El vino entra en la boca Y el amor entra en los ojos; esto es todo lo que en verdad conocemos antes de envejecer y morir. Así llevo el vaso a mi boca, y te miro, y suspiro.
William Butler Yeats (Dublín, 13 de junio de 1865 - Roquebrune-Cap-Martin, Francia, 28 de enero de 1939), poeta y dramaturgo irlandés.
«Tus ojos que antaño nunca se cansaron de los míos,
se inclinan hoy con pesar bajo tus párpados oscilantes
porque nuestro amor declina».
Y responde ella:
«Aunque nuestro amor se desvanezca,
permanezcamos junto al borde solitario de este lago,
juntos en este momento especial
en el que la pasión, pobre criatura cansada, cae dormida.
¡Qué lejanas parecen las estrellas,
y qué lejano nuestro primer beso,
y qué viejo parece mi corazón!».
Pensativos caminan por entre marchitas hojas,
mientras él, lentamente, sosteniendo la mano de ella, replica:
«La pasión ha consumido con frecuencia
nuestros errantes corazones».
Los bosques les rodeaban, y las hojas ya amarillas
caían en la penumbra como desvaídos meteoros,
entonces un animalillo viejo y cojo renqueó camino abajo.
Sobre él, cae el otoño; y ahora ambos se detienen
a la orilla del solitario lago una vez más.
Volviéndose, vio que ella había arrojado unas hojas muertas,
húmedas como sus ojos y en silencio recogidas
sobre su pecho y su pelo.
«No te lamentes», dijo él, «que estamos cansados
porque otros amores nos esperan,
odiemos y amemos a través del tiempo imperturbable,
ante nosotros yace la eternidad,
nuestras almas son amor y un continuo adiós».
2 comentarios:
¡Que belleza y Profundidad de Sentimientos!
Precioso, realmente.
Un abrazo.
Cierto, es de una belleza enternecedora, aunque sea triste. A mi me atrapó hace tiempo, lo publiqué hace un año y hoy decidí re-publicarlo, me gusta mucho.
Otro abrazo grandote para ti Pedro Luis..
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