Google Translate

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

viernes, 8 de noviembre de 2013

LA ESPALDA DEL HOMBRE - FERNANDO PESSOA





Bajando hoy por la Calle Nueva de Almada, me fijé de repente en la espalda del hombre que bajaba delante de mí. Era la espalda vulgar de un hombre cualquiera, la chaqueta de un traje modesto en una espalda de transeúnte ocasional. Llevaba una cartera vieja bajo el brazo izquierdo, y ponía en el suelo, al ritmo de ir andando, un paraguas cerrado, que cogía por el puño con la mano derecha.

Sentí de repente por aquel hombre algo parecido a la ternura. Sentí en él la ternura que se siente por la común vulgaridad humana, por lo trivial cotidiano del cabeza de familia que va a trabajar, por su hogar humilde y alegre, por los placeres alegres y tristes de que forzosamente se compone su vida, por la inocencia de vivir sin analizar, por la naturaleza animal de aquella espalda vestida.

Volví los ojos a la espalda del hombre, ventana por la que vi estos pensamientos.





La sensación era exactamente idéntica a la que nos asalta ante alguien que duerme. Todo lo que duerme es niño de nuevo. Tal vez porque en el sueño no se puede hacer mal, y no se da cuenta de la vida, el mayor criminal, el más redomado egoísta es sagrado, por una magia natural, mientras duerme. Entre matar a quien duerme y matar a un niño no encuentro diferencia sustancial.

Ahora duerme la espalda de este hombre. Todo él, que camina delante de mí con pasos iguales a los míos, duerme. Va inconsciente. Vive inconsciente. Duerme, porque todos dormimos. Toda vida es un sueño. Nadie sabe lo que hace, nadie sabe lo que quiere, nadie sabe lo que sabe. Dormimos la vida, eternos niños del Destino. Por eso siento, si pienso con esta sensación, una ternura informe e inmensa por toda la humanidad infantil, por toda vida social durmiente, por todos, por todo.


Pessoa 


jueves, 7 de noviembre de 2013

HOY SE CUMPLEN 100 AÑOS DEL NACIMIENTO DEL MARAVILLOSO ALBERT CAMUS





Nació en Mondovi, el 7 de noviembre de 1913 y muere en Cahapelle Champny el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico. Más que filósofo era un novelista, ensayista y dramaturgo francés considerado como uno de los escritores más importantes posteriores a 1945 (la posguerra francesa).


Su madre era española y su padre francés. Se quedó huérfano de padre siendo él muy joven y se trasladó en compañía de su madre a Argel. Ella, analfabeta debe sostener las necesidades de ambos con varios trabajos domésticos.


“No me queda más que el silencio y la calumnia hará el resto.”





Albert Camus, hombre reconocido en la Europa de su tiempo, había recibido el premio Nobel y se encontraba realizando la parte de su obra dedicada al amor. Ya lo había hecho anteriormente con el absurdo, a través de su novela «El Extranjero», su ensayo «El Mito de Sísifo», y las obras teatrales «Calígula» y «El Malentendido», y con la rebeldía, mediante su premiada novela «La Peste», su ensayo «El Hombre Rebelde» y las obras «El Estado de Sitio» y «Los Justos». 


Había realizado diversas adaptaciones teatrales, entre las que se destaca «Los Poseídos» de Dostoievsky. Participó, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Resistencia francesa, cuya participación, dada a su tuberculosis, se había desarrollado por medio del periódico clandestino Combat. Esta labor periodística se comenzó a cultivar desde su juventud, cuando trabajaba a principios de 1939 para el Alger Républicain de Argelia, su tierra natal, siendo reconocido por su artículo La miseria de Kabilia, donde expone con claridad y detalle las condiciones de vida de los pobres de su país.



Albert Camus, fotografiado por Henri Cartier Bresson

Sin embargo, se suele olvidar las primeras obras de Camus – «Bodas», «La muerte feliz» y los ensayos reunidos bajo el nombre de «Al revés y al derecho», todas marcadas por el sol y el mar del mediterráneo, o su compendio de ensayos «El Verano», del cual nosotros destacamos «El Exilio de Helena», y, sobre todo, los últimos escritos de su obra: la compilación de cuentos «El Exilio y el Reino» y su novela «La Caída», que revelan el ánimo de Camus por aquel entonces, cuando se encontraba apartado del ambiente intelectual, del cual se sentía cansado y decepcionado tras todo el revuelo que causó la publicación de «El Hombre Rebelde», y que expresaría posteriormente en «El Primer Hombre».


A todo lo anterior, hay que agregar sus artículos publicados, las conferencias dadas y las cartas escritas, además de su hermoso diario de viaje, donde narra su visita a Chile.





"La sangre de la libertad", por ejemplo, recoge la faceta de Camus menos conocida: como periodista y activista insobornable contra la tiranía y en favor de "la lucha de los oprimidos, a los que les está prohibida la rebelión violenta". Según él, se hizo periodista para poder expresar su ira, reconociendo: "no creo estar preparado para comprender los asuntos que me vuelven loco: el nacionalismo, el colonialismo, la injusticia social, y la absurdidad del Estado moderno". En estas páginas, Camus argumenta que "si la lucha es difícil, las razones para luchar son siempre claras".


La hermosa conclusión de su discurso «El Pan y la Libertad», emitido el 10 de mayo de 1953 en la Bolsa de Trabajo de Saint-Ètienne:


«(…) la libertad no es un regalo que se recibe de un Estado o de un jefe, sino un bien que se conquista a diario, gracias al esfuerzo de cada uno y la unión de todos.» (ibid., p. 157)


(*)Parte del texto lo he leído esta mañana en un blog que me gusta mucho:


http://grupogomezrojas.org/

OPHELIA DE MILLAIS - LA MEJOR OBRA DE LOS PRERRAFAELITAS

Detalle del cuadro

Millais creó esta obra maestra  entre 1851-1852, después de buscar arduamente el paraje natural perfecto para retratar la muerte del trágico personaje de Shakespeare. El sitio finalmente escogido fue cerca de Ewen en un remanso del río Hogsmill. La modelo para la obra (Elizabeth Siddal), había sido encontrada por Deverell mientras  trabajaba como modista de sombreros en una tienda de Londres. La belleza de la joven, con el rostro inmaculado y frágil y el pelo cobrizo encandiló a los prerrafaelitas.

Ophelia

La paciencia de Elizabeth Siddal fue inmensa. Se pasó todo el invierno sumergiéndose diariamente en la bañera de la casa de MIllais. Se enfundaba el mismo vestido y penetraba lentamente en el agua que la acogería durante las próximas horas. Unas velas bajo la bañera hacían posible la espera. Hasta que un día las velas se apagaron y Elizabeth se enfrió. El pintor estaba demasiado concentrado en el lienzo y la modelo no quiso molestarle.
Lo malo es que ella enfermó gravemente y su padre obligó al pintor a darles una compensación económica para pagar al médico. Elizabeth ya no volvió a posar para Millais.

Detalle del cuadro

El hermoso rostro de Elizabeth, que cautivó a todos los miembros de la hermandad, se retrata ausente con la sombra del gesto patético de la muerte sobre él. Los labios entreabiertos y las manos en posición de ofrenda mientras va dejando escapar las flores subrayan la trágica historia contada a pinceladas.
La muerte de Elizabeth llegó demasiado pronto. Ella solo contaba con 31 primaveras. Las causas de su fallecimiento nunca se pudieron llegar a saber a ciencia cierta. Se especuló con un posible suicidio, con una profunda anorexia o incluso con la adicción al láudano.
Rossetti convirtió su relación con Elizabeth en una obsesión, limitando los posados a su esposa y prohibiendo a esta que fuese modelo para otros artistas. Con todo, la obra de Millais con Elizabeth asumiendo el papel de Ofelia es uno de los cuadros más importantes y famosos de los prerrafaelitas.

Detalle del cuadro

Es un lienzo de grandes dimensiones, realizado con la técnica al óleo y se encuentra ubicada en la Tate Gallery desde que en 1892 Sir Henry Tate la adquiriese.
La literatura fue una fuente de temas inagotables para los prerrafaelitas, como ejemplo de ello tenemos la presente obra, cuyo tema central se basa en uno de los pasajes de la obra de Shakespeare: Hamlet. Concretamente el lienzo recoge la muerte de la joven Ofelia, enamorada hasta perder el juicio del príncipe Hamlet siendo rechazada por éste, algo que se ve agravado por el asesinato del padre de la protagonista, Polonio a manos del propio Hamlet. El desenlace final de Ofelia es el suicidio, hecho que Millais recoge de uno de los pasajes del libro llevándolo a la pintura.