"Los bosques crecen todavía.
Los campos son fértiles todavía.
Las ciudades están en pie todavía.
Los hombres respiran todavía".
Bertold Brecht además de un excelente poeta y dramaturgo fue un intelectual fuertemente comprometido con los valores de la paz y la justicia.
Brecht es hijo del desastre de la primera guerra mundial, del hundimiento de un mundo que apenas unos años atrás del estallido de la gran guerra no podía siquiera imaginar que una generación entera moriría entre el barro de las trincheras.
En esos años de aprendizaje, Brecht había anotado sus impresiones, con la llegada de la penuria tras la guerra, en cuadernos que él mismo fabricaba, envuelto en la efervescencia del expresionismo que inundaba el arte y la literatura, ese expresionismo que, pese a su radicalismo, no dejaba de ser un anticapitalismo romántico.
"La brutalidad no viene de la brutalidad, sino de los negocios que, sin ella, ya no se llevarían a cabo. [...] Muchos de los escritores que hemos experimentado, horrorizados, el terror del fascismo, no hemos aprendido aún la lección, no hemos descubierto la raíz de la brutalidad que nos espanta. Persiste el peligro de considerar las crueldades inútiles"
"El destino del hombre es el hombre mismo"
Otto Reigbert, (Dibujo sobre una obra de teatro de Brecht)
¿Por qué es importante Brecht?
En primer lugar, porque es el creador de una nueva forma estética, tanto en poesía como en teatro. Brecht es, para la crítica, uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX. Pero también es un poeta inmenso, de una fertilidad creadora indiscutible. Tenía una gran facilidad para versificar y componer, lo hacía imitando las formas de sus poetas más admirados: Horacio, Schiller, Goethe, Villon, Rimbaud o Shakespeare.
En segundo lugar, fue un hombre de teatro completo, tenía conocimientos musicales y una gran formación teatral, como demostró en su etapa de director del Berliner Ensemble, donde creó una nueva estética teatral que denominó teatro épico.
Muchas son las obras de teatro de Brecht donde se puede encontrar su carácter antibelicista.
La leyenda del soldado muerto, uno de sus poemas más conocidos y quizás el más claramente antibélico, antimilitarista y pacifista que nunca escribió, donde plasma su experiencia en la guerra a través de la historia de un soldado muerto, desenterrado por sus superiores, que lo harán desfilar por el país en una larga marcha militar entre multitudes que aclaman entusiasmadas las heroicidades del soldado:
"Al entrar en su quinto año, la guerra
no ofrecía perspectivas de paz;
el soldado sacó sus consecuencias y
murió de muerte heroica"
Esa es la etapa del joven iconoclasta Brecht que recorría las cervecerías de Augsburgo y Munich con su guitarra cantando sus poemas, que le gustaba el jazz, que tenía un aspecto estrambótico, se rapaba el pelo e iba desaliñado, con su gorra y chaqueta de cuero raídas, pero que seducía a cuantos le rodeaban, hombres y mujeres quedaban atrapados por su encanto.
Es el Brecht que escribe Baal:
"cada mañana voy al mercado
donde se compran mentiras
y con esperanza
me pongo en la cola de los vendedores"
Y Tambores en la noche:
"Pero moriré en la flor de la vida
Sin que nadie me ame ni me eche de menos,
Conductor temerario de una máquina bélica.
Sin haber aprendido nada, menos al final,
Sin haber vivido más que repartiendo muerte,
No añorado por nadie, sólo por los carniceros".
Dos obras de un nihilismo deslumbrante.
Mientras en Baal, el protagonista, es un revolucionario que arremete contra todo lo establecido, el Kragler de Tambores en la noche es, al contrario, un ser asocial destruido por la guerra; se trata de un soldado (otra vez) que regresa del frente en busca de su novia y la encuentra a punto de casarse con otro.
Observemos, asimismo, un fragmento del poema Elogio a la duda:
"¡Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes!
¡Así que permite a los dirigidos
que duden!"
Y, desde luego que la lucha de clases también estará presente en toda su obra y las lecturas de Marx se evidencian, observemos otro fragmento de su conocido Elogio a la dialéctica:
"Con paso firme se pasea hoy la injusticia.
Los opresores se disponen a dominar otros diez
mil años más.
La violencia garantiza: "Todo seguirá igual".
No se oye otra voz que la de los dominadores,
y en el mercado grita la explotación: "Ahora es cuando empiezo"
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora:
"Jamás se logrará lo que queremos."
El que siga vivo, que no diga: ¡jamás!
Lo seguro no es seguro.
Tal como está, no seguirá todo.
Cuando hayan hablado los dominadores
Hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir jamás?
¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros".
O su poema "Para los de arriba"
"Hablar de comida es bajo.
Se comprende porque
ya han comido.
Los de abajo tienen que irse del mundo
sin saber lo que es
comer buena carne.
Para pensar de dónde vienen
y a dónde van,
en las noches hermosas
están demasiado cansados.
Todavía no han visto
el vasto mar y la montaña
cuando ya su tiempo ha pasado.
Si los que viven abajo
no piensan en la vida de abajo,
jamás subirán".
O "El pan de los hambrientos ha sido comido"
"La carne ya ni se huele. En vano
se ha derramado el sudor del pueblo.
Los laureles
han sido talados.
De las chimeneas de las fábricas de
municiones
sale humo".
O "A los que dudan"
"Nuestra causa va mal.
La oscuridad aumenta. Las fuerzas disminuyen.
Ahora, después de haber trabajado durante tanto tiempo
nos hallamos en una situación peor que al comienzo.
Sin embargo, el enemigo sigue ahí, más fuerte que nunca.
Sus fuerzas parecen acrecentadas y presenta un aspecto
invencible.
Aquello que dijimos, ahora parece falso: ¿Mucho o poco,
con qué contamos ya? ¿Somos lo que ha quedado,
marginados de la corriente de la vida?
¿Marcharemos hacia atrás, sin nadie que nos comprenda
y sin comprender a los demás?
¿No hemos tenido suerte?
Tú preguntas estas cosas. No esperes ninguna respuesta
salvo la tuya"
En 1956, poco antes de su muerte, el News Deuchland publica una carta de Brecht en contra del servicio militar obligatorio, a favor de la objeción de conciencia y en contra del rearme de Alemania. Hay que observar que la Guerra Fría ya ha estallado.
La determinación de Brecht de secundar la objeción de conciencia y el desarme ha sido olvidada en la mayoría de sus biografías. La amenaza de guerra nuclear ya está presente, Brecht es muy consciente de esa situación, sus últimos poemas en Buckow demuestran la amargura de los últimos días de su vida. Es de ese momento el poema El cambio de rueda:
"Estoy sentado en el arcén.
El conductor cambia la rueda.
No estoy a gusto allí de donde vengo.
No estoy a gusto allí hacia donde voy.
¿Por qué observo impaciente
el cambio de rueda?"
Valga, para terminar, su Epitafio:
"Escapé de los tigres
alimenté a las chinches
comido vivo fui
por las mediocridades"
"El hombre contra el hombre", Hans Slavos, 1916. (Litografía sobre una obra de Brecht).
"Desgraciado el país que necesita héroes"