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miércoles, 5 de octubre de 2011
CORTÁZAR Y EL MIEDO
Julio Cortázar. Contaba a menudo aquella vez, de niño, que se despertó sobresaltado. Lo había sacado del sueño, abruptamente, un sonido afilado. Extraño y desconocido.
LLoraba y su madre se acercó hasta su cama. "Es un gallo", le dijo. "No te asustés". Y el pequeño Cortázar -los ojos de un azul casi líquido- siguió llorando, desconsolado, porque no sabía lo que era un gallo, y el nombre le resultó mucho más amenazante que su canto.
http://jmarchamalo.blogspot.com
El don de la impaciencia
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