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domingo, 8 de julio de 2012

JOSÉ ÁNGEL VALENTE.....LA POESÍA DEL SILENCIO

"...La raíz del temblor llena tu boca, tiembla,
se vierte en ti y canta germinal en tu garganta..."


José Ángel Valente (Ourense, 1929 - Ginebra, 2000) es, sin duda, uno de los escritores españoles más importantes y significativos de la literatura de postguerra, pero, al mismo tiempo, es también una de las personalidades intelectuales más relevantes de la cultura europea del siglo XX. 

Nacido en Ourense el 25 de abril de 1929, vivió su infancia y su adolescencia en Galicia, en cuya Universidad comenzó a estudiar Derecho. En los años cuarenta publicó versos en gallego y se relacionó con el galleguismo cultural, actitud lingüística que brotará en los años ochenta con el poemario Sete cántigas de alén (1981), luego ampliado en Cántigas de alén (1989), y con otros escritos en prosa de motivación galaica. Además, Galicia -y, particularmente, su ciudad natal- tiene una importante presencia en su obra en castellano.




La obra en verso de José Ángel Valente, muy personal e independiente, fue insertada con mayor o menor fortuna interpretativa, pero innegable perspectiva cronológica, en el llamado grupo poético de los años cincuenta o generación del medio siglo. Sin embargo, el permanente alejamiento físico e intelectual del poeta, la renovadora originalidad de su obra y la deliberada desconexión de uno y otra con respecto a dicho agrupamiento, hacen de José Ángel Valente un autor único y singular, ajeno a toda escuela y a cualquier tendencia preestablecida. 

Se trata, en fin, de un poeta diferente, que, como ya se escribió, es lo mejor que se puede decir de un poeta. 


Inscripción en el parque de As Mercedes

Su trayectoria poética castellana es sobradamente conocida por el lugar central que ocupa en la literatura española de postguerra y por su progresiva apertura a la más avanzada modernidad europea. Así lo atestiguan sus libros y opúsculos A modo de esperanza (1955), Poemas a Lázaro (1960), La memoria y los signos (1966), Siete representaciones (1967), Breve son (1968), Presentación ymemorial para un monumento (1970), El inocente (1970), Treinta y siete fragmentos(1972), El fin de la edad de plata (1973), Interior con figuras (1976), Material memoria(1978), Tres lecciones de tinieblas (1980), Estancias (1981), Tránsito (1982), Mandorla(1982), El fulgor (1984), Nueve poemas (1986), Al dios del lugar (1989), No amanece el cantor (1992, premio Nacional de Poesía) y Fragmentos de un libro fututo (2000).



LATITUD

No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.

Se disuelve en el aire el llanto roto,
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.

El pensamiento melancólico
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.



EL TEMBLOR

La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.

Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.

Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,
mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.

La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.



EL CÍRCULO

Estaba la mujer con sus dos senos,
su única cabeza giratoria,
la longitud de su sonrisa, el aire
de estar y de alejarse sabiamente fingido.

Estaba rodeada de sí misma,
de admiración opaca y compartida,
bajo la oscura luz de las miradas.

La complacencia del estar henchía
de estólida ternura los objetos cercanos.

Estaba en pie sumándose a su cuerpo.
Las palabras sonaban conllevando sentidos
superfluos y crasos.

Giraba la mujer.

Rebasaba su órbita
como un pronunciamiento
de todo lo que es bello,
vacío, ritual, sonoro, triste.



SÓLO EL AMOR...

Cuando el amor es gesto del amor y queda
vacío un signo sólo.
Cuando está el leño en el hogar,
mas no la llama viva.
Cuando es el rito más que el hombre.
Cuando acaso empezamos
a repetir palabras que no pueden
conjurar lo perdido.

Cuando tú y yo estamos frente a frente
y una extensión desierta nos separa.
Cuando la noche cae.
Cuando nos damos
desesperadamente a la esperanza
de que sólo el amor
abra tus labios a la luz del día.



MUERTE Y RESURRECCIÓN

No estabas tú, estaban tus despojos.

Luego y después de tanto
morir no estaba el cuerpo
de la muerte.
Morir
no tiene cuerpo.
Estaba
traslúcido el lugar
donde tu cuerpo estuvo.

La piedra había sido removida.

No estabas tú, tu cuerpo, estaba
sobrevivida al fin la transparencia.



EL ADIÓS

Entró y se inclinó hasta besarla
porque de ella recibía la fuerza.

(La mujer lo miraba sin respuesta.)

Había un espejo humedecido
que imitaba la vida vagamente.
Se apretó la corbata,
el corazón,
sorbió un café desvanecido y turbio,
explicó sus proyectos
para hoy,
sus sueños para ayer y sus deseos
para nunca jamás.

(Ella lo contemplaba silenciosa.)

Habló de nuevo. Recordó la lucha
de tantos días y el amor
pasado. La vida es algo inesperado,
dijo. (Más frágiles que nunca las palabras).
Al fin calló con el silencio de ella,
se acercó hasta sus labios
y lloró simplemente sobre aquellos

labios ya para siempre sin respuesta.


POEMA

Sentí real el pálpito
de tu oscura impresencia.

Supe que estabas.
Te busqué.
Ardía lento el fuego en los rincones
más secretos del ciego laberinto.

No busqué la salida, la imposible
salida.
Te buscaba.

Manifiéstate,
dije, sintiendo repentino
que ya lo habías hecho en el latido
de lo no manifiesto.



En este link podréis encontrar más poemas de Valente: 
http://amediavoz.com/valente.htm


3 comentarios:

José Valle Valdés dijo...

Me resulta una entrada de mucho merecer, amiga. Estupenda reseña del poeta.

Abrazo

Inma dijo...

Graciasss José, te mando un abrazo grandotee

Alanís dijo...

Muchas gracias por repartir estos poemas tan certeros.