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domingo, 10 de noviembre de 2013

OÍDME AMIGOS - MARCOS ANA






Oídme amigos. He visto
con los ojos soñolientos
algo que quiero contaros.

Es la madrugada. Un preso
enfrente de mí despierta.
Se incorpora sobre un codo.
Lía un cigarro. Se sienta.
Mientras fuma tiene ausente
la mirada, como dormida la frente
(Sueña el viento en la ventana)
Tira el cigarro. Se inclina.
Saca un pedazo de pan,
se lo come lentamente
y después… rompe a llorar.
(Quizás no tenga importancia…
Yo os lo cuento)
Ya sabéis que a mi las losas
me han gastado hasta los huesos
del corazón,
pero ver llorar a un hombre
es algo, siempre, tremendo.
Y este preso no es un árbol
que se ha roto. Sigue ileso.
Pero de pronto ha venido
todo lo “suyo” a su encuentro
en esta noche tranquila…
Con su dolor en mi pecho
le miro. No puede verme.
Sus ojos están muy lejos.
Sus ojos cerca, llorando
tan suave, tan hondamente
que apenas si mueve el aire
y el silencio.
Un “alerta” le estremece.
(Por el patio

se oye cruzar el relevo).

Marcos Ana

Fernando Macarro Castillo, más conocido como Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres), es un poeta español nacido en la pedanía de San Vicente, del municipio de Alconada (Salamanca), el 20 de enero de 1920, aunque vivió su infancia en Ventosa del Río Almar (Salamanca). Su intensa biografía le ha hecho convertirse en uno de los símbolos de la cultura antifascista. Tiene 90 años de edad pero 67 de vida. Estuvo en la cárcel 23 años y tuvo dos condenas a muerte.



Obras suyas:


  • Poemas desde la cárcel (1960, publicado en Brasil)
  • España a tres voces (1963, publicado en Argentina)
  • Las soledades del muro (1977)
  • Decidme cómo es un árbol (2007)

TONI ZENET - EL ALQUIMISTA

Déjame esta noche, soñar contigo
Déjame imaginarme en tus labios los míos.
Déjame que me crea que te vuelvo loca,
Déjame que yo sea quien te quite la ropa.


Déjame, que mis manos rocen las tuyas
Déjame, que te tome por la cintura
Déjame que te espere aunque no vuelvas
Déjame que te deje tenerme pena


Si algún día diera con la manera de hacerte mía
Siempre yo te amaría como si fuera siempre ese día
Qué bonito seria jugarse la vida probar tu veneno
Que bonito seria arrojar al suelo la copa vacía


Déjame presumir de ti un poquito
Que mi piel sea el forro de tu vestido
Déjame que te coma solo con los ojos
Con lo que me provocas yo me conformo





De la ardiente Málaga os traigo, acompañado de su quinteto, al cantante Toni Zenet, un alquimista que conjuga copla, tango, jazz, swing y bossa nova en una sabrosísima mezcla de receta propia. 


En este link encontrareis toda su discografía y las respectivas descargas, no tiene desperdicio.



Más canciones maravillosas de este andaluz mágico:

"Sé que estás pensando en mí"




Los famosos conciertos de la 3 

"Tranquila"




Esto, para abrir boca, vale la pena su música, es un verdadero crack y en directo es genial, escenifíca y conecta con el público, como buen andaluz.


viernes, 8 de noviembre de 2013

LA ESPALDA DEL HOMBRE - FERNANDO PESSOA





Bajando hoy por la Calle Nueva de Almada, me fijé de repente en la espalda del hombre que bajaba delante de mí. Era la espalda vulgar de un hombre cualquiera, la chaqueta de un traje modesto en una espalda de transeúnte ocasional. Llevaba una cartera vieja bajo el brazo izquierdo, y ponía en el suelo, al ritmo de ir andando, un paraguas cerrado, que cogía por el puño con la mano derecha.

Sentí de repente por aquel hombre algo parecido a la ternura. Sentí en él la ternura que se siente por la común vulgaridad humana, por lo trivial cotidiano del cabeza de familia que va a trabajar, por su hogar humilde y alegre, por los placeres alegres y tristes de que forzosamente se compone su vida, por la inocencia de vivir sin analizar, por la naturaleza animal de aquella espalda vestida.

Volví los ojos a la espalda del hombre, ventana por la que vi estos pensamientos.





La sensación era exactamente idéntica a la que nos asalta ante alguien que duerme. Todo lo que duerme es niño de nuevo. Tal vez porque en el sueño no se puede hacer mal, y no se da cuenta de la vida, el mayor criminal, el más redomado egoísta es sagrado, por una magia natural, mientras duerme. Entre matar a quien duerme y matar a un niño no encuentro diferencia sustancial.

Ahora duerme la espalda de este hombre. Todo él, que camina delante de mí con pasos iguales a los míos, duerme. Va inconsciente. Vive inconsciente. Duerme, porque todos dormimos. Toda vida es un sueño. Nadie sabe lo que hace, nadie sabe lo que quiere, nadie sabe lo que sabe. Dormimos la vida, eternos niños del Destino. Por eso siento, si pienso con esta sensación, una ternura informe e inmensa por toda la humanidad infantil, por toda vida social durmiente, por todos, por todo.


Pessoa 


jueves, 7 de noviembre de 2013

HOY SE CUMPLEN 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL MARAVILLOSO ALBERT CAMUS





Nació en Mondovi, el 7 de noviembre de 1913 y muere en Cahapelle Champny el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico. Más que filósofo era un novelista, ensayista y dramaturgo francés considerado como uno de los escritores más importantes posteriores a 1945 (la posguerra francesa).


Su madre era española y su padre francés. Se quedó huérfano de padre siendo él muy joven y se trasladó en compañía de su madre a Argel. Ella, analfabeta debe sostener las necesidades de ambos con varios trabajos domésticos.


“No me queda más que el silencio y la calumnia hará el resto.”





Albert Camus, hombre reconocido en la Europa de su tiempo, había recibido el premio Nobel y se encontraba realizando la parte de su obra dedicada al amor. Ya lo había hecho anteriormente con el absurdo, a través de su novela «El Extranjero», su ensayo «El Mito de Sísifo», y las obras teatrales «Calígula» y «El Malentendido», y con la rebeldía, mediante su premiada novela «La Peste», su ensayo «El Hombre Rebelde» y las obras «El Estado de Sitio» y «Los Justos». 


Había realizado diversas adaptaciones teatrales, entre las que se destaca «Los Poseídos» de Dostoievsky. Participó, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Resistencia francesa, cuya participación, dada a su tuberculosis, se había desarrollado por medio del periódico clandestino Combat. Esta labor periodística se comenzó a cultivar desde su juventud, cuando trabajaba a principios de 1939 para el Alger Républicain de Argelia, su tierra natal, siendo reconocido por su artículo La miseria de Kabilia, donde expone con claridad y detalle las condiciones de vida de los pobres de su país.



Albert Camus, fotografiado por Henri Cartier Bresson

Sin embargo, se suele olvidar las primeras obras de Camus – «Bodas», «La muerte feliz» y los ensayos reunidos bajo el nombre de «Al revés y al derecho», todas marcadas por el sol y el mar del mediterráneo, o su compendio de ensayos «El Verano», del cual nosotros destacamos «El Exilio de Helena», y, sobre todo, los últimos escritos de su obra: la compilación de cuentos «El Exilio y el Reino» y su novela «La Caída», que revelan el ánimo de Camus por aquel entonces, cuando se encontraba apartado del ambiente intelectual, del cual se sentía cansado y decepcionado tras todo el revuelo que causó la publicación de «El Hombre Rebelde», y que expresaría posteriormente en «El Primer Hombre».


A todo lo anterior, hay que agregar sus artículos publicados, las conferencias dadas y las cartas escritas, además de su hermoso diario de viaje, donde narra su visita a Chile.





"La sangre de la libertad", por ejemplo, recoge la faceta de Camus menos conocida: como periodista y activista insobornable contra la tiranía y en favor de "la lucha de los oprimidos, a los que les está prohibida la rebelión violenta". Según él, se hizo periodista para poder expresar su ira, reconociendo: "no creo estar preparado para comprender los asuntos que me vuelven loco: el nacionalismo, el colonialismo, la injusticia social, y la absurdidad del Estado moderno". En estas páginas, Camus argumenta que "si la lucha es difícil, las razones para luchar son siempre claras".


La hermosa conclusión de su discurso «El Pan y la Libertad», emitido el 10 de mayo de 1953 en la Bolsa de Trabajo de Saint-Ètienne:


«(…) la libertad no es un regalo que se recibe de un Estado o de un jefe, sino un bien que se conquista a diario, gracias al esfuerzo de cada uno y la unión de todos.» (ibid., p. 157)


(*)Parte del texto lo he leído esta mañana en un blog que me gusta mucho:


http://grupogomezrojas.org/