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sábado, 1 de diciembre de 2012

Y MAÑANA, DE NUEVO OTRO DOMINGO

Era una pasión por la mirada,
y en su mirada estaban los ojos antes del tiempo;
dice su padre que el tiempo es melancolía,
y cuando se para lo llamamos eternidad.
San Juan de la Cruz

Rafael Fernández


La veis un día domingo.
Lleva un cuerpo cansado, lleva un traje cansado
(no la podéis mirar),
un traje donde cuelgan trabajos, tristes hilos,
pespuntes de dolor, esperanzas sangrantes
hechas verdad a fuerza de ir remendando sueños,
de ir gastando mañanas, hombres de cada día,
en las estribaciones de un pan dominical.

La veis venir acaso de un azar con ternuras,
de una piedad con fábulas; la veis
venir y no sabéis que está llamándose
lo mismo que la vida,
lo mismo que su traje hecho disfraz de olvido,
hecho carne de engaño y servicial,
cortado a la medida de mensuales lágrimas,
de quebrantos tejidos con la última
hebra de la intemperie, con las briznas
de ese telar de amor donde aprendemos
la hermandad necesaria que es un cuerpo sin nadie.

Sucede que es un día más bien canción que número,
más bien como una lluvia de inclemente mirada,
de humilde mano abierta
que volverá a vestir de desnudez la vida.
Y entonces ya es mentira crecer sobre raíces,
ya es mentira ese tiempo blandamente nocivo
que se nos va quedando alquilado en la piel,
que se nos gasta hasta dejarnos
un mísero rastro de caricia vacía,
llegar a confundirnos en un domingo anónimo,
en un amor sin cuerpo, hilvanando de lástima.

Y entonces, ese día, el domingo,
viene llegando, corre, se nos acerca
(todos la conocemos),
nos mira igual que un charco
de amor recién secado, nos contagia
de todo cuanto es puro en su día siguiente,
porque está consolándose con un jornal caduco,
está desviviéndose
en una pobre sucesión de acopios para amar,
de ir contando los años por tránsitos de trajes,
por memorias zurcidas, por sueños arrancados
del retal de un domingo cegador e ilusorio.





José Manuel Caballero Bonald, Poeta, novelista y ensayista español nacido en Jerez de la Frontera, Cádiz, en el año 1926.


6 comentarios:

Verónica Calvo dijo...

Bellísimo poema nos traes, Inma.

Es para leerlo con mucho silencio, de noche y en soledad, cuando no hay nadie cerca.

Besos

Anónimo dijo...

Ese domingo vestido de melancolía y añoranzas...Ese Domingo cegador e ilusorio.
Un Poema que desgarra y encierra en profundidades.
Un abrazo.

Inma dijo...

Una belleza que hace reflexionar mucho mi querida Verónica, hazlo y ya me contarás la sensación.

(Cierto que justamente he subido un poema de Bonald cuando le han dado un premio, pero no creo en los premios, menos en estos, sé de mi rareza, y es por eso que no lo puse en la entrada)

Muchos besosss guapa

Inma dijo...

Tú lo has dicho estupendamente, es un poema desgarrador. A mi me produjo sensaciones extrañas, a la vez gozo que tristeza. Gracias amigo, siempre reflexionas de forma dulce y positiva, bendita aportación para una mujer ahora oscura.

Un abrazo grandoteee

Verónica Calvo dijo...

Tampoco creo en premios.
Ni en castigos, sea dicho de paso.

Besos

Inma dijo...

Ni yo tampoco Verónica, cada cual con sus cosas..y cada vez que han dado un premio de esos salta la rana...y se hacen más ricos los que no los necesitan, hablo de los editores y compañía..

Besotesss guapa