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lunes, 9 de octubre de 2017

ANAÏS NIN, una mujer que desafió al tiempo y que se llamaba a sí misma neurótica..





Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. 

A establecer relaciones ordinarias. 

Necesito el éxtasis. 

Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. 

No me adaptaré de mi mundo. 

Me adapto a mí misma.







Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres, una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés.






Yo, con un instinto profundo, elijo un hombre que provoca mi fuerza, que ejerce demandas enormes sobre mí, que no duda de mi coraje ni mi rudeza, que tiene coraje de tratarme como una mujer.








Diarios (fragmento)


" Me fui a mi cuarto, envenenada.
Soplaba incesante el mistral, seco y cálido.
Así llevaba días, desde que llegué.
Destrozaba mis nervios. No pensé en nada.
Me sentía dividida, esa división me mataba,
la lucha por sentir la alegría, una alegría inalcanzable.
La irrealidad opresiva.
De nuevo la vida retrocediendo, eludiéndome.
Tenía al hombre que amaba en mis pensamientos;
lo tenía en mis brazos, en mi cuerpo.
El hombre que busqué por todo el mundo,
que marcó mi niñez y me perseguía.
Había amado fragmentos de él en otros hombres:
la brillantez de John, la compasión de Allendy,
las abstracciones de Artaud, la fuerza creativa
y el dinamismo de Henry.
¡Y el todo estaba allí, tan bello de cara
y cuerpo, tan ardiente, con una mayor fuerza,
todo unificado, sintetizado, más brillante,
más abstracto, con mayor fuerza y sensualidad!.
Este amor de hombre, por las semejanzas entre nosotros,
por la relación de sangre, atrofiaba mi alegría.
Y de este modo, la vida hacía conmigo su viejo
truco de disolución, de pérdida de lo palpable,
de lo normal. Soplaba el viento mistral y
se destruían las formas y los sabores.
El esperma era un veneno,
... un amor que era veneno. "








DESVARÍO, DELIRIO, LOCURA, QUIMERA, SUEÑO....

jueves, 4 de agosto de 2016

HENRY MILLER Y ANAÏS NIN - ES HERMOSO AMAR Y SER LIBRE AL MISMO TIEMPO


Henry Miller y Anaïs Nin. Amor, inteligencia, pasión y creatividad.






Queridísima Anaïs

"Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito..He de verte, te veo brillante y maravillosa y al mismo tiempo le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí. me envuelves como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. 

Te quise cuando viniste a sentarte en mi cama -esa segunda tarde fue toda como una cálida neblina- y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. 

No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al principio inspira siempre esos pensamientos?. No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees fuerza, de distinto orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije muchas tonterias sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de vergûenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.

Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de decir "aquí vine con Anaïs", "aquí comimos, bailamos o nos emborrachamos juntos". Ay!, verte borracha alguna vez, qué privilegio!, casi me da miedo proponértelo; pero Anaïs, cuando pienso cómo aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué humeda estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se disuelve. 

Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer. Pienso que si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable. Si es preciso, iré a Versailles el domingo - lo que sea, pero he de verte. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de ti, con mirarte admirado. 

Te quiero, eso es todo".

Henry





Anaïs Nin, Henry Miller. Dos nombres, dos autores que no se pueden concebir por separado.


"Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo"


Quiero decir que no puedo ser absolutamente leal, no está dentro de lo que soy capaz. Me gustan las mujeres, o la vida, demasiado… No sé cual de las dos cosas. Pero ríe, Anaïs. Me encantaría oírte reír. Eres la única mujer que tiene un sentido de la alegría, una sabia tolerancia; no, es más, parece que me instas a que te traicione. Por eso te amo. Y ¿qué es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.


O sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición. Me parece aristocrático (¿suena inapropiada la palabra aristocrático en mi boca?).


Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco… no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡no lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta.


Me he portado bien contigo. Pero te advierto, no soy ningún ángel. Pienso principalmente que estoy un poco borracho. Me voy a la cama; resulta demasiado doloroso permanecer despierto. Soy insaciable. Te pediré que hagas lo imposible. No sé lo que es. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Me encanta tu coño, Anaïs, me vuelve loco. Y tu manera de pronunciar mi nombre. ¡Dios mío, parece irreal! Escucha, estoy muy ebrio. No soporto estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo pedírtelo todo? Puedo ¿Verdad? Ven enseguida y fóllame. Descarga conmigo. Rodéame con las piernas. Caliéntame.



Henry y June. Anaïs Nin (Diario íntimo)





Un amor y una amistad de por vida.









Anaïs Nin, Henry Miller. Dos nombres, dos autores que no se pueden concebir por separado.

La correspondencia inédita entre Anaïs Nin y Henry Miller arroja nueva luz sobre los aspectos más íntimos de su fecundo idilio. Las cartas que reúne la edición de este libro "Una pasión literaria", abarcan las dos décadas más importantes de su relación, desde febrero de 1932 hasta octubre de 1953.






jueves, 14 de enero de 2016

ANAÏS NIN - EN EL ANIVERSARIO DE UNA GRAN MUJER

"Sólo creo en el fuego. Vida Fuego.
Estando yo misma en llamas enciendo a otros.
Jamás muerte. Fuego y vida"


Un 14 de enero de 1977 muere la gran Anaïs Nin.


"Es la culpa, el miedo, la impotencia lo que hace crueles a los hombres"


Fragmentos:



"El amor nunca muere por causas naturales.
Muere porque no sabemos rellenar su fuente.
Muere de ceguera emocional, de nuestros errores y traiciones.
Muere a causa de nuestras enfermedades y heridas del corazón,
De cansancio, por falta de riego.
Cuando se vuelve opaco y deja de brillar,
Entonces el amor muere."


***


"Yo, con un instinto profundo,
elijo un hombre que provoca mi fuerza,
que ejerce demandas enormes sobre mi,
que no duda de mi coraje ni mi rudeza,
que tiene coraje de tratarme como una mujer"


***

" ..Hay dos modos de llegar a mí, mediante los besos o la imaginación. Pero existe una jerarquía; los besos por sí solos no bastan."


***

"Cualquier forma de amor que encuentres, vívelo. Libre o no libre, casado o soltero, heterosexual u homosexual, son aspectos que varían de cada persona. Hay quienes son más expansivos, capaces de varios amores. No creo que exista una única respuesta para todo el mundo”

***

"Moriré siendo poeta. 
Asesinada por los que no lo son. 
No renunciaré a ningún sueño,
no me resignaré a ninguna fealdad, 
no aceptaré nada de otro mundo, 
que no sea el que yo misma he construido. 
He escrito, vivido y amado como Don Quijote 
y el día de mi muerte diré:

“Que me perdonen, 
todo esto ha sido un sueño” ... " (…)

***

"Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré a el mundo. Me adapto a mí misma"

***

"Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres
una mujer desesperada y perpleja
que siente que se está ahogando y otra que
salta a la acción, como si fuera un escenario,
disimulando sus verdaderas emociones porque ellas
son la debilidad, la impotencia, la desesperación
y presenta al mundo sólo una sonrisa,
impetu, curiosidad, entusiasmo, interés..."



***


"La carne contra la carne produce un perfume,
pero el roce de las palabras
no engendra sino sufrimiento y división"


***



"Hay sólo dos clases de libertad en el mundo;
la libertad del rico y poderoso,
y la libertad del artista y el monje
que tienen el coraje de renunciar a las posesiones"



***


"Somos como escultores,
constantemente tallando en los demás imágenes que
anhelamos, necesitamos o deseamos,
a menudo en contra de la realidad,
contra su beneficio, y siempre, al final,
un desengaño,
porque no se ajusta a ellos"



(Anaïs Nin - Fragmento de Los Diarios)






Anaïs no sería "descubierta" por el mundo literario hasta 1960. A partir de esa fecha se dieron a conocer una serie de diarios extremadamente personales y redactados desde la niñez.

Los "Diarios" de Anaïs Nin se editaron en diez volúmenes entre 1966 y 1983. Desde entonces se publicaron algunos diarios adicionales y dos o tres libros de relatos eróticos.



Fragmentos:



2 de Agosto de 1933


"…Como si el amor por mi padre me hubiera dado el coraje para vivir mi vida sin miedos. Nadie volverá a sufrir a causa de lo que Artaud llama mis “oscilaciones tenebrosas”. No habrá más excusas ni justificaciones. Si a los ojos de cierta gente soy perversa o monstruosa, tant pis. Sólo me importa mi propio juicio. Soy lo que soy.

[...]

Ahora Artaud ha lanzado su anatema (la furia de un monje castrado) y me ha declarado un ser peligroso y maléfico… ¿qué pasa?

Me acusó de vivir “literariamente”, de llevar una vida romántica.

¿Qué tiene de malo vivir literariamente, si es mejor que la realidad?
A medida que aumentan nuestras fuerzas, nos volvemos más malignos. El débil sufre. Me parece que experimenté cierto placer al torturar a Artaud. Fui irónica y devolví los golpes. No permití que me acusaran.."


***


"Artaud… la cara de mis alucinaciones. Los ojos alucinados. Los rasgos angulosos, tallados por el dolor. El hombre soñador, diabólico e inocente, frágil, nervioso, potente… Realmente es un hombre alucinado y alucinante… es un decadente quebrantado y tembloroso, otro “decadente entusiasta”… opio, quizá. Sus ojos trascienden lo que miran. La cara demacrada, la malicia, la pasión, la violencia"


(fragmentos de su libro "Incesto: diario no expurgado". 1932-1934)







Los Diarios de Anaïs Nin permiten ver en lo profundo de esta alma enamorada de la belleza y del arte, y nos recuerdan que entender una existencia humana como digna materia prima del arte literario no es un error.


martes, 15 de diciembre de 2015

ANAÏS NIN Y HENRY MILLER - PASIÓN Y DESTRUCCIÓN, DOS AUTORES QUE NO SE PUEDEN CONCEBIR POR SEPARADO

"Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito. He de verte, te veo brillante y maravillosa. Anaïs, no te apartes de mí, me envuelves como una llama brillante. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad ..".





"Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reír siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí ...". (Miller a Anaïs)



"Mi querida Anaïs, ma petite, ma jolie, infanta inquieta de sal nocturna. Te extraño cuando huyes de madrugada y te extraño cuando camino y me tomo un café en la calle; te extraño cuando June se acerca cariñosa y cuando paso por los grandes aparadores. 
Te extraño casi a todas horas: cuando escribo, cuando te pienso, cuando escucho las campanas que me anuncian que ya son las tres, cuando me acuerdo de las horas interminables entre humo y whisky, cuando tengo una comida que dura toda la tarde, también cuando me despido de ti cada día a la misma hora, cuando como en aquel lugar donde nos dio el aire y cuando escucho la radio. 

Adiós, Anaïs, adiós. Ya nos encontraremos en otras vidas y en otras vidas podré poseerte y quedarme contigo para siempre. Ya te veré en medio de la nieve y entre libros y vino. 

Adiós, tuyo siempre .."

Henry Miller





En carta, Henry Miller, escribe a su amante, Anaïs

"No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición". 

Anaïs responde.  

"Me has pedido cosas que son humanamente intolerables. Me hubiera gustado darte lo imposible, lo gigantesco, lo inhumano. Estás probando mi valor al máximo, como un torturador. ¿Cómo conseguiré salir de esta pesadilla? Sólo dispongo de un suministro de fuerza (humanamente no tengo fuerza), sólo tengo la escritura, y eso es lo que estoy haciendo ahora con una desesperación que nunca podrías concebir".












Anaïs Nin, Henry Miller. Dos nombres, dos autores que no se pueden concebir por separado.






sábado, 9 de agosto de 2014

ANÄIS NIN - FRAGMENTOS DE SU LIBRO "DELTA DE VENUS" - RELATOS ERÓTICOS

El sexo debe mezclarse con lágrimas, risas, palabras, promesas, escenas, celos, envidia, todas las variedades del miedo, viajes al extranjero, caras nuevas, novelas, relatos, sueños, fantasías, música, danza, opio y vino.







Anäis Nin fue una escritora francesa que vivió entre el 1903 y el 1977. Vivió y trabajo en París, Nueva York y Los Ángeles.


Autora de novelas vanguardistas, término que se utilizó para denominar en el terreno artístico, las llamadas vanguardias históricas, una serie de movimientos artísticos de principios del siglo XX que buscaban innovación en la producción artística.


A la temprana edad de los once años, comenzó a escribir sus famosos diarios (unos escritos autobiográficos que la han dado la fama) denominados más tarde como Diarios de Anäis Nin, compuestos por siete volúmenes, que escribió en la increíble cantidad de 3500 páginas.






DELTA DE VENUS


Delta de Venus es un libro compuesto por pequeñas historias, en ellas, Nin escribía relatos eróticos para un comprador privado, y fueron publicados tras su muerte, en 1978.


En esta novela, escrita en la década de los 40, Anais Nin describe situaciones eróticas de diferente índole sexual, la mayoría de ellas muy tabú para la época.


Por ejemplo a menudo hablaba del incesto, la homosexualidad, la prostitución o la infidelidad.


Pero todo ello sin alejarse de algo que era esencial en la obra de Nin, la descripción de la mujer en estos relatos, y el estudio de la misma. Es decir, todas esas situaciones, unas realmente eróticas, otras escabrosas, descritas desde el punto de vista de una mujer (que a menudo se llega a suponer que era ella misma).


Los relatos que describe Nin en Delta de Venus están completamente separados unos de otros, nada los une, solo el tema: el sexo, el erotismo, el morbo.


Fragmentos del libro:







" .. El placer que experimentaba Mathilde acariciando a los hombres era inmenso, y las manos de éstos se deslizaban sobre su cuerpo y lo arrullaban de tal manera, tan regularmente, que raras veces la acometía un orgasmo. Sólo adquiría conciencia de ello una vez se habían marchado los hombres. Despertaba de sus sueños causados por el opio, con el cuerpo aún no descansado.

Permanecía acostada limándose las uñas y aplicándose laca en ellas, haciendo su refinada toilette para futuras ocasiones y cepillándose el rubio cabello. Sentada al sol, y utilizando algodón empapado en peróxido, se teñía el vello púbico del mismo color que el cabello. 

Abandonada a sí misma, la obsesionaban los recuerdos de las manos sobre su cuerpo. Ahora, bajo su brazo, sentía una que se deslizaba hacia su cintura. Se acordó de Martínez, de su manera de abrirle el sexo como si fuera un capullo, de cómo los aleteos de su rápida lengua cubrían la distancia que mediaba entre el vello púbico y las nalgas, terminando en el hoyuelo al final de la espalda. ¡Cuánto amaba él ese hoyuelo que le impulsaba a seguir con sus dedos y su lengua la curva que se iniciaba más abajo y se desvanecía entre las dos turgentes montañas de carne!

Pensando en Martínez, Mathilde se sintió invadida por la pasión. Y no podía aguantar su regreso. Se miró las piernas. Por haber permanecido demasiado tiempo sin salir, se habían blanqueado de manera muy sugestiva, adquiriendo el tono blanco yeso del cutis de las mujeres chinas, esa mórbida palidez de invernadero que gustaba a los hombres de piel obscura, y en particular a los peruanos. Se miró el vientre, impecable, sin una sola línea fuera de lugar. El vello púbico relucía ahora al sol con reflejos rojos y dorados..."





"¿Cómo me ve él?", se preguntó. Se levantó y colocó un largo espejo junto a la ventana. Lo puso de pie, apoyándolo en una silla.

Luego, mirándolo, se sentó frente a él, sobre la alfombra, y abrió lentamente las piernas. La vista resultaba encantadora. El cutis era perfecto, y la vulva rosada y plana. Mathilde pensó que era como la hoja del árbol de la goma, con la secreta leche que la presión del dedo podía hacer brotar y la fragante humedad que evocaba la de las conchas marinas. Así nació Venus del mar, con aquella pizca de miel salada en ella, que sólo las caricias pueden hacer manar de los escondidos recovecos de su cuerpo..."





(Fragmento del cuento "Mathilde" en "Delta de Venus". Cuentos eróticos. Anäis Nin.)






" ..Sus caricias poseían una extraña cualidad. Unas veces eran suaves y evanescentes, otras, fieras, como las caricias que Elena había esperado cuando sus ojos se fijaron en ella; caricias de animal salvaje. Había algo de animal en sus manos, que recorrían todos los rincones de su cuerpo, y que tomaron su sexo y su cabello a la vez, como si quisieran arrancárselos, como si cogieran tierra y hierba al mismo tiempo.

Cuando cerraba los ojos sentía que él tenía muchas manos que la tocaban por todas partes, muchas bocas tan suaves que apenas la rozaban, dientes agudos como los de un lobo que su hundían en sus partes más carnosas. Él, desnudo, yacía cuan largo era sobre ella, que gozaba al sentir su peso, al verse aplastada bajo su cuerpo. 

Deseaba que se quedara soldado a su cuerpo, desde la boca hasta los pies..."


(Fragmento del relato "Elena", en "Delta de Venus". Cuentos eróticos. Anäis Nin)






Sus obras:


*Incesto


*Delta de Venus


*Diarios de Anäis Nin


*Henry y June



Anäis Nin en Cuba




" ..Hay dos modos de llegar a mí, mediante los besos o la imaginación. Pero existe una jerarquía; los besos por sí solos no bastan." 



Anaïs Nin




jueves, 25 de abril de 2013

SEGUNDA CARTA DE HENRY MILLER A ANAÏS NIN




Anaïs Nin y Henry Miller se conocieron en 1931, ella tenia 28 años y él 40. Se atraen y seducen mediante la inteligencia y el plano físico. Se hacen amantes.
En 1939 Miller y Nin abandonan París huyendo de la 2° Guerra Mundial. En Nueva York escriben juntos relatos eróticos. Henry decidió mudarse a California y pidió a Anaïs que se mudase con él pero ella nunca quiso separarse de su marido, Hugh Guiler, un banquero próspero y sobreprotector. Miller estaba casado con June Mansfield, que a su vez, también fue amante de Anaïs, dando lugar a uno de los triángulos eróticos y emocionales más polémicos del siglo XX.



Queridísima Anaïs:

Quiero decir que no puedo ser absolutamente leal, no está dentro de lo que soy capaz. Me gustan las mujeres, o la vida, demasiado… No sé cual de las dos cosas. Pero ríe, Anaïs. Me encantaría oírte reír. Eres la única mujer que tiene un sentido de la alegría, una sabia tolerancia; no, es más, parece que me instas a que te traicione. Por eso te amo. Y ¿qué es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.
No sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición. Me parece aristocrático (¿suena inapropiada la palabra aristocrático en mi boca?).

Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco… no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡no lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta.

Me he portado bien contigo. Pero te advierto, no soy ningún ángel. Pienso principalmente que estoy un poco borracho. Me voy a la cama; resulta demasiado doloroso permanecer despierto. Soy insaciable. Te pediré que hagas lo imposible. No sé lo que es. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Me encanta tu coño, Anaïs, me vuelve loco. Y tu manera de pronunciar mi nombre. ¡Dios mío, parece irreal! Escucha, estoy muy ebrio. No soporto estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo pedírtelo todo? Puedo ¿Verdad? Ven enseguida y fóllame. Descarga conmigo. Rodéame con las piernas. Caliéntame…”




Henry


Anaïs Nin (Diario íntimo)


jueves, 10 de mayo de 2012

CORRESPONDENCIA (1932- 1953) NIN - MILLER Y SOBRE EL EROTISMO DE ANAÏS NIN EN SUS OBRAS






Louveciennes 11 de junio de 1932 


Henry:


Cosas que olvidé contarte: la quena es un instrumento parecido a la flauta que usan los indios de Sudamérica. Está hecho con huesos humanos. Tiene su origen en la adoración de un indio por su amante. Cuando ella murió, el indio hizo una flauta con sus huesos. Tiene un sonido más agudo, más persistente que la flauta ordinaria.

Que te quiero, y que cuando me despierto por las mañanas, utilizo mi inteligencia para descubrir nuevas formas de apreciarte.

Que cuando June regrese te querrá más porque yo te he querido. Hay nuevos brotes en el extremo y punto culminante de tu ya opulenta cabeza.


Que te quiero.


Que te quiero.


Que te quiero.


Me he convertido en una idiota como Gertrude Stein. Eso es lo que el amor hace a las mujeres inteligentes. Ya nunca más pueden escribir cartas.


Anaïs.





30 de agosto de 1932


Henry,

de nuevo voy a decir lo que pienso. No quiero verte en unos cuantos días. Me has pedido cosas que son humanamente intolerables. Me has pedido que me conforme con un amor a medias, y también que te dé mi visión de June para que puedas añadirla a la tuya y escribir tu libro basándote en ambas. Me hubiera gustado darte lo imposible, lo gigantesco, lo inhumano. Creí que podría soportar la llegada de todas esas páginas en las que cada día haces más justicia a sus prodigios. Estás probando mi valor al máximo, como un torturador. ¿Cómo conseguiré salir de esta pesadilla? Sólo dispongo de un suministro de fuerza (humanamente no tengo fuerza), sólo tengo la escritura, y eso es lo que estoy haciendo ahora con una desesperación que nunca podrías concebir. Escribo contra mí misma, contra lo que tú llamas mis imperfecciones, contra la mujer, contra mi humanidad, contra los continentes que están retrocediendo. Pueden suceder dos cosas: dentro de unos cuantos días puedo recuperar el ánimo de nuevo, y tú puedes proseguir con tus interesantes y monstruosos experimentos; o tal vez te envíe una postal desde Estambul. No me vengas a mostrar la inmediatez de tu humanidad. Tras tu humanidad hay siempre un gran calculador.

Es posible que no te mande esta carta. Todavía siento que lo más importante es tu libro, y que no debo perturbar tu trabajo en él. El resto no es más que vida humana.


Anaïs





Del diario de Anaïs Nin 

Fragmento del 19 de marzo de 1935

Siempre que algo se aleja de mí, siempre que pierdo algo o alguien, siempre que debo separarme de algo o de alguien, mi reacción es creativa (...) Todo ha de ser reemplazado y recreado. Todo debe ser expulsado de mí y estar en mí, dentro de mí. Creo todo cuanto es perecedero, evanescente, engañoso. Creo mi autosuficiencia, mi independencia, mi autofecundación. Pero, como soy mujer, no quiero estar sin necesidades. Nada sustituye a la vida ni al amor. Necesitaba un padre; necesitaba a Henry; necesitaba la protección de Hugh, su lealtad, su confianza; necesitaba la comprensión de Rank; necesitaba la escritura de Henry; necesitaba el equilibrio de mi Padre; necesitaba el amor. Necesidades terribles, inmensas, devoradoras, demoledoras. La vida me obliga a prevenir y remediar las necesidades, a ser un cosmos por mi misma: hombre, mujer, padre, madre, amante, niña.

(...)