Su deseo me transfiguraba. Yo, que desde hacía tanto tiempo no tenía más gusto ni forma, poseía de nuevo pechos, un vientre, un sexo, una carne; era alimenticia como el pan, olorosa como la tierra. Era tan milagroso que no pensé en medir mi tiempo ni mi placer; sé solamente que cuando nos dormimos se oía el leve trino del alba.
Simone de Beauvoir
Los Mandarines
2 comentarios:
Alimenticia como el Pan, olorosa como la Tierra...¡Que descripciones!
El Final es sublime:"Cuando nos dormimos se oía el leve trino del alba".
¡¡¡Uffff!!!¡¡¡Que bonito!!!
Un abrazo, Inma.
El final me gustó tanto que lo coloqué de título, con permiso de Beauvoir, porque el libro entero es una delicia, lo he leído varias veces ya y siempre me sorprendo con alguna frase.
¡¡qué hermoso...!! me alegro que te guste..besos grandotes Pedro Luis
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