Es la historia de uno de esos encuentros improbables que pueden cambiar una vida. En un parque se encuentran Germain, de algo más de cincuenta años y casi analfabeto, y Margueritte, una frágil anciana apasionada por la lectura. Cuarenta años y cien kilos los separan. Por casualidad, Germain se sienta a su lado. Margueritte empieza a leerle extractos de novelas, haciéndole descubrir la magia de los libros, de la que Germain se creía excluido. De pronto, para la gente que le rodea, para sus amigos del café, que hasta ahora le han tomado por un tonto, la idiotez bascula y cambia de lado. Pero Margueritte se va quedando ciega y, por amor a esta adorable abuela traviesa y atenta, Germain se esforzará y le demostrará que es capaz de leerle cuando ella ya no pueda hacerlo.
" He decidido adoptar a Margueritte. Pronto celebrará su oc- togésimo sexto cumpleaños, más me vale no esperar dema- siado, los ancianos tienen tendencia a morir.
Así, si le pasa cualquier cosa, no sé, si se cae en la calle o le dan un tirón del bolso, ahí estaré yo. Podré llegar rápida- mente, quitar a la gente de en medio y decirles:
–Vale, está bien, váyanse, ahora me encargo yo: es mi abuela.
No lleva escrito en la frente que sólo sea adoptada.
Podría comprarle el periódico, los caramelos de menta, sentarme con ella en el parque, ir a Les Peupliers los domin- gos y, si me da la gana, quedarme a comer.
Evidentemente, antes también podía hacerlo, pero me habría sentido como de visita. A partir de ahora lo haré por gusto y también por deber. Ésta es la novedad: las obligacio- nes familiares. Algo que, lo percibo, me gustará."
Así, si le pasa cualquier cosa, no sé, si se cae en la calle o le dan un tirón del bolso, ahí estaré yo. Podré llegar rápida- mente, quitar a la gente de en medio y decirles:
–Vale, está bien, váyanse, ahora me encargo yo: es mi abuela.
No lleva escrito en la frente que sólo sea adoptada.
Podría comprarle el periódico, los caramelos de menta, sentarme con ella en el parque, ir a Les Peupliers los domin- gos y, si me da la gana, quedarme a comer.
Evidentemente, antes también podía hacerlo, pero me habría sentido como de visita. A partir de ahora lo haré por gusto y también por deber. Ésta es la novedad: las obligacio- nes familiares. Algo que, lo percibo, me gustará."
Haber conocido a Margueritte me ha cambiado la vida. Tener a alguien en quien pensar con ilusión –alguien que no sea yo, quiero decir– me resulta raro. No estoy acostum- brado. Antes de ella, no había tenido familia."
“Tardes con Margueritte” es una novela cuya ternura te abraza y te mece. Se entremezclan el humor con la tristeza y la soledad que el protagonista siente por la falta del cariño materno, familiar. Un canto de amor al libro y al poder de lectura .
Odel (Ababol)
Trailer de la película que hicieron del libro, tierna y sensible, impresionante interpretación de Gisele Casadesus y Gerard Depardieu.
Una ternura de blog que sigo con entusiasmo y que me aporta mucho, lo recomiendo.
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