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sábado, 24 de diciembre de 2011
«PERMANENTEMENTE ESTOY REIVINDICANDO LA TERNURA»
La ternura atrae, encanta, afirma, fortalece.
La ternura se regala en la mirada.
La ternura es privilegio de aquellos que se atreven a abrir el corazón, de aquellos que no temen ser vulnerables; por eso es patrimonio de las almas claras. Los niños educados con amor son casi siempre tiernos, al igual que las personas de edad avanzada que han vivido activa y plenamente.
Siempre he pensado que uno de los ingredientes del amor es esa sustancia llamada ternura. Una buena dosis de ella le da una dimensión más amplia y significativa al encuentro amoroso.
La ternura y la pasión forman una mezcla que nutre, refresca y renueva la relación entre las personas que se aman.
La pasión se extingue fácilmente, en tanto que la ternura depende menos de fluctuaciones anímicas, sobrevive al envejecimiento del cuerpo y le da juventud al alma.
Ser tiernos es una determinación que podemos tomar y una decisión que implica riesgos; es decidirnos a amar y ofrendarnos sin recelos ni temores.
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1 comentario:
Ke bonito!! la necesidad del mundo, kreo esta ahi, en los afectos, un abrazo en medio de mi deskoncierto!! te kiero mucho
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