Si tuviera que contar con mis dedos las personas que oigo al día quejándose de algo no me darían los dedos de las manos, la gente se queja de sus situaciones personales, de sus situaciones laborales, de la crisis, del gobierno… se queja hasta de quejarse, pero si tuviera que contar con una mano la gente que se pone manos a la acción, que busca la manera de enfrentarse a las situaciones y modificar todo aquello que no le gusta, me temo que si tengo que hacer esta cuenta ahora me sobrarían los dedos de una mano.
No dejo de reconocer que la acción es mucho más costosa que la queja, y que sólo con la segunda parece que descargamos tensiones y aparentemente conseguimos muchos más beneficios, pero esto es sólo aparentemente por que en realidad con la queja sólo dejas a la deriva todo lo que podría estar de tu mano de cambiar aunque ello suponga un esfuerzo.
No sé en qué momento surgió y si es una apreciación mía demasiado subjetiva, pero me da la impresión que socialmente nos hemos acostumbrado a la “papita suave”, a que nos den todo hecho y que no nos cueste nada, los niños/as se están educando en la ley del mínimo esfuerzo, los algodones en los que se les envuelve son ahora fabricados a nivel industrial y se le dedica una sólo industria a cada niño, así poco a poco vamos creando adultos incapaces de enfrentarse a la realidad que busca en otros lugares la solución a su problema, intentando que éste sea resuelto con la menor implicación por su parte.
Hemos perdido esa capacidad de esfuerzo, esa valoración por lo que cuesta, pero en cambio hemos desarrollado una capacidad extraordinaria para delegar responsabilidades, para quejarnos y para la crítica destructiva.
Si bien hay pocas personas que tengan la tendencia a actuar, por el contrario tenemos miles de personas que como acto reflejo saltan sobre esa persona con una crítica destructiva y feroz, buscando su paralización, y yo les preguntaría ¿qué has hecho tú? Les preguntaría si no supiera de antemano que la respuesta es nada, hay gente que su trabajo es pura y exclusivamente torpedear el trabajo del otro, descalificar, para que no se note su propia inactividad.
Lógicamente esto ha sido así durante años, la historia de la humanidad está plagada de gente de ambos polos, lo cual entiendo es normal, pero me da la impresión que la balanza aunque nunca haya estado del todo equilibrada, ahora mismo está mucho más desequilibrada que nunca.
Es hora de plantearse nuevos retos educativos en la escuela y en las familias, para cambiar esa tendencia a vivir “ a la papita suave” para buscar la manera de encauzarnos a vivir tomando las riendas de nuestras vidas y de la vida en general, buscando la participación en diferentes asuntos, y no seguir aislándonos de un mundo al que sólo nos conectamos para criticarlo o censurar al que está haciendo algo, mientras dejamos que unos pocos construyan o más bien desconstruyan el mundo y la sociedad en la que vivimos.
Es tiempo de dejar de hablar de lo que falta, de lo que no hacen los otros o de lo que hacen más otros, para empezar cada uno por sí mismo a construir nuestra propia realidad más inmediata y la realidad social a la que nos vinculamos.
Interesante blog que he descubierto hoy, de parte de un amigo de Canarias, es un blog sobre temas sociales y cada entrada es un verdadero aprendizaje, aquí os lo dejo:
http://rainbowwritee.wordpress.com/
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