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sábado, 25 de julio de 2020

ALBERT CAMUS: LA PESTE (FRAGMENTO)

"Solidario por atavismo,
por convencionalismo.

Solidario a perpetuidad.
Solidario de los insolidarios y
solidario de mi propia solidaridad.

Oliverio Girondo


Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa [..]


"Por eso me he decidido a rechazar todo lo que, de cerca o de lejos, por buenas o malas razones, haga morir o justifique que se haga morir.
Por esto es por lo que no he tenido nada que aprender con esta epidemia, si no es que tengo que combatirla al lado de usted. Yo sé a ciencia cierta (sí, Rieux, yo lo sé todo en la vida, ya lo está usted viendo) que cada uno lleva en sí mismo la peste, porque nadie, nadie en el mundo está indemne de ella. Y sé que hay que vigilarse a sí mismo sin cesar para no ser arrastrado en un minuto de distracción a respirar junto a la cara de otro y pegarle la infección. Lo que es natural es el microbio. 
Lo demás, la salud, la integridad, la pureza, si usted quiere, son el resultado de la voluntad, de una voluntad que no debe detenerse nunca. El homre íntegro, el que no infecta a casi nadie es el que tiene el menor número posible de distracciones. ¡Y hace falta tal voluntad y tal tensión para no distraerse jamás! Sí, Rieux, cansa mucho ser un pestífero. Pero cansa más no serlo. Por eso hoy día todo el mundo parece cansado, porque todos se encuentran un poco pestíferos. Y por eso, sobre todo, los que quieren dejar de serlo llegan a un extremo tal de cansancio que nada podrá librarlos de él más que la muerte..(..).

Albert Camus (La peste, fragmento)



Publicada por primera vez en 1947, fue calificada como una de las más importantes que se hayan escrito en Francia después de la Segunda Guerra Mundial. Y, en su argumento, nos deja entrever«que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio» (Pág.. 255).

"La vida no tiene sentido, pero vale la pena vivir, siempre que reconozcas que no tiene sentido". A. Camus


jueves, 24 de agosto de 2017

EL MUNDO VA DEPRISA - ALBERT CAMUS





"(...) Para nosotros la cosa es sencilla: será la utopía o la guerra, tal como esta nos la preparan unos métodos de pensamiento caducos. El mundo tiene que elegir hoy entre el pensamiento político anacrónico y el pensamiento utópico. El pensamiento anacrónico nos está matando. Por muy desconfiados que seamos (y que lo sea yo), el espíritu de la realidad nos obliga a volver, pues, a esta utopía relativa. Cuando ella haya vuelto a entrar en la historia, como otras muchas utopías del mismo género, los hombres no imaginarán ya otra realidad".



Albert Camus, "El mundo va deprisa", À Combat, 27 de noviembre de 1946







jueves, 11 de agosto de 2016

ALBERT CAMUS - LA MUERTE FELIZ


"Sencillamente se trata de saber lo que puede aportarnos (para vivir mejor, para enfrentar mejor las agresiones de los acontecimientos, para adaptarse mejor a las sorpresas del mundo) un hombre que se considera artista pero que no sitúa su arte por encima de todo; un escritor que se considera solitario pero que se impone la solidaridad con todos los sufrimientos del mundo; un novelista que quisiera consagrarse a sus personajes pero para hacerlos que reflejen mejor las contradicciones y las bajezas de la condición humana". Camus






Camus buscó lo que todo individuo anhela, la felicidad, y lo expresó sin tapujos en sus libros y diarios. En ellos deja claro, recuerda, que no hay bien colectivo, que no hay felicidad en grupo si antes no se ha encontrado y disfrutado de la felicidad individual. Es la búsqueda primera y última. Esa sinceridad es la que hace, en parte, que conecte con los lectores.






Albert Camus nació en Argelia en el año 1913 y falleció en accidente de automóvil en 1960, había obtenido el Premio Nobel en 1957. Escritor excepcional, enormemente sincero, profundamente comprometido y dolorosamente inmerso en su época, ha sido y sigue siendo uno de los autores (novelas, teatro, ensayo, artículo periodístico) más completos y más admirados de Europa.






De su obra debemos destacar y recomendar especialmente dos hitos literarios: El extranjero (1942), íntimamente relacionada con La Muerte feliz y la que a nuestro parecer es la cumbre de su obra, La peste (1947), referencia universal.



"Antes de dormirse tuvo tiempo de ver la noche blanquearse un poco detrás de las cortinas y oír, con el alba y el despertar del mundo, como una inmensa llamada de ternura y de esperanza que fundía sin duda su terror a la muerte, pero al mismo tiempo le aseguraba que encontraría una razón para morir en lo que había sido toda su razón de vivir." (La muerte feliz (1938), de Albert Camus)




Camus escribió la novela La Muerte Feliz en los años 30 pero el libro no apareció publicado hasta la década de los 70. Reeditado en español por Alianza Editorial, narra la historia de Patrice Mersault (claro antecesor del Meursault de El Extranjero), oficinista de existencia insípida y rutinaria cuya vida cambia cuando se encuentra a un millonario inválido en un proceso de crimen y absurdo en búsqueda de felicidad.

Sin duda en esta obra Camus propone sus grandes temas; esos que irá desarrollando cada vez con más dedicación a lo largo de toda su carrera literaria: la soledad, el amor, la libertad, el dolor, la maldad. 
Y, como hicieron otros autores de innegable habilidad como Kafka, Dostoyevski o Sartre, Camus reflexionó en torno a esos temas importantes a través de la ficción.




La novela es algo corta y está dividida en dos partes. 

La primera parte, titulada "Muerte natural", describe la monótona y vacía vida de Patricio Mersault con su aburrido trabajo de oficinista y su relación poco importante con su novia. Mersault logra conocer al rico e inválido Roland Zagreus, quien le enseña a Mersault una forma de escapar: "Sólo se necesita tiempo para ser feliz. Mucho tiempo. La felicidad, también, consiste en tener gran paciencia. Y casi siempre nos pasamos la vida gastando tiempo para ganar dinero, cuando deberíamos estar gastando dinero para ganar tiempo". Mersault decide entonces matar a Zagreus y quedarse con su fortuna para así construir su felicidad.

La segunda parte, titulada "Muerte consciente", relata el viaje que realiza Mersault por toda Europa con el dinero de Zagreus. Viajando en tren de ciudad en ciudad, no logra encontrar su anhelada paz y decide regresar a Argel, a vivir en una casa junto al mar con tres jóvenes amigas. Todos aquí tienen una sola meta: la búsqueda de la felicidad. Pero Mersault necesita soledad. Se casa con una hermosa mujer a la que no ama, compra una casa en un pueblo cerca de la playa, y se muda solo. "A esta hora de la noche, su vida le parecía algo tan remoto. Se sentía tan solo e indiferente hacia todo y hacia él mismo, que Mersault sintió que al fin había alcanzado aquello que tanto quería: que la paz que ahora lo llenaba naciera del paciente abandono propio que había seguido y logrado sin la ayuda de este cálido mundo tan presto a negárselo sin ira." Gravemente enfermo, Mersault tuvo una muerte feliz.


La novela evidencia el tema principal: ¿cómo morir feliz?, es decir, ¿cómo vivir feliz hasta el punto de que la muerte también sea feliz? De este vivir y morir hermosos la primera parte es el revés, sin dinero, sin tiempo y sin dominio sentimental; la segunda, gracias a la independencia financiera, a una organización del tiempo y a la paz del corazón, es el derecho. Estos son, en resumen el contenido y el sentido de La muerte feliz. (Pág. 11-12-13)







No es tan difícil la felicidad y a ella contribuye un Orgullo: "No obstante, a menudo me han dicho: no hay nada de que sentirse orgullosos. Pero sí hay algo: este sol, este mar, mi corazón palpitando de juventud, mi cuerpo salado y este inmenso paisaje donde la ternura y la gloria se reúnen en el dorado y el azul".

También contribuye a esa felicidad y orgullo la Cultura: "Sin la cultura, y la relativa libertad que ella supone, la sociedad, por perfecta que sea, no es más que una jungla".

Para evitar esa jungla sin cultura es esencial el Arte: "El arte es un medio de conmover a la mayoría de los hombres al ofrecerles una imagen privilegiada de los sufrimientos y las alegrías comunes". 

Y dentro del arte un lugar privilegiado tiene la Belleza: "La belleza, que ayuda a vivir, también ayuda a morir".

Una belleza que también contempla el Amor: "El auténtico amor no es una decisión ni es libre. El corazón, sobre todo el corazón, no es libre. El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable". 






sábado, 7 de noviembre de 2015

ALBERT CAMUS - CALÍGULA, SOBRE EL VACÍO DE LA VIDA Y SU FUTILIDAD

El 7 de noviembre de 1913 nacía el escritor Albert Camus.





Albert Camus es uno de los escritores y pensadores más representativos de Francia en el período de la segunda posguerra. Comenzó llamando la atención con una novela corta: "El extranjero", y luego, "La peste" le daría fama internacional. 

Fue amigo durante mucho tiempo, y después enemigo, de Jean Paul Sartre. Pero, también, tenía grandes problemas. Su apoyo a causas pocos populares le generaban controversias. 

Desde muy joven se dedicaría al teatro, en principio, adaptando textos clásicos (Aristófanes, Esquilo, el teatro isabelino, los clásicos españoles) y, luego, con sus propias obras: "Calígula", "El malentendido", "El estado de sitio" y "Los justos".





“No soporto este mundo. No me gusta tal como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad”. (Calígula)


***


Calígula fue la primera pieza de teatro de Albert Camus, lo que la inscribe en el periodo más pesimista de su carrera, el conocido como ciclo del absurdo. Escrita en 1937 con la finalidad de ser representada por el Teatro del Equipo de Argel, formado por un grupo de sus amigos. Sin embargo, fue estrenada recién en 1945 en el Teatro Hébertot en París. Camus fue modificando esta obra durante trece años hasta su versión definitiva para el Festival de Arte dramático de Angers en 1957.

Calígula corresponde al ciclo de la negación, más conocido como el ciclo del absurdo. Indaga sobre el destino del hombre que se encuentra tanto en comunión como en oposición con el mundo que lo rodea. El hombre es mortal, el mundo es eterno, a partir de la toma de consciencia de esta situación el hombre comienza a rebelarse contra su destino y desea, desesperadamente, encontrarle un sentido al mundo. Este ciclo se encuentra inscrito en el contexto de la segunda guerra mundial, de ahí que aparezca inmortalizada la angustia colectiva universal.



Frente a lo absurdo de la vida Camus propone la rebelión como una manera activa de combatir las injusticias. A partir de la rebelión (aún cuando se trate de un acto individual) la colectividad existe. Mediante una ética y una estética del rechazo y la contradicción el hombre se rebela contra el absurdo.

La obra completa trata del sufrimiento humano en su más absurda y total expresión. La mayoría de parlamentos están llenos de acotaciones sobre el vacío de la vida, su futilidad y la sin razón. 

Según la obra, no hay nadie que escape a su destino y para eso no hay privilegios. El no sentir nada también simbólicamente expresa la vacuidad de la vida. No sentir es el sinónimo de para qué sentir si de todas formas el sufrimiento continuará "los hombres lloran porque las cosas no son como deberían ser" (Calígula).

El sufrimiento de Calígula se vé desesperado en las frases que dice: 

"Creía como todo el mundo, que era una enfermedad del alma. Me duele la piel, el pecho, los miembros. Tengo la cabeza vacía y el estómago revuelto. ¡Qué duro y amargo es hacerse hombre!" 

Estas frases de enorme pesar indican que una persona cínica, insensible y malvada tienes sus raíces en el propio sufrimiento. 

Trata de cambiar el orden del mundo establecido para probarse a sí mismo que él es invencible y que cualquiera que tenga su osadía, puede convertirse en un dios. De tal manera ve a los dioses como una prolongación humana, pero malvada.






Calígula es para Camus símbolo del absurdo en el ser humano y, también, de lo absurdo del mundo. 

Dice Camus "era un tirano inteligente cuyos móviles parecían a la vez singulares y profundos". La obra tiene cuatro actos. La acción se desarrolla en el palacio del emperador en Roma.

"No sé si este mundo tiene un sentido que lo supera pero sé que no conozco ese sentido y que por el momento me es imposible conocerlo. ¿Qué significa para mí un significado fuera de mi condición? No puedo comprender sino es en términos humanos. Lo que toco, lo que me resiste, eso es lo que comprendo".


Fragmento:

Acto I, escena IV.


"CALÍGULA: Piensas que estoy loco, ¿no?


HELICÓN: Sabes muy bien que no pienso. Soy demasiado inteligente para hacerlo.

CALÍGULA: Ya. Bueno. El caso es que no estoy loco, y hasta te diré que nunca he estado tan cuerdo. Sencillamente, he sentido un anhelo imposible. (Una pausa) No me gusta cómo son las cosas.

HELICÓN: Es una opinión bastante extendida.

CALÍGULA: Cierto. Pero hasta ahora no lo sabía. Ahora lo sé. (Con la misma naturalidad.) No soporto este mundo. No me gusta tal como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad, algo que, por demencial que parezca, no sea de este mundo.

HELICÓN: El razonamiento tiene coherencia. Pero, en términos generales, no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias.

CALÍGULA: (Levantándose, pero con la misma naturalidad.) Qué sabrás tú. Precisamente por no llevarlo hasta sus últimas consecuencias nunca se logra nada. Pero quizá baste con que sea lógico hasta el final. (Mira a HELICÓN.) También ahora sé lo que piensas. ¡Cuánto lío por la muerte de una mujer! No, no tiene nada que ver con ella. Creo recordar, es cierto, que hace unos días murió una mujer a la que yo amaba. Pero ¿qué es el amor? Poca cosa. Esta muerte no supone nada para mí, te lo juro; simplemente me indica una verdad, una verdad que me lleva desear la luna. Es una verdad sumamente clara y sencilla, y aunque sea un poco tonta, cuesta descubrirla y también sobrellevarla.

HELICÓN: ¿Cuál es esa verdad, Cayo?

CALÍGULA: (Mirando hacia otro lado, en tono neutro.) Los hombres mueren y no son felices". 

(..)

ALBERT CAMUS. CALÍGULA.



Fuentes:


domingo, 17 de agosto de 2014

LA CAÍDA (LA CHUTE) DE ALBERT CAMUS - SOBRE LA MISERIA DEL HOMBRE


"Cuando se ha meditado largamente sobre el hombre, por oficio o por vocación, se llega a sentir cierta nostalgia por los primates. Ellos no tienen segundas intenciones", "…como si sospechara que al menos hay algo que no funciona como es debido entre los hombres”.





Hoy he terminado de releer la novela "La caída", de Albert Camus. En mi opinión, y en pocas palabras, el libro es una maravilla. Lo recomiendo y de forma urgente.

La existencia del hombre queda descrita de una manera un tanto irónica. Camus, de una forma genial, hace una crítica sobre el contexto y la percepción que el protagonista tiene sobre la sociedad, tal pensamiento parte desde la experiencia propia, donde se describen varios aspectos del hombre, como la amistad, el trabajo, la sexualidad, la interioridad, entre otras cosas. Pese a esto el concepto del individuo quedará relativizado por lo absurdo.






Os dejo cuatro fragmentos del libro que me han parecido especialmente importantes:


1 " ..Siempre me pareció que nuestros conciudadanos tenían dos furores: las ideas y la fornicación, a diestro y a siniestro, por así decirlo. Guardémonos, por lo demás, de condenarlos; no son los únicos. Toda Europa hace lo mismo. A veces imagino lo que habrán de decir de nosotros los historiadores futuros. Les bastará una frase para caracterizar al hombre moderno: fornicaban y leían periódicos. Después de esta aguda definición me atrevería a decir que el tema quedará agotado"


* En cierto punto del libro, Clamence (protagonista de la novela) describe el momento de su vida, en que se hace consciente del hecho de que todo gira en torno a un continuo juicio de valor sobre su persona: se da cuenta, de hecho, de que la vida no es más que un juicio perpetuo; comprueba que todos somos continuamente objetivo de innumerables valoraciones que sobre nosotros vierten otras personas, lean:


2 " ..A partir del día que me puse en alerta, me vino la lucidez. Recibí todas las heridas al mismo tiempo y perdí mis fuerzas de golpe. El universo entero se echó a reír a mi alrededor.

Eso es algo que ningún hombre puede soportar (salvo aquellos que no vive, es decir, los sabios). La única defensa reside en la maldad. La gente entonces se apresura a juzgar para no ser ellos mismos juzgados. ¿Qué quiere? La idea más natural del hombre, como del fondo de su naturaleza, es la idea de su inocencia.

Todos somos casos excepcionales. ¡Todos nos remitimos a algo! Cada cual exige ser inocente, a cualquier precio, incluso si para ello hay que acusar al género humano y al cielo.

Pero esos los bribones quieren el perdón, es decir, la irresponsabilidad, y extraen sin vergüenza justificaciones de la naturaleza o excusas de las circunstancias, aun cuando sean contradictorias. Lo esencial es ser inocente, que las virtudes, debidas al nacimiento, no puedan ser puestas en duda, y que sus faltas, producto de un infortunio pasajero, sean siempre provisionales.

Se trata de atajar los juicios. Como resulta muy difícil atajarlos, y delicado hacer admirar y excusar la propia naturaleza, todo el mundo intenta ser rico. ¿Por qué? ¿No se lo he preguntado? Por el poder claro. Pero sobre todo porque la riqueza evita el juicio inmediato.

Tan cierto es eso que raras veces confiamos en los que son mejores que nosotros. Antes bien, huimos de su compañía. Al contrario, nos confesamos a menudo con aquellos a quienes nos parecemos y que comparten nuestras debilidades. Por lo tanto no deseamos corregirnos, ni mejorar: sería necesario para ello primero que se nos pillara en falta. Deseamos solamente que se nos tenga compasión y que se nos anime en nuestro camino..." 

(fragmento demoledor este último respecto de nuestra naturaleza, creo que bastante cierta. Este párrafo podría por sí sólo describir el libro que nos ocupa. Así es la vida)


3 " ..Cuando todos seamos culpables, entonces viviremos en democracia.


Somos unas extrañas y miserables criaturas, y por poco que reflexionáramos sobre nuestras vidas, no faltarían las ocasiones de asombrarnos y de escandalizarnos a nosotros mismos..."

* Otro fragmento de los inmensos y totalmente vigente:


4 " .. ¿Cómo se da esto actualmente? ¿Podemos ver a Sísifo caminar entre nosotros? ¿Hemos asimilado de alguna manera la revelación que ha sido el s. XX sobre el absurdo del mundo? La construcción de sistemas ideales y perfectos, que no son atacados en ningún momento por la contradicción, comenzó a caer durante el s. XIX; y el s. XX sin duda ha significado un duro golpe para estos sistemas, que se podría decir, "han visto el infierno". Desde que esto sucede, cunde en Occidente la contingencia, la inversión o la "desvalorización" de los valores, el relativismo. En resumen, la Postmodernidad. Por así decirlo, somos conscientes de que la hechura del mundo que tenemos, o que nos ha sido transmitida por la tradición, es poco menos que un fraude. Antropocentrismo, determinismo, finalidad, necesidad, todo como características propias del hombre, han sido hundidos..."




El protagonista y narrador de esta novela lleva por nombre Jean- Baptiste Clamence, quien reflexiona sobre su vida en un pensamiento absurdo que caracteriza a Camus en referencia a la existencia. 

El personaje describe su vida a través de todo una reflexión de muchos aspectos que identifican su persona, destacando su oficio como abogado, sin embargo se presenta como un juez penitente, puesto que se juzga a sí mismo como a las personas que lo rodean sobre sus errores y existencia: "A este respecto, la sociedad echó a perder un poco, hay que reconocerlo, la franca simplicidad de su naturaleza".





La caída es un monólogo abrupto, cabreado, sobre la justicia y, sobre todo, contra la injusticia. Es la tercera y última novela de este filósofo, publicada en el año 1956.


jueves, 7 de noviembre de 2013

HOY SE CUMPLEN 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL MARAVILLOSO ALBERT CAMUS





Nació en Mondovi, el 7 de noviembre de 1913 y muere en Cahapelle Champny el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico. Más que filósofo era un novelista, ensayista y dramaturgo francés considerado como uno de los escritores más importantes posteriores a 1945 (la posguerra francesa).


Su madre era española y su padre francés. Se quedó huérfano de padre siendo él muy joven y se trasladó en compañía de su madre a Argel. Ella, analfabeta debe sostener las necesidades de ambos con varios trabajos domésticos.


“No me queda más que el silencio y la calumnia hará el resto.”





Albert Camus, hombre reconocido en la Europa de su tiempo, había recibido el premio Nobel y se encontraba realizando la parte de su obra dedicada al amor. Ya lo había hecho anteriormente con el absurdo, a través de su novela «El Extranjero», su ensayo «El Mito de Sísifo», y las obras teatrales «Calígula» y «El Malentendido», y con la rebeldía, mediante su premiada novela «La Peste», su ensayo «El Hombre Rebelde» y las obras «El Estado de Sitio» y «Los Justos». 


Había realizado diversas adaptaciones teatrales, entre las que se destaca «Los Poseídos» de Dostoievsky. Participó, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Resistencia francesa, cuya participación, dada a su tuberculosis, se había desarrollado por medio del periódico clandestino Combat. Esta labor periodística se comenzó a cultivar desde su juventud, cuando trabajaba a principios de 1939 para el Alger Républicain de Argelia, su tierra natal, siendo reconocido por su artículo La miseria de Kabilia, donde expone con claridad y detalle las condiciones de vida de los pobres de su país.



Albert Camus, fotografiado por Henri Cartier Bresson

Sin embargo, se suele olvidar las primeras obras de Camus – «Bodas», «La muerte feliz» y los ensayos reunidos bajo el nombre de «Al revés y al derecho», todas marcadas por el sol y el mar del mediterráneo, o su compendio de ensayos «El Verano», del cual nosotros destacamos «El Exilio de Helena», y, sobre todo, los últimos escritos de su obra: la compilación de cuentos «El Exilio y el Reino» y su novela «La Caída», que revelan el ánimo de Camus por aquel entonces, cuando se encontraba apartado del ambiente intelectual, del cual se sentía cansado y decepcionado tras todo el revuelo que causó la publicación de «El Hombre Rebelde», y que expresaría posteriormente en «El Primer Hombre».


A todo lo anterior, hay que agregar sus artículos publicados, las conferencias dadas y las cartas escritas, además de su hermoso diario de viaje, donde narra su visita a Chile.





"La sangre de la libertad", por ejemplo, recoge la faceta de Camus menos conocida: como periodista y activista insobornable contra la tiranía y en favor de "la lucha de los oprimidos, a los que les está prohibida la rebelión violenta". Según él, se hizo periodista para poder expresar su ira, reconociendo: "no creo estar preparado para comprender los asuntos que me vuelven loco: el nacionalismo, el colonialismo, la injusticia social, y la absurdidad del Estado moderno". En estas páginas, Camus argumenta que "si la lucha es difícil, las razones para luchar son siempre claras".


La hermosa conclusión de su discurso «El Pan y la Libertad», emitido el 10 de mayo de 1953 en la Bolsa de Trabajo de Saint-Ètienne:


«(…) la libertad no es un regalo que se recibe de un Estado o de un jefe, sino un bien que se conquista a diario, gracias al esfuerzo de cada uno y la unión de todos.» (ibid., p. 157)


(*)Parte del texto lo he leído esta mañana en un blog que me gusta mucho:


http://grupogomezrojas.org/

domingo, 28 de octubre de 2012

EL HOMBRE REBELDE - ALBERT CAMUS



"¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no. Pero negar no es renunciar: es también un hombre que dice sí desde su primer movimiento." 



El hombre rebelde es un tratado filosófico de Albert Camus sobre la rebeldía, o sobre cómo y por qué a lo largo de la historia el hombre se levanta contra el Dios o el Amo. Está dividida en tres partes. 

La primera ilustra a partir de autores de la literatura como el Marques de Sade y artistas como los románticos y surrealistas, la llamada "revolución metafísica".

El segundo apartado titulado "La rebelión histórica" describe los movimientos de la emancipación social que se alimentaron gracias al conocimiento de las categorías del sistema de Hegel. El anarquismo y las luchas sociales posteriores tendrán así lugar en una comprensión de la rebeldía y la emancipación del hombre en su condición de siervo.


Por último la obra dedicará una reflexión a la relación entre "arte y rebelión". En cada uno de estos apartados se abordan y complejizan las distintas formas de la rebelión contra los valores y principios que se han aceptado como inmutables. 

Dios, moral y principios, se ponen en cuestión en el acto de la rebeldía a favor de una comprensión diferente, la cual ofrezca un sentido ajeno al de los principios superiores o divinos. 


Es la rebelión constante, el espíritu que mueve al hombre crítico, humanista y emancipador, previniendo de la tiranía en nombre de la libertad.


*.- Excelente propuesta la de compartir este libro, que refleja ciertos aspectos de la condición humana (al decir de Fromm). Es un libro PERFECTO si se puede aplicar perfección a una obra humana. Lo recomiendo fervientemente a quien no lo haya leído aún.

Testigo moral de la Europa destruida por la Segunda Guerra Mundial, las obras de creación y las reflexiones teóricas de Albert Camus (1913-1960) constituyen el anverso y el reverso de una única indagación en torno a la complejidad y la ambigüedad de la condición humana.

***

EL HOMBRE REBELDE es una ambiciosa exploración del mundo moderno desde la Revolución francesa a la Revolución rusa, pasando por el marqués de Sade, Marx, el anarquismo, Nietzsche, los nihilistas, el terrorismo y el surrealismo.






Fragmento del libro:


"¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si se niega, no renuncia: es además un hombre que dice que sí desde su primer movimiento. Un esclavo, que ha recibido órdenes durante toda su vida, juzga de pronto inaceptable una nueva orden. ¿Cuál es el contenido de ese “no”? Significa, por ejemplo, “las cosas han durado demasiado”, “hasta ahora, sí; en adelante, no” ,”vas demasiado lejos”, y también “hay un límite que no pasaréis”. 

En suma, ese “no” afírma la existencia de una frontera. Vuelve a encontrarse la misma idea de límite en ese sentimiento del rebelde de que el otro “exagera”, de que no extiende su derecho más allá de una frontera a partir de la cual otro derecho le hace frente y lo limita. Así, el movimiento de rebelión se apoya, al mismo tiempo, en el rechazo categórico de una intrusión juzgada intolerable y en la certidumbre confusa de un buen derecho; más exactamente, en la impresión del rebelde de que “tiene derecho a…”. La rebelión va acompañada de la sensación de tener uno mismo, de alguna manera y en alguna parte, razón."



martes, 20 de marzo de 2012

¿ES POSIBLE TENER AMOR? - REFLEXIONES INTERESANTES SOBRE EL ARTE DE AMAR


ISAIAH STEPHENS



El amor es un concepto que supera todo intento de conceptualización, pues atañe a una parte no racional del ser humano, su campo principal se encuentra en la sensación, la intuición, y sólo después del sentimiento y de la razón.


El amor no es sencillo, es paradójico, terrible, grandioso y ruin a la vez, no hay momento que no este cercano al fin, ni fin que no augure un nuevo comienzo. Para los que aman un pequeño resquicio de gloria los aguarda, y por el habrán de pagar. Para los que no se atreven a amar sólo el lago de fuego los espera, pues el infierno es interior y a veces se le confunde con el paraíso. De cualquier modo hay quienes se contentan con los abismos y quienes se afanan a la búsqueda de lo celeste, que cada quien camine por el sendero que le corresponda, pero que nadie clame por el arrepentimiento.








Rememorando lo que algunos han dicho sobre el amor, pensé en dejar algunas anotaciones que me han parecido interesantes:


Dice Marx:


Si suponemos al hombre como hombre y a su relación con el mundo como una relación humana, sólo se puede cambiar amor por amor, confianza por confianza, etc. Si se quiere gozar del arte hasta ser un hombre artísticamente adecuado; si se quiere ejercer influjo sobre otro hombre, hay que ser un hombre que actúe sobre los otros de modo realmente estimulante e incitante. Cada una de las relaciones con el hombre –y con la naturaleza- ha de ser una exteriorización determinada de la vida individual real que se corresponde con el objeto de la voluntad. Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor, en cuanto amor, no produce amor recíproco, si mediante una exteriorización vital como hombre amante no te conviertes en hombre amado, tu amor es impotente, una desgracia.


A Karl Marx se le ha juzgado como un pensador frío, calculador, únicamente interesado en los hechos concretos y objetivos. Pero quien ha leído a Marx sabe que dentro de su teoría social se encuentra implícito un fortísimo sentido humanista, su crítica a la economía y a la política del capitalismo implica la idea de que el hombre debe superar la alienación de un sistema mecanizado y recuperar de esta manera su dignidad humana, con el trabajo y con la revolución. 

Este fragmento se encuentra en el tercer manuscrito de sus Manuscritos económico-filosóficos, y fue usado para confrontar el concepto del dinero y el mercado como único fin de intercambio, Marx mostró que mas allá de lo económico, las cualidades humanas no son intercambiables por nada más que algo semejante a ellas misma, y nos dice que el amor es algo que ha de ser compartido, lo cual requiere que, antes que nada, el proceso amoroso se resuelva dentro del propio individuo.



Magritte


Dice Khalil Gibran:


Cuando el amor los llame, síganlo.
Y cuando su camino sea duro y difícil.
Y cuando sus alas los envuelvan, entréguense.
Aunque la espada entre ellas escondida los hiera.
Y cuando les hable, crean en él. Aunque su voz destroce nuestros sueños, tal como el viento norte devasta los jardines.

Pero si, en su miedo, ustedes buscan solamente la paz y el placer del amor, entonces es mejor que cubran su desnudez y se alejen de sus umbrales.

Hacia un mundo sin primaveras donde reirán, pero no con toda su risa, y llorarán, pero no con todas sus lagrimas.


El poeta Khalil Gibran alcanza alturas insospechadas en ese libro tan famoso llamado El profeta, al cual pertenecen este par de fragmentos. El libro relata el último discurso del profeta Almustafá, antes de partir hacia tierras extrañas. Almitra, la sacerdotisa, le pregunta sobre el amor, y Almustafa, sereno, les habla a todos sobre el placer de amar, pero también le habla del riesgo y les enseña que ambos sentidos van entremezclados en el acto amoroso. No se puede vivir el amor sin asumir el sufrimiento, pues el placer y el dolor van juntos, son gemelos, como lo dijera Sócrates. Aquel que pretenda vivir solo el placer del amor se vera condenado a padecer un amor incompleto e irremediablemente angustiante.



Ramón Casas


Erich Fromm dice:


¿Es posible tener amor? Si se pudiera, el amor necesitaría ser una cosa, una sustancia susceptible de tenerla y poseerla. La verdad es que no existe una cosa concreta llamada “amor”. “El amor” es una abstracción, quizá una diosa o un ser extraño, aunque nadie ha visto a esa diosa. En realidad, sólo existe el acto de amar, que es una actividad productiva. Implica cuidar, conocer, responder, afirmar, gozar de una persona, de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad. Es un proceso que se desarrolla y se intensifica a si mismo.


Tal vez el libro mas conocido de Fromm sea El arte de amar, sin embargo esta cita esta sacada de otro de sus libros ¿Tener o ser? Lo cual indica que para Fromm el tema del amor era de suma importancia, y es que en otro libro, por ejemplo, él antepone al concepto de Necrofilia el de Biofilia que corresponde muy bien a lo que en la cita él llama amor. 

El amor no es un objeto, es un proceso, por lo tanto su dinámica sólo puede ser el resultado de una acción, el amar. De hecho también el individuo es una abstracción por eso solo la acción es real. Hay cierto peligro en el amor y es el de la idolatría, esa abdicación de poderes que el hombre utiliza para crecer, pero que si se malentiende convierte al creador en esclavo de su creación. La simbiosis surge de este ámbito, el hombre que proyecta su ideal de complemento en el otro, pero que deja de reconocerse en ese otro, convierte al objeto amado en ídolo y limita ampliamente sus propias capacidades, lo cual también restringe su propia capacidad amatoria.




AUGUSTE RODIN


Milan Kundera dice:


"…los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también".


Esta cita es de ese gran libro La insoportable levedad del ser, un manifiesto amoroso de lo más extraño, pero que encierra entre sus páginas situaciones comunes y pensamientos cotidianos que pocos se atreven a aceptar.

El primer estadio del amor, de la dinámica de la pareja, es el enamoramiento, ese idilio paroxista que envuelve a los dos amantes (o sólo a uno si este no es correspondido) y que biológicamente y psicológicamente cumple el papel de detonador de la relación. Este es el momento de la proyección del alma en el ser amado. En ese momento la idealización es un periodo normal, pero con la ilusión del otro viene también el posterior desencanto. 

La pareja empieza a descubrirse como un ser falible, a veces ruin, envestido de una mediocridad inquietante, se empieza a humanizar a ojos de su pareja. Acontece así un momento crítico, los amantes deberán aprender que el otro es también humano y que los defectos son facetas con las que habrán de convivir, y que aprenderán a tolerar, si no es así la relación se romperá y tendrán que esperar el siguiente enamoramiento en el que el ciclo se cumplirá de nuevo. Pero en algún momento se aprende que no es posible amar a los dioses, sólo a los seres humanos.



BERNINI


El hombre tiene dos caras: no puede amar sin amarse. Albert Camus



jueves, 21 de julio de 2011

ALBERT CAMÚS (1913-1960) "EL MITO DE SÍSIFO" ...habla acerca del hombre como autómata en la sociedad; del incesante quehacer rutinario, y de la absurdidad


En 1942, Albert Camus , publicó El Mito de Sísifo ; tenía 27 años y Europa estaba en la Segunda Guerra Mundial, debatiéndose entre un nazismo criminal y aterrador y un comunismo disfrazado de humanismo, pero del que acabarían conociendo su despiadado rostro millones de personas. Camus no fue movilizado por su enfermedad (tuberculosis) y en esta fecha ya había abandonado el Partido Comunista por graves discrepancias ,como el sorprendente pacto germano-soviético firmado por Ribentrop-Molotov de 1939. 


En agosto de 1945 fue el único intelectual occidental que denunció el lanzamiento, por los norteamericanos, de las bombas atómicas sobre Hirosima y Nagasaki y algo después, ante las informaciones conocidas por algunos privilegiados de la realidad en la Unión Soviética -hambrunas campesinas, deportaciones en masa, campos de trabajos forzados como Kolimá, procesos de Moscú...-no quiso aceptar como Sartre el "mal menor" para conseguir el bien definitivo: " Me decían que eran necesarios unos muertos más para llegar a un mundo donde no se matara"... 

Había nacido en una familia pobre de colonos en la Argelia francesa, su madre de origen español era analfabeta y apenas conoció a su padre que murió en la Primera Guerra Mundial en 1914. En la escuela primaria, sus profesores, sobre todo Louis Germain ,y luego en la secundaria Jean Grenier, le alentaron a seguir los estudios para los que le reconocían especiales facultades.Nunca lo olvidó y a Louis Germain le dedicó su discurso de Premio Nobel de Literatura en 1957 concedido por toda su obra que ":pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia del hombre de hoy". Murió en un accidente de coche en 1960. 

Sus obras, La Peste, El mito de Sísifo, El extranjero...,su teatro, artículos de prensa, revelan un gran talento literario y una profunda procupación ética y humana que le llevaron ,en una especie de "optimismo existencial", a no perder la esperanza de cierta alegría, frente a lo absurdo del destino humano programado por los dioses. Las últimas frases del Mito de Sísifo, resumen esta filosofía.

SÍSIFO, TIZIANO, MUSEO DEL PRADO

La reina María de Hungría, hermana de Carlos V, había encargado esta obra a Tiziano en Augsburgo en 1548.El pintor (1488/89-1576) que durante su larga vida y hasta el final, mantuvo un potencial creativo y una capacidad expresiva prodigiosos,en esta pintura refleja la capacidad del desnudo para expresarlo todo, como ya pensaban los griegos y seguía pensando su contemporáneo Miguel Ángel.Realza las formas con la calidez, la riqueza y suntuosidad del color propio de Venecia y trasmite, plásticamente, la idea de carga aplastante, terrible y absurda -por la inutilidad del trabajo realizado- del castigo que los dioses han impuesto a Sísifo: ascender por la abrupta pendiente de una montaña cargado con una gigantesca roca que al llegar a la cumbre rodará otra vez hasta la base, para comenzar una y otra vez...sin fin.






El Mito de Sísifo visto por Camús


"Los dioses condenaron a Sisifo a empujar eternamente una roca hasta lo alto de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con cierta razón, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. 



Si damos crédito a Homero, Sísifo era el más sabio y más prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, propendía al oficio de bandido. No veo contradicción en ello. Difieren las opiniones sobre los motivos que lo llevaron a ser el trabajador inútil de los infiernos. Se le reprocha ante todo cierta ligereza con los dioses. Reveló secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le extrañó su desaparición y se quejó a Sisifo. Éste, que estaba enterado del rapto, ofreció a Asopo informarlo de todo, a condición de que diera agua a la ciudad de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestiales. Y en castigo acabó en los infiernos. Homero nos cuenta también que Sisifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, que liberó a la Muerte de manos de su vencedor. 



Cuentan también que Sísifo, en trance de muerte, quiso poner imprudentemente a prueba el amor de su esposa. Le ordenó que arrojase su cuerpo insepulto a la plaza pública. Sísifo fue a parar a los infiernos y allí, irritado por obediencia tan contraria al amor humano, consiguió permiso de Plutón para regresar a la tierra y castigar a su mujer. Pero cuando volvió a ver el rostro de este mundo, a disfrutar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, no quiso regresar a las sombras infernales. Nada consiguieron llamadas, cóleras y advertencias. Durante muchos años siguió viviendo delante de la curva del golfo, el mar resplandeciente y las sonrisas de la tierra. Fue preciso un decreto de los dioses. Mercurio vino a agarrar al audaz por el pescuezo y, arrebatándolo a sus goces, lo devolvió a la fuerza a los infiernos, donde su roca estaba ya preparada. 




Se habrá comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte, y su pasión por la vida le valieron ese suplicio indecible en el cual todo el ser se dedica a no rematar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. Nada nos dicen sobre Sísifo en los infiernos. Los mitos están hechos para que la imaginación los anime.

En el caso de éste, vemos solamente todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, empujarla y ayudarla a subir por una pendiente cien veces recomenzada;vemos el rostro crispado, la mejilla pegada contra la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de greda, un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramnente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de este prolongado esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, llega a la meta. Sísifo contempla entonces cómo la piedar rueda en unos instantes hacia ese mundo inferior del que habrá de volver a subirla a las cumbres. Y regresa al llano. 


Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. ¡Un rostro que pena tan cerca de las piedras es ya de piedra! Veo a ese hombre bajar con pasos pesados aunque regulares hacia el tormento cuyo fin no conocerá. Esa hora que es como un respiro y que se repite con tanta seguridad como su desgracia, esa hora es la de la conciencia. En cada uno de esos instantes, cuando abandona las cimas y se hunde poco a poco hacia las guaridas de los dioses, Sísifo es superior a su destino. Es más fuerte que su roca. 

Lo trágico de este mito estriba en que su héroe es consciente. ¿En que quedaría su pena, en efecto, si a cada paso lo sostuviera la esperanza de lograrlo? El obrero actual trabaja, todos los días de su vida, en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo. Pero sólo es trágico en los raros momentos en que se hace consciente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde, conoce toda la amplitud de su miserable condición: en ella piensa durante el descenso. La clarividencia que debía ser su tormento consuma al mismo tiempo su victoria. No hay destino que no se supere mediante el desprecio. 


Sísifo, según el pintor simbolista alemán Franz von Stuck (1863-1928) 


Si el descenso se hace ciertos días con dolor, puede también hacerse con gozo. La palabra no es exagerada. Me imagino otra vez a Sisifo regresando hacia su roca, y el dolor existía al principio. Cuando las imágenes de la tierra se aferran con demasiada fuerza al recuerdo, cuando la llamada de la felicidad se hace demasiado apremiante, entonces la tristeza se alza en el corazón del hombre: es la victoria de la roca, es la propia roca. Una angustia inmensa es demasiado pesada para llevar. Son nuestras noches de Getsemaní. Pero las verdades aplastantes desaparecen al ser reconocidas. Edipo, por ejemplo, obedece primero al destino sin saberlo. A partir del momento en que sabe, su tragedia comienza. Pero en el mismo instante, ciego y desesperado, reconoce que el único lazo que lo ata al mundo es la fresca mano de una jovencita. Una frase desmesurada resuena entonces: "Pese a tantas pruebas, mi avanzada edad y la grandeza de mi alma me llevan a juzgar que todo está bien". El Edipo de Sófocles, como el Kilrilov de Dostoievski, da así la fórmula de la victoria absurda.La sabiduría antigua coincide con el heroísmo moderno. 


No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado de escribir algún manual de felicidad. "¿Y cómo así? ¿por caminos tan angostos...?" Pero no hay más que un mundo. La felicidad y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. El error consistiría en decir que la felicidad nace forzosamente del descubrimiento absurdo. A veces ocurre que el sentimiento de lo absurdo nace de la felicidad. "Juzgo que todo está bien", dice Edipo, y esa frase es sagrada. Resuena en el universo feroz y limitado del hombre. Expulsa de este mundo a un dios que había entrado en él con la insatisfacción y el gusto de los dolores inútiles. Hace del destino un asunto humano, que deberá arreglarse entre los hombres. 

Todo el gozo silencioso de Sísifo está en eso. Su destino le pertenece. Su roca es su casa. De la misma manera el hombre absurdo, cuando comtempla su tormento, manda callar a todos los ídolos. En el universo que de pronto ha recobrado su silencio se alzan las mil vocecitas maravilladas de la tierra. Llamadas inconscientes y secretas, invitaciones de todos los rostros, son el reverso necesario y el precio de la victoria. No hay sol ni sombra, y es menester conocer la noche. El hombre absurdo dice sí y su esfuerzo no cesará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior o al menos no hay sino uno, que juzga fatal y despreciable. En lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante sutil en el que el hombre se vuelve sobre su vida, Sísifo,regresando hacia su roca, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierte en su destino, creado por él, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado con su muerte. Así, persuadido del origen plenamente humano de cuanto es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando. 


 ¡Dejo a Sísifo al pie de la montaña! Uno siempre recupera su fardo. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. También él juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin dueño no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esa piedra, cada fragmento mineral de esa montaña llena de noche, forma por sí solo un mundo. La lucha por llegar a las cumbres basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo feliz." 



Albert Camus, 1942