marchó el 50% de la población. Media Italia se marchó. ¿Adonde fueron los italianos? Lo sabe todo el mundo: a Nueva York y a Buenos Aires, cosa que los argentinos con una cierta gracia nos explican en un pequeño poema que quizás hayan escuchado alguna vez: los mexicanos descienden de los aztecas, los guatemaltecos descienden de los mayas, los peruanos descienden de los incas, los argentinos descendemos de los barcos.

Esta es un poco la historia que hay que conocer de las migraciones, y no hace mucho, visite una isla preciosa llamada Menoría, que es muy llanita pero tiene una pequeña montañita en el medio de la isla y ahí tiene una ermita Fui a visitar esta ermita y me encontré con una placa en la pared que casi por casualidad lo que decía aquella placa era una lección de historia magnífica : 
“Esta placa la hemos colocado los menorquines aquí en homenaje al pueblo de Argelia porque cuando en el siglo XIX teníamos malas cosechas de trigo y nos moríamos de hambre íbamos a Argelia y nos daban de comer. Esa es la historia, y por lo tanto lo primero que debemos saber es historia para entender esto de las migraciones.

Segundo que es lo que hay que saber: estadística. Hace unos años un periódico bien conocido que se llama La Vanguardia, en primera página y en domingo, ponía un dato: España segundo país de Europa con mayor número de inmigrantes. Que una noticia la ponga en domingo y en primera página La Vanguardia es importante, porque el domingo es el día en que la gente más suele leer el periódico y la primera página es la que mas se lee, incluso si uno no compra el periódico, porque esta colgado en el kiosco; con lo cual quizás se generaba una cierta alarma social . Pero afortunadamente la Vanguardia decía que si ustedes quieren saber mas del asunto vayan a la tercera página que hay una ampliación de la noticia. Acudías a la tercera página y ahí La Vanguardia te daba dos columnas de estadísticas: la primera con los países de Europa ordenados por número de inmigrantes y curiosamente en esta columna España ocupaba un lugar destacado, no era curiosamente el segundo, era el tercero, pero se ve que una noticia cuando pasa de la primera página a la tercera pierde un punto en el escalafón. Entonces España quedaba situada como tercer país.

Pero lo interesante no era esto, lo interesante era la segunda columna, porque lo que decía era: países de Europa ordenados por el número de inmigrantes pero no expresados en cifras absolutas sino relativas: inmigrantes por cada 100 habitantes. Pero cuando de verdad la población de inmigrantes es significativa no es cuando hay muchos o cuando hay pocos sino cuando hay muchos o hay pocos cada 100. Si miramos cifras absolutas de inmigrantes, España tendrá más que Andorra, pero si miramos en cifras relativas, Andorra tiene mucho mas que España. Pues bien, en esta segunda columna España ya no era el segundo ni el tercero, era el octavo país de Europa. Hay que saber estadística para entender la inmigración.

Y que otra cosa hay que saber? Economía: la inmigración resuelve muchos problemas económicos y específicamente dos, para no agrandar más. Uno: la inmigración en España y también en otros países mediterráneos , resuelve el envejecimiento de la población. Nosotros hoy día tenemos una pirámide que no es una pirámide habitual, porque como muchos recordarán a finales de los 70, principios del 80 terminó el llamado “boom de la natalidad” y aquellos que hubieran tenido que nacer, dejaron de nacer.

Se vaciaron las escuelas, se vaciaron las aulas de primaria, las aulas de secundaria y las universitarias. Pero aquellos que no nacieron en ese momento ahora ya no están en la parte baja de la pirámide, están en el medio de la pirámide y es allí donde faltan. Y esto es terrible porque en medio de la pirámide lo que existe es la segunda edad y la segunda edad es la que paga las pensiones de la tercera edad y paga la educación y la formación de la primera edad. De manera que nuestra pirámide tiene huecos en la mitad, y abajo ahora ha empezado a rellenarse un poco porque los inmigrantes han empezado a tener hijos. Para que un país funcione hay que tener llena la parte del medio que es la edad laboral y la que sirve a unos y a otros. ¿Y como vamos a llenar esta parte del medio?

Con nacimientos, difícil, porque los críos suelen nacer con cero años y no con 30. De manera que por aquí no lo vamos a resolver. La única manera de arreglar esto es: inmigración y la ONU tiene estudiado el tema y para que España pueda tener una pirámide equilibrada. Según dijo la ONU en 1999 -claro que la ONU no contaba con la crisis en aquel momento- haría falta que desde 1999 hasta 2020 a España llegaran 155.000 inmigrantes nuevos por año.

Veran ustedes que no estoy haciendo una charla solidaria, más bien egoísta… Ahora hace escasos meses, en el caso Cataluña, ha hecho otro estudio y ha dicho que de continuar con el actual sistema de población y teniendo en cuenta de que a lo mejor en dos años salimos de la crisis, a partir de entonces y no hasta el 2020 sino hasta el 2025 hará falta que lleguen a España 240.000 inmigrantes nuevos por año.

Desde el punto de vista económico la inmigración nos resulta absolutamente rentable y beneficiosa. Llevo estudiando este tema hace tiempo. La presidencia del gobierno , la Moncloa, lleva años estudiando lo que se llama el “balance económico de la inmigración” : qué suponen para las arcas públicas la inmigración desde el punto de vista de ingresos y desde el punto de vista de gastos. Desde el punto de vista de ingresos supone recibir ingresos por tres conceptos: los inmigrantes pagan, cotizan a la seguridad social si tienen papeles, también si tienen papeles se les descuenta el IRPF, e inclusive si no tienen papeles también pagan impuestos indirectos cuando atienden el IVA, cuando atienden la gasolina, el tabaco, el alcohol, etc. Esto es lo que ellos le dan a las arcas nuestras.

Y nosotros de nuestras arcas ¿Qué les damos a ellos? Les damos sistemas educativos, les damos sistemas sanitarios , les damos protección social, les damos ayuda a la vivienda , les damos becas comedor, les damos plazas de guardería, bolsas de libros y alguna otra cosa que seguramente me olvido . ¿Y cual es el balance entre una cosa y otra? Repito: publicado por la prensa del gobierno. 6000 millones netos a nuestro favor al año.
Si tenemos en cuenta que en España viven 55 millones de habitantes, eso significa que cada uno de los habitantes autóctonos, recibe cada año un regalo de la inmigración de 105 euros por año. Eso es lo que pasa. De manera que desde el punto de vista económico, si la gente supiera todo esto, cambiaría un poco su pensamiento sobre la inmigración.

FUENTE:

BLOG QUE RECOMIENDO....EXCELENTE

ISABEL DE SOLÍS, REINA DE GRANADA

Esta es la historia de una gran pasión, entre una cautiva cristiana de gran belleza y un sultán granadino, en las últimas décadas del siglo XV. Un amor dentro del marco de un palacio con embrujo, la Alhambra, y que fue el inicio de la caída del reino nazarí de Granada. Y es que este último bastión musulmán de la península ibérica, Granada, llevaba años sufriendo el empuje de las tropas cristianas de los Reyes Católicos.




BOABDIL


En el año 1481, infringiendo algunos pactos y derrotando al ejército cristiano, el rey de Granada, Muley Hacén,conquistó y asoló Zahara. Entre todo el botín eligió como joya más valiosa a una hermosa dama llamada Isabel de Solís, hija del comendador de Martos, Sancho Jiménez de Solís, y regresó con ella a Granada llevándola sentada en la grupa de su propia cabalgadura.








Dos libros muy interesantes sobre la historia de Isabel de Solís


El rey Muley Hacén ya no era joven y la cautiva se convirtió en el centro de todos sus pensamientos y deseos amorosos. Sin duda encontró en ella respuesta favorable y hasta apasionada, de modo que rey y cautiva vivieron con plenitud un amor que fue la admiración de su tiempo y suscitó muchas controversias, y luego sangrientas guerras, entre los granadinos. La entrega de Isabel de Solís al rey era tan sincera que pronto abjuró de su religión para convertirse al islamismo, cambiando su nombre cristiano por el de Zoraya, que significa “ Lucero del Alba “. Pasó a ser la nueva esposa de Muley Hacén y en su harén, la favorita. La torre de la Alhambra en la que vivió se llama “ de la Cautiva “ en su recuerdo.



MUJERES AL-ÁNDALUS


Frente a los abencerrajes, notables que veían con disgusto e inquietud la presencia de aquella mujer en la corte y su intimidad con el rey, los zegríes y gomeles, algunos de los cuales provenían de ciertos linajes cristianos, la apoyaron sin titubeos. Y resultó que Zoraya empezó a ser importante para el rey, no sólo en su vida sentimental, sino en ciertos asuntos de la gobernación. El adversario más temible de la nueva favorita era la primera esposa de Muley Hacén, Aixa la Horra, que significa “ honesta ”, dama muy orgullosa de su estirpe y de carácter sólido y voluntarioso, que intentaba afianzar lo más posible en el poder al futuro heredero de la corona, su hijo Boabdil.

La desconfianza de Aixa hacia Zoraya, a quien consideraba culpable del olvido en el que Muley Hacén la había puesto a ella, se acrecentó con la noticia de que Zoraya esperaba un hijo, pues le hizo comprender que ese hijo sería un rival en la sucesión de la corona, si además era apoyado por aquella importante facción de súbditos que representaban zegríes y gomeles. De aquellas desconfianzas nacieron conspiraciones. Los abencerrajes eran partidarios de Aixa y de Boabdil, y pronto se produjeron lances violentos entre las familias adversarias. El rey intentó detener el progresivo enfrentamiento y ordenó que Aixa y Boabdil no saliesen de su residencia. Una grave insurrección de los abencerrajes, que el rey logró sofocar, fue luego castigada por él con el degüello de muchos, lo que enconó aún más la situación. Aixa y Boabdil fueron al fin liberados por sus partidarios y la guerra civil se generalizó.




ÁRABES


Se dice que algunos consejeros muy cercanos al rey, conociendo la gravedad de los sucesos, que tanto perjudicaban a los árabes en beneficio de los reyes cristianos, intentaron sugerir con mucha prudencia a Muley Hacén que se apartase de Zoraya, sobre todo a la hora de tomar las decisiones que tan graves efectos tenían en los asuntos del reino. Sin embargo, el amor de Muley Hacén seguía siendo tan apasionado como el primer día y no quiso escucharlos. Se sucedieron muchos sucesos importantes como la huida de Muley Hacén, la captura de Boabdil por los cristianos y su costoso rescate, y la guerra sin cuartel entre los seguidores del padre y los del hijo, el rey recibió la ayuda de su hermano Abdallah el Zagal, señor de extensas tierras y capitán de numerosos soldados.

El rey, sintiéndose viejo y enfermo, abdicó en su hermano Abdallah, lo que dobló la furia de Aixa la Horra y mantuvo, violenta, la guerra civil, una guerra fratricida en que los contendientes llegaron a valerse de la ayuda de los cristianos para castigar a sus adversarios, aunque pertenecían a su mismo pueblo y tenían su misma fe. Sin embargo, los contendientes estaban cada vez más exhaustos y el cerco de los ejércitos cristianos era implacable. Al fin, Abdallah el Zagal rindió sus hombres y sus estados a los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, y la resistencia de Boabdil acabó pronto y debió rendirse también. Era el año 1492.



AIXA



Zoraya partió al exilio con su esposo y los dos hijos que había tenido con él, Nasr ben Ali y Saad ben Ali. Tras la muerte de Muley Hacén, recibió de nuevo el bautismo en la fe católica, pues los sacerdotes entendieron que su anterior abjuración había sido forzada, al igual que sus hijos, quienes tomaron los nombres de Juan de Granada y Fernando de Granada, respectivamente. En general, los narradores no dudan de la verdad y pasión de los amores entre Isabel de Solís y Muley Hacén. No obstante, algunos cronistas árabes insinúan que la dama, tan cercana al rey de Granada, señora de su intimidad en tiempos cruciales para el destino del reino, fue el arma más demoledora con que contaron los cristianos para confundir, debilitar y por fin abatir el poderío del último reino árabe en la península.



La historia de esta bella cristiana ha inspirado a escritores de distintas épocas en los siglos posteriores, como Martínez de la Rosa, que en 1837 escribió la novela histórica " Doña Isabel de Solís, reina de Granada ",Laurence Vidal que en 2000 ha publicado " Los amantes de Granada ", que rememora la vida de Isabel de Solís y más recientemente Brígida Gallego Coín con su libro “ Isabel de Solís, Soraya “, que se encuentra en su 2º edición.


Fuentes:

José María Merino, Leyendas españolas de todos los tiempos. Ediciones Temas de Hoy S.A. 2000


NADA ES NADA...ES TODO.




Nada de nada; es todo. Así te quiero, nada. ¡Del todo! ..Para nada.


Oliverio Girondo

Las flores negras 



"Oye: bajo la ruina de mis pasiones,
y en el fondo de esta alma que ya no alegras;
entre polvos de ensueños y de ilusiones,
yacen entumecidas mis flores negras.


Guarda, pues, éste triste débil manojo,
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
guárdalo, nada temas, es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías".


(Julio Flórez)


sábado, 30 de julio de 2011

"ALHAMBRA" DE JORGE LUIS BORGES

LA ALHAMBRA DE GRANADA

Grata la voz del agua
A quien abrumaron negras arenas,
Grato a la mano cóncava
El mármol circular de la columna,
Gratos los finos laberintos del agua
Entre los limoneros,
Grata la música del zéjel,
Grato el amor y grata la plegaria
Dirigida a un Dios que está solo,
Grato el jazmín.

Vano el alfanje
Ante las largas lanzas de los muchos,
Vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
Que tus dulzuras son adioses,
Que te será negada la llave,
Que la cruz del infiel borrará la luna,
Que la tarde que miras es la última.

Granada, 1976

Jorge Luis Borges
(Historia de la noche, 1977)

viernes, 29 de julio de 2011

EXPOSICIÓN EN LA CASA DE AMÉRICA EN MADRID DE LOS FOTÓGRAFOS CARLOS ENDARA Y ALÉCIO DE ANDRADE..

La Casa de América (Marqués del Duero, 2. Madrid) es la sede de dos exposiciones pertenecientes a la sección oficial de PHotoEspaña 2011: Un mundo feliz. Panamá en ojos de Carlos Endara, dentro de la sección temática Interfaces. Retrato y comunicación; y El Louvre y sus visitantes, de Alécio de Andrade, bajo Proyectos invitados.

Del 2 de junio al 11 de octubre de 2011, la exposición Un mundo feliz. Panamá en ojos de Carlos Endara, supone la primera exposición antológica de este fotógrafo panameño fuera del país centroamericano. La muestra incluye copias de época y nuevas, negativos en vidrio, retratos iluminados y 150 tarjetas de visita, que permiten conocer el trabajo de este pionero de la fotografía regional de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX.

CARLOS ENDARA

CARLOS ENDARA

CARLOS ENDARA
CARLOS ENDARA
 Del 2 de junio al 11 de septiembre de 2011, El Louvre y sus visitantes, de Alécio de Andrade, nos muestra una selección de 88 imágenes, de las más de 12.000 fotografías tomadas durante casi 39 años en el Museo del Louvre. Las instantáneas del fotógrafo brasileño plasman las actitudes de los visitantes al contemplar las obras de arte del museo parisino.


Alécio de Andrade
Alécio de Andrade

Alécio de Andrade
Alécio de Andrade

Alécio de Andrade
Alécio de Andrade
http://digimag.es

ANTONIN ARTAUD......"Cada una de mis obras, cada plano de mí mismo, cada florecimiento glaciar de mi alma interior echa su baba sobre mí".


ANTONIN ARTAUD

Una de sus últimas declaraciones


"Sé que tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras. En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: "El señor Artaud no come hoy, pasa al electroshock". Sé que existen torturas más abominables. Pienso en 
Van Gogh, en Nerval, en todos los demás. Lo que es atroz es que en pleno siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está loco o débil hacer con él lo que le plazca. Yo padecí cincuenta electroshocks, es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo bien; lamentablemente murió...
-Estoy asqueado del psicoanálisis, de ese "freudismo" que se las sabe todas".






EL LAÚD DE PLATA. PUBLICADO POR "PÁGINAS ÁRABES" Y QUE OS TRAIGO A MI BLOG PORQUE ES UNA PARTE DE NUESTRA HISTORIA Y LA LLEVAMOS EN EL CORAZÓN, A PESAR DE QUE INTENTARAN OCULTARLA....




Después que los Reyes Católicos conquistaron Granada a los moros, esa hermosa ciudad fue durante muchos años residencia habitual de los soberanos españoles. Pero una serie de terremotos asoló la región, derribando muchos edificios, con lo cual cundió el pánico entre los habitantes y los monarcas decidieron abandonar aquel lugar que consideraban peligroso, seguidos, naturalmente, por toda la Corte.
Así transcurrieron muchos, muchos años, sin que ningún personaje real pisara la ciudad. La Alhambra, aquella maravilla mora, quedó sumida en el más completo abandono, y la famosísima Torre de las Infantas, que en otro tiempo habitaran las bellísima Zaida, Zoraida y Zorahaida, se convirtió en el refugio de arañas, murciélagos y lechuzas, y sus cámaras y aposentos perdieron todo su brillo, así como sus jardines todo su esplendor.
Claro que al abandono de la Torre contribuían sin duda las muchas leyendas que sobre ella se contaban, siempre al oído y en voz baja. Se decía que, a menudo, por las noches se encendía una luz en la que fue habitación de la más pequeña de las tres princesas, y el espíritu de la tímida y dulce Zorahaida se paseaba por los pasillos y por las escaleras, sentándose en ocasiones a llorar su soledad y pulsando en otras su laúd de plata, al que arrancaba dulces y nostálgicas notas.


El tiempo, sin embargo, hizo borrar todos los recuerdos. Y un buen día, el entonces rey de España, Felipe V, el primero de la dinastía de los Borbones, decidió pasar una temporada en Granada, en compañía de su joven y bella esposa la reina Isabel, princesa italiana de la casa de Parma, célebre no sólo por su hermosura, sino también por su elegancia y su espíritu cultivado y refinado.
Los obreros realizaron a toda prisa su trabajo y pronto la Alhambra volvió a resplandecer como en sus mejores tiempos, para dar la bienvenida a la real pareja. Y el redoble de los tambores y los sones de las trompetas anunciaron con alegría la llegada de la comitiva regia, mientras los aposentos y las estancias se llenaban con el rumor de las voces de los cortesanos, el crujir de las sedas de los trajes de las damas y las pisadas de los guardias, mientras en los patios se oía el ruido de las armas y el piafar de los caballos.
Entre el séquito real habla un paje que se llamaba Ruiz de Alarcón. Era joven, contaba sólo dieciocho años, y era de noble cuna, descendiente de una aristocrática y linajuda familia. Además, era muy inteligente y avispado, y a esas cualidades se unía también un físico muy agradable por todo lo cual se había convertido en el paje favorito de la reina Isabel.
¡Y grandes habían de ser en verdad su inteligencia, su gracia y su belleza, para merecer la particular atención de la soberana que, como ya dijimos, poseía un espíritu culto y refinado, y habiendo tantos otros pajes jóvenes y de noble cuna en la corte!
Una mañana, se hallaba el paje paseando por los alrededores de la Alhambra, adiestrando al halcón favorito de la reina, cuando vio a un pájaro que se elevaba hacia el cielo desde las ramas de un árbol próximo.
El paje lanzó el halcón en persecución de la avecilla, pero ésta, con gran astucia, consiguió escapar mientras el halcón, satisfecho sin duda de sentirse en libertad, siguió volando tranquilamente. Al fin se posó en las altas almenas de una torre que se levantaba en el extremo de las murallas de la Alhambra.
El paje experimentó un gran sobresalto, porque sabía que la reina le reprendería muy severamente si regresaba sin su halcón preferido. Incluso, por ese incidente, podía perder el favor real. Por eso se apresuró a llegar al pie de la torre, que no era otra que la famosísima Torre de las Infantas. Descendió al barranco y subió después por el otro lado, pero no vio ninguna puerta ni ventana lo suficientemente baja por la que poder penetrar.
Sin embargo, estaba decidido a penetrar en la torre, y dio un gran rodeo por el lado que daba al interior de las murallas.
En aquella parte descubrió un pequeño jardín, rodeado de un cerco de cañas, por las que subían deliciosas y frescas enredaderas.
TORRE DE LAS INFANTAS, LA ALHAMBRA, SOROLLA


Decidido, cruzó un portillo y llegó hasta la puerta, pasando entre macizos de rosas y otras flores, que llenaban el aire con sus perfumes. Comprobó que la puerta estaba cerrada, pero, por una hendidura en la madera, pudo ver el interior, que le asombró por lo bien cuidado y por el encanto que de él se desprendía.
La puerta se abría sobre un saloncito de estilo moro, de paredes muy blancas y adornadas con finas columnas. En el centro había una hermosísima fuente de alabastro, rodeada de flores; a un lado se veía una jaula en la que se hallaba encerrado un pájaro, mientras, en una silla, dormitaba un gato que llevaba un primoroso lazo rosa atado al cuello, junto a un cesto de labor femenina. Allí podían verse ovillos de seda de distintos colores; y, apoyada en el respaldo de la silla, una guitarra.
Al punto acordóse Ruiz de Alarcón de las muchas leyendas que, desde que estaba en Granada, le habían contado acerca de princesas moras y otros cuentos maravillosos. ¿Sería quizá aquel gato una princesa hechizada por un mago envidioso de su belleza…? Pero al punto se rió de sus pensamientos y llamó suavemente a la puerta.
Nadie contestó a la llamada. Sólo, por un instante, le pareció que un rostro de mujer se asomaba a una de las ventanas que se abrían encima de la puerta. Pero fue tan corto ese instante, que casi no podía asegurar si la fugaz visión había sido fruto de su imaginación.
Por éso, viendo que transcurría el tiempo sin que ningún rumor llegase del interior, repitió la llamada, esta vez con mayor fuerza. Y de nuevo apareció el rostro de mujer en aquella ventana, y esta vez el paje pudo convencerse de que era realidad, y que pertenecía a una joven que apenas tendría quince años y de belleza excepcional.
El paje Ruiz de Alarcón, sobreponiéndose a la impresión que la hermosura de la joven le había hecho, se quitó el gorro de plumas que llevaba y, con él en la mano, hizo una graciosa reverencia.
- Perdonadme si os molesto, bella doncella, pero necesito que me permitáis entrar en la torre, para recoger un halcón que se ha posado en sus almenas.
- Imposible, señor -contestó la muchacha con dulce y encantadora voz-. Mi tía, con quien vivo, me tiene prohibido que abra la puerta a desconocidos.
- Por favor, os lo suplico, no desentendáis mi ruego. Soy uno de los pajes reales y ese halcón que se me ha escapado es el favorito de la reina. ¡No me atrevo a regresar a palacio sin llevarlo conmigo!
- ¡Oh, señor! Si sois uno de esos caballeros de la corte, aún menos puedo permitiros la entrada. Mi tía me ha advertido especialmente en contra de ellos.
- Y lo comprendo, porque existen malos caballeros, por desgracia. Pero yo no soy de esos, fijaos en mí: soy un sencillo paje, que perderá el favor de la reina y puede verse sumido en la desventura, si vos seguís negándome ese pequeño favor que con tanta humildad os solicito.
Por fin, el bondadoso corazón de la muchacha, se conmovió ante tantas súplicas y terminó abriendo la puerta al paje. ¡Eran tan amables sus palabras, tan educado su gesto, que no podía creer que fuese uno de los caballeros contra los que su tía la había prevenido! ¡No, imposible! ¿Cómo podía ser malo un muchacho tan gentil, tan amable…?
Cuando Ruiz de Alarcón vio a la muchacha ante él, después qué ella le hubo abierto la puerta, quedó todavía más admirado ante su belleza. Porque si perfecto y encantador era su rostro, aún más lo era su figura, y su andar grácil y suave le añadía un nuevo encanto.
«¡Es más hermosa que la más hermosa dama de la corte!», pensó el paje.
DAMA ANDALUZA ANTIGUA

Y en efecto, el traje andaluz que llevaba la muchacha le prestaba una, gracia que no podían igualar las mejores telas ni los brocados más valiosos, así como su pelo, cuidadosamente peinado y adornado con una rosa fresca y fragante, resultaba mucho más encantador que con los tocados más complicados o ricos.
Claro está que el paje apreció todos esos detalles en una sola ojeada. Le convenía apresurarse si quería coger el halcón. Y así, tras una breve inclinación ante la muchacha, subió a toda velocidad las escaleras de la torre.
Cuando bajó, con el pájaro en la mano, encontró a la joven sentada en el saloncito de estilo moro, devanando una madeja de seda azul. Pero en su turbación al verle de nuevo ante ella, el ovillo se le escapó de las manos, yendo a caer a los pies del paje.
Ruiz de Alarcón se apresuró a recogerlo, y doblando una rodilla en tierra, como si de una reina o de una princesa hija de reyes se tratara, se lo ofreció con una sonrisa.
Al punto aumentó la turbación de la muchacha, turbación que se convirtió en enojo cuando el paje depositó un beso en la mano que ella le tendía para recoger el ovillo.
- ¡Por favor, señor, os creía un caballero de bien! -exclamó.
- No os molestéis, hermosa doncella. En la corte, todos los caballeros bien nacidos besan la mano de las damas, como testimonio de su más profundo respeto y homenaje -se apresuró a explicar el joven Ruiz de Alarcón.
Así se tranquilizó de nuevo la muchacha, aunque seguía mostrándose turbada por la presencia del paje. Y ese, a su vez, a pesar de lo acostumbrado que estaba a los galanteos de la corte y a pesar de ser inteligente y avispado, se sentía también turbado ante el juvenil, fresco e inocente encanto de aquella hermosa jovencita.
Entonces, de pronto, cuando ya ambos comenzaban a hablar con menos cortedad, se oyó a lo lejos una voz que sobresaltó a la joven.
- Apresuraos, marchad enseguida, señor -exclamó-. ¡Marchad, os lo ruego, lo más rápidamente que podáis! Mi tía vuelve de misa, y se enojaría y me reñiría mucho si os encontrase aquí.
- Entregadme, os lo ruego, ésa flor que lleváis en el pelo. No quiero marcharme sin llevarme un recuerdo de vos. De lo contrario, quizá mañana pensara que vuestra hermosa imagen fue sólo un sueño, fruto de mi imaginación.
Separó ella la flor que adornaba sus negras trenzas y se la entregó.
- Tomadla -dijo-. Pero no os entretengáis, por favor.
Y el paje se apresuró a partir, después de haber prendido la rosa en su cinto y no sin antes volver a besar la mano de la encantadora Jacinta, que así se llamaba la muchacha.
Cuando la tía llegó a la torre, advirtió que su sobrina estaba agitada, y se apresuró a preguntarle qué le sucedía.
- Durante vuestra ausencia, tía, penetró un halcón en la torre -dijo Jacinta.
- ¡Qué atrevido! ¿Es que nuestro pobre pajarito no podrá estar tranquilo, ni aun dentro de su propia jaula…?
Fredegunda, la tía de Jacinta, era una solterona que, por sus muchos años y por haber vivido sola durante mucho tiempo, sentía una gran desconfianza y animadversión hacia todas las personas desconocidas, en especial si eran hombres, y más aún si eran caballeros de la corte, porque acerca de ellos había oído contar muchas historias.
Y ahora su desconfianza y sus continuos temores habían aumentado, al tener en su casa a su sobrina, huérfana de un noble oficial que murió en la guerra. Jacinta se había educado en un convento, y siendo huérfana también de madre, terminada su educación había pasado a vivir con su tía, la cual, precisamente por lo mucho que la quería, se sentía responsable de cuanto pudiera sucederle. ¡Apenas si le permitía salir de la casa una o dos veces a la semana, y siempre en su compañía, naturalmente, y aun para ir a la iglesia!
Pero las buenas gentes de los alrededores, al verla, habían quedado prendadas de su gracia y hermosura, hasta el punto que los campesinos, con esa imaginación poética tan generalizada entre los andaluces, le habían dado el sobrenombre de «La rosa de la Alhambra», y acerca de su belleza y encanto se hablaba en varias leguas a la redonda.
Esa explicación sobre el halcón, que su sobrina le dio, tranquilizó por completo a la buena señora. Y aunque desde aquel día oía a menudo rasgueo de guitarras en las frondas que rodeaban su casa, jamás pensó que las canciones, sentimentales en ocasiones, nostálgicas o románticas en otras, iban dedicadas a Jacinta. Pero así era en realidad.
El paje Ruiz de Alarcón no había olvidado a la muchacha. Y aunque ya no volvió a hablar con ella, se las ingeniaba para verla, aunque fuese desde lejos, y siempre que podía se acercaba a su casa para cantarle dulces canciones, que llenaban de ilusión y de felicidad el tímido corazón de Jacinta.
Los días pasaban sin que los dos jóvenes se dieran cuenta. Y el tiempo empezó a tejer ilusiones y esperanzas en sus corazones, que no querían reconocer el abismo social y jerárquico que les separaba.
Pero un día los monarcas decidieron dar por terminada su estancia en Granada. Y rápidamente se organizó la partida, que Fredegunda, curiosa, quiso ver, para lo cual dejó a su sobrina sola en la casa, no sin recomendarle, como siempre hacía, que no abriera la puerta a desconocidos.
Cuando ya todo el cortejo real hubo traspuesto las puertas de la ciudad, entre los aplausos de la multitud, que había colgado gallardetes y banderas en todos los balcones y ventanas, y entre redobles de tambores y sones de trompetas, la buena mujer regresó a su casa.
Pero, ¡cuál no fue su asombro al advertir que un hermoso caballo árabe piafaba inquieto, atado en el portillo de su propia casa, mientras en el jardín, un apuesto joven, vestido con el uniforme de los pajes reales, estaba arrodillado a los pies de su sobrina que, al parecer, le escuchaba con gran complacencia, encendidas de rubor las mejillas…
CABALLO ÁRABE ALAZÁN

El alazán, como si quisiera advertir a su amo de la presencia de la tía, lanzó un fuerte relincho y al punto el paje se levantó y, no sin antes posar delicadamente sus labios sobre la blanca mano de Jacinta, saltó sobre su caballo desapareciendo velozmente entre los árboles.
Fredegunda se disponía a reñir severamente a su sobrina, pero la muchacha se adelantó a su reprimenda, refugiándose en sus brazos, lanzando profundos sollozos, mientras ardientes lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
- Se ha ido, tía, se ha ido. ¡Jamás, jamás volveré a verle y mi corazón se morirá! -exclamaba, acongojada.
- Pero, ¿qué dices…? ¿De quién hablas…? ¿Y qué noticias te trajo ese joven que hace un momento estaba arrodillado a tus pies, para que así te desconsueles y aflijas? Vamos, vamos, hijita, cálmate y cuéntamelo todo…
- ¡Es él quien se ha marchado! Ese paje que hace un momento visteis arrodillado a mis pies, pertenece al séquito real y por eso ha tenido que marcharse con los reyes…
- ¿Y de qué conoces tú a ese paje…?
Jacinta se ruborizó, pero contó a su tía cómo había llegado a la casa, persiguiendo al halcón.
- No existen halcones más peligrosos que los caballeros del rey. Igual que ese paje ha hecho contigo, hacen concebir ilusiones a las jóvenes cándidas y después, cuando se marchan, las olvidan en pocas horas. No sufras, Jacinta. Olvídale también tú.
- Me ha prometido volver para casarse conmigo. Pero antes necesita que su padre dé el consentimiento para la boda… -afirmó Jacinta, en cuyos oídos resonaban todavía las promesas que Ruiz de Alarcón acababa de pronunciar.
- ¡No sueñes, sobrina, no sueñes! Tú eres una pobre huérfana, y aunque desciendas de noble familia, el padre de ese joven se opondría sin duda a la boda…, aun en el caso de que él la deseara.
Jacinta no insistió, porque su corazón se aferraba a la esperanza. Sin embargo, al paso de los días, esa esperanza fue cada vez más y más débil. Después, los días se fueron transformando en semanas, y las semanas en meses… sin que recibiera ninguna noticia del paje.
Llegó el otoño, con todo su cortejo melancólico, y después el invierno, que hizo bajar casi hasta el valle las nieves de la Sierra. Y también pasó el invierno y se anunció con alegría la primavera en las flores, en los jardines, en el cielo, en la ciudad toda… mientras en el corazón de Jacinta seguía siendo invierno y la muchacha estaba cada día más pálida, cada día más triste…
Ya no la interesaban sus labores, ni la distraía el melodioso canto del pájaro en su jaula, ni la entretenían los jugueteos del gato que ronroneaba a sus pies. Y tampoco tañía nunca la guitarra, que era antes su pasatiempo favorito.
Una calurosa noche, cuando hacía ya rato que su tía dormía apaciblemente, la muchacha, desvelada, se sentó junto a la fuente y allí evocó una vez más el recuerdo de aquella inolvidable mañana, en la que hasta ella había llegado el paje Ruiz de Alarcón, en pos del halcón.
MUCHACHA MORISCA

También evocó aquella otra mañana, tan triste, en la que se despidió, y las promesas que entonces le hizo. Promesas que no se habían visto cumplidas… Tan desdichada se sentía la pobre Jacinta, que las lágrimas brotaron de sus ojos y, corriendo por sus mejillas, cayeron sobre la fuente.
Poco a poco, las tranquilas aguas de la fuente comenzaron a agitarse y a burbujear, cada vez con mayor intensidad. Cuando Jacinta lo advirtió, se sintió presa de un extraño temor, que aumentó cuando, saliendo de entre las aguas, fue apareciendo ante su vista la figura de una joven de extraordinaria belleza y ricamente ataviada a la usanza mora.
Desconcertada ante aquella aparición, echó a correr y se encerró en su habitación, muy nerviosa y agitada. Y a la mañana siguiente se lo contó a su tía. Pero Fredegunda lo juzgó simple imaginación.
- Seguro que te quedaste dormida mientras pensabas en la historia de las tres princesas moras que antaño habitaron esa torre -le dijo.
- ¿De qué historia habláis, tía? No recuerdo ninguna historia de tres princesas moras… -afirmó Jacinta.
- Pues estoy segura de habértela contado hace ya tiempo. Es la historia de las tres princesas Zaida, Zoraida y Zorahaida, hijas del rey moro de Granada, Mohamed. Su padre las mantuvo durante mucho tiempo encerradas en esa torre hasta que al fin, un día, ellas decidieron fugarse con tres caballeros cristianos, pues cristiana habla sido también su madre. Pero en el último instante, la menor, que era extraordinariamente tímida y apocada, sintió miedo y se quedó en la torre, donde murió de nostalgia poco tiempo después. Durante muchos años las gentes afirmaron que su espíritu seguía habitando la torre…
- Sí, ahora recuerdo perfectamente la historia -dijo Jacinta-. Y recuerdo también que cuando me la contasteis, tía, lloré pensando en la suerte de la pobre princesa Zorahaida.
-No me extraña que llorases -siguió diciendo Fredegunda-, porque el caballero cristiano con el que Zorahaida no llegó a fugarse, fue precisamente un antepasado tuyo, que ya de regreso, a su país, aunque muy acongojado al principio, fue poco a poco reponiéndose de su tristeza y terminó casándose con una noble dama española. Y de ellos desciendes tú.
Aquella conversación que había mantenido con su tía, llevó a Jacinta al convencimiento de que no había sufrido una alucinación, sino que realmente se le habla aparecido la figura de la princesa Zorahaida.
«Fue una muchacha dulce y tímida, y no he de temerla. Esta noche volveré a la fuente a medianoche y quizá se me aparezca de nuevo», se dijo
Y así lo hizo.
Hacia la medianoche, cuando, como el día anterior, su tía dormía ya profunda y tranquilamente, se sentó en el saloncito de estilo moro, junto a la fuente.
Y en efecto, apenas acababan de sonar las doce en el reloj más próximo, cuando de nuevo burbujearon las aguas y se abrieron, para que de entre ellas surgiera la figura de la hermosa princesa mora, ricamente ataviada, luciendo joyas valiosísimas y llevando entre las manos un laúd de plata.
PRINCESA MORISCA ZORAHAIDA

Jacinta sintió, como la noche anterior, un primer impulso de echar a correr y refugiarse en su habitación. Pero se dominó, al ver cuán triste era la mirada de sus bellos ojos y también al oír su voz dulce y lastimera.
- ¿Cuál es la pena que te aflige, joven hija de los mortales? -le preguntó-. ¿Por qué lloras? Tus lágrimas turban las aguas, en las que descansa mi espíritu encantado, y tus suspiros y tus lamentaciones me impiden el reposo.
- Lloro y me aflijo por el abandono y el olvido de un joven paje.
- Tranquilízate y deja de llorar, hermosa niña. Tus penas todavía pueden tener remedio. Como sin duda ya sabes, yo soy una princesa mora que, como tú, lloró durante mucho tiempo la pérdida de su felicidad. Pero no por traición u olvido de mi caballero, sino porque me faltó el valor de abandonar esa torre. Se trataba de un antepasado tuyo, precisamente, y quería llevarme con él a su tierra, para que allí me bautizara y hacerme después su esposa. Y yo lo deseaba, ¡oh, sí! Deseaba ser su esposa, pero aún más deseaba convertirme a la religión cristiana, que había sido la religión de mi madre. Pero tuve miedo, ya te lo dije. Por eso ahora los genios maléficos tienen poder sobre mí y permaneceré encantada bajo esas aguas, en tanto una muchacha cristiana, joven como yo y de corazón puro, quiera romper el hechizo. Dime, ¿quieres tú ayudarme?
- Sí, sí, ¡claro que quiero! -respondió Jacinta, sin la menor vacilación
- No te arrepentirás, porque yo a mi vez te ayudaré también con todas mis fuerzas. Ven, acércate, no temas. Coge agua de esa misma fuente y con ella bautízame según ordena tu religión. Así seré libre, por fin, del hechizo que me encadena desde hace siglos.
Jacinta obedeció las indicaciones que le daba la princesa mora y recogiendo un poco de agua de la fuente, la echó sobre el pálido y bellísimo rostro de aquella espectral figura, mientras pronunciaba las palabras sacramentales.
Al punto, aquel rostro pálido adquirió todavía una mayor belleza, porque se llenó de dulzura y paz. Dejando caer el laúd de plata a los pies de la muchacha andaluza, cruzó los brazos sobre el pecho y, lentamente, se fue difuminando en la noche.
Jacinta, trémula y llena de asombro, abandonó corriendo el saloncito y se encerró en su habitación. Pero aquella noche apenas pudo dormir. Sus sueños estaban poblados de pesadillas y de figuras que aparecían y desaparecían. Por fin, a la mañana siguiente, lucía de nuevo el sol en todo su esplendor y ella se apresuró a levantarse, para ir al salón y comprobar si realmente había podido salvar a la princesa mora de su encantamiento, o todo habla sido un sueño.
Al llegar, el laúd de plata, apoyado contra una de las columnas de la fuente de alabastro, le demostró la realidad de lo sucedido. Entonces fue en busca de su tía, apresurándose a contarle todo lo que había pasado y, como confirmación a sus palabras, le mostró el laúd de plata, con lo cual la buena señora tuvo que admitirlas como ciertas.
Entonces Jacinta pulsó con mano trémula aquel bellísimo instrumento y el asombro de ambas creció al advertir que la música que salía de sus cuerdas, era dulcísima y embriagadora.
- ¡Ese laúd es algo extraordinario! -exclamó Fredegunda, llena de admiración.
A partir de aquel día, Jacinta, aunque seguía recordando a su paje, sintió que su pena se suavizaba y la nostalgia huía de su corazón en cuanto pulsaba el laúd. Por eso lo tocaba muchas horas cada día, sin advertir que sus notas maravillosas hacían detenerse frente a la Torre a cuantas personas pasaban por las cercanías, hasta el punto de que la fama de la bella Jacinta y su extraordinario laúd de plata, fue extendiéndose por toda la comarca. ¡Incluso los pájaros cantores y de más armonioso trino, callaban para escucharla!
Pronto no fueron sólo los habitantes de Granada los que se extasiaron con la música de Jacinta. Su fama llegó a muchas otras ciudades y de todas partes comenzaron a acudir caballeros y damas, que deseaban oírla y que incluso le rogaban que acudiera a sus palacios cuando celebraban alguna fiesta, para deleite de los invitados. Y así fue como Jacinta salió por fin de su retiro, aunque siempre acompañada por su tía y recorrió palacios y ciudades, aldeas y mansiones señoriales, siendo festejada y honrada por todos.
Málaga, Córdoba, Sevilla, Almería…, todas las ciudades la acogieron con alegría y la llenaron de elogios. Muchos caballeros principales la pidieron en matrimonio. Pero ella no hacía caso de ninguno. Aunque, como ya dijimos su tristeza y su melancolía habían desaparecido, gracias a la poderosa virtud de la música del laúd de plata, su corazón seguía fiel al paje que la había olvidado y no podía interesarse por nadie más.
Precisamente por aquellos tiempos, el rey Felipe V fue presa de una extraña enfermedad que los médicos se sentían incapaces de aliviar. El monarca sufría unas jaquecas muy extrañas, que le sumían en un profundo sopor, y se pasaba días enteros sin interesarse por los asuntos del reino ni por ninguna otra cosa. Sólo parecía experimentar algún alivio oyendo música y por eso la reina había contratado los servicios del mejor grupo instrumentista del mundo, así como también los del cantante italiano Farinelli.
Hasta que un día, después de una jaqueca, más fuerte que todas las anteriores, que le había tenido casi inconsciente durante largas horas, el rey fue presa de una manía que le hacía afirmar que se había muerto y reñía a sus cortesanos y a sus médicos, porque no se apresuraban a darle sepultura.
Lo mismo la reina que los ministros estaban desconcertados y no sabían qué hacer. ¡La autoridad del rey era máxima y todo el mundo le debía obediencia! Pero, ¿cómo podían ellos cumplir esa orden, si no estaba muerto, sino vivo…? La reina, sobre todo, que amaba entrañablemente a su regio esposo, se pasaba las noches en vela, tratando de encontrar una fórmula para solucionar tan delicado problema, mientras emisarios suyos recorrían todos los países, en busca de los mejores médicos, confiando siempre que alguno lograrla por fin curar al rey.
Hasta que alguien habló a la reina de las maravillosas virtudes de la música que ejecutaba una joven andaluza. Como es de suponer, al punto se enviaron emisarios en su busca, con el ruego de presentarse en la corte lo más rápidamente posible y así, pocos días después, la bella Jacinta, acompañada de su tía, traspasó la puerta real, siendo recibida por la soberana.
Isabel quedó muy sorprendida al comprobar personalmente la belleza y el encanto, así como también la juventud de la muchacha, y cuando Fredegunda le explicó que, aunque había vivido humildemente durante su infancia, sus antepasados fueron todos de noble cuna y su padre había muerto peleando valientemente en defensa del rey, se sintió muy complacida.
- Si la fama de que vienes precedida es cierta -dijo entonces la reina dirigiéndose a la muchacha- y si con tu música consigues aliviar al rey de sus extraños males, en adelante quedarás bajo mi protección y te colmaré de honores y riquezas.
Y ya sin perder más tiempo, deseosa de comprobar el efecto de la música de Jacinta sobre el espíritu del rey, se apresuro a conducirla personalmente hasta la cámara real.
La hermosa Jacinta se quedó muy impresionada al entrar en la cámara. Porque por orden expresa del rey, que nadie se había atrevido a desobedecer, su cámara había sido adornada con inmensos cortinajes negros y alumbrada con altos velones de cera amarilla, todo lo cual contribuía a darle un aspecto tétrico. En el centro, había una especie de lecho o catafalco, también completamente cubierto con colgaduras negras, y sobre el cual reposaba inmóvil y con las manos cruzadas sobre el pecho, el rey.
La reina, al entrar, hizo señas a los caballeros que había en la estancia de que no hicieran el menor ruido y después indicó a Jacinta un taburete bajo que había en un rincón, haciéndole comprender su deseo de que se sentara y comenzara en seguida a tocar su laúd de plata.
La muchacha estaba tan nerviosa y emocionada, que al principio sus dedos se movieron vacilantes pero, poco a poco, su mano se fue afirmando y pronto arrancó de las cuerdas armonías tan suaves, tan perfectas y tan maravillosas, que todos los presentes se sintieron transportados al reino de la música. Al principio el rey no se movió. Aquella música suave y dulce, le hizo pensar quizá que se encontraba ya en el cielo y que eran los ángeles los que así tocaban. Sin embargo, una sonrisa plácida apareció en su rostro, lo cual llenó de esperanzas el corazón de la reina.
Después de haber tocado varias piezas melódicas y suaves, Jacinta inició la ejecución de una balada, que exaltaba las glorias de la Alhambra y las victorias de los valientes soldados españoles frente a los no menos valientes guerreros moros. Y el recuerdo de la Alhambra iba tan unido al del paje Ruiz de Alarcón, que la muchacha pulsó las cuerdas con toda su alma y las notas vibrantes, llenas de sentimiento, llenaron por completo la estancia, sobrecogiendo a todos los presentes…, ¡y el propio rey se levantó de un salto, ordenando impaciente que al punto le trajeran su espada y su escudo, y abrieran las ventanas de la habitación, para que por ellas entrara el sol y el aire!
BATALLA DE ALCACER QUIBIR

¿Es preciso decir que aquella orden del monarca fue recibida con agrado por todos los presentes…? Mientras varios criados se apresuraban a ejecutarla, la reina, vivamente emocionada y con lágrimas en los ojos, abrazaba a su esposo quien, a su vez, la abrazó también con gran ternura, afirmando que se encontraba bien.
Después de ese primer momento de alegría, todos se volvieron hacia la artista que con su laúd de plata había hecho posible esa curación. Y entonces advirtieron que, llevada ella también de la emoción que había conseguido imprimir a su música, había sufrido un desvanecimiento y hubiese caído al suelo de no haberla recogido a tiempo los fuertes brazos del paje Ruiz de Alarcón.
Cuando se repuso por fin de su desmayo, el paje, en presencia de la propia reina, se apresuró a justificarse del aparente olvido en el que la había dejado.
- Mi padre se opuso terminantemente a la boda, apenas le hablé de ello -afirmó-. Durante meses y meses he insistido una y otra vez, pero todo es inútil. ¡Incluso llegó a prohibirme por completo que mantuviera ninguna relación contigo! También quería concertar mi matrimonio con una damisela de alta alcurnia, pero eso, ¡no! Como buen hijo puedo y debo obedecerle, ¡pero jamás me casará con otra muchacha!
A Jacinta todas aquellas palabras le parecían un sueño. Y su felicidad aumentó cuando la reina se decidió a intervenir.
- Ya te dije, hermosa Jacinta, que si lograbas curar al rey de su melancolía y de sus manías, te llenaría de honores y riquezas. Pues lo haré, no lo dudes. Y serán tantos y tan alto también el puesto que, a partir de ese mismo instante, ocuparás en la corte, que el noble padre de mi paje no sólo admitirá gustoso vuestra boda, sino que incluso la deseará con toda su alma.
Y así fue.
Poco tiempo después se celebró la boda, con gran esplendor y magnificencia y apadrinada por los propios reyes, con lo cual se inició para Jacinta y su esposo una vida llena de venturas y felicidades.
¿Y el laúd…? ¿Qué fue del laúd de plata…?
Durante algún tiempo el laúd permaneció en la morada de Jacinta y Ruiz de Alarcón, pero ellos, en su felicidad, llegaron a olvidarlo. En realidad, ¿para qué necesitaban música alguna, ni canciones, si sus corazones estaban siempre llenos de alegría…? Y según cuenta la tradición, un día, lo robó el cantante Farinelli, envidioso del poder de aquella música y se lo llevó con él a Italia, su patria. Pero a su muerte sus herederos, que ignoraban por completo el maravilloso poder, de aquel laúd, lo destruyeron, fundiendo la plata y entregando las cuerdas a un fabricante de violines de Cremona.

¡Y también se dice, aunque nadie pueda afirmarlo, que ésas fueron las cuerdas que estaban en el violín que tanta fama dio al gran Paganini !


Fuentes:
Del Libro La Leyenda de la Rosa de la Alhambra  de Washington Irving