Con un mensaje de buenísimo y tierno, muy propio del cine argentino y que, muchas veces, pesa como una losa porque lo aboca al sentimentalismo, el film de Borenzstein, que no engaña ni en el título, pivota sobre los absurdos que se producen en el mundo –el film se inicia con la imagen de una vaca cayendo del cielo y convertida en arma letal y se cierra con una vaca ordeñada por Mari (Muriel Santa Ana), la obcecada novia de Roberto, imagen de la felicidad encontrada por el protagonista – que tienen muy distinta lectura para un oriental –todo acontecimiento no se produce porque sí, sino que lleva, implícito, un mensaje que se ha de interpretar- y para el occidental, el ferretero maniático compulsivo encarnado por Darín que colecciona noticias estrambóticas.
Una puesta en escena minimalista pero eficaz y un buen trabajo actoral, sobre todo del protagonista de El secreto de tus ojos encarnando a ese misántropo y cascarrabias personaje que cuenta los clavos de las cajas que le envían los proveedores para comprobar, una y otra vez, que siempre faltan, o se acuesta a las once en punto de la noche, para lo que permanece despierto mirando el reloj hasta las diez cincuenta y nueve, hacen que esta película, sin pretensiones y contada como una fábula de Esopo, entretenga y provoque la sonrisa en buena parte de sus tramos (el encuentro de Jung con su presunto tío ciego del que acaba no siendo sobrino; la visita de Roberto a la embajada de China buscando solución a su huésped y topándose con una rígida burocracia) y que pasemos por alto el flash back de la guerra de las Malvinas en la que se traumatizó Roberto, muy forzado, o la anécdota de ese policía tan malo y rapado que trata indignamente al chino, por el hecho de serlo, y quiere vengarse del cabezazo que le da el ferretero Roberto en respuesta a su comportamiento xenófobo.
José Luis Muñoz
FUENTE:
http://lasoledaddelcorredordefondo.blogspot.com/2011/07/la-pelicula_02.html
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