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sábado, 5 de abril de 2014

JULIA PERAIRE - EL AMOR INCONDICIONAL Y MUSA DE RAMÓN CASAS

Pintura: Julia Peraire en el claustro de San Benet de Bages 1925, Ramón Casas. (Barcelona, 5 de enero de 1866 - 29 de febrero de 1932)



El claustro rezuma sosiego; el silencio es su sinónimo. Apenas los pájaros cantan. Una brisa cautivadora susurra quedamente. La hierba, tímidamente crecida, se inclina acariciadoramente sobre el suelo. Si aguzamos el oído podremos escuchar un leve silbido: es el canto del suave viento. Contenemos la respiración: no deseamos que el callado hechizo se rompa. No movemos ni un solo músculo. Sentimos calor y frío, sin extremos: detrás, el fresco claustro; delante, los cálidos rayos atemperan nuestro cuerpo.

Un resto de humedad latente mezclado con aroma de tierra y un toque fino de perfume. Aspiramos despacio, paladeando cada recuerdo, alojándolo en la memoria perdida de los aromas.

Una vaporosa figura femenina posa, impávida, admirando las piedras de siglos, los susurros de antaño. Contrasta el delicado vestido que porta con la dureza de las rocas. Una mariposa posada apaciblemente. Si emitimos cualquier sonido volará.

Los rayos del sol se filtran entre las hojas del árbol. Vegetación y mujer, sólo ambos viven, solo por sus venas circula la savia. Julia permanecerá sentada meditando en el claustro para la eternidad.

Con 40 años se enamora de una joven que vende lotería y periódicos junto a su madre, recorriendo las populosas calles de Barcelona, una chica de 18 años, Julia Peraire, que le atrapa. Él, que nunca se había interesado por ninguna mujer, salvo para pintarlas. Viven juntos en una relación que escandaliza a la burguesía barcelonesa. Y después de 16 años de convivencia se casan, aún así esa sociedad sigue escandalizada, a Casas y Julia no les importa, entonces él tenía 56 años y ella 34.

Julia y Casas vivirán juntos, amándose, otros 10 años más tras la boda. En 1932, Ramón muere y nada vuelve a saberse de Julia, quedará sólo su imagen, para siempre, en los lienzos del pintor.

De Julia Peraire, apenas se sabe nada, pero ha pasado a la Historia inmortalizada, siempre bellísima, por el más brillante pintor impresionista español.

Pinta a Julia, una y diez y cien y mil veces, desafiando los convencionalismos. De flamenca, de cordobesa, de mujer fatal, distintas visiones de una misma mujer:




Julia

Julia, 1915

Julia con pañuelo azul

Vestida de cordobesa, 1915

Con mantilla

Con mantilla y abanico




Con mantilla y abanico II




En la habitación






Julia, boceto

Julia, boceto

Julia, interior 




En el baño




Julia, desnudo femenino


Bueno, y así podíamos seguir casi sin fin porque hay muchas pinturas de esta mujer singular, llamada maldita en la sociedad que le tocó vivir, la hipocresía y doble moral que seguimos teniendo a día de hoy. 


Mujer hermosa, musa, amante, compañera de un gran hombre. 



¡¡ Amad el arte !! entre todas las mentiras es la menos mentirosa. 


Gustave Flaubert