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domingo, 1 de febrero de 2015

MARIO BENEDETTI - LA GENTE QUE ME GUSTA ... Y LA QUE NO

"No escapes a tus ojos
mírate
así ".

Kees van Dongen. 


LA GENTE QUE ME GUSTA*


Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. 

Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.

Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.
A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.

Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.

Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.

Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.

Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.

Me gusta la gente que tiene personalidad.

Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.

Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.



Mario Benedetti, fue un escritor y poeta uruguayo, integrante de la Generación del 45. 



*No me gusta la gente que miente con la excusa de no hacer daño, no me gusta la gente que de forma hipócrita tiene doble vara de medir, no me gusta la gente que sin compasión ni empatía se aprovechan de las debilidades humanas. 


No me gusta esa GENTE. (I.)


VICENTE ALEIXANDRE - POETA DE LA GENERACIÓN DEL 27 - HISTORIA DEL CORAZÓN

Vicente Aleixandre (1898-1984), poeta, nació en Sevilla, pasó la infancia en Málaga y a los trece años se trasladó a Madrid. 

Hoy nos centraremos en su etapa del poemario "Historia del corazón", publicado en 1954, que supone un alejamiento de la corriente surrealista y el inicio de una nueva etapa en la que el poeta contempla al hombre no desde la realidad del cosmos sino de un modo más humano, donde cabe el amor, los recuerdos infantiles, la serena observación del quehacer cotidiano o los demás hombres. 

Otros términos surgen ahora en sus poemas: Reconfortar, reconocer, unir, fundirse, solidaridad, confianza, fe, piedad. La palabra clave de la obra es "reconocer".
Tras la guerra, su obra cambia, acercándose a las preocupaciones de la poesía social imperante. Desde una posición solidaria, aborda la vida del hombre común, sus sufrimientos e ilusiones. Su estilo se hace más sencillo y accesible. 

En esta etapa, Aleixandre abandona la abstracción, a la que retornará en la vejez. Se abandona el panteísmo, la reflexión metafísica, por la experiencia humana. El vivir humano invade la poesía.

"Baja, baja despacio y búscate entre los otros. Allí están todos, y tú entre ellos"

Poeta de la generación del 27

Hacia 1920 irrumpió en el panorama cultural español una promoción literaria de calidad excepcional que se conoce como generación del 27. Se trataba de un grupo de jóvenes autores que, aunque escribieron teatro, ensayo y novela, destacaron, sobre todo, por su poesía.

Los poetas más relevantes de la generación del 27 fueron Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Dámaso Alonso.

La producción del 27 coincidió en el tiempo con la de los escritores de fin de siglo, las vanguardias y Juan Ramón Jiménez, y con la obra de pintores como Picasso o Dalí, músicos como Falla y cineastas como Buñuel. El esplendor artístico y cultural de este período ha llevado a acuñar la denominación de edad de plata para esta etapa de la cultura española.

Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Dámaso Alonso, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados

Tres poemas de "Historia del corazón":


1.- Mano entregada

Pero otro día toco tu mano. Mano tibia.
Tu delicada mano silente. A veces cierro
mis ojos y toco leve tu mano, leve toque
que comprueba su forma, que tienta
su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso
insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca
el amor. Oh carne dulce que sí se empapa del amor hermoso.

Es por la piel secreta, secretamente abierta, invisiblemente entreabierta,
por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce;
por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias,
para rodar por ellas en tu escondida sangre,
como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente oscura te besara
por dentro, recorriendo despacio como sonido puro
ese cuerpo que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas,
oh resonado cuerpo de mi amor, oh poseído cuerpo, oh cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole.
Por eso, cuando acaricio tu mano sé que sólo el hueso rehúsa
mi amor -el nunca incandescente hueso del hombre-.

Y que una zona triste de tu ser se rehúsa,
mientras tu carne entera llega un instante lúcido
en que total flamea, por virtud de ese leve contacto de tu mano,
de tu porosa mano suavísima que gime,
tu delicada mano silente, por donde entro
despacio, despacísimo, secretamente en tu vida,
hasta tus venas hondas totales donde bogo,
donde te pueblo y canto completo entre tu carne.


2.- En la plaza

Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo, 
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente imitar a la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con que el gran corazón de los hombres palpita extendido.

Como ese que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también
transcurría.

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.

Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.

Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,

no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.

Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega completo.
Y allí fuerte se reconoce, y se crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.
Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
para ser él también el unánime corazón que le alcanza!


3.- Mirada final

(...) Aquí, en el borde de vivir, después de haber rodado toda la vida como un instante, me miro.
¿Esta tierra fuiste tú, amor de mi vida? ¿Me preguntaré así cuando en el fin me conozca, cuando me reconozca y despierte,
recién levantado de la tierra, y me tiente, y sentado en la hondonada, en el fin, mire un cielo
piadosamente brillar?

No puedo concebirte a ti, amada de mi existir, como solo una tierra que se sacude al levantarse, para acabar cuando el largo rodar de la vida ha cesado.
No, polvo mío, tierra súbita que me ha acompañado todo el vivir.
No, materia adherida y tristísima que una postrer mano, la mía misma, hubiera al fin de expulsar.
No: alma más bien en que todo yo he vivido, alma por la que me fue la vida posible
y desde la que también alzaré mis ojos finales
cuando con estos mismos ojos que son los tuyos, con los que mi alma contigo todo lo mira,
contemplé con tus pupilas, con las solas pupilas que siento bajo los párpados,
en el fin el cielo piadosamente brillar.





Todas sus obras:

Ámbito (1928)

Espadas como labios (1932)

Pasión de la tierra (1935)

La destrucción o el amor (1935)

Sombra del paraíso (1944)

Mundo a solas (1950)

Nacimiento último (1953)

Historia del corazón (1954)

En un vasto dominio (1962)

Poemas de la consumación (1968)

Diálogos del conocimiento (1974)

En gran noche (1991)
(Obra póstuma donde se recogen muchas composiciones inéditas).




sábado, 31 de enero de 2015

CHARLES BUKOWSKI Y SUS POEMAS MALDITOS

Lyonel Feininger, uno de los primeros maestros de la Bauhaus. 1913



LOS EXTRAÑOS


puede que no lo crean
pero hay gente
que va por la vida
con muy poca
fricción o
angustia.
visten bien, comen
bien, duermen bien.
están contentos con
su vida
familiar.
tienen momentos de
congoja
pero dentro de todo
permanecen imperturbables
y a menudo
se sienten muy bien.
y cuando mueren
es una muerte tranquila,
usualmente mientras
duermen.

puede que no lo
crean
pero gente así
existe.

pero yo no soy uno de
ellos.
oh no, no soy uno
de ellos,
no estoy ni tantito cerca
de ser
uno de
ellos

pero ellos están
ahí

y yo estoy
aquí


Lyonel Feininger, 1918


TODO


Los muertos no necesitan 
aspirina o 
tristeza 
supongo. 

pero quizás necesitan 
lluvia. 
zapatos no 
pero un lugar donde 
caminar. 

cigarrillos no, 
nos dicen, 
pero un lugar donde 
arder. 

O nos dicen: 
Espacio y un lugar para 
volar, 
da 
igual. 

los muertos no me 
necesitan. 

ni los 
vivos. 

pero quizás los muertos se necesitan 
unos a 
otros. 

En realidad, quizás necesitan 
todo lo que nosotros 
necesitamos 


necesitamos tanto 
Si solo supiéramos 
qué 
es. 

probablemente 
es 
todo 

y probablemente 
todos nosotros moriremos 
tratando de 
conseguirlo 

o moriremos 

porque no 
lo 
conseguimos. 

Espero que 
cuando yo este muerto 
comprendáis 

que conseguí 
tanto 
como 
pude.


Lyonel Feininger, 1918


Y LA LUNA Y LAS ESTRELLAS Y EL MUNDO


largas caminatas 
nocturnas 
son buenas 
para el 
alma: 
viendo furtivamente a través de las ventanas 
mirando extenuadas 
amas de casa 
intentando escabullirse 
de sus frenéticamente encervezados 
maridos.


Lyonel Feininger, 1918


POBREZA


Es el hombre que nunca has visto
el que te sostiene en la lucha,
ese que llegará
algún día.

Él no está afuera en las calles o
en los edificios, o en los
estadios,
o si está ahí
me lo perdí, de algún modo.

Él no es uno de nuestros presidentes
hombres de estado o actores.

Me pregunto si está ahí.
Camino por las calles
paso kioscos y hospitales,
teatros y cines, cafés
y me pregunto si él está ahí.

He buscado casi medio siglo
y no lo he visto.
Un hombre vivo, verdaderamente vivo
que cuando baje sus manos
después de encender un cigarrillo
veas sus ojos
como los ojos de un tigre mirando el pasado
en el viento.

Pero cuando las manos bajan
son siempre
los otros ojos
que están ahí
siempre, siempre.

Y pronto será demasiado tarde para mí
y habré vivido una vida
con kioscos, gatos, sábanas, saliva,
diarios, mujeres, puertas y otras cosas,
pero en ningún lado
un hombre vivo.

Charles Bukowski



viernes, 30 de enero de 2015

TRES POEMAS DE JUANA DE IBARBOUROU

Edward Hopper

ANGUSTIA

Hoy estoy triste, amor. Hoy tengo el alma
gris y desmelenada.
¡Tierra propicia para toda pena!
¡Para todo placer tierra negada!

La rosa de mi cuerpo
hoy es lirio beato.
Con triples vendas la ciñó la angustia
y yo con triples velos la recato.
Hoy estoy triste, amor. Hoy no pretendo
sentir mi risa.
¡Me endurece los labios
un agror de ceniza!


Mujer al borde de un torrente / Aristide Maillol



IMPLACABLE


Y te di el olor
De todas mis dalias y nardos en flor.

Y te di el tesoro,
De las ondas minas de mis sueños de oro.

Y te di la miel,
Del panal moreno que finge mi piel.

¡Y todo te di!
Y como una fuente generosa y viva para tu alma fui.

Y tú, dios de piedra
Entre cuyas manos ni la yedra medra;

Y tú, dios de hierro,
Ante cuyas plantas velé como un perro,

Desdeñaste el oro, la miel y el olor.
¡Y ahora retornas, mendigo de amor,

A buscar las dalias, a implorar el oro,
A pedir de nuevo todo aquel tesoro!

Oye, pordiosero:
Ahora que tú quieres es que yo no quiero.

Si el rosal florece,
Es ya para otro que en capullos crece.

Vete, dios de piedra,
Sin fuentes, sin dalias, sin mieles, sin yedra.

Igual que una estatua,
A quien Dios bajara del plinto, por fatua.

¡Vete, dios de hierro,
Que junto a otras plantas se ha tendido el perro!


Henri Manguin - 1918


LACERÍA


No codicies mi boca. Mi boca es de ceniza

Y es un hueco sonido de campanas mi risa.


No me oprimas las manos. Son de polvo mis manos,

Y al estrecharlas tocas comida de gusanos.


No trences mis cabellos. Mis cabellos son tierra

Con la que han de nutrirse las plantas de la sierra.


No acaricies mis senos. Son de greda, los senos

Que te empeñas en ver como lirios morenos.


¿Y aún me quieres, amado? ¿Y aún mi cuerpo pretendes

Y, largas de deseo, las manos a mí tiendes?


¿Aún codicias, amado, la carne mentirosa

Que es ceniza y se cubre de apariencias de rosa?


Bien, tómame. ¡Oh laceria!

¡Polvo que busca al polvo sin sentir su miseria!




JUANA DE IBARBOUROU, poeta uruguaya.



Frases:

"Así, cuando yo muera, he de ser a tu lado una pequeña llama de dulzura infinita para tus largas noches de amante desolado".


"Llueve, llueve, llueve, y voy, senda adelante, con el alma ligera y la cara radiante, sin sentir, sin soñar, llena de la voluptuosidad de no pensar".








domingo, 25 de enero de 2015

SERIE "MUJERES LLORANDO", DE PABLO PICASSO - AÑO 1937 - [VÍDEO]


"Travesía de muralla a muralla,
el abismo es el párpado,
allí naufraga el mundo
arrasado por una lágrima". (Blanca Varela).


Mujer que llora, 1937, Picasso

En 1937, Pablo Picasso pinta el cuadro Mujer que llora, en el que presenta el sufrimiento y el dolor de una mujer ante la guerra civil española.

Es un cuadro que transmite gran emoción mediante colores fuertes, como rojos y amarillos (colores de la bandera republicana junto con el morado), verdes y negros y formas y planos geométricos. Las líneas de contorno de la figura son negras y están muy marcadas y vemos como la boca, el pañuelo y las manos están en blanco y negro para acentuar el contraste y llamarnos la atención hacia ese grito desgarrador que parece emitir la figura.

Es un cuadro que no nos deja indiferentes y llama la atención el llamativo sombrero con flor, el pelo que parece recién peinado y ese abrigo con pespuntes. Si nos fijamos en los ojos, parecen abiertos de par en par, como transmitiendo la desesperación y el dolor que produce una guerra.

En 1986 este cuadro fue robado del Museo de Melbourne en Australia por un grupo llamado Terroristas Culturales Australianos.

Los colores fuertes y las pinceladas rígidas describen toda la intensidad desgarradora del dolor que siente esta afligida mujer. La atención del espectador se centra de inmediato en la zona fría, azul y blanca, en torno a la boca y los dientes. Los ojos y la frente están dislocados, literalmente rotos por la pena. La figura recuerda a las del gran muralGuernica, que Picasso pintó el mismo año y que representa una matanza de la guerra civil española. 

Este cuadro es uno de los más expresivos de la serie titulada "mujeres llorando":


Mujer llorando, 1937
Mujer llorando, 1937
Cabeza de mujer llorando con pañuelo III


El dolor y el sufrimiento se hacen patente en la serie. No hay lugar para la serenidad y el equilibrio. Las líneas se quiebran, los colores se contraponen. 

Las tonalidades intensas captan la atención hacia los puntos más dramáticos: las manos, los ojos y la boca. 

El tiempo y el espacio se fragmentan ante el caos, la inseguridad y la desesperación. 


La serie es un grito de dolor ante las atrocidades de la guerra. 



Cabeza de mujer llorando con pañuelo I


Lloremos. ¡Ah! Lloremos purificantes lágrimas, hasta ver disolverse el odio, la mentira, y lograr algún día (sin los ojos lluviosos) volver a sonreírle a la vida que pasa.


Oliverio Girondo


Cabeza de mujer llorando con pañuelo II

Mujer llorando, 1937
Mujer llorando, 1937


"Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia", lo decía Saramago en el 2005.

También recordando a Antonio Machado, que decía: "¡Madrid, Madrid, qué bien tu nombre suena / rompeolas de todas las Españas! / La tierra se desgarra, el cielo truena / tú sonríes con plomo en las entrañas".


SALVADOR BACARISSE - ROMANZA


*.- Concertino para guitarra y orquesta en la menor , Opus 72-(1957), de Bacarisse, compositor español exiliado de guerra, murió en París en el 1963, nos dejó esta romanza tan conocida.







sábado, 24 de enero de 2015

EL CAMINO DE LAS UTOPÍAS - EXTREMODURO JUNTO A LEONORA CARRINGTON


Nos hemos enterado que hay una gente que se llama El Pájaro Azul, que dicen que no se identifican con ningún sistema ideológico ni político ni religioso, y eso nos gusta porque es lo que nos pasa a nosotros, siempre. La canción Camino de las Utopías hoy se llama Pájaro Azul en su honor. R. Iniesta (Extremoduro), Pintura de Leonora Carrington.


El camino de las utopías


Voy buscando lo que quiero,
averiguando, a mi manera,
que no me gustan los maderos
ni la gente con banderas,
ni la Virgen María,
ni ninguna ideología;
pero si sirve de algo,
yo pido libertad para los pigmeos,
que me dan aunque no los veo.

Agua. Si vienen a por mí, tú dame el agua.
Mientras, intentaré, a la vida, negociar
lo que tengo, lo que tú ya sabes...
lo que guardo bajo siete llaves.

Salgo a la calle desnudo,
nadie piense que es locura,
que con el ojo del culo
mido la temperatura.
Mientras la mayoría,
más terca cada día,
se ocupa de sus cosas,
yo pido...

Hace tanto que te espero
que he perdido la conciencia social
y ya no encuentro agarradero,
abandonado en esta ausencia global.
Desde que no te veo...

Concédeme un deseo:
si no es mucho pedir,
yo pido libertad para este minero
que quiere entrar en ese agujero.

Ardo. Te veo pasar y, ahí, me caliento y ardo,
y entro a hacer, en tus caderas, prospección.
Si me pierdo, dime adónde sale,
qué motivos son los principales;
que sólo el viento me sirve de guía
por los caminos de las utopías.

Sopla el viento sin parar
para que vuelva
para que vuelva
y en el viento viene y va
una respuesta
una respuesta.

Estoy buscando una respuesta
que lleva el viento
y voy detrás de todas las tormentas
y no la encuentro.
y voy detrás de todas las tormentas
por si la encuentro.

Leonora Carrington

Extremoduro ...!!