Tengo varias caras.
Una es casi bonita, otra es casi fea.
¿Qué soy? Un casi todo.
En la punta del lápiz el trazo. Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de la alegría otra alegría, en la punta de la espada la magia: es allí donde voy.
En la punta del pie el salto. Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí donde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Yo os espero. Es allí donde voy.
En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra "tertulia", y no sé ni dónde ni cuándo. Al borde de la tertulia está la familia. Al borde de la familia estoy yo. A la orilla de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy.
Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy.
Mientras tanto, lo que hay es el sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un rincón para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé sobre qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre. Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
En el extremo de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras. ¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo. Yo a la orilla del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto. Oh, cachorro ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.
[..]
(Traducción de Cristina Peri Rossi)
Clarice Lispector (Es allí donde voy, fragmento)
*.- Todas las pinturas son del querido pintor Guillermo Martí Ceballos.
*.- Más allá de la oreja existe un sonido, en el extremo de la mirada Clarice Lispector: es allí donde voy.
Los escritores plasman sus palabras de distinta forma y sentido, Lispector se encuentran entre los que escriben por la necesidad, no sólo de contar, sino de querer transformar el mundo que contemplan, de darle la vuelta, de vivir en una búsqueda perenne de lenguaje para crear otro mundo que tenga sus propias normas, su propio modo de expresión.
Es la existencia que duele, que duele porque a través del dolor uno percibe que es responsable y libre. El hombre es libre, en primer lugar, porque es él quien da un significado a las cosas, y por consiguiente lo es por naturaleza, (que ya dijo sabiamente Sartre) puesto que el sentido del mundo depende de él. Pero si se niega a usar esta libertad, si se contenta con el sentido convencional de las cosas, si se deja impresionar por las comedias de la vida y representa un papel en lugar de vivir verdaderamente, enajena su voluntad.
Por eso es importante su lectura, pues nos invita a ser cómplices de la búsqueda de otro mundo, que todos podemos crear. Nos invita a pensar y vivir de otra manera.