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martes, 19 de marzo de 2013

AIRE, AIRE

Nazar Bilyk
Aire, aire, 
no una brisa sino un torbellino de aire, 
aire, aire 
que se lleve a los monstruos 
que se han hecho dueños 
de todos los sueños 
que fueron razón.


Aire, aire, 
no hay perfume que valga si falta el aire, 
aire, aire 
de qué sirve que huela a jardines el viento 
si falta el aliento 
que atrapa la flor.


Aire, aire, aire, aire... 
Aire, aire, 
no una brisa sino un torbellino de aire, 
aire, aire ..


L.E. Aute

lunes, 18 de marzo de 2013

LA DANZA DEL POLVO EN LOS RAYOS DE SOL - Vilhelm Hammershøi

Esta silenciosa habitación en la penumbra parece carente de significado. El espectador se ve obligado a examinar la imagen sin ayuda alguna, sin las confortables estructuras interpretativas de la simbología que nos da el arte.
La danza del polvo en los rayos de sol, (1900)

Es una de las obras más conocidas del pintor danés Vilhelm Hammershøi (1864-1916). Su título es poético, quizá un intento de dotar de una dimensión humana a un cuadro que choca no por la presencia de personas, sino por su ausencia. 

La habitación representada en la imagen está vacía, siendo el único elemento "vivo" el encuentro entre las motas de polvo y los rayos de sol que entran por una ventana y se proyectan ante una puerta y sobre el suelo. El título poético, sin embargo, es un añadido posterior, el pintor cuando expuso la obra, usó otro menos sentimental, traducible por "Rayos de sol" o "Luz de sol".

El lienzo fue pintado en la vivienda de Hammershøi, en un viejo edificio de la Strandgade 30 de Christianshavn (hoy parte de Copenhague). Presenta un motivo que repitió una y otra vez, con o sin muebles, con o sin fisuras, pero esta versión es el ejemplo más convincente. Sin embargo, el cuadro constituye una especie de enigma. No representa la vida vivida en esta casa. Aquí el protagonista es la luz, pero no de una que revele, sino usada para turbar, intranquilizar, en otra palabra, para desasosegar.

Este cuadro evoca una inquietante atmósfera de extrañeza, se vislumbran las motas de polvo como queriendo decir que ya no queda nada. El ego está solo. La obra representa no solo una estancia física, sino también un espacio mental, y más que ninguna otra cosa, muestra la soledad existencial del hombre moderno. Es la primera vez que prevalece el estado mental antes que el físico, por lo menos para mi. Es una censura en la psique humana. 

Me parece sobrecogedora, ni tan siquiera he querido subir más obras de Hammershøi, esta es la que me estremece y me gusta a la vez. Un peligroso mirar hacia atrás, un escalofrío, es como mirar con los dos ojos y que cada uno te diga algo distinto, con uno veo lo luminoso y claro, con el otro, sin embargo, lo impreciso y lo sombrío. Ahí queda la interpretación de cada uno.

GUÁRDAME EL TIEMPO, GUÁRDAMELO

En esta conjura de los cepos,
de las pinzas;
en este imperio de pústulas,
en esta ronda de la sed y el látigo,
socórreme.

Odile de Schwilgue

Vuelves para pedirme que reúna
la corte de los gatos
que te ampare de aquel golpe en la nuca
que te dé mi tristeza como un sorbo
que te recorte alguna uña
que me moje de ti,
que te alcance el café
que no oscurezca
que me case contigo esta noche otra vez.


Se nos quedaron muchas cosas sin hablar
necesitamos una cita
porque
¿a quién le doy tantas caricias
que sobraron,
aquellas que olvidé ponerte sobre el pecho?



¿A quién convido ahora con mis piernas
y le enseño el jazmín que nació anoche,
y le pongo una abeja a que lo pique,
y le saludo la inocencia?


¿A quién le miento y juro,
a quién le tiro un pan contra la oreja
a quién le digo que lo odio,
y luego, que lo amo?


Guárdame el tiempo.
Guárdamelo.


Te lo pido con rabia,
con ternura,
con todo lo que no es palabra.
Para que siempre seamos lo estupendo:
hombre y mujer
girando,
nueva especie del mundo;
ya casi un milagro.
Pues me han salido en la cara tus ojos
y a ti en el rostro mi boca,
y no sé cuando te miro si eres tú quien me mira
ni cuando tú me besas
si soy yo quien te ha besado.



Carilda Oliver Labra (Matanzas - Cuba 1924)


sábado, 16 de marzo de 2013

EDVARD MUNCH - EL PINTOR QUE DISECCIONABA ALMAS


ENFERMEDAD, LOCURA Y MUERTE, FUERON LOS ÁNGELES NEGROS QUE VELARON MI CUNA AL NACER...


Autorretrato

Edvard Munch (1863-1944)

El pintor noruego Edvard Munch es considerado un precursor de la tendencia expresionista en el arte moderno. En Alemania y Europa Central Munch fue reconocido pronto como un innovador trascendental, y en el resto de Europa y el mundo entero es cada vez más apreciado. Sus obras más conocidas son las de la década de 1890, pero su producción posterior llama cada vez más la atención, y parece inspirar particularmente a los pintores actuales.




Edvard Munch pasó su infancia y adolescencia en la capital de Noruega, que por entonces se llamaba Cristianía (hoy, Oslo).

En su juventud, Edvard Munch vivió con su familia en un barrio humilde de la capital, en condiciones materiales por debajo de su rango social. El padre era un médico castrense profundamente religioso y con ingresos modestos. Cuando Munch tenía sólo cinco años, murió su madre de tuberculosis. De la misma enfermedad moriría su hermana Sophie a los quince años de edad, en 1877. Munch estuvo enfermo con frecuencia. Enfermedad, muerte y dolor son motivos frecuentes en su obra. De su estado emocional sabemos por los escritos del momento:


Y estoy viviendo con la muerte… todos los recuerdos, las cosas más pequeñas siguen emergiendo.

Un ave de presa está desgarrando mi alma 
Sus garras destrozan mi corazón 
Su pico hurga en mi pecho
Y el batir de sus alas oscurece mi juicio. 



Agonía, 1898

Melancolía,  (Laura) 1899

Cenizas

Melancolía

Celos

El baile o la danza de la vida



En su diario "Un poeta loco", dejaría escrito: "Del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, yo intentaba diseccionar almas".

Por ello, los temas más frecuentes en su obra fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas, como la soledad (Melancolía), la angustia (El Grito, tal vez su mejor obra), la muerte (Muerte de un bohemio) y el erotismo (Amantes, El beso). Se le considera precursor del expresionismo, por la fuerte expresividad de los rostros y las actitudes de sus figuras, además del mejor pintor noruego de todos los tiempos.




Muerte en la habitación de la enferma


El tema de la muerte está presentado de modo muy teatral en Muerte en la habitación de la enferma (1894-1895), cuadro basado en la propia experiencia familiar, la muerte de Sophie, la hermana mayor; en el grupo de la derecha, la figura que nos mira directamente, implicando al espectador, es Inger, y él mismo se pinta, de perfil.



Vampiro



Munch describiría así su visión de la mujer


como un ser que absorbe la energía de su amante:


"Y él apoyó su cabeza en el pecho de ella:


sintió el correr de la sangre por sus venas,


oyó el batir de su corazón.


Enterró el rostro en su regazo,


notó dos labios ardientes en su cuello,


sintió un estremecimiento helado, un deseo


escalofriante, y oprimió con violencia


el cuerpo de ella contra el suyo."



Al día siguiente


En 1885 realiza un corto viaje de estudios a París. Ese mismo año empieza la obra que abriría el camino del éxito al pintor noruego: "Niña enferma". 



Niña enferma



Amor y angustia son polos magnéticos del arte de Munch. 


En "Atardecer" (1888), introduce por primera vez el erótico drama triangular, de momento en forma discreta y realista. "Inger en la playa" (1989) muestra el talento del pintor para la descripción lírica de un estado de ánimo, acorde con la corriente neorromántica del arte pictórico noruego.



El drama humano alcanza con Edvard Munch las más altas cotas de expresión artística.




Noche de verano (Inger en la playa, 1889)

Además, el atardecer tiene connotaciones psicológicas, y Munch representa en sus atardeceres "retratos" donde las mejores pinceladas expresivas las consigue en el paisaje. Así, por ejemplo, los rasgos psíquicos de la hermana del artista en Noche de verano (Inger en la playa, 1889) se pueden apreciar mejor en los elementos que rodean a la figura, que en sus gestos o expresiones físicas. Más de lo mismo sucede con Atardecer. Laura, la hermana del artista, de 1888, que podemos contemplar en el Museo Thyssen.

Ambos están protagonizados por sus hermanas. En el primero de ellos, Inger aparece sentada sobre unas rocas junto al mar, en actitud pensativa, vestida de blanco y con un sombrero en la mano.



Atardecer


En los dos cuadros, las figuras se encuentran a un lado, y cruzan su vista hacia el otro, hacia un lugar que no podemos ver, pero que probablemente se trate de un punto imaginario. Tiene la vista perdida, se encuentran absortas en sus pensamientos, y nada parece distraerlas.



Paisaje de primavera


La Naturaleza es para Munch todo aquello que nos rodea, es decir, tanto lo físico como lo que no podemos percibir, tanto lo concreto como lo abstracto, tanto el mar, el sol o la luna como sus misteriosas fuerzas insondables. En palabras del propio artista, La naturaleza no es sólo lo que es visible para el ojo (muestra también las imágenes interiores del espíritu), las imágenes que se hallan atrás de la vista.




El Sol I

De Thuringewald, 1905


Entre los elementos que se van a analizar, destacan el sol, la luna y el mar, pero también aparecen en la pintura de Edvard Munch otros como los árboles, los bosques, las rocas junto al mar, etc.



El Sol II



la Naturaleza fue representada por Munch en una abrumadora mayoría de sus cuadros, de una manera o de otra, fácticamente o en forma de símbolo.
El tema era muy frecuente en la pintura nórdica, con un naturalismo frío y falto de creatividad contra el que Munch se levantó, primero tratando de aplicar las técnicas impresionistas, y luego evolucionando hasta llegar a una fuerza expresiva sólo conseguida antes por Van Gogh.





Invierno en Kragerö



El sol juega un papel particularmente importante, y es que el atardecer es el ambiente que marca la escena en muchas de las obras. Ya Strindberg hablaba del mar como "devorador de soles". El propio autor teatral realizó una serie de poemas en prosa sobre Munch para la Revue Blanche, donde podemos leer:


Crepúsculo: el sol se pone, el manto de la noche
desciende, el crepúsculo transforma a los mortales en
espectros y cadáveres en el preciso instante en que
regresan a casa para envolverse en las mortajas de sus
camas y abandonarse al sueño. El sueño, esa apariencia
de la muerte que regenera la vida, esa capacidad para
sufrir creada en el cielo y en el infierno.



Por tanto, el atardecer es el momento que separa la Noche del Día, que simbólicamente asociamos con la Vida y la Muerte. 



Día de primavera en Karl Johan

Mientras estuvo en Francia percibió el cambio que se estaba produciendo en el arte, la evolución del impresionismo, que empieza a disgregarse, el paso al post-impresionismo y las distintas vías que surgen a partir de esa ruptura. En la primavera de ese año, conoce nuevos pintores y descubre la emergente corriente del simbolismo, que, más adelante, dejará fuerte impronta en su pintura. La obra que mejor lo manifiesta, pintada ese verano al volver de París, es Día de primavera en Karl Johan (1889). Obra que venderá a un zapatero a cambio de un nuevo par de botas que necesitaba, y de la que comentó:



Un día soleado de primavera escuché la música bajando por la calle Karl Johan y me llenó de alegría. La primavera, el sol, la música mezclados hacían brotar mi placer. La música aumentaba los colores. Pinté un lienzo haciendo que los colores reverberasen con el ritmo de la música, tal como los vi en aquel momento. […] Al pintar colores, líneas y formas de ese modo tan rápido, buscaba que vibraran como un fonógrafo.



Es por tanto el atardecer un momento simbólico en el cual los seres humanos cambian de aspecto, convirtiéndose en seres fantasmagóricos que sobrecogen al espectador por su falta de vida. La muerte se va abriendo hueco entre ellos, la Muerte es uno de ellos, y está presenta en cualquiera de los paseantes de la avenida Karl Johan, o en los personajes que pueblan la composición del cuadro Angustia.





Angustia, (Ansiedad)


Las enfermedades psicológicas fueron una de las constantes en la vida y en la obra de Munch, que incluso llegó a ser ingresado en un hospital para enfermos mentales. Pero hay que tener en cuenta que para el artista, la enfermedad era un motivo para pintar, y por lo tanto era algo que si perdiese, su obra se vería resentida, al faltarle el "sustento". Él mismo afirmó que "No hay sabiduría profunda sin la experiencia de la enfermedad, y la mayor salud debe alcanzarse a través de ella", entendiendo su pintura como un acto de purificación ante la amenaza de la enfermedad.


El Grito


La experiencia que se cuenta como origen del Grito, le llega a Munch en un paseo por Ekeberg, al este de Oslo, al atardecer. El principal matadero de la ciudad estaba en esa zona, como también lo estaba el sanatorio para enfermos mentales donde Laura estaba recluida. Quizás ha ido a visitarla, no lo sabemos, pero, como nos sugiere Sue Prideaux en su biografía, el chillido de los animales del matadero bien podría haberse fundido en su mente con el griterío de los esquizofrénicos en el sanatorio. Es conocido el texto que el propio Munch escribe (en varias ocasiones, de hecho) contando la motivación que le lleva a realizar esta pintura:


Caminaba con dos amigos por la carretera; entonces se puso el sol. De repente el cielo se volvió de un rojo sanguinolento, y sentí un estremecimiento de tristeza. Un angustioso dolor me oprimía el pecho. Me detuve, me apoyé en la valla, increíblemente cansado –lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro azulado y sobre la ciudad. Mis amigos siguieron caminando, mientras yo me quedaba atrás, temblando aterrorizado– y sentí el grito inmenso, infinito de la naturaleza.


Las tres etapas de la Mujer (esfinge) 1894



La relación de la belleza con la muerte también interesa a Munch, por la asociación con el sexo, que no es sino otro de los vehículos mediante el cual el hombre es asesinado por la mujer. Más tarde retomarán el tema los surrealistas comparando a la mujer con la mantis religiosa, entre otras. No es sino la evolución del mito de la femme fatale, que subyugaba a los artistas de fines del siglo XIX.




Madonna


Madonna (1894-5), tema que el artista desarrollará en múltiples versiones, sobre todo en obra gráfica, es otro motivo central: 


La mujer en pleno clímax, en el momento crucial de la concepción, momento triunfante para ella, aunque percibido como pérdida para el varón que, cumplida su misión, queda relegado al papel de consorte. El lienzo tiene un tamaño casi natural, cortada la imagen justo por el pubis, los brazos hacia atrás, la barbilla orgullosamente alzada y la cabellera flotante y desparramada, envuelta toda la figura en un cálido halo ondulante, vaporoso, y un nimbo rojizo, como una media luna, resalta su cabeza. La mirada turbia, los ojos hundidos, habituales en las pinturas de Munch. El modelo es Dagny, o más bien el recuerdo de esa mujer, que despierta en él una pasión enfermiza. En uno de sus poemas, lo interpreta el propio artista:



La pausa en que el mundo entero se detiene en su órbita/ Tu rostro encarna toda la belleza del mundo/ Tus labios, carmesíes como fruta en la sazón, se entreabren como en un gesto de dolor/ La sonrisa de un cadáver/ Ahora la vida y la muerte se dan la mano/ Se ha engarzado la cadena que une los miles de generaciones pasadas a los miles de generaciones por venir.


El Beso


El beso (1895) es otro más de los temas que va a explorar con distintas técnicas. La primera versión es un aguafuerte, posteriormente usará la xilografía, y finalmente el óleo. De hecho, creo que las versiones gráficas tienen más consistencia plástica que el óleo, salvo un lienzo en el que la pareja está colocada lateralmente junto a una luminosa ventana abierta, con el movimiento del viento entre las cortinas azuladas.


El Beso II o los amantes


Tema muy tratado, en general, por los artistas: recordemos Klimt (El beso, 1907-1908), Picasso (El abrazo, 1903), Steinlen, El beso (1895), incluso el maravilloso Beso escultórico de Rodin. En el caso de Munch, la imagen está más en la línea de Steinlen: las dos figuras están ligadas hasta el punto de formar una única forma, un único cuerpo. 




El Beso III


En todas Las versiones que hizo, la explosiva pasión amorosa; la fusión de ambos cuerpos queda patente y nos transmite el fuego erótico y la fuerza de la atracción entre los sexos.


(Parte del texto corresponde al capítulo IV del libro Edvard Munch. El alma pintada (Los años viajeros. Etapas parisina y berlinesa: 1890-1900 / 1889-1891. Segundo y tercer viaje de estudios a París) 


Fuentes:











viernes, 15 de marzo de 2013

HE DECIDIDO DEJAR DE VISITARME

Me rebelo, 
gruño a los buitres solemnes y agrietados
que deciden por mí, por nosotros, 
no quiero confiarme, delegar, 
este mundo es mío y asumo su peso.

Me rebelo
y miro distraídamente mis futuras uñas marchitas

así.



Edvard Munch, dos seres humanos

Voy a salir a mi cara, 
a la conspiración del sueño,
al violento plumaje de mis pasiones,
al irremediable pan del presagio,
voy a salir al olvido,
voy a olvidarme huesos
o algún doméstico momento de los escarnios del polvo,
voy a entornar el recuerdo,
voy a dejar de roer la madera del sentido común
y la limosna de las frágiles importancias
y de las entumecidas palabras y arrugadas frases,
voy a dejar la blanda náusea de mis defectos.

Betina Edelberg, (Buenos Aires, Argentina, 1921-2010)  fragmentos de sus poemas Tentaciones y Ritual de la Calumnia.

martes, 12 de marzo de 2013

OSWALDO GUAYASAMÍN - EL PINTOR DEL LLANTO, LA IRA Y LA TERNURA


Mi pintura es de dos mundos. De piel para adentro es un grito contra el racismo y la pobreza; de piel para fuera es la síntesis del tiempo que me ha tocado vivir. 

O. Guayasamín


Oswaldo Guayasamín nació en Quito, el 6 de julio de 1919, de padre indio y madre mestiza. Su padre trabajaba como carpintero y, más tarde, como taxista y camionero. La familia vivía en la miseria. Oswaldo fue el primero de diez hijos.


Y muere el 10 de Marzo de 1999. Por tanto, hace solo unos días que fue el aniversario de su muerte. Es por este motivo que le hago un pequeño homenaje.





Etapas de su obra pictórica:



La primera gran serie pictórica o etapa se llama Huacayñan. Es una palabra quichua que significa El Camino del Llanto. Es una serie de 103 cuadros pintados después de recorrer durante 2 años por toda Latinoamérica.


La segunda gran serie pictórica o etapa: La Edad de la Ira. La temática fundamental de esta serie son las guerras y la violencia, lo que el hombre hace en contra del hombre.


La tercera gran serie o etapa, conocida como La Edad de la Ternura o también Mientras vivo siempre te recuerdo es una serie que Guayasamín dedica a su madre y las madres del mundo y en cuyos cuadros podemos apreciar colores más vivos que reflejan el amor y la ternura entre madres e hijos, y la inocencia de los niños.




Los niños muertos




El 28 de agosto de 1932 comenzó en Ecuador “la guerra de los cuatro días”. Guayasamín es un adolescente cuando presencia estos sucesos. En ellos muere su mejor amigo, otro adolescente, en una manifestación. Años después, convertido en un potente artista de denuncia social, intensamente preocupado por los problemas humanos, la violencia, la pobreza y la injusticia, pinta lo que ha visto en 1932, representándolo con su cuadro “Los niños muertos”, simbolizando con ellos a todos los inocentes que murieron inútilmente.





Las manos de la Protesta


En sus obras siempre trata sobre temas sociales, refleja el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad y denuncia la violencia que le ha tocado vivir al ser humano, las guerras civiles, los genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las torturas, el hambre .. la desigualdad, la no-tolerancia, representaba la lucha, la esperanza y la reivindicación de los más humildes, víctimas de la humillación y el abuso por parte de los organismos de poder. Él fue un exponente de la lucha contra el colonianismo.


Es por eso que el año 1976 crea la Fundación Guayasamín, en Quito, a la que dona su obra y sus colecciones de arte, ya que concibe el arte como un patrimonio de los pueblos.





El Grito I


El Grito II

El miedo

La edad de la Ira I

La edad de la Ira II

La edad de la Ira III
El Grito III


¡¡ Tantas culturas diferentes y una sola humanidad !!






Cabeza y Mano


Las manos de la Ternura


Ternura

Borrasca en azul

Ternura

Ternura


"Lloré porque no tenía zapatos hasta que vi a un niño que no tenía pies ".. famosa cita de Guayasamín






La madre

La madre

Madre 2
Madre y niño

Niño dormido


Niña llorando




Fue amigo personal de importantes personajes del mundo, y ha retratado algunos de ellos, como Fidel Castro, García Márquez, Rigoberta Menchú, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Ernesto Cardenal.


"Frente a un lienzo se transformaba. Tenía dos personalidades, una humana, en la que era absolutamente cariñoso, emotivo y solidario, y la artística. Cuando se ponía a trabajar parecía que se estaba acabando el mundo, era como un trol, se encerraba con la música clásica a tope desde las siete de la mañana a la noche", cuenta su nieto.


Siempre irreverente, Guayasamil, cuyo nombre en quechua significa "Ave blanca volando", era hijo de un padre indio que le castigaba para que no pintara, algo que hizo que desde sus inicios se dedicara a retratar el sufrimiento de los pueblos, para lo que incluso visitó campos de concentración o Hiroshima.





Atahualpa Yupanqui

Fidel Castro

Las manos de Fidel

Rigoberta Menchú

Mercedes Sosa




Homenaje a Tania

La muerte del Che I

La muerte del Che II


Silvio Rodriguez


Ernesto Cardenal
Los condenados de la Tierra


Luchador


Mural de la Miseria


El Gamonal o El Dictador


El Hombre ciego


Las Beatas

Máscaras


En sus últimos años decía encontrarse trabajando en la Edad de la Esperanza, la síntesis de todos sus conocimientos técnicos y de su experiencia de la vida. 

Hoy sus restos descansan al pie de un arbolito que él mismo sembró, y que su familia denominó El árbol de la vida, un árbol en lo alto de la Capilla del Hombre, obra arquitectónica del artista, que es un homenaje a la América precolombina.





Sus Frases más emotivas:


.-Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente. Para mostrar lo que el Hombre hace en contra del Hombre.

.- Estoy en el mismo punto, pero cada vez más hondo. Siempre golpeando hacia adentro.

.- Pintar es una forma de oración al mismo tiempo que de grito. Es casi una actitud fisiológica, y la más alta consecuencia del amor y de la soledad.

.- Soy consciente de que venimos de una cultura milenaria, alrededor de la cual se formó una civilización que alcanzó momentos de gran esplendor.

.- Pese a todo, no hemos perdido la fe en el hombre, en su capacidad de alzarse y construir, porque el arte cubre la vida. Es una forma de amar.

.- La Capilla del Hombre es un llamado a la unidad de América Latina: de México a la Patagonia, un solo país.

.- Mi obra en verdad son tres sinfonías que había diseñado en mi juventud y que estoy cumpliendo día a día.

*.- Si quieren saber más sobre su vida y obras os dejo una página que me ha gustado mucho:




http://www.ecured.cu/index.php/Oswaldo_Guayasam%C3%ADn