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jueves, 11 de agosto de 2016

ALBERT CAMUS - LA MUERTE FELIZ


"Sencillamente se trata de saber lo que puede aportarnos (para vivir mejor, para enfrentar mejor las agresiones de los acontecimientos, para adaptarse mejor a las sorpresas del mundo) un hombre que se considera artista pero que no sitúa su arte por encima de todo; un escritor que se considera solitario pero que se impone la solidaridad con todos los sufrimientos del mundo; un novelista que quisiera consagrarse a sus personajes pero para hacerlos que reflejen mejor las contradicciones y las bajezas de la condición humana". Camus






Camus buscó lo que todo individuo anhela, la felicidad, y lo expresó sin tapujos en sus libros y diarios. En ellos deja claro, recuerda, que no hay bien colectivo, que no hay felicidad en grupo si antes no se ha encontrado y disfrutado de la felicidad individual. Es la búsqueda primera y última. Esa sinceridad es la que hace, en parte, que conecte con los lectores.






Albert Camus nació en Argelia en el año 1913 y falleció en accidente de automóvil en 1960, había obtenido el Premio Nobel en 1957. Escritor excepcional, enormemente sincero, profundamente comprometido y dolorosamente inmerso en su época, ha sido y sigue siendo uno de los autores (novelas, teatro, ensayo, artículo periodístico) más completos y más admirados de Europa.






De su obra debemos destacar y recomendar especialmente dos hitos literarios: El extranjero (1942), íntimamente relacionada con La Muerte feliz y la que a nuestro parecer es la cumbre de su obra, La peste (1947), referencia universal.



"Antes de dormirse tuvo tiempo de ver la noche blanquearse un poco detrás de las cortinas y oír, con el alba y el despertar del mundo, como una inmensa llamada de ternura y de esperanza que fundía sin duda su terror a la muerte, pero al mismo tiempo le aseguraba que encontraría una razón para morir en lo que había sido toda su razón de vivir." (La muerte feliz (1938), de Albert Camus)




Camus escribió la novela La Muerte Feliz en los años 30 pero el libro no apareció publicado hasta la década de los 70. Reeditado en español por Alianza Editorial, narra la historia de Patrice Mersault (claro antecesor del Meursault de El Extranjero), oficinista de existencia insípida y rutinaria cuya vida cambia cuando se encuentra a un millonario inválido en un proceso de crimen y absurdo en búsqueda de felicidad.

Sin duda en esta obra Camus propone sus grandes temas; esos que irá desarrollando cada vez con más dedicación a lo largo de toda su carrera literaria: la soledad, el amor, la libertad, el dolor, la maldad. 
Y, como hicieron otros autores de innegable habilidad como Kafka, Dostoyevski o Sartre, Camus reflexionó en torno a esos temas importantes a través de la ficción.




La novela es algo corta y está dividida en dos partes. 

La primera parte, titulada "Muerte natural", describe la monótona y vacía vida de Patricio Mersault con su aburrido trabajo de oficinista y su relación poco importante con su novia. Mersault logra conocer al rico e inválido Roland Zagreus, quien le enseña a Mersault una forma de escapar: "Sólo se necesita tiempo para ser feliz. Mucho tiempo. La felicidad, también, consiste en tener gran paciencia. Y casi siempre nos pasamos la vida gastando tiempo para ganar dinero, cuando deberíamos estar gastando dinero para ganar tiempo". Mersault decide entonces matar a Zagreus y quedarse con su fortuna para así construir su felicidad.

La segunda parte, titulada "Muerte consciente", relata el viaje que realiza Mersault por toda Europa con el dinero de Zagreus. Viajando en tren de ciudad en ciudad, no logra encontrar su anhelada paz y decide regresar a Argel, a vivir en una casa junto al mar con tres jóvenes amigas. Todos aquí tienen una sola meta: la búsqueda de la felicidad. Pero Mersault necesita soledad. Se casa con una hermosa mujer a la que no ama, compra una casa en un pueblo cerca de la playa, y se muda solo. "A esta hora de la noche, su vida le parecía algo tan remoto. Se sentía tan solo e indiferente hacia todo y hacia él mismo, que Mersault sintió que al fin había alcanzado aquello que tanto quería: que la paz que ahora lo llenaba naciera del paciente abandono propio que había seguido y logrado sin la ayuda de este cálido mundo tan presto a negárselo sin ira." Gravemente enfermo, Mersault tuvo una muerte feliz.


La novela evidencia el tema principal: ¿cómo morir feliz?, es decir, ¿cómo vivir feliz hasta el punto de que la muerte también sea feliz? De este vivir y morir hermosos la primera parte es el revés, sin dinero, sin tiempo y sin dominio sentimental; la segunda, gracias a la independencia financiera, a una organización del tiempo y a la paz del corazón, es el derecho. Estos son, en resumen el contenido y el sentido de La muerte feliz. (Pág. 11-12-13)







No es tan difícil la felicidad y a ella contribuye un Orgullo: "No obstante, a menudo me han dicho: no hay nada de que sentirse orgullosos. Pero sí hay algo: este sol, este mar, mi corazón palpitando de juventud, mi cuerpo salado y este inmenso paisaje donde la ternura y la gloria se reúnen en el dorado y el azul".

También contribuye a esa felicidad y orgullo la Cultura: "Sin la cultura, y la relativa libertad que ella supone, la sociedad, por perfecta que sea, no es más que una jungla".

Para evitar esa jungla sin cultura es esencial el Arte: "El arte es un medio de conmover a la mayoría de los hombres al ofrecerles una imagen privilegiada de los sufrimientos y las alegrías comunes". 

Y dentro del arte un lugar privilegiado tiene la Belleza: "La belleza, que ayuda a vivir, también ayuda a morir".

Una belleza que también contempla el Amor: "El auténtico amor no es una decisión ni es libre. El corazón, sobre todo el corazón, no es libre. El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable". 






domingo, 7 de agosto de 2016

LLUÍS LLACH - LA TERNURA

"Entre el espanto y la ternura la vida canta". Silvio Rodriguez


Pierre Auguste Renoir,  "Dance in Bougival", Detalle




TERNURA (TENDRESA)


Es largo el camino que voy dejando atrás
pero me quiero ligero de su equipaje,
que de nada me sirven tantos azares,
ni los viejos caminos ni el azul del mar,
si en su interior no siento como late, late
el frágil arte de la ternura...

De tu amor lo espero todo y tanto espero
que con él escribo un canto para mi atardecer,
amo el ansia de tus ojos,
el impúdico arco de tu cuerpo desnudo,
pero, amor, te quiero todavía más y siempre, más aún
sabiéndote esclavo de la ternura...

Del dulce latido de la ternura
que espera...
la ternura
que exalta...
la ternura
que nos cura cuando atemoriza la soledad






El mundo que vivo no lo siento mío a menudo
y conozco los porqués de una revuelta:
miseria y guerra, hambre y muerte,
fascismo y odio, rabia y miedo,
rechazo un mundo que llora estas penas, tanta pena,
pero de repente... llega... la ternura.

Ah, si no fuera por la ternura
que espera,
la ternura
que exalta,
la ternura
que nos cura cuando atemoriza la soledad.


Tendresa - Lluís Llach



*.- Pintura de Pierre-Auguste Renoir, quizás el mejor y más tierno pintor dentro del impresionismo. Escuché esta canción y me vino enseguida a la cabeza sus pinturas. 


"A veces hablo como los campesinos del sur. Dicen que son unos desafortunados. Yo les pregunto si están enfermos y me dicen que no. Entonces son afortunados; tienen un poco de dinero, por lo tanto, si tienen una mala cosecha no pasan hambre, pueden comer, pueden dormir y tienen un trabajo que les permite estar al aire libre, a la luz del sol. ¿Qué más pueden desear? Son los hombres más felices y ni siquiera lo saben. Después de unos cuantos años más, voy a abandonar los pinceles y dedicarme a vivir al sol. Nada más."




jueves, 4 de agosto de 2016

HENRY MILLER Y ANAÏS NIN - ES HERMOSO AMAR Y SER LIBRE AL MISMO TIEMPO


Henry Miller y Anaïs Nin. Amor, inteligencia, pasión y creatividad.






Queridísima Anaïs

"Terriblemente, terriblemente vivo, afligido, absolutamente consciente de que te necesito..He de verte, te veo brillante y maravillosa y al mismo tiempo le he escrito a June y me siento desgarrado, pero tú lo entenderás, debes entenderlo. Anais, no te apartes de mí. me envuelves como una llama brillante. Anais, por Dios, si supieras lo que siento en este momento. Quiero conocerte mejor. Te quiero. 

Te quise cuando viniste a sentarte en mi cama -esa segunda tarde fue toda como una cálida neblina- y de nuevo oigo cómo pronuncias mi nombre, con ese extraño acento tuyo. Despiertas en mí tal mezcla de sentimientos que no sé cómo acercarme a ti. Ven a mí, aproxímate a mí, será de lo más hermoso, te lo prometo. 

No sabes cuánto me gusta tu franqueza, es casi humildad. Sería incapaz de oponerme a ella. Esta noche he pensado que debería estar casado con una mujer como tú. O es que el amor, al principio inspira siempre esos pensamientos?. No temo que quieras herirme. Veo que tú también posees fuerza, de distinto orden, más escurridiza. No, no te romperás. Dije muchas tonterias sobre tu fragilidad. Siempre he sentido un poco de vergûenza, pero la última vez menos. Acabará desapareciendo toda.

Tienes un sentido del humor delicioso; lo adoro. Quiero verte reir siempre. Te lo mereces. He pensado en sitios a donde deberíamos ir juntos, sitios oscuros, aquí y allí, en París, por el simple hecho de decir "aquí vine con Anaïs", "aquí comimos, bailamos o nos emborrachamos juntos". Ay!, verte borracha alguna vez, qué privilegio!, casi me da miedo proponértelo; pero Anaïs, cuando pienso cómo aprietas contra mí, cuán ansiosamente abres las piernas y qué humeda estás, Dios, me vuelvo loco de pensar en cómo serías cuando todo se disuelve. 

Ayer pensé en ti, en cómo ciñes las piernas en torno a mí, de pie, en cómo se tambalea la habitación, en cómo caigo sobre ti en la oscuridad sin saber nada. Y me estremecí y gemí de placer. Pienso que si he de pasar todo el fin de semana sin verte, resultará intolerable. Si es preciso, iré a Versailles el domingo - lo que sea, pero he de verte. No temas tratarme con frialdad. Me bastará con estar cerca de ti, con mirarte admirado. 

Te quiero, eso es todo".

Henry





Anaïs Nin, Henry Miller. Dos nombres, dos autores que no se pueden concebir por separado.


"Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo"


Quiero decir que no puedo ser absolutamente leal, no está dentro de lo que soy capaz. Me gustan las mujeres, o la vida, demasiado… No sé cual de las dos cosas. Pero ríe, Anaïs. Me encantaría oírte reír. Eres la única mujer que tiene un sentido de la alegría, una sabia tolerancia; no, es más, parece que me instas a que te traicione. Por eso te amo. Y ¿qué es lo que te lleva a hacer eso, el amor? Es hermoso amar y ser libre al mismo tiempo.


O sé lo que espero de ti, pero es algo parecido a un milagro. Te voy a exigir todo, hasta lo imposible, porque me animas a ello. Eres realmente fuerte. Me gusta incluso tu engaño, tu traición. Me parece aristocrático (¿suena inapropiada la palabra aristocrático en mi boca?).


Sí, Anaïs, pensaba en como traicionarte, pero no puedo. Te deseo. Quiero desnudarte, vulgarizarte un poco… no sé, ay, lo que me digo. Estoy un poco bebido porque tú no te encuentras aquí. Me gustaría dar una palmada y Voilà, ¡Anaïs! Quiero que seas mía, usarte, follarte, enseñarte cosas. No, no siento aprecio por ti, ¡no lo permita Dios! Tal vez quiera hasta humillarte un poco, ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué no me arrodillo ante ti y te adoro? No puedo, te amo alegremente ¿Te gusta eso? Y querida Anaïs, soy tantas cosas. Ves solamente las cosas buenas ahora, o al menos eso es lo que me haces creer. Quiero tenerte al menos un día entero conmigo. Quiero ir a sitios contigo, poseerte. No sabes lo insaciable que soy, ni lo miserable, además de egoísta.


Me he portado bien contigo. Pero te advierto, no soy ningún ángel. Pienso principalmente que estoy un poco borracho. Me voy a la cama; resulta demasiado doloroso permanecer despierto. Soy insaciable. Te pediré que hagas lo imposible. No sé lo que es. Probablemente tú me lo dirás. Eres más rápida que yo. Me encanta tu coño, Anaïs, me vuelve loco. Y tu manera de pronunciar mi nombre. ¡Dios mío, parece irreal! Escucha, estoy muy ebrio. No soporto estar aquí solo. Te necesito. ¿Puedo pedírtelo todo? Puedo ¿Verdad? Ven enseguida y fóllame. Descarga conmigo. Rodéame con las piernas. Caliéntame.



Henry y June. Anaïs Nin (Diario íntimo)





Un amor y una amistad de por vida.









Anaïs Nin, Henry Miller. Dos nombres, dos autores que no se pueden concebir por separado.

La correspondencia inédita entre Anaïs Nin y Henry Miller arroja nueva luz sobre los aspectos más íntimos de su fecundo idilio. Las cartas que reúne la edición de este libro "Una pasión literaria", abarcan las dos décadas más importantes de su relación, desde febrero de 1932 hasta octubre de 1953.






lunes, 1 de agosto de 2016

¿CÓMO HACERTE SABER? - DESDE LOS AFECTOS

Theo Van Rysselberghe


"¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es el afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras implica abrir distancias.
Que encontrarse es muy hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el por qué de los niños tiene un porqué.
Que querer saber de alguien no solo es curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para dar debimos recibir antes.
Que para que nos den también hay que saber cómo pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos mostrar quienes somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en hacer las cosas, no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mucho mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder puede ser también avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol.


Cómo hacerte saber, que nadie establece normas, salvo la vida…"



***



*.- El texto, que circula bajo el título "Desde los afectos" aparece con frecuencia atribuido a Mario Benedetti, pero también a Walt Whitman con el título "Cómo hacerte saber". La realidad es que no pertenece a ninguno de los dos escritores. Eso parece aunque me duela porque me fascinan los dos. Lo último que se dice es que pertenece a un poeta uruguayo afincado en Argentina llamado Daniel Russo Rendo. 


Sea anónimo o sea de uno u otro, es un poema maravilloso. 


martes, 26 de julio de 2016

RUBÉN DARÍO - PADRE DEL MODERNISMO - 4 POEMAS


"Amar, amar, amar, amar siempre, con todo
el ser y con la tierra y con el cielo,
con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;
amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.."


Charles Émile Auguste Durant, conocido como Carolus Durán, 1837-1917, "El beso", 1865

LA GITANILLA


(A Carolus Durán)

" Maravillosamente danzaba. Los diamantes
negros de sus pupilas vertían su destello;
era bello su rostro, era un rostro tan bello
como el de las gitanas de Miguel Cervantes.

Ornábase con rojos claveles detonantes
la redondez obscura del casco del cabello,
y la cabeza, firme sobre el bronce del cuello,
tenía la pátina de las horas errantes.

Las guitarras decían en sus cuerdas sonoras
las vagas aventuras y las errantes horas,
volaban los fandangos, daba el clavel fragancia;

la gitana, embriagada de lujuria y cariño,
sintió cómo caía dentro de su corpiño
el bello luis de oro del artista de Francia.."




Carolus Durán



ABROJOS - XI


" Lloraba en mis brazos vestida de negro,
se oía el latido de su corazón,
cubríanle el cuello los rizos castaños
y toda temblaba de miedo y amor.

¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije ¡Adiós!,
ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
bajo aquel ramaje del almendro en flor.
Velaron las nubes la pida luna...
Después, tristemente lloramos los dos.."


***


Las Musas


No protestéis con celo protestante,
contra el panal de rosas y claveles
en que Tiziano moja sus pinceles
y gusta el cielo de Beatrice el Dante.
Por eso existe el verso de diamante,
por eso el iris tiéndese y por eso
humano genio es celeste progreso.

Líricos cantan y meditan sabios:
por esos pechos y por esos labios.
¡La mejor musa es la de carne y hueso!




El nicaragüense Rubén Darío fue uno de los poetas hispanoamericanos que más revolucionó con su poesía el ritmo del verso castellano. Podría decirse también, que con él empezó la corriente modernista, siendo él mismo el principal promotor de la misma.


Rubén Darío, seudónimo de Félix Rubén García Sarmiento, iniciador y máximo representante del Modernismo hispanoamericano.




STENDHAL - FRAGMENTOS DE "ROJO Y NEGRO"


"El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio".






"Rojo y Negro"(fragmentos)



" Una o dos veces, durante aquella escena, la señora de Renal estuvo a punto de sentir algo de simpatía por la desgracia real de aquel hombre que, durante doce años, había sido su amigo. Pero las verdaderas pasiones son egoístas. Además, estaba esperando a cada instante que él le confesara haber recibido también una carta anónima el día anterior y aquella confesión no llegó.

Faltaba para que la señora de Renal se sintiera completamente segura, conocer qué ideas habían podido sugerir al hombre de quien dependía su suerte. Porque, en provincias, los maridos son los dueños de la opinión. Un marido que se queja de haber sido engañado se cubre de ridículo, pero su mujer, si él no le da dinero, tendrá que trabajar de obrera a quince sueldos al día y eso, si tiene suerte, ya que las personas "decentes" sentirán escrúpulos y no querrían darle trabajo. 

Una odalisca, en el harén, tiene que amar al sultán a la fuerza; es todopoderoso y ella no puede quitarle su autoridad mediante toda una serie de pequeñas finezas. La venganza del amo es terrible, sangrienta, pero también militar y generosa: una puñalada acaba con todo. "


***


"Fiel a su promesa, no se había extinguido el eco de la última, cuando extendió el brazo y se apoderó de la mano de la señora de Renal, que ésta retiró en el acto. Julián, sin saber ya lo que hacía, la asió de nuevo. No obstante su perturbación, su extravío mental, observó que aquella mano parecía de hielo. La mano intentó escaparse una vez más; Julián la retuvo con fuerza convulsiva, y al fin consiguió que aquella quedase entre la suya.


Sintió que en su alma penetraban oleadas de placer, no porque amase a la señora de Renal, que no cabía en su corazón sentimiento tan dulce, sino porque la realización de su empeño había hecho cesar el suplicio atroz que lo torturaba. Creyóse obligado a hablar, a fin de que la señora Derville no se enterase de lo que pasaba, y su voz, entonces, fue sonora y vibrante. En cambio, la de la señora de Renal reveló tanta emoción, que su prima, creyéndola indispuesta, le indicó la conveniencia de recogerse en sus habitaciones. Julián se dio cuenta del peligro que lo amenazaba.
"Si la señora de Renal se retira ahora al salón -se dijo-, vuelvo a la horrible situación que me ha martirizado todo el día. Su mano ha permanecido demasiado poco tiempo unida a la mía para que constituya una ventaja positiva y durable".


En el momento que la señora Derville proponía por segunda vez la entrada en el salón, Julián oprimió con fuerza la mano que asía.


La señora de Renal, que se había levantado ya, volvió a sentarse, diciendo con voz desfallecida:


-Me encuentro un poquito indispuesta, es verdad, pero creo que el aire me sentará bien.


Estas palabras confirmaron la dicha de Julián, que, en aquellos instantes, era infinita. Habló, olvidó el fingimiento y consiguió que las dos damas lo escucharan extasiadas y lo tomasen por el hombre más amable del mundo".


***


"Como puede verse, Julien no tenía la menor experiencia de la vida, ni siquiera había leído novelas; si hubiera sido un poco menos torpe y hubiese tenido la suficiente sangre fría para decirle a aquella joven a quien tanto adoraba y que tan extrañas confidencias le hacía: «Confiese usted que, aunque yo no valga tanto como esos señores, sin embargo es a mí a quien usted ama». Es posible que ella se hubiese sentido feliz al verse comprendida; por lo menos, el éxito hubiera dependido exclusivamente de la gracia con que Julien expresara esta idea y del momento que eligiera para ello. En todo caso, habría salido ventajosamente de una situación que corría el riesgo de resultar monótona a los ojos de Mathilde.

- ¡Usted ya no me ama, y yo la adoro! -le dijo Julien un día, tras un largo paseo, loco de amor y de sufrimiento.

Era quizá la mayor torpeza que podía cometer".




Henri-Marie Beyle, más conocido por su seudónimo de Stendhal y sobre todo por sus novelas Rojo y negro y La cartuja de Parma, nació en Grenoble el 23 de enero de 1783

Su padre Chérubin Beyle, era abogado en la Audiencia Provincial. Quedó huérfano de madre en 1879, cuando contaba sólo con siete años. Su padre, que se encargó junto a su tía de su educación, fue encarcelado en 1794 durante el Terror por su defensa de la monarquía. Rechazó sin embargo las virtudes monárquicas y religiosas que le inculcaron y expresó pronto la voluntad de huir de su ciudad natal. Abiertamente republicano, acogió con entusiasmo la ejecución del rey y celebró incluso el breve arresto de su padre.

En 1839 viajó a Nápoles acompañado por su amigo Prosper Mérimée. En 1841 tuvo un primer ataque de apoplejía y regresa a París. El veintidós de marzo de 1842, sufre un nuevo ataque en plena calle. Trasladado a su domicilio, muere en la madrugada del 23 sin haber recuperado el conocimiento. Es enterrado al día siguiente en el cementerio de Montmartre.


***

La novela de Stendhal fue publicada en el año 1830 y es actualmente catalogada como modelo de la novela psicológica. La narrativa de Rojo y negro es excelente, y el libro ocupa un sitial privilegiado dentro de lo que es la tan bien valorada novela francesa. 







La trama gira en torno a los esfuerzos que hace su protagonista, Julian Sorel, por escapar de la realidad en que vive desde su infancia marcada por la pobreza, y seguir sus ideales de ambición y fortuna. Como es hijo de un carpintero de la Francia de finales de 1800, sus cualidades intelectuales son despreciadas; pero él es el único entre sus hermanos que no soporta el rudo trabajo físico. 

Así, Sorel se vuelve un hábil demagogo, que dice y hace ver a la gente lo que sencillamente la gente quiere escuchar y ver. El joven aprende a codearse con la burguesía batiéndose a duelo entre sus emociones, su entrañable admiración a Napoleón y sus ínfulas de superioridad. 

Considerada a veces demasiado melodramática para los gustos literarios modernos, Rojo y negro es una obra importante en la evolución de la novela como forma artística. 

Por una parte, se trata de una historia muy en la línea de la tradición romántica, Sorel puede mostrarse deshonesto y pícaro al perseguir sus ambiciones, sin embargo, comparado con una sociedad francesa aburguesada, mezquina y opresora, su energía y su atrevimiento acaban por atraer al lector a una complicidad. 

Pero es el estilo narrativo de Stendhal lo que ha hecho de esta novela una obra tan influyente. El relato está narrado desde el punto de vista de cada uno de los personajes; ese realismo psicológico tan convincente fue lo que llevó a Emile Zola a declararla la primera novela verdaderamente "moderna". 

Solo por esa razón, sin olvidar que se trata de una fantástica lectura, ya merece ocupar un lugar en la biblioteca de cualquier lector. El título del libro alude a los colores de los uniformes del ejército, rojo, y de los sacerdotes, negro.





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