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jueves, 11 de agosto de 2011

FEDERICO BELTRÁN MASSÉS - PINTOR CUBANO


Federico Beltrán Massés


Federico Beltrán Massés (1885 – 1949) fue un gran pintor nacido en Cuba de padres españoles y que recogería en sus primeros años de aprendizaje en España las enseñanzas impartidas en Madrid y Barcelona por sus maestros Joaquín Sorolla y Antoni Cabo.


AUTORRETRATO






Considerado un pintor del periodo de transición entre el tardo simbolismo y el modernismo o Art decó bebió en las fuentes de sus coetáneos Zuloaga, Romero de Torres y Anglada Camarasa. De Zuloaga y Romero de Torrescapta esa esencia de la España Negra y esas mujeres morenas con influencias goyescas a las que aportará su toque erótico desnudándolas y dejándolas solo con su mantilla y la peineta. Majas marquesas, majas malditas, majas lesbianas, majas de luto y majas con abanico, todas ellas con una fuerte carga de sensualidad, poblarán sus lienzos provocando la sorpresa y también la crítica en la sociedad decadente de principios de siglo.






ANITA DELGADO "MARAHANÍ DE KAPURTHALA"  1919


Su paso por París y Londres donde conoce a simbolistas como Rousseau y Whistier son la antesala del éxito al triunfar espectacularmente en la Bienal de Venecia de 1920.





MAJAS CON ABANICO

POLA NEGRI Y VALENTINO
MAJA ESPAÑOLA

MAJA MALDITA








SALOMÉ

SALOMÉ


Salomé Óleo sobre lienzo (141×165 cm) Federico Beltrán Massés (1918) Un desgarrador dramatismo y dureza protagoniza esta obra: la bíblica Salomé, de una palidez extrema, con un aullido mudo escenifica el dolor y la desesperación ante la presencia de un esclavo que, en posición sumisa, le ofrece la cabeza de su querido Juan el Bautista.




BODEGÓN Y DESNUDOS









miércoles, 29 de junio de 2011

EL COQUETEO Y EL LENGUAJE DEL ABANICO


En muchos cuadros de la historia de la pintura universal existen ejemplos que recogen la estética del abanico como símbolo de distinción, lujo y arma de seducción femenina.


En el siglo XVIII se popularizó el abanico dejando de ser un complemento exclusivo de las clases altas.




FEDERICO BELTRÁN MASSÉS



El rico lenguaje del abanico, jugó un importante papel en la relaciones humanas y más concretamente en el flirteo entre las mujeres y los hombres, donde éstas expresaban sus deseos, por medio de este precioso complemento.

El abanico han utilizado mujeres y hombres desde tiempos remotos. Es muy posible que como instrumento fabricado para que de forma manual pudiese mover el aire ya fuera utilizado en la prehistoria (donde se utilizaría un trozo de cartón o cualquier otro material para abanicar el fuego). Después, ya aparecerá de forma sofisticada en el Antiguo Egipto, donde los esclavos movían grandes abanicos de plumas (flabelos) para proporcionar aire a su faraón.

Más tarde, en China se va a usar como elemento personal y decorativo que además de refrescar servía de complicidad amorosa. En el siglo VII d. C. se inventa en Japón el abanico plegable, al que se considerará un elemento ritual.

Años después pasó a Europa, proveniente de Portugal adonde llegaron los primeros abanicos orientales a finales del siglo XV, arraigando su uso al igual que en España, donde pasó a formar parte de su cultura e indumentaria.



GOYA - La mujer del abanico 1805 - 1807


La dama del abanico de sanchez coello



Casi a punto de concluir el siglo XVIII, en España se oficializó el gremio de abaniqueros y se fundó en Valencia la Real Fábrica de Abanicos.

Hasta bien entrado el siglo XVIII el abanico fue un símbolo de lujo y de distinción social.


Retrato de Jeanne Duval (Mujer con abanico)-Édouard Manet


Berthe Morisot
Condesa de Vilches. F. Madrazo.


El abanico, cuando llegó a Europa, pasó pronto a convertirse en un atributo femenino y un instrumento galante propio de un elevado rango social. Así, se empezó a añadir en los retratos pictóricos a los tradicionales pañuelos o misales con que se ocuparon las manos de las retratadas. Hay múltiples muestra de estas representaciones de damas con abanico en la pintura universal de todas las épocas.

En España los primeros abanicos ya aparecen en las manos de la reina Isabel de Borbón, primera esposa de Felipe IV, o en La dama del abanico,pintada también por Velásquez, en el siglo XVII. Posteriormente Goya también lo inmortalizaría en obras como El quitasol, realizada en 1777, en el que la joven representada porta en su mano derecha un abanico, mientras un galante majo le sostiene la sombrilla protegiéndola del sol. Los retratos de las damas del romanticismo se representan muy a menudo con abanico entre sus manos. En la pintura posterior el abanico se seguirá incluyendo en muchos cuadros con tema femenino. Pero también aparece en cuadros de Zuloaga, Sorolla, Sánchez Coello o Federico de Madrazo, entre otros.

Antes del siglo XX, pintores famosos que habitualmente participaron en la decoración de los abanicos se resistían a firmar sus obras y sólo lo hacían cuando eran regalos para damas de alcurnia, ofrecidos por el propio pintor. A partir del siglo XX, es normal que se firme cuando se ha pintado a mano.




Mujer joven con abanico, de Simon Maris

© Carme Navarra Pruna

MAX NONNENBRUCH

ALEXEI VON JAWLENSKY, Mujer con abanico verde


PICASSO - Mujer con abanico 1908

Paul Gauguin (1848 - 1903) The Girl with a Fan

Mujer con abanico, Guillermo Martí Ceballos

Amadeo Modigliani - Mujer con abanico

Francisco Iturrino González - Mujer con abanico

Gustav Klimt - Mujer con abanico

Joven mujer con abanico rojo, de Max Pechstein

Mary-Cassatt, Mujer sosteniendo un abanico


Frank Duveneck
H. Anglada Camarasa



El lenguaje del abanico:


1. Abanicarse rápidamente. Te amo con intensidad.
2. Abanicarse lentamente. Abanicarse de forma pausada, significa soy una señora casada y me eres indiferente. También si se abre y cierra muy despacio significa esto.
3. Cerrar despacio. Este cierre significa un “Sí”. Si se abre y cierra rápidamente significa, “Cuidado, estoy comprometida”.
4. Cerrar rápido. Cerrarlo de forma rápida y airada significa un “No”.
5. Caer el abanico. Dejar caer el abanico significa: te pertenezco.
6. Levantar los cabellos. Si levanta los cabellos o se mueve el flequillo con el abanico significa que piensa en ti, que no te olvida.
7. Contar varillas. Si cuenta las varillas del abanico o pasa los dedos por ellas quiere decir que quiere hablar con nosotros.
8. Cubrirse del sol. Significa que eres feo, que no la gustas.
9. Apoyarlo sobre la mejilla. Si es sobre la mejilla derecha significa “Si”. Sobre la mejilla izquierda es “No”.
10. Prestar el abanico. Si presta el abanico a su acompañante, malos presagios. Si se lo da a su madre, quiere decir “Te despido, se acabó”.
11. Dar un golpe. Un golpe con el abanico sobre un objeto, significa impaciencia.
12. Sujetar con las dos manos. Si sujeta el abanico abierto con las dos manos, significa “es mejor que me olvides”.
13. Cubrirse los ojos. Con el abanico abierto, significa “Te quiero”. Si se cubre el rostro puede significar “Cuidado, nos vigilan.
14. Pasarlo por los ojos. Si se pasa el abanico por los ojos significa, Lo siento. Si cierra el abanico tocándose los ojos quiere decir, “Cuando te puedo ver”.
15. Abrir el abanico y mostrarlo. Significa, “Puedes esperarme”.
16. Cubrirse la cara. Cubrirse la cara con el abanico abierto, significa: Sígueme cuando me vaya.
17. A medio abrir. Apoyar el abanico a medio abrir sobre los labios quiere decir “Puede besarme”.
18. Apoyar los labios. Si apoya los labios sobre el abanico o sus padrones, significa desconfianza, “No me fío”.
19. Pasarlo por la mejilla. Significa, “Soy casada”.
20. Deslizarlo sobre los ojos.


H. Anglada Camarasa


James Tissot


Mujer con abanico, Picasso


Zuloaga
Klimt
Soledad Rodriguez
Baselitz

W.T.Benda


Renoir



Parte del texto:


http://art-y-cultura.blogspot.com.es/

viernes, 18 de enero de 2013

EL ARTE ES AZUL, TÚ ERES MI AZUL

Quiero tu risa
como la flor que yo esperaba
la flor azul...


Marc Chagall


Tú eres mi azul, 
y digo en serio: mi azul,
mi abrigo, mi sueño.





Gustav Klimt

Vincent van Gogh

Kandinsky

Edgar Degas

Ernst Ludwig Kirchner

Egon Schiele

Franz Marc

Natan Altman

Tamara de Lempicka


Azul calmado, el color del cielo y del mar, que se suele asociar con la estabilidad y la profundidad.

Representa la lealtad, la confianza, la sabiduría, la inteligencia, la fe, la verdad y el cielo eterno. Solo conozco a un pintor, Picasso, que pintó en azul justo cuando se encontraba más apesadumbrado, para él era el color de la tristeza. 

Por alguna razón que desconozco, se le atribuye al hombre, es decir, es un color masculino, o lo que es lo mismo, a los hombres es el color que más les gusta y calma.




Heinrich Vogeler


Julio Romero de Torres


Delphin Enjolras


Oskar Kokoschka

René Magritte

Picasso, (cada vez más verde a causa de tanto barniz)

Mariano Fortuny i Marsal



¿Parece mar, el cielo 
donde me he recostado a soñarte? Si vieras mi mirada, 
como un ave, cazando horizontes y estrellas. El universo es mío desde que tú te hiciste 
techo de mariposas para mi corazón. Es tan azul el aire cuando mueves tus alas,  
que el vuelo nace eterno en repetida ola sin cansancio. 


Julia de Burgos





Paul Cezanne
Alfred Stevens
Paul Gauguin

Camille Pissarro

Auguste Renoir
Edouard Manet
Henri Toulouse-Lautrec
Edvard Munch
Berthe Morisot
Gustave Courbet
Eugene Delacroix
Mary Cassatt
Jean Auguste Dominique Ingres




La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.



Rubén Darío





H. Anglada Camarasa

Joaquín Sorolla

Ignacio Zuloaga y Zabaleta

John Singer Sargent

Joan Miró

Ramón Casas

Juan Gris

Federico Beltrán Massés

Jean-Baptiste Camille Corot


Federico de Madrazo y Kuntz

Kees van Dongen



En las pálidas tardes
yerran nubes tranquilas
en el azul; en las ardientes manos
se posan las cabezas pensativas.
¡Ah, los suspiros! ¡Ah, los dulces sueños!




Catrin Welz-Stein

Alexei Jawlensky

 Federico Zandomeneghi

Montserrat Gudiol
Georgia O'Keeffe

Monet

Catherine Abel


Fabio Mingarelli


Matisse

Richard Edward Miller


Leo Gestel
Gabriel Picart


Pinturas en azul, hay muchas más, no he querido agobiar. ¡Vayamos al azul en estos tiempos malditos!, refugiémonos en el azul apacible, en la quietud del alma, para mitigar un poco nuestro dolor.