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domingo, 17 de agosto de 2014

LA CAÍDA (LA CHUTE) DE ALBERT CAMUS - SOBRE LA MISERIA DEL HOMBRE


"Cuando se ha meditado largamente sobre el hombre, por oficio o por vocación, se llega a sentir cierta nostalgia por los primates. Ellos no tienen segundas intenciones", "…como si sospechara que al menos hay algo que no funciona como es debido entre los hombres”.





Hoy he terminado de releer la novela "La caída", de Albert Camus. En mi opinión, y en pocas palabras, el libro es una maravilla. Lo recomiendo y de forma urgente.

La existencia del hombre queda descrita de una manera un tanto irónica. Camus, de una forma genial, hace una crítica sobre el contexto y la percepción que el protagonista tiene sobre la sociedad, tal pensamiento parte desde la experiencia propia, donde se describen varios aspectos del hombre, como la amistad, el trabajo, la sexualidad, la interioridad, entre otras cosas. Pese a esto el concepto del individuo quedará relativizado por lo absurdo.






Os dejo cuatro fragmentos del libro que me han parecido especialmente importantes:


1 " ..Siempre me pareció que nuestros conciudadanos tenían dos furores: las ideas y la fornicación, a diestro y a siniestro, por así decirlo. Guardémonos, por lo demás, de condenarlos; no son los únicos. Toda Europa hace lo mismo. A veces imagino lo que habrán de decir de nosotros los historiadores futuros. Les bastará una frase para caracterizar al hombre moderno: fornicaban y leían periódicos. Después de esta aguda definición me atrevería a decir que el tema quedará agotado"


* En cierto punto del libro, Clamence (protagonista de la novela) describe el momento de su vida, en que se hace consciente del hecho de que todo gira en torno a un continuo juicio de valor sobre su persona: se da cuenta, de hecho, de que la vida no es más que un juicio perpetuo; comprueba que todos somos continuamente objetivo de innumerables valoraciones que sobre nosotros vierten otras personas, lean:


2 " ..A partir del día que me puse en alerta, me vino la lucidez. Recibí todas las heridas al mismo tiempo y perdí mis fuerzas de golpe. El universo entero se echó a reír a mi alrededor.

Eso es algo que ningún hombre puede soportar (salvo aquellos que no vive, es decir, los sabios). La única defensa reside en la maldad. La gente entonces se apresura a juzgar para no ser ellos mismos juzgados. ¿Qué quiere? La idea más natural del hombre, como del fondo de su naturaleza, es la idea de su inocencia.

Todos somos casos excepcionales. ¡Todos nos remitimos a algo! Cada cual exige ser inocente, a cualquier precio, incluso si para ello hay que acusar al género humano y al cielo.

Pero esos los bribones quieren el perdón, es decir, la irresponsabilidad, y extraen sin vergüenza justificaciones de la naturaleza o excusas de las circunstancias, aun cuando sean contradictorias. Lo esencial es ser inocente, que las virtudes, debidas al nacimiento, no puedan ser puestas en duda, y que sus faltas, producto de un infortunio pasajero, sean siempre provisionales.

Se trata de atajar los juicios. Como resulta muy difícil atajarlos, y delicado hacer admirar y excusar la propia naturaleza, todo el mundo intenta ser rico. ¿Por qué? ¿No se lo he preguntado? Por el poder claro. Pero sobre todo porque la riqueza evita el juicio inmediato.

Tan cierto es eso que raras veces confiamos en los que son mejores que nosotros. Antes bien, huimos de su compañía. Al contrario, nos confesamos a menudo con aquellos a quienes nos parecemos y que comparten nuestras debilidades. Por lo tanto no deseamos corregirnos, ni mejorar: sería necesario para ello primero que se nos pillara en falta. Deseamos solamente que se nos tenga compasión y que se nos anime en nuestro camino..." 

(fragmento demoledor este último respecto de nuestra naturaleza, creo que bastante cierta. Este párrafo podría por sí sólo describir el libro que nos ocupa. Así es la vida)


3 " ..Cuando todos seamos culpables, entonces viviremos en democracia.


Somos unas extrañas y miserables criaturas, y por poco que reflexionáramos sobre nuestras vidas, no faltarían las ocasiones de asombrarnos y de escandalizarnos a nosotros mismos..."

* Otro fragmento de los inmensos y totalmente vigente:


4 " .. ¿Cómo se da esto actualmente? ¿Podemos ver a Sísifo caminar entre nosotros? ¿Hemos asimilado de alguna manera la revelación que ha sido el s. XX sobre el absurdo del mundo? La construcción de sistemas ideales y perfectos, que no son atacados en ningún momento por la contradicción, comenzó a caer durante el s. XIX; y el s. XX sin duda ha significado un duro golpe para estos sistemas, que se podría decir, "han visto el infierno". Desde que esto sucede, cunde en Occidente la contingencia, la inversión o la "desvalorización" de los valores, el relativismo. En resumen, la Postmodernidad. Por así decirlo, somos conscientes de que la hechura del mundo que tenemos, o que nos ha sido transmitida por la tradición, es poco menos que un fraude. Antropocentrismo, determinismo, finalidad, necesidad, todo como características propias del hombre, han sido hundidos..."




El protagonista y narrador de esta novela lleva por nombre Jean- Baptiste Clamence, quien reflexiona sobre su vida en un pensamiento absurdo que caracteriza a Camus en referencia a la existencia. 

El personaje describe su vida a través de todo una reflexión de muchos aspectos que identifican su persona, destacando su oficio como abogado, sin embargo se presenta como un juez penitente, puesto que se juzga a sí mismo como a las personas que lo rodean sobre sus errores y existencia: "A este respecto, la sociedad echó a perder un poco, hay que reconocerlo, la franca simplicidad de su naturaleza".





La caída es un monólogo abrupto, cabreado, sobre la justicia y, sobre todo, contra la injusticia. Es la tercera y última novela de este filósofo, publicada en el año 1956.