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Mostrando las entradas para la consulta BERTHE MORISOT ordenadas por relevancia. Ordenar por fecha Mostrar todas las entradas
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viernes, 15 de enero de 2016

BERTHE MORISOT - LA PRIMERA MUJER IMPRESIONISTA [ENTRE HOMBRES]

Berthe Morisot (1841-1895), nació un 14 de Enero, mi homenaje a ella y, ya de paso, a todas las mujeres artistas de la época, por luchar en un mundo de hombres.

Su pintura era "el diario de una mujer expresado a través del color y el dibujo". 



Retrato de Berthe Morisot por Edouard Manet


El poeta Paul Valery solía decir de ella que vivía su pintura y pintaba su propia vida.


Decir artista durante un periodo bien largo en la historia, fue decir hombre, ya fuera pintor, escultor, actor, etc. No es para nadie desconocido el lugar que ha ocupado la mujer artista en la Historia del Arte.


Fue una de las fundadoras del grupo independiente Sociedad Anónima (cooperativa) de Artistas (pintores, escultores, grabadores) que acabó siendo el Movimiento Impresionista y la única, junto con Camille Pissarro, que tuvo cuadros en todas las exposiciones impresionistas originales. 

Sin embargo, al igual que Mary Cassatt, Eva Gonzalès o Marie Bracquemont, Morisot fue relegada a la categoría de "artista femenina".


Las hermanas, 1869

La madre y la hermana de la artista. 1869-70

La hermana de la artista en la ventana. 1869

Vista del Puerto, 1869  (Harbor at L´Orient) I

Vista del Puerto, 1869  (Harbor at L´Orient) II



Con una pintura introspectiva, incluso melancólica, de trazos rápidos, que a veces adquieren la ligereza de la acuarela, Morisot nos introduce de lleno en su propia intimidad, en la delicada exploración de la femineidad, la representación del mundo íntimo femenino. 



Vista de París desde el Trocadero. 1872

Cazando mariposas, 1874

Villa en la playa, 1874

Mujer saliendo del teatro. 1875-76

Eugène Manet asomado a la ventana

En el baile, 1875



Durante el siglo XIX, el impresionismo atrajo a un gran número de mujeres artistas. A pesar de ser relegadas por su condición femenina y por sus temáticas costumbristas, muchas de ellas, como Berthe Morisot nos han dejado preciosas obras de arte que en la actualidad tienen su sitio en las grandes pinacotecas mundiales.



El marido de Berthe, Eugène Manet, jugando con su hija Julie en el jardín. 1881



En sus frecuentes visitas al Louvre donde Berthe pasaba horas copiando las grandes obras del pasado, conoció a Édouard Manet que fue maestro para ella mientras que a su vez fuente de inspiración para destacados lienzos del artista como su famoso cuadro El balcón, le pide posar para él.



1868 Édouard Manet, "El Balcón"


Aunque acabó no como mujer de Édouard Manet, sino como cuñada, pero le sirvió de modelo en varios retratos. Ella diría: "He encontrado un hombre bueno y honesto que, creo, me quiere de verdad. Estoy viviendo la vida positivamente, después de años de fantasía". Eugène Manet fue un apoyo a su carrera, animándola a pintar y exponer. 

Tanto la delicadeza del paisaje, que le enseñó Corot, como la maestría de sus retratos, que aprendió de Manet, o la representación impresionista de jardines, escenas rurales e interiores domésticos, permiten conocer los aspectos más destacados de su obra pictórica. 



Mujer ante el espejo, 1875

Mujer arreglándose, 1875


Cuando tenía 20 años Berthe conoció a Camille Corot, un destacado pintor de paisajes perteneciente a la Escuela de Barbizon que la acogió como discípula. Además de enseñarle a mejorar su técnica pictórica, Corot empezó a introducirla en los círculos artísticos de París.


Mujer con abanico, 1876


En 1874 se casaba con su hermano menor, Eugène Manet. Su matrimonio con un pintor fue quizás lo que facilitó que Berthe pudiera continuar su faceta artística siendo esposa y madre.



Retrato de Julie Manet con su perro Laerte, 1893


La vida de Berthe junto a su esposo, con quien tuvo una hija llamada Julie, no llegó a los veinte años. En 1892 desaparecía Eugéne y también su hermana Edma. Berthe se quedaba sola con su amada hija a la que cuidó con especial devoción.


Puesta de sol en el lago en el Bois de Boulogne

Peras

Día de verano, 1879
Berthe Morisot reclinada, pintura de Edouard Manet

En el comedor, 1886

Mujer cosiendo en el jardín, 1881

Joven reclinada


Tres años después, el 2 de marzo de 1895 moría en París dejando a Julie al cuidado de dos grandes amigos, el pintor Edgar Degas y el poeta Stéphane Mallarmé.



Berthe Morisot

Berthe Morisot


Fuentes:



miércoles, 29 de junio de 2011

EL COQUETEO Y EL LENGUAJE DEL ABANICO


En muchos cuadros de la historia de la pintura universal existen ejemplos que recogen la estética del abanico como símbolo de distinción, lujo y arma de seducción femenina.


En el siglo XVIII se popularizó el abanico dejando de ser un complemento exclusivo de las clases altas.




FEDERICO BELTRÁN MASSÉS



El rico lenguaje del abanico, jugó un importante papel en la relaciones humanas y más concretamente en el flirteo entre las mujeres y los hombres, donde éstas expresaban sus deseos, por medio de este precioso complemento.

El abanico han utilizado mujeres y hombres desde tiempos remotos. Es muy posible que como instrumento fabricado para que de forma manual pudiese mover el aire ya fuera utilizado en la prehistoria (donde se utilizaría un trozo de cartón o cualquier otro material para abanicar el fuego). Después, ya aparecerá de forma sofisticada en el Antiguo Egipto, donde los esclavos movían grandes abanicos de plumas (flabelos) para proporcionar aire a su faraón.

Más tarde, en China se va a usar como elemento personal y decorativo que además de refrescar servía de complicidad amorosa. En el siglo VII d. C. se inventa en Japón el abanico plegable, al que se considerará un elemento ritual.

Años después pasó a Europa, proveniente de Portugal adonde llegaron los primeros abanicos orientales a finales del siglo XV, arraigando su uso al igual que en España, donde pasó a formar parte de su cultura e indumentaria.



GOYA - La mujer del abanico 1805 - 1807


La dama del abanico de sanchez coello



Casi a punto de concluir el siglo XVIII, en España se oficializó el gremio de abaniqueros y se fundó en Valencia la Real Fábrica de Abanicos.

Hasta bien entrado el siglo XVIII el abanico fue un símbolo de lujo y de distinción social.


Retrato de Jeanne Duval (Mujer con abanico)-Édouard Manet


Berthe Morisot
Condesa de Vilches. F. Madrazo.


El abanico, cuando llegó a Europa, pasó pronto a convertirse en un atributo femenino y un instrumento galante propio de un elevado rango social. Así, se empezó a añadir en los retratos pictóricos a los tradicionales pañuelos o misales con que se ocuparon las manos de las retratadas. Hay múltiples muestra de estas representaciones de damas con abanico en la pintura universal de todas las épocas.

En España los primeros abanicos ya aparecen en las manos de la reina Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV, o en La dama del abanico,pintada también por Velásquez, en el siglo XVII. Posteriormente Goya también lo inmortalizaría en obras como El quitasol, realizada en 1777, en el que la joven representada porta en su mano derecha un abanico, mientras un galante majo le sostiene la sombrilla protegiéndola del sol. Los retratos de las damas del romanticismo se representan muy a menudo con abanico entre sus manos. En la pintura posterior el abanico se seguirá incluyendo en muchos cuadros con tema femenino. Pero también aparece en cuadros de Zuloaga, Sorolla, Sánchez Coello o Federico de Madrazo, entre otros.

Antes del siglo XX, pintores famosos que habitualmente participaron en la decoración de los abanicos se resistían a firmar sus obras y sólo lo hacían cuando eran regalos para damas de alcurnia, ofrecidos por el propio pintor. A partir del siglo XX, es normal que se firme cuando se ha pintado a mano.




Mujer joven con abanico, de Simon Maris

© Carme Navarra Pruna

MAX NONNENBRUCH

ALEXEI VON JAWLENSKY, Mujer con abanico verde


PICASSO - Mujer con abanico 1908

Paul Gauguin (1848 - 1903) The Girl with a Fan

Mujer con abanico, Guillermo Martí Ceballos

Amadeo Modigliani - Mujer con abanico

Francisco Iturrino González - Mujer con abanico

Gustav Klimt - Mujer con abanico

Joven mujer con abanico rojo, de Max Pechstein

Mary-Cassatt, Mujer sosteniendo un abanico


Frank Duveneck
H. Anglada Camarasa



El lenguaje del abanico:


1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.
2. Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada, significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio significa esto.
3. Cerrar despacio. Este cierre significa un “Sí”. Si se abre y cierra rápidamente significa, “Cuidado, estoy comprometida”.
4. Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un “No”.
5. Caer el abanico. Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.
6. Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.
7. Contar varillas. Si cuenta las varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.
8. Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.
9. Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa “Si”. Sobre la mejilla izquierda es “No”.
10. Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios. Si se lo da a su madre, quiere decir “Te despido, se acabó”.
11. Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.
12. Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa “es mejor que me olvides”.
13. Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa “Te quiero”. Si se cubre el rostro puede significar “Cuidado, nos vigilan.
14. Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento. Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, “Cuando te puedo ver”.
15. Abrir el abanico y mostrarlo. Significa, “Puedes esperarme”.
16. Cubrirse la cara. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya.
17. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir “Puede besarme”.
18. Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, “No me fío”.
19. Pasarlo por la mejilla. Significa, “Soy casada”.
20. Deslizarlo sobre los ojos.


H. Anglada Camarasa


James Tissot


Mujer con abanico, Picasso


Zuloaga
Klimt
Soledad Rodriguez
Baselitz

W.T.Benda


Renoir



Parte del texto:


http://art-y-cultura.blogspot.com.es/