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domingo, 29 de marzo de 2020

LA VEJEZ PARA SIMONE DE BEAUVOIR - (Hoy más que nunca debemos acordarnos de nuestros mayores, los que lucharon, trabajaron, educaron y que ahora están abandonados y marginados)





La intelectual francesa Simone de Beauvoir escribió hacia los años setenta un excelente libro titulado La vejez en donde expresa: 

"Estudiar la condición de los viejos a través de las diversas épocas no es una empresa fácil y es imposible escribir una historia de la vejez".

Todo el mundo lo sabe: la condición de los viejos es hoy escandalosa. Antes de examinarla en detalle hay que tratar de comprender por qué razón la sociedad se desentiende tan fácilmente de ella. 

De una manera general cierra los ojos a los abusos, los escándalos, los dramas que no conmueven su equilibrio, no se preocupa mas de la suerte de los niños abandonados, de los jóvenes delincuentes, de los disminuidos, que de los viejos. 

Pero en este caso la indiferencia resulta aun más asombrosa; cada miembro de la colectividad debería saber que su porvenir esta comprometido. La clase dominante es la que impone a las personas de edad su estatuto, pero el conjunto de la población activa es su cómplice. Una sociedad de una totalidad destotalizada".






Según Simone de Beauvoir, nuestra principal referencia en esta temática, un poeta y filósofo egipcio escribió en el 2500 a.C. el siguiente texto, que para ella es el primer texto de Occidente referido a la vejez:


"¡Qué penoso es el fin de un anciano! Se debilita día a día; su vista disminuye, sus oídos se vuelven sordos; sus fuerzas declinan; su corazón ya no conoce descanso; su boca se vuelve silenciosa y no habla. Sus facultades intelectuales disminuyen y le es imposible recordar hoy lo que fue ayer. Todos los huesos le duelen. Las ocupaciones a que se entregaba antes con placer solo se cumplen con dolor y el sentido del gusto desaparece. La vejez es la peor de las desgracias que pueda afligir a un hombre. La nariz se le tapa y no puede oler nada más".


La misma Simone concluye: "Esta enumeración desolada de los achaques de la vejez la encontramos de época y es importante subrayar la permanencia del tema". 

El sentido y el valor acordado a la vejez varía según las sociedades y las épocas pero produce "cierto número de reacciones idénticas".

Es indudable que orgánicamente representa la declinación del ser humano y de ahí que desde los egipcios para adelante se tenga la esperanza de vencerla. 

Hasta nuestros días llega "este sueño de rejuvenecimiento", hoy vivimos en una cultura que nos manda mensajes desde los medios de comunicación, el ámbito laboral, las publicidades, etc. que exalta la juventud en una sociedad que también destaca la rapidez, el movimiento y la dinámica. 

De ahí que todos quieran permanecer jóvenes el mayor tiempo posible.



Reseña del libro 

¿Los viejos son seres humanos? El mundo actual parece negarlo, rehusándose a admitir que tienen las mismas necesidades, los mismos derechos que los demás. 

La vejez: víctima de una cruel marginación, amenazada por la soledad y la miseria. Muchas veces se pretende ignorar esta situación. Y no es infrecuente asociar la vejez a la enfermedad, a algo que ni siquiera puede nombrarse. 

Este libro intenta descubrir la verdadera condición de los viejos, trata de oír una voz que debe reconocerse como humana. La desdicha de los ancianos es un signo de fracaso de la civilización contemporánea.





Simone de Beauvoir, 1908-1986. Pensadora y novelista francesa. 



"Nunca pensé que envejecer fuera el más arduo de los ejercicios, una suerte de acrobacia que es un peligro para el corazón.Todo disfraz repugna al que lo lleva. La vejez es un disfraz con aditamentos inútiles".  

Silvina Ocampo (otra grande)



*Entrada que hice en 2014 y que actualizo hoy.

lunes, 9 de enero de 2017

SIMONE DE BEAUVOIR - MUJER EXTRAORDINARIA

SIMONE DE BEAUVOIR - Nace un 9 de enero de 1908, hoy le rendimos un merecido homenaje a una gran mujer, referente para todas nosotras.





Simone de Beauvoir fue una mujer que rompió con los cánones de su época, exhibiendo un pensamiento progresista y una forma de vida fuera de todo paradigma. Sus escritos, relaciones sentimentales y vida en general ha sido inspiración para miles de mujeres a través de los años.


Simone nació un 9 de enero de 1908, y fue educada bajo una sólida doctrina cristina, lo que marcó gran parte de su filosofía, asegurando que un momento de quiebre en su vida fue reconocerse como responsable de sus propias elecciones al renunciar a la idea de un Dios y de un destino establecido.








En 1929 conoció al filósofo Jean Paul Sartre en la Sorbona de París donde ambos estudiaban. Llevaron una relación basada en un amor absoluto, cuyo mayor valor fuera la libertad total, incluso en el terreno sexual. Su relación les permitía compatibilizar su libertad individual con la vida en común.











Su obra consta de novelas, ensayos, biografías y monográficos que versan sobre temas feministas, pero también sobre la creación literaria, sobre el desarrollo de la izquierda antes y después de la Segunda Guerra Mundial, sobre el dolor y la percepción del yo, sobre los linderos del psicoanálisis y, por supuesto, sobre las premisas profundas del existencialismo.



Una mujer extraordinaria que se atrevió a vivir bajo sus propias reglas. Aquí les dejamos 10 frases que seguro las harán reflexionar:



1. Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo. 


2. La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida. 


3. ¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad. 


4. El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres. 


5. El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta. 


6. Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa. 


7. El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros. 


8. La familia es un nido de perversiones. 


9. Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos. 


10. El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir. 






"Me gustaría que cada vida humana, fuera libertad pura y transparente".

lunes, 22 de febrero de 2016

JEAN-PAUL SARTRE Y SIMONE DE BEAUVOIR - UN AMOR NECESARIO


Jean Paul Sartre conoció a Simone de Beauvoir un día de examen. Examen de filosofía, curiosamente. En París, 1929. Ella tenía 21 años y él 24. Ambos estudiaban en la École Normale Supérieure de París. Se habían visto en un par de clases pero, con toda probabilidad, no se recordaban. Demasiado ocupados estaban con sus cosas. Tanto, que al poco de conocerse, Jean Paul Sartre empezó a llamar a Simone "el castor". ¿en qué momento se convierte en amor?

Pareja liberal y sin tapujos, establecieron que su relación se regiría por la poligamia, primeramente porque ambos rechazaban el matrimonio, pues ésta era una forma burguesa de vida, además de alegar que lo de ellos se trataba de un amor necesario, mientras que los demás eran amores contingentes.

La pareja atravesó por muchas vías, esquemas, tabúes y tradiciones hasta encontrar el modo de amarse que les era propio: ese donde uno "simplemente" es con el otro.





Mi querida chiquilla


Por mucho tiempo he querido escribirte por la tarde luego de esas salidas con amigos que pronto estaré describiendo en "A Defeat", del tipo donde el mundo es nuestro. 

Quise traerte mis alegrías de conquistador y postrarlas a tus pies, como hacían en la Era del Rey Sol. Y luego, agotado por el griterío, siempre me iba simplemente a la cama.

Hoy lo hago para sentir el placer que tú aún no conoces, de virar abruptamente de amistad a amor, de fuerza hacia ternura. Esta noche te amo en una manera que aún no conoces en mí: no me encuentro ni agotado por los viajes ni envuelto por el deseo de tu presencia.

Estoy dominando mi amor por ti y llevándolo hacia mi interior como elemento constitutivo de mí mismo. Esto ocurre mucho más a menudo de lo que lo admito frente a ti, pero rara vez cuando te escribo. Trata de entenderme: te amo mientras prestas atención a cosas externas. En Toulouse, simplemente te amaba. Esta noche te amo en una tarde de primavera. Te amo con la ventana abierta. Eres mía, y las cosas son mías, y mi amor altera las cosas a mi alrededor y las cosas a mi alrededor alteran mi amor. (...)

Estoy algo nervioso, porque empiezo a esperar sus cartas con esfuerzo. Piense usted, por favor, que desde el sábado no he recibido ninguna. Hace diez años que la conozco y es la primera vez que ocurre esto. Amor mío, cómo me gustaría recibir noticias suyas.

Mi encantador Castor, que ya me ha ofrecido diez años de felicidad, la amo a usted y la beso con todas mis fuerzas. 

Te amo con todo mi corazón y toda mi alma.


Jean Paul Sartre. (carta que le escribió en 1929)



*.- Sartre llamaba a Simone "el Castor", debido a su intensa dedicación a las labores intelectuales: "usted trabaja tanto como un pequeño castor". Desde los inicios, Sartre y el Castor deciden basar su relación en la honestidad y la libertad. Cada uno poseía independencia económica, sentimental y sexual: no estuvieron casados, no vivieron juntos y no tuvieron hijos. Juntos recorrieron el mundo exponiendo sus ideas acerca del existencialismo, destacando siempre la importancia de asumir la propia libertad.





Una de las parejas más recordadas en la literatura. De cuyo amor han quedado centenares de cartas y escritos. Él, apasionado de la filosofía y figura imprescindibles del existencialismo; ella, aferrada a las ideas feministas y mujer audaz y fuerte.


sábado, 23 de mayo de 2015

SIMONE DE BEAUVOIR - "SI SOMOS IGUALES, SEREMOS LIBRES"



"Soy demasiado inteligente, demasiado exigente, y demasiado ingeniosa como para que alguien pueda encargarse de mí completamente. Nadie me conoce o me ama totalmente. Sólo me tengo a mí misma". 


Simone de Beauvoir, (1908-1986)

Narradora, ensayista y docente. Su pensamiento filosófico se enmarca dentro del existencialismo. Fue considerada la precursora del feminismo.


Era una mujer apasionada que amaba profundamente la vida. 

 "Amo con pasión la vida , abomino de la idea de tener que morir. Soy terriblemente ávida también, quiero todo de la vida , ser una mujer y también un hombre, tener amigos y también la soledad , trabajar mucho , escribir buenos libros , y también viajar, divertirme, ser egoísta y generosa . Ves no es fácil tener todo lo que quiero. Y cuando no lo consigo me encolerizo" 

La sociedad la convertiría en un icono del feminismo , pero ella huía de todas las etiquetas, buscaba su libertad, su independencia, aunque desde 1929 permanecería ligada a Sartre , tal vez demasiado, porque visto desde fuera parece que ella le dio mucho más que Sartre a ella.



"El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal"







Sus obras más destacadas:


*El segundo sexo (1949)
*Los mandarines (1954)
*La sangre de los otros (1945)
*Memorias de una joven formal (1958)
*La mujer rota (1968)
*La vejez (1970)
*Final de cuentas (1972)


miércoles, 15 de abril de 2015

SIMONE DE BEAUVOIR - EL SEGUNDO SEXO, FRAGMENTOS

"El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal"


Esta foto la tomó Art Shay en Chicago en el año 1950, cuando la escritora tenía 42 años. "Ese día, - contó Shay - Simone, que estaba en Chicago, necesitaba tomar un baño y la llevé al apartamento de otro amigo". "Ella acababa de ducharse. Fue mientras se peinaba frente al espejo cuando me sobrecogió el impulso de captar la imagen - se justificaba Shay que era fotógrafo profesional -. Ella supo que había tomado la fotografía porque escuchó el clic de mi Leica que utilicé durante la guerra". "Malvado", me dijo.


***


Fragmentos de su libro "El segundo sexo"


"... siempre ha habido mujeres, estas lo son por su estructura fisiológica; por lejano que sea el tiempo histórico al cual nos remontamos, han estado siempre subordinadas al hombre: su dependencia no es consecuencia de un acontecimiento, o de un devenir, no es algo que ha llegado. La alteridad aparece aquí como un absoluto, porque escapa en parte al carácter accidental del hecho histórico. Una situación que se ha creado a través del tiempo puede deshacerse en un tiempo posterior (...). En cambio, parece que una condición natural desafía al cambio. En verdad, la naturaleza no es un dato inmutable, del mismo modo que no lo es la realidad histórica. Si la mujer se descubre como lo inesencial que nunca vuelve a lo esencial es porque ella misma no opera esa vuelta. "


" El hombre se eleva sobre el animal al arriesgar la vida no al darla: Por eso la humanidad acuerda superioridad al sexo que mata y no al que engendra. 

Tenemos aquí la llave de todo el misterio [...] El hombre asegura la repetición de la Vida al transcender la Vida por la existencia, y por medio de esa superación crea valores que niegan todo valor a la pura repetición[...] Al plantearse como soberano encuentra la complicidad de la mujer misma, porque ella es también un existente, está también habitada por la transcendencia y su proyecto no es la repetición, sino su superación hacia un otro porvenir; ella encuentra también en el corazón de su ser la confirmación de las pretensiones masculinas. [...] Su desgracia es haber sido consagrada biológicamente a repetir la Vida, cuando a sus mismos ojos la Vida no lleva en sí sus razones de ser y esas razones son más importantes que la vida misma." 


"Así el triunfo del patriarcado no fue ni un azar ni el resultado de una evolución violenta. Desde el origen de la humanidad su privilegio biológico ha permitido a los machos afirmarse solos como sujetos soberanos, y no han abdicado nunca ese privilegio, (...) Es posible, sin embargo, que si el trabajo productor hubiese seguido siendo proporcionado a la medida de sus fuerzas la mujer hubiera realizado la conquista de la naturaleza con el hombre (...) Lo que le ha sido nefasto es que, al no convertirse en una compañera de trabajo para el obrero, ha sido excluida del Mitsein humano: esa exclusión no se explica por el hecho de que la mujer sea débil y de capacidad productora inferior; el macho no reconocía en ella a un semejante porque ella no participaba de su manera de trabajar y pensar y porque permanecía sujeta a los misterios de la vida; dado que no la adoptaba, dado que conservaba ante sus ojos la dimensión del otro el hombre no podía sino hacerse su opresor. La voluntad macho de expansión y dominación ha transformado la incapacidad femenina en una maldición."


El segundo sexo (1949)




lunes, 15 de diciembre de 2014

MARY WOLLSTONECRAFT - VINDICACIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER





Mary Wollstonecraft (1759-1797), filósofa y narradora inglesa. Reconocida como la más clara precursora de la literatura de emancipación de la mujer. Educadora y mujer de fuerte e independiente personalidad, trabajó como correctora editorial y entró en contacto con el grupo de escritores radicales liderado por William Godwin, considerado uno de los precursores del anarquismo. Ambos tuvieron una hija, Mary Shelley, en el futuro también escritora y filósofa como su madre, quien escribió la popular novela Frankenstein.



"Esta es la historia de un noviazgo y el matrimonio, un fascinante relato de una pareja de amantes en Londres en el año 1796. " 

Por cuarenta y ocho años William Godwin llevó un diario todos los días. 

Su entrada para el 13 de noviembre 1791, graba su primer encuentro con Mary Wollstonecraft. 

Se conocieron en una cena ofrecida por el librero radical Joseph Johnson; También estuvo presente Thomas Paine, el célebre autor de Los derechos del hombre . 

A pesar de la lista de invitados, la ocasión no fue un éxito. Godwin había venido a escuchar Paine, un hombre reservado, pero en su lugar se encontró escuchando Wollstonecraft toda la noche. Ella era, según pensaba Godwin, demasiado estridente, y se separaron mutuamente "disgustado con uno al otro". Todas las historias de amor, o casi todas, y sobretodo entre personas interesantes, comienzan con un rechazo absoluto, curioso.

En agosto del año 1797 Mary Wollstonecraft dio a luz a Mary Shelley y en el transcurso del parto sufrió una complicación con la placenta, muriendo a los pocos días, el 10 de Septiembre del año 1797 por una septicemia. Tenía 38 años. 




Mary Shelley, hija de Wollstonecraft 
y William Godwin, (autora de Frankenstein) 


Decía Mary Shelley sobre su madre: "Uno de esos seres que sólo aparecen una vez por generación, para arrojar sobre la humanidad un rayo de luz sobrenatural. Ella brilla, aunque parezca oscurecerse y los hombres crean que está apagada, pero se reanima de repente para brillar eternamente". 






1796. Mary Wollstonecraft and William Godwin 


Mary Wollstonecraft era hija de un padre brutal, que despilfarraba el resto de su fortuna, comenzó a ganarse la vida a la edad de 17 años como señorita de compañía, institutriz, modista y maestra, al tiempo que comenzó a escribir y a destacar por su clara inteligencia. Vivió en Irlanda, Francia e Inglaterra y frecuentó círculos de pintores, escritores, filósofos y editores. 

Simone de Beauvoir revolucionó el estatuto de la mujer en 1949 con El segundo sexo. "La mujer no nace, se hace", según la filósofa. 

La idea, una auténtica bomba en la conservadora sociedad de los años cincuenta, no era sin embargo nueva. Más de un siglo antes de que la compañera de Jean-Paul Sartre denunciara una educación que privilegiaba al hombre y reivindicara la libertad de la mujer, otra madre del feminismo se levantó contra las prohibiciones: la británica Mary Wollstonecraft. 





Cuando Mary Wollstonecraft llegó en diciembre de 1792 a la Francia revolucionaria, tenía 33 años y llevaba en la maleta Vindicación de los derechos de la mujer, (1792), un texto que declaraba que las mujeres eran "estúpidas", "superficiales" y "unos juguetes". 


Su tono denunciaba la situación de la mujer en el siglo XVIII. El problema era la educación, que "nos hace más artificiales y débiles de carácter de lo que de otra forma podrían haber sido". Según Wollstonecraft, el Estado debe permitir a las mujeres "practicar la medicina, llevar una granja, dirigir una tienda, vivir de su propio trabajo".






Aceptaba las opiniones de Jean-Jacques Rousseau sobre la educación de los muchachos, pero le parecían deplorables y empobrecedoras para las jóvenes sus opiniones sobre ellas.

Según Rousseau, la educación debía prepararlas para realizar correctamente su futuro papel de esposas. Según Wollstonecraft, el objetivo de la educación "es conseguir carácter como ser humano, independientemente del sexo al que se pertenezca". 




De todo su pensamiento, la obra Vindicación de los derechos de la mujer supone un magnífico alegato en favor de incluir a la mitad del género humano en la misma lucha que la otra mitad. 

Contraria al absolutismo de los reyes, señaló la conexión existente entre ese sistema político y las relaciones de poder entre los sexos. Los hombres ejercían una verdadera tiranía absolutista sobre las mujeres en el ámbito de la familia y la casa. 

El libro es una mezcla de géneros literarios (un tratado político, una guía de comportamiento y un tratado educacional), con el fin de discutir la posición de la mujer en la sociedad, Wollstonecraft esboza las conexiones entre cuatro términos: derecho, razón, virtud y deber. 

Escrita en el año 1792, la obra de Mary Wollstonecraft es una respuesta a un texto del político francés Tayllerand. 

Antiguo obispo de Autun, Charles Maurice de Talleyrand fue un diplomático que tuvo una partición activa en la Revolución Francesa. En 1791, la Asamblea Constituyente le encargó que escribiera un proyecto de educación pública en el que se garantizaba la educación de los niños pero no así de las niñas. 

Para Wollstonecraft, la clave para superar la subordinación femenina era el acceso a la educación. Las nuevas mujeres educadas no sólo alcanzarían un plano de igualdad con respecto a los hombres, sino que podrían desarrollar su independencia económica accediendo a actividades remuneradas. 

Wollstonecraft, sin embargo, no dio importancia a las reivindicaciones políticas y no hizo referencia al derecho de voto femenino. 

"Ya he advertido sobre los malos hábitos que adquieren las mujeres cuando se las confina juntas; y pienso que podría extenderse con justicia esta observación al otro sexo, mientras no se deduzca la inferencia natural que, por mi parte, he tenido siempre presente, esto es, promover que ambos sexos debieran educarse juntos, no sólo en las familias privadas sino también en las escuelas públicas. 

Si el matrimonio es la base de la sociedad, toda la humanidad debiera educarse siguiendo el mismo modelo, o si no, la relación entre los sexos nunca merecerá el nombre de compañerismo, ni las mujeres desempeñarán los deberes peculiares de su sexo hasta que no se conviertan en ciudadanas ilustradas, libres y capaces de ganar su propia subsistencia, e independientes de los hombres (...) 

Es más, el matrimonio no se considerará nunca sagrado hasta que las mujeres, educándose junto con los hombres, no estén preparadas para ser sus compañeras, en lugar de ser únicamente sus amantes (...)" 



Mary Wollstonecraft
(Vindicación de los derechos de la mujer, fragmento)




Otras obras suyas:


*.-Cartas escritas en Suecia, Noruega y Dinamarca 

*.-María o Los agravios de la mujer

*.-La novela de María

*.-Relatos originales de la vida real

*.-Vindicación de los derechos del hombre 


jueves, 16 de octubre de 2014

EL SEGUNDO SEXO - SIMONE DE BEAUVOIR (FRAGMENTOS)


"El segundo sexo" de Simone de Beauvoir.

Publicado por primera vez en 1949, ha sido traducido a más de 17 idiomas y con un éxito rotundo de ventas.

Se trata del mayor trabajo de investigación publicado hasta la fecha sobre la condición femenina, psicología, antropología, referencias culturales, historia, movimientos políticos. 

Beauvoir aborda la situación de la mujer desde todos los puntos de vista y espacios, no sólo públicos también privados. También se acerca a las contradicciones de la mujer, fruto de lo que ella denomina la "alteridad", incluyendo su historia personal: la de una intelectual de 40 años que se volvió feminista mientras escribía esta obra maestra que ha abierto los ojos a millones de mujeres de varias generaciones.






A continuación reproduzco algunos de los fragmentos más destacados del ensayo, que necesita ser leído al completo para comprender cómo se ha ido vertebrando la relación de poder de los hombres sobre las mujeres:






"Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, y mientras las costumbres permitan a la mujer disfrutar como esposa y amante de los privilegios que corresponden a algunos hombres, el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización". (página 478). 


"Las restricciones que la educación y la costumbre imponen a la mujer limitan su poder sobre el universo". (página 882). 


"Así el triunfo del patriarcado no fue ni un azar ni el resultado de una evolución violenta. Desde el origen de la humanidad su privilegio biológico ha permitido a los machos afirmarse solos como sujetos soberanos, y no han abdicado nunca ese privilegio, (...) es posible, sin embargo, que si el trabajo productor hubiese seguido siendo proporcionado a la medida de sus fuerzas la mujer hubiera realizado la conquista de la naturaleza con el hombre (...) 

Lo que le ha sido nefasto es que, al no convertirse en una compañera de trabajo para el obrero, ha sido excluida del Mitsein humano: esa exclusión no se explica por el hecho de que la mujer sea débil y de capacidad productora inferior; el macho no reconocía en ella a un semejante porque ella no participaba de su manera de trabajar y pensar y porque permanecía sujeta a los misterios de la vida; dado que no la adoptaba, dado que conservaba ante sus ojos la dimensión del otro el hombre no podía sino hacerse su opresor. La voluntad macho de expansión y dominación ha transformado la incapacidad femenina en una maldición."

"Si la mujer ha franqueado en gran medida la distancia que le separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad concreta". (página 851). 

"La mujer que no quiere ser esclava del hombre no huye de él en absoluto; más bien trata de convertirlo en instrumento de su placer. En circunstancias favorables -que dependen en gran medida de su compañero- la idea misma de competición desaparece y se complace en vivir en su plenitud su condición de mujer como el hombre vive su condición de hombre". (página 524). 

"El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias, pero la masa de mujeres queda al margen de la historia, y las circunstancias son para cada una de ellas un obstáculo y no un trampolín" (página 214). 

"Solamente cuando las mujeres empiezan a sentirse en su casa sobre esta tierra vemos aparecer una Rosa de Luxemburgo o una Madame Curie. Demuestran con brillantez que no es la inferioridad de las mujeres lo que determina su insignificancia histórica: su insignificancia histórica las condena a la inferioridad". (página 215). 

"El privilegio económico que disfrutan los hombres, su valor social, el prestigio del matrimonio, la utilidad de un apoyo masculino, todo empuja a las mujeres a desear ardientemente gustar a los hombres. Siguen estando en su conjunto en posición de vasallaje. El resultado es que la mujer se conoce y se elige, no en la medida en que existe para sí, sino tal y como la define el hombre". (página 221). 

"La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Algunos varones temen la competencia femenina. En Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: "Toda estudiante que llega a ser médico o abogado nos roba un puesto"; Son las palabras de alguien que no se cuestiona sus derechos en este mundo". (página 59) 

"Uno de los beneficios que la opresión ofrece a los opresores es que el más humilde de ellos se siente superior: un pobre blanco del sur de los Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es un sucio negro. Los blancos más afortunados explotan hábilmente este orgullo. De la misma forma, el más mediocre de los varones se considera frente a las mujeres un semidiós".(página 59)

"El control de la natalidad y el aborto legal permitirían a la mujer asumir libremente sus maternidades". (página 643)

"Es significativo que la Iglesia autorice, si se da el caso, la muerte de hombres hechos y derechos: en las guerras o cuando se trata de condenados a muerte, pero se reserva para el feto un humanitarismo intransigente". (página 635)


lunes, 7 de octubre de 2013

LA CEREMONIA DEL ADIÓS. CONVERSACIONES CON JEAN-PAUL SARTRE - SIMONE DE BEAUVOIR

La vejez y la muerte: dos temas sobre los cuales Simone de Beauvoir ha escrito páginas inolvidables. En La Ceremonia del adiós, la vejez y la muerte que narra son las de su compañero de toda una vida en las empresas del conocimiento y la lucha social. 
Relato preciso, implacable, conmovedor, Simone de Beauvoir inicia este libro con un informe basado en el diario personal que llevó entre 1970 y 1980 en el cual muestra a Jean-Paul Sartre acosado por los dolorosos pormenores de la vejez. (...) Pero la imagen de Sartre no resulta empequeñecida: al contrario, Simone de Beauvoir logra transmitir la imagen de una radiante lucidez que no se rinde ante la usurpación de la muerte. 
La segunda parte de esta obra es el registro de las conversaciones entre Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre en Roma durante el verano de 1974 y terminadas ese mismo año, en el otoño de Paris. 
En ellas surge Sartre por entero, remontando las etapas de su filosofía, su literatura y hasta su vida, iluminada en una multiplicidad de aspectos: los amigos, la familia, la política, la pintura, la música, el sexo. Toda una lección de aprendizaje para vivir y de supremo entrenamiento para la muerte.

¡Qué gran mujer!


Libro escrito después de la muerte de Sartre, donde hay una larga entrevista con él, precedida de una introducción en la que Beauvoir cuenta los últimos años de Sartre, sus actividades, sus sueños, sus ganas de vivir, conviviendo con la enfermedad y y la muerte. 
Sartre muere sin quejas, sereno, como dice ella, sabiendo que había hecho lo que tenía que hacer. Ese día ella llega al hospital, le anuncian que ya se ha ido, se queda dormida a su lado, se pregunta si debió haberle dicho que estaba realmente grave, pero resuelve moralmente su problema: no hubiese sino ensombrecido sus últimos días de vida. Y escribe esto: Su muerte nos separa. Mi muerte no nos reunirá. Es así; es ya bastante hermoso que nuestras vidas se hayan acordado por tanto tiempo.

La vida de Sartre y Beauvoir se ajusta a su idea de vida compartida, con la generosidad que supieron afrontarse en sus límites y en sus momentos más extraordinarios, con el apoyo mutuo, la complicidad, y la amistad. Un recorrido. Sartre nunca dejó sola a Beauvoir y ella, jamás dejó a Sartre, su relación tiene múltiples lecturas, ninguna la petrifica y por eso están siempre vivos.

Pero, se sabe, hay otros límites, mucho más sutiles. "Vidas de acuerdo" fue la certera expresión que usó Beauvoir. ¿Y qué pasa cuando ese acuerdo se rompe? ¿Cómo se reconoce esa ruptura? ¿Se produce de golpe, como un cataclismo, o es la consecuencia de una pequeña, casi imperceptible grieta que, de tan mínima, no se advierte, ni se toma en cuenta en su momento? ¿Hay señales de alerta, especie de detectores sísmicos de una relación? ¿Los desacuerdos son altisonantes o se manifiestan en silencio, casi en sordina? ¿Cómo saber si el amor que se proclama, y que se cree sentir, es realmente amor, y no rutina, comodidad, tedio o miedo, disfrazados con los ropajes del amor? Hay una escena, cruel, pero a cuya observación resulta difícil sustraerse: una pareja, sentada frente a frente, a la mesa de cualquier restaurante, sin cruzar palabra, incluso hasta sin mirarse, durante horas. Testigos involuntarios, a veces se nos antoja preferible que griten, o discutan: aun en la pelea puede haber un signo de interés por el otro. La indiferencia, en cambio, es letal.


jueves, 29 de agosto de 2013

LA MUJER ROTA - FRAGMENTOS


Simone de Beauvoir
- ¿Qué hacer cuando el mundo se ha descolorido? No queda más que matar el tiempo

- La perpetua juventud del mundo me corta el aliento. Cosas que amaba han desaparecido. Muchas otras me han sido dadas.

- Los libros me salvaron de la desesperación; eso me persuadió de que la cultura es el más alto de los valores, y no logro considerar esta convicción con mirada crítica.

- Conozco a esas jóvenes "a la moda". Tienen una vaga profesión, pretenden cultivarse, hacer deportes, vestirse bien, mantener impecable su departamento, educar perfectamente a sus hijos, llevar una vida mundana, en una palabra, éxito en todos los planos. Y no tienen verdadero interés por nada. Me hiela la sangre.

- ¿Qué significa amar, para él, hoy día?

- Ya no me quedaba nadie más que André a quien, justamente, no tenía. Nos creía transparentes el uno para el otro, unidos, soldados como hermanos siameses. Se había desligado de mí, me había mentido: volvía a encontrarme sobre esta banqueta, sola. A cada segundo, al evocar su rostro, su voz, atizaba, un rencor que me devastaba. Como en esas enfermedades en las que uno se forja su propio sufrimiento, cada inspiración desgarra los pulmones y sin embargo uno está obligado a respirar.

- ¿Continuará  por esta pendiente? Cada vez más indiferente... No quiero. Llaman indulgencia, sabiduría, a esta inercia del corazón: es la muerte que se instala en nosotros. No todavía, no ahora.

- Ya sé. En mi juventud se me dijo tanto que esta equivocada, tener razón me costó tanto, que rechazo equivocarme.


- ¿Qué nos sucedía? En nuestra vida había habido disputas, pero por razones serías [...] Hay que decir también que antes teníamos en la cama reconciliaciones fogosas; en el deseo, la turbación, el placer, los rencores inútiles quedaban calcinados; nos volvíamos a encontrar uno frente al otro, nuevos y alegres. Ahora estábamos privados de ese recurso.

- Conservar vitalidad, alegría, presencia de espíritu es permanecer joven. Por lo tanto, la parte que le toca a la vejez es rutina, la morosidad, la chochez. No soy joven, estoy bien conservada, es muy distinto. Tomé somníferos y me metí en la cama.

- Siempre me negué a enfocar la vida a la manera de Fitzgerald, como un "proceso de degradación". Pensaba que mi relación con André no se alteraría jamás, que mi obra no cesaría de enriquecerse, que Philippe se parecería cada día más al hombre que yo había querido hacer de él. ¡Qué ilusión! La expresión de Sainte-Beave es más verdadera que la de Valéry: "Uno se endurece por partes, se pudre en otras, jamas madura".

- Mi primer encuentro con la muerte, cómo lloré. Después lloré cada vez menos: mis padres, mi cuñado, mi suegro, los amigos. Tambipen eso es envejecer. Tantos muertos detrás de uno, echados de menos, olvidados. A menudo, cuando leo el diario, me entero de una nueva muerte: un escritor querido, una colega, un viejo colaborador de André, uno de nuestros camaradas políticos, un amigo perdido de vista. Uno debe sentirse extraño cuando queda, como Manette, como el único testigo de un mundo abolido.


- Es cierto que la historia de la humanidad es hermosa --dijo André--. Lástima que la de los hombres sea tan triste.

- Nunca seríamos dos extraños. Uno de estos días, mañana quizá, nos reencontraríamos puesto que mi corazón ya lo había encontrado.



(Fragmentos del libro de Simone de Beauvoir "La mujer rota")


lunes, 10 de septiembre de 2012

LOS MANDARINES DE SIMONE DE BEAUVOIR - SE OÍA EL LEVE TRINO DEL ALBA





Su deseo me transfiguraba. Yo, que desde hacía tanto tiempo no tenía más gusto ni forma, poseía de nuevo pechos, un vientre, un sexo, una carne; era alimenticia como el pan, olorosa como la tierra. Era tan milagroso que no pensé en medir mi tiempo ni mi placer; sé solamente que cuando nos dormimos se oía el leve trino del alba.

Simone de Beauvoir

Los Mandarines





viernes, 6 de julio de 2012

LA EXTRAÑA Y DURADERA RELACIÓN ENTRE JEAN PAUL SARTRE Y SIMONE DE BEAUVOIR ...


La extravagante y turbia alianza entre Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir duró cincuenta y un años. Ambos disfrutaron de diferentes amantes, generalmente jóvenes discípulas que acostumbraban a compartir. Se trataban entre ellos de usted y nunca llegaron a vivir juntos. A menudo elegían cuartos contiguos en los hoteles o vivían en apartamentos separados dentro del mismo barrio parisino. No se sabe claramente cómo Sartre llegó a engatusarla y mantener su dominio durante tanto tiempo; su control sobre ella era fundamentalmente de carácter intelectual. 

Según Paul Johnson, Sartre pensaba en las mujeres en términos de victoria y ocupación. En los últimos años han visto la luz cartas y otros papeles íntimos que revelan nuevos y sorprendentes matices de la personalidad de ambos. La correspondencia entre la escritora feminista Simone y el padre del existencialismo, que el propio Sartre quería ver publicada después de su muerte, nos muestra una imagen del autor de El ser y la nada no excesivamente favorecedera, por no decir bastante ruin. 

También la guapa e inteligente Simone resulta ser una mujer mucho más vulnerable y frágil de lo que permitía intuir su ideología feminista y su aspecto de mujerona fría y voluntariosa. Sin embargo, desde joven supo que "mis apetitos físicos eran mayores de lo que yo hubiera querido" y descubrió entonces que, ante la llamada del cuerpo, cualquier hombre serviría, lo que parece turbador. Pasión y cabeza se enfrentaban. Fue esta lucha, según escribe Appignanesi, lo que "la condujo a sus tempranas relaciones homosexuales, a menudo durante las ausencias de Sartre". 

Simone era una mujer altiva, y se consideraba superior a casi todo el mundo menos a Sartre. Su talón de Aquiles fue, única y exclusivamente, "su querido pequeño" Sartre. De hecho, no tuvo ningún reparo en sacrificar su amor transatlántico y maduro con el escritor norteamericano Nelson Algreen cuando Sartre le pidió que regresara a Francia para ayudarle a corregir un manuscrito. Simone, sin pensarlo dos veces, acudió a la llamada de su amado amo, dejando atónito y compungido a Algreen. El escritor norteamericano fue una de sus muchas víctimas; murió a los setenta y dos años debido al sofocón que le produjo el impudor y el mal uso que Simone había dado a su relación, publicándola en sus memorias y convirtiéndola en novela en Los mandarines, obra que obtuvo el Premio Goncourt..

PAULA IZQUIERDO, Sexoadictas o amantes, Belacqva, Barcelona, 2007, págs. 132 y 133

jueves, 21 de junio de 2012

DIEZ MUJERES REVOLUCIONARIAS

El siglo XX fue testigo de un boom de la literatura creada por mujeres, que no es lo mismo que femenina, que refrescó y modificó el paisaje cultural.

Valientes y feroces, las escritoras contemporáneas demostraron con creces que el sitio que se les había negado en el medio intelectual les pertenecía por derecho propio. Mujeres que contribuyeron a revolucionar el arte literario con obras de indiscutible calidad.





Virginia Woolf (1882-1941)

Aunque Nicole Kidman obtuvo un Oscar por este papel, la Virginia Woolf retratada en Las horas (2002), filme que adapta la notable novela homónima de Michael Cunningham, no logra captar toda la complejidad del personaje de carne y hueso. Tristemente célebre por el desequilibrio mental que la condujo a ahogarse en el río Ouse con los bolsillos llenos de piedras, Woolf revolucionó la narrativa de su tiempo gracias a “un lenguaje capaz de fingir persuasivamente la subjetividad humana, los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia”.

Parte del brillante grupo literario llamado Círculo de Bloomsbury, la autora inglesa supo ordenar las voces de la locura en monólogos interiores que exploran la sensibilidad femenina en clásicos como Las olas, Orlando y La señora Dalloway, llevados al cine por Annette Apon (1982), Sally Potter (1992) y Marleen Gorris (1997). Qué leer:

La señora Dalloway (novela, 1925), Al faro (novela, 1927), Las olas (novela, 1931). 






Marguerite Yourcenar (1903-1987)

Historiadora-poeta y novelista, según ella misma se definía, Marguerite de Crayencour también descolló como ensayista, crítica y traductora; en este rubro sobresale su versión al francés de Las olas, de Virginia Woolf. Apoyada por su padre Michel, que participó en la elección de su seudónimo –un anagrama de su apellido–, Yourcenar nació para la literatura a los 18 años con El jardín de las quimeras, libro de poesía que sienta las bases de una obra proclive al refinamiento y al buceo en el pasado familiar, mitológico e histórico.

Aunque no renunció a su idioma natal, la escritora se nacionalizó estadunidense en 1947, 13 años después de conocer a Grace Frick, con la que entabló un vínculo profundo. En 1980 se convirtió en la primera mujer que ingresó a la Academia Francesa; su fama se debe en buena medida a Memorias de Adriano y Opus Nigrum, esta última filmada por André Delvaux. Qué leer:

El tiro de gracia (novela, 1939), Memorias de Adriano (novela, 1951), Opus Nigrum (novela, 1968).




Simone de Beauvoir (1908-1986)

“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.” Esta frase podría resumir la postura de Simone Lucie-Ernestine-Marie-Bertrand de Beauvoir, gran baluarte del feminismo contemporáneo. Nacida en París en el seno de una familia burguesa y católica, la autora de esa punta de lanza titulada El segundo sexo, libro que disecciona el rol de la mujer en las comunidades occidentales, demostró su carácter progresista al entrar en la Sorbona para estudiar filosofía.

Justo en la universidad conoció a la figura que la marcaría para siempre: Jean-Paul Sartre, padre del existencialismo, con quien De Beauvoir fincó un amor libre que a veces llamó al escándalo pero que no le impidió relacionarse con otros intelectuales como el escritor Nelson Algren. Tres de sus obras han sido llevadas al cine: La sangre de los otros (1984), La mujer rota (1988) y Todos los hombres son mortales (1995).

Qué leer:

El segundo sexo (ensayo, 1949), Los mandarines (novela, 1954), La mujer rota (novela, 1967). 




Marguerite Duras (1914-1996)

“Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: ‘La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud.’”

Así inicia El amante, novela autobiográfica ganadora del Premio Goncourt que fue filmada por Jean-Jacques Annaud y afianzó el éxito mundial de Marguerite Duras, seudónimo de Marguerite Donnadieu. Originaria de Indochina pero avecindada en París desde 1932, Duras se caracterizó por un talento prolífico que vagó a sus anchas lo mismo por la literatura que por el teatro y el cine; en esta disciplina destaca su labor como directora de una veintena de cintas y guionista de varios clásicos (Hiroshima mi amor, de Alain Resnais). Fue una de las representantes de la corriente llamada nouveau roman.

Qué leer:

Moderato cantabile (novela, 1958), El vice-cónsul (novela, 1965), El amante (novela, 1984). 




Clarice Lispector (1920-1977)

En el prólogo a los Cuentos reunidos, Miguel Cossío Woodward establece las coordenadas que rigen la obra siempre estimulante de Clarice Lispector: el vuelo ensayístico, la fulguración poética, el golpe de la realidad cotidiana y la historia interrumpida que podría continuar más allá de la anécdota: “En todo cuanto escribió está la misma angustia existencial, similar búsqueda de su identidad femenina y, más adentro, de su condición plena de ser humano.”

Desde que debutó a los 23 años con Cerca del corazón salvaje, esta narradora nacida en Ucrania, afincada en Río de Janeiro y casada con un diplomático –su vida, por tanto, fue itinerante– hizo gala de un interés por la indagación filosófica y psicológica que renovó la literatura brasileña. Hay adaptaciones fílmicas de una de sus novelas (La hora de la estrella) y de dos de sus relatos (“Una estrella nueva” y “El cuerpo”).

Qué leer:

La pasión según G. H. (novela, 1964), Aprendizaje o el libro de los placeres (novela, 1969), Cuentos reunidos (relato, 2001). 





Patricia Highsmith (1921-1995)

Con Extraños en un tren, su primera novela convertida por Alfred Hitchcock en un clásico del cine (1951), Patricia Highsmith fundó una obra fértil que no sólo modificaría el rostro del género policiaco y del thriller psicológico, sino que constituiría uno de los ejemplos más perturbadores de la narrativa contemporánea en lengua inglesa.

Oriunda de Texas pero exiliada en Suiza, Highsmith triunfó en lo que otras autoras fracasan: diseñar un personaje masculino verosímil. Impostor por excelencia, paradigma de la amoralidad que odia el asesinato salvo que sea absolutamente necesario, Tom Ripley protagoniza una saga inolvidable: El talento de Ripley (1955), La máscara de Ripley (1970), El juego de Ripley (1974), Tras los pasos de Ripley (1980) y Ripley en peligro (1991). Entre los actores que lo han encarnado están Alain Delon y Dennis Hopper, Matt Damon y John Malkovich, sin duda el mejor.

Qué leer:

La saga de Tom Ripley (cinco novelas), El diario de Edith (novela, 1977), Pájaros a punto de volar y Una afición peligrosa (relato, 2002). 




Janet Frame (1924-2004)

Casi desconocida en nuestro idioma aunque con un reconocimiento cada vez mayor a nivel mundial –en fechas recientes fue candidata al Premio Nobel de Literatura–, Janet Paterson Frame llevó una existencia silenciosa, alejada del ruido que suele campear en el medio intelectual.

Signada por la pobreza y la tragedia –un hermano fue epiléptico; dos hermanas murieron ahogadas–, la vida de esta narradora, poeta y ensayista neozelandesa dio un giro brusco en 1945, cuando por un colapso nervioso se le diagnosticó esquizofrenia y empezó un periplo por diversos hospitales psiquiátricos que incluyó electrochoques y la posibilidad de una lobotomía, cancelada gracias a que La laguna, su primer libro de cuentos, fue premiado en 1952. Esta experiencia es la base de la trilogía autobiográfica que Jane Campion filmó bajo el título Un ángel en mi mesa (1990).

Qué leer:

Hacia la isla (novela, 1982), Un ángel en mi mesa (novela, 1984) y El mensajero de la ciudad de los espejos (novela, 1985). 




Rosario Castellanos (1925-1974)

Indudablemente una de las principales protagonistas de la vida cultural mexicana del siglo XX, Rosario Castellanos fue dueña de una versatilidad literaria que le permitió deambular con soltura por la narrativa, la poesía, el teatro, el ensayo, la crítica y el periodismo.

Nacida en la Ciudad de México, su infancia y pubertad transcurrieron no obstante en Chiapas, la tierra de sus antepasados que se volvería una presencia fundamental en su obra. Así lo constata la trilogía indígena integrada por Ciudad real, Oficio de tinieblas y Balún Canán, novela reeditada en múltiples ocasiones, traducida a varios idiomas y llevada al cine por Benito Alazraki en 1977. Editorialista de Excélsior, Castellanos fue una aguerrida defensora del feminismo en nuestro país; nombrada embajadora de México en Israel en 1971, murió en Tel Aviv debido a una descarga eléctrica.

Qué leer:

Balún Canán (novela, 1957), Poesía no eres tú. Obra poética 1948-1971 (poesía, 1972), Mujer que sabe latín… (ensayo, 1973). 






Susan Sontag (1933-2004)

El estatus de icono cultural alcanzado por esta mujer orquesta oriunda de Nueva York queda ratificado en Gremlins 2 (1990), donde el líder de los duendecillos maléficos dice: “Sí, la civilización.

La convención de Ginebra, la música de cámara, Susan Sontag: queremos ser civilizados.” Novelista, ensayista, crítica, directora de escena y cineasta, Sontag puso su sagacidad al servicio de un activismo político que la mantuvo en el centro de la polémica y la condujo a montar Esperando a Godot –obra clave del teatro del absurdo– en pleno conflicto de los Balcanes en Sarajevo, ciudad a cuyos residentes ayudó y que en muestra de gratitud bautizará una calle con su nombre. En Contra la interpretación, libro capital, hay una frase que sintetiza su pensamiento: “Lo que ahora importa es recuperar nuestros sentidos. Debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más.”

Qué leer:

Contra la interpretación (ensayo, 1966), Bajo el signo de Saturno (ensayo, 1980), El amante del volcán (novela, 1992).





Elfriede Jelinek (1946)

Según el comunicado de prensa, la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura 2004 a esta narradora y dramaturga nacida en Mürzzuschlag, pequeña ciudad de la provincia austriaca de Estiria, “por el flujo musical de voces y contravoces patente en novelas y obras de teatro que con insólito fervor lingüístico revelan el absurdo de los clichés sociales y su poder subyugante”.

Partidaria de una misantropía que le ha valido infinidad de críticas en su país, cuya “barbarie cultural” se ha empeñado en fustigar sin clemencia, Elfriede Jelinek se negó a asistir a la ceremonia de premiación, lo que alimentó el fuego de una controversia desatada por el fallo del jurado.

Lejos de los reflectores, sin pelos en la lengua, la escritora persiste en un análisis del resquebrajamiento humano que rinde frutos inquietantes en libros como La pianista, llevado al cine por Michael Haneke en 2001.



http://oswaldolilly.blogcindario.com


En otra entrada hablaré de otras mujeres excepcionales e imprescindibles, como Anaïs Nin, Gioconda Belli, Alejandra Pizarnik y un largo ecétera..