Al poder le ocurre como al nogal,
no deja crecer nada bajo su sombra.
Antonio Gala
A nadie se le escapa ya la situación de depresión generalizada que padecemos. Y ese miedo tramado en las noticias, en los anuncios del gobierno, los bancos, los políticos y la prensa voceándolo como pregonero barato. Y no en valde. Pues lo hace para acojonar. Es la resultante de la represión, impresión, comprensión (de comprimir, achuchar...), opresión, supresión, obsesión, occisión y precisión con que este Sistema, socioeconómicopolíticofalsimediáticoespectacular, nos machaca, reprime, impresiona, comprime, oprime, suprime.
Y en ese río revuelto ganan lo pescadores listillos. To dios anda sumido en ese miedo y esa parálisis que provoca una depresión. To dios quietecito en su rincón y alerta. Y en ese estado los tiburones, las hienas y los lobos (que me perdonen tan honestos animales) dan dentelladas precisas y trincan al por mayor. No hay más que verlo con los políticos, lanzando el enésimo programa especulativo con una necesidad y derecho constitucional mayor: la vivienda.
Los falsimedios no hacen más que derramar la vomitera de siempre: crisis, crisis, crisis, crisis, crisis y crisis... Y sus derivados: pobreza, paro, mal, recortes, resortes, retortijones de tripas y todo eso. De manera que la alienación es perfecta. Nadie escucha a nadie. Sobre todo si va a decir algo sensato, libre y bueno. Y si se escucha a alguien es para sumirse en una huida alienante, en algún espectáculo, en cualquier bobería para olvidar esa pena de la depresión. No en vano el consumo de la llamada droga ha subido el doble desde el inicio destapado a la llamada crisis. Y el de las drogas legales ni se sabe. La cosa es huir, emigrar a donde sea y como sea. Por lo menos de cocotera o mollera o estado mental tan deprimido.
Y como nadie escucha a nadie, si nadie o alguien tratan de hablar de la realidad real, pues todo sigue como siempre. Tan tranquilo y tan en orden. Y ha resultado, así, la crisis y sus efectos, en mayor acicate del orden social perfecto y de la dictadura democrática maravillosamente exacta. Una inmensa mayoría vota su depresión y su ruina, arrastrando a todos los demás y bendiciendo el orden establecido. Ni Franco o Musolini o el Fhürer hubiesen imaginado tanta perfección y tan disimulada.
¿Qué hay alharacas por las calles, sobre todo de ciudades más o mayor pobladas? ¡Pos mejor! Que entonces el orden cabalga a sus anchas. Pues, por lo general, esas manifestaciones no dicen nada y contribuyen a duplicar el miedo, el odio y la ignorancia. Con lo que el objetivo de depresión se hace perfecto. Y todo se redondea en beneficio de la banca y sus servidores.
Y como se dice en cualquier deporte, esa invención semirreligiosa moderna, que impone los valores dominantes de poder, triunfo, gloria, esfuerzo, sacrificio, líderes, competencias de todos contra todos y todo eso aparentemente sano: ¡Hemos ganao!
Curioso que la palabra pelotazo proviene del llamado deporte rey, ese catecismo abierto para el amaneramiento y aliento de los valores del carcamalismo capitalista y este estado de crisis o estafa permanente.
nada
Agustín Romero Barroso