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Mostrando las entradas para la consulta RAMÓN CASAS ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
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domingo, 10 de julio de 2022

RAMÓN CASAS Y LA INDEFENSIÓN DEL PUEBLO FRENTE AL PODER

Como si fuera una estampa de hoy, Casas pintó la represión y crueldad de las fuerzas policiales durante una huelga en Barcelona, en el año 1902. 

Carga de la guardia civil, Ramón Casas


El cuadro es de grandes dimensiones y muestra una brutal carga de la Guardia Civil a caballo sobre una multitud que huye despavorida de los sables. A la derecha un guardia civil persigue a un manifestante, lo que individualiza la acción general y procura así sensibilizarnos sobre la tragedia que contemplamos. En el centro un enorme vacío dramatiza todavía más el momento de la carga y la muchedumbre huyendo adopta una forma panorámica que subraya la sensación de perspectiva, además de acentuar el caos, la violencia y la desigualdad de fuerzas entre Guardia Civil y manifestantes.

 La luz que utiliza Casas es difuminada y el óleo está aplicado mediante manchas contrastadas. Barcelona aparece al fondo con sus chimeneas, almacenes, humo...un paisaje típicamente industrial.

El principio del siglo XX fue muy traumático en España y concretamente en Barcelona, con numerosas huelgas, manifestaciones y sabotajes en el sector textil. Por si fuera poco, la Guerra de Marruecos iba mal y las madres de los reclutados forzosos protagonizaron numerosas protestas.

Impresiona la fuerza de la escena y la indefensión del pueblo frente al poder.



Cultura y anarquismo, arte solidario.


domingo, 30 de agosto de 2020

A PROPÓSITO DE LA DESIGUALDAD ENTRE SERES HUMANOS

Cinismo y amargura son los dos frutos que te da el árbol de la vida.


Las horas tristes - Ramón Casas i Carbó (1900)




Mi lucha por la igualdad entre todos los seres humanos va conmigo desde que era muy joven, soñar un mundo igualitario en donde las mujeres nunca se sientan rebajadas o ninguneadas es mi prioridad. Es por eso que siempre publico arte que viene de seres humanos libres y comprometidos, los demás no me interesan.

Un ser humano que vive dentro de la igualdad es libre, de pensamiento y de acción, y aporta mucho a la sociedad. Es un verdadero lujo tenerlos en nuestras vidas. Sin embargo, uno que no lo es (y paradójicamente piense que sí lo es), es un lastre que envenena todo lo que toca.

¿cómo enfrentan los hombres su posicionamiento en esta lucha?

Considerando que los diferentes niveles de opresión (especismo, racismo, clase, machismo u otro) afectan a diferentes grupos de la sociedad y asumiendo que los seres humanos nos relacionamos entre nosotros y configuramos contextos complejos podemos establecer que los hombres sí se relacionan con el patriarcado y en consecuencia con el machismo, pero que claramente ellos no son los más violentados por este, pues su posición es de privilegio ante cualquier mujer del planeta en cualquier lugar del mundo.

El hombre (varón) ha sido educado dentro de una estructura machista y patriarcal, este sistema los quiere de tal guisa, falta mucho para que el hombre se sienta en igualdad con la mujer. Y mientras, tenemos que esperar que maduren para poder llevar con ellos una vida igualitaria y feliz.

Ojalá llegue ese día en que ya no digamos jamás "lo hace un hombre y está bien considerado por la sociedad, lo hace una mujer y es vilipendiada".

Yo, personalmente, estoy harta de hombres inmaduros que se refugian en el victimismo para poder justificar sus acciones, y los que no, se refugian en desmentirlo una y otra vez.

La lucha de la mujer, en este mundo tan machista y patriarcal, es imprescindible. No podemos dejarlo estar, ser pasivas o sumisas, o callarlo o admitirlo o vivir con ello. ¿Por qué?

Para que llegue ese día en que hombres y mujeres caminen por el mundo en igualdad, tanto personal como profesional.

No me gusta nada el hombre que es difícil de definir, porque aparentemente son los más admirados por la sociedad, se muestran amables, simpáticos, educados, son extrovertidos, halagan, defienden a las mujeres en público, seducen, enamoran tanto a hombres como a mujeres, en fin, adorables. 

Tienen una psicopatía que ni ellos saben que la poseen, la de mentir maravillosamente bien. Parecen tan creíbles porque ellos mismos se creen sus propias mentiras. Y, lo que es peor, utilizan la mentira como una herramienta de trabajo más, están tan acostumbrados que es difícil captar cuando lo hacen; son los que mienten mirando a los ojos y con una actitud relajada. Saben que están mintiendo, pero no les importa, no tienen la resonancia que uno siente cuando miente. Siempre dicen lo que conviene decir o lo que se espera que conteste. Encuentran siempre una explicación o excusa para todo.


La frase que mejor les define "Soy una mentira que siempre dice la verdad", lo dijo Jean Cocteau, y yo lo suscribo.




Henri Rousseau, 1907.


La igualdad debe ser la gran fórmula humana.

viernes, 27 de marzo de 2020

MUSAS INSPIRADORAS EN EL ARTE - MUJERES BELLAS, FUERTES, EMPODERADAS, IMPRESCINDIBLES

"Pasos de un peregrino son, errante, cuantos me dictó versos dulce musa en soledad confusa, perdidos unos, otros inspirados" 

Luis de Góngora



Jane Burden o Morris, musa de Dante Rossetti


"¿Quién puede bajar los ojos como una mujer? ¿Y quién sabe alzarlos como ella?" 

Soren Kierkegaard



Ken Hamilton



Wladyslaw Teodor Benda (1873 – 1948)


"Mujer, el mundo está amueblado por tus ojos" 

Vicente Huidobro


William Clarke Wontner

Boticelli


Pablo Picasso

Klimt

Ramón Casas


Mischa Askenazy

Edouard Manet

Oskar Kokoschka

Malcolm T. Liepke


"Sin sonrisa de mujer no hay gloria completa de hombre" 

José Martí



Delphin Enjolras

Henri Matisse

Max Beckmann


"Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas" 

Alphonse De Lamartine


"Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca, peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine desprendía sueños, con todos sus personajes: los sueños salían del pelo y se iban al aire.." 

Eduardo Galeano



Dante Gabriel Rossetti


Charles-Amable Lenoir

Edvard Munch



JULIO ROMERO DE TORRES

"Una mujer se persuade de que es amada más por lo que adivina que por lo que se le dice" 


Anne De Lenclós


"Entre un grupo de sólo hombres, ¡Qué calor el de la mujer!" 

Masaoka Shiki


Leonardo da Vinci

Leon Kroll, 1928



Zinaida Serebriakova, 1911.

Pierre Auguste Rodin

Diego Rivera, 1926

Johannes Vermeer

Kees van Dongen, 1938

Egon Schiele


August Macke, 1909


"Hasta que el día menos pensado, la mujer que nos electriza intensifica tanto sus descargas sexuales, que termina por electrocutarnos en un espasmo, lleno de interrupciones y de cortocircuitos" 

Oliverio Girondo


"¿Qué meditas tan profundamente? la mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, tiene que ser tu alma" 

Angelus Silesius



Man Ray, Kiki de Montparnasse, 1923.

William Adolphe Bouguereau




FEDERICO BELTRÁN MASSÉS

Paul Gauguin


Oswaldo Guayasamín.

"Estudio mucho a la mujer desde años atrás y cada día desespero más de sentir alguna vez como ella siente, de sentir siquiera por un instante una de esas emociones de gracia con respecto a sí mismas o al vivir de otros o de desesperación absoluta, que el hombre no conoce. ¿Cómo será ser mujer?" -

Macedonio Fernández


"Mi casa es esta mujer que ahora duerme a mi lado. Como ella, con ella, todo a mí alrededor reposa. Cuando ella despierte, también lo harán las cosas. Volverán a abrirse las puertas, correrá el agua otra vez, los pasos avivarán la vieja escalera, caerá de nuevo la luz sobre las plantas. Yo retornaré a mi mesa, a las palabras, y su voz, como un halo, circundará mi día" 

Santiago Kovadloff



Frederic Leighton, 1880




André Derain, 1925

"La mujer es más como la noche. Te rodea, te envuelve, te ahoga, sin ofenderte, sin ni siquiera tocarte" 

Osho


* .- Ufff ... ha sido muy larga la entrada, hay tantas mujeres bellas, por dentro y por fuera, que nunca terminaría, espero que os haya gustado o por lo menos disfrutado. 


(Entrada que hice en el año 2013 y que hoy he actualizado)




miércoles, 25 de marzo de 2020

WISLAWA SZYMBORSKA - BAJO UNA PEQUEÑA ESTRELLA

Las horas tristes - Ramón Casas i Carbó (1900)


"Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado por alto a cada segundo.

Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.

Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.

Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos, cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas y que me esfuerce
después para que parezcan ligeras.."






*.- En un planeta en donde prima la insolidaridad, el dinero, los negocios, la indignidad, la injusticia, la homofobia, la islamofobia. En un mundo donde matamos al débil y premiamos al estúpido, donde la hipocresía es reina de todas las fiestas, donde no existe compasión ni empatía, donde sobrevivimos a base de engañar nuestra conciencia, donde toleramos las guerras con nuestro silencio, donde existe maltrato infantil, pobreza extrema, violencia de género, machistas y poderes económicos que nos esclaviza, no quiero vivir. ¿Quién nos dijo que hay que ser fuertes? ¿Quién que hay que callar? ¿Qué estúpido nos dijo que la esperanza es lo último que se pierde? ¿Hacemos algo por cambiar este injusto mundo? ¿O son solo palabras desde nuestro confortable salón?

martes, 3 de marzo de 2015

DIARIO DE MARGA GIL ROËSSET - LA HISTORIA DE UN AMOR IMPOSIBLE

El amor imposible de Marga Gil Roësset

La trágica figura de Marga Gil Roësset (1908-1932), dibujante y escultora de vanguardia.



(por Carlos Javier González Serrano)

Vida y muerte transitan en la existencia una misma dirección aunque sus caminos, desde luego, tracen muy diversas rutas. A juicio de Hannah Arendt (en sus diversos comentarios sobre la Ilíada de Homero) fue nuestra condición mortal, y la conciencia que de ella poseyeron los griegos, lo que empujó definitivamente a los Aquiles, Áyax y Héctor a dejar la comodidad de sus casas para adentrarse en el terreno agonal de la guerra y, en fin, dar con la ansiada inmortalidad.  

Únicamente a través de nuestros actos, aseguraría más tarde Schopenhauer, nos es posible conocernos, desplegar aquella Persönlichkeit a la que Goethe otorgó tanta importancia: tan sólo poniendo en juego aquello que somos podremos descubrir nuestra auténtica vocación. Al igual que los protagonistas de las aventuras homéricas, como explica Carmen Hernández-Pinzón en el emocionante y emocionado "Prólogo" de Marga, el libro que en esta ocasión os recomiendo, la pequeña de la familia Gil Roësset pasó por las vidas de Juan Ramón Jiménez y su mujer, Zenobia, "como una estrella fugaz, dejando una impronta indeleble y un pozo de amargura difícil de subsanar".







"… Qué se yo por qué te quiero tanto… vamos… sí sé… comprendo muy bien que se quiera así… pero… querría no quererte tanto… aunque mi única razón de ser… es esa… y también mi única razón de no ser…
… En amor… no cabe una intervención razonada… quieres o no quieres…" (Diario de Marga)








El Diario de Marga será sin duda una de las novedades bibliográficas más enjundiosas y relevantes de este recién estrenado 2015. No sólo por su contenido, hasta ahora en gran parte inédito, sino por la historia que encierra. 

Una historia del todo desesperada en la que, a pesar de su turbulencia y de la tragedia que atraviesa sus avatares, no trasluce ni un solo signo de artificio o fingimiento. Todo en el texto (en el escrito y en el vital) es auténtico, sincero, despiadada y enojosamente real. El lector quedará muy pronto encandilado por la atractiva y extrañamente puntuada prosa de Marga Gil Roësset, quien decidió quitarse la vida a los veinticuatro años en un afán indescriptible por permanecer fiel a la propia idiosincrasia, al sentido que uno mismo otorga al mundo.

"… Estoy tan poco de acuerdo conmigo misma… la crítica de yo a yo es realmente ¡sangrienta! .."


Sobria y muy acertada portada del Diario de Marga en edición de la Fundación José Manuel Lara


Foto de Juan Ramón Jiménez tomada por la propia Marga en 1932, el año de su muerte, y retrato de Marga Gil Roësset dedicado a Juan Ramón, acompañado de una nota de la artista.


Marga se enamoró hasta los tuétanos de un ya maduro Juan Ramón Jiménez, escritor consagrado de las letras españolas que por aquel tiempo ya ejercía como maestro de los más jóvenes artistas y como estandarte de la literatura universal. 

Éste, casado con Zenobia Camprubí, no dio aceptación (aunque desconocemos, me temo, si la negativa llegó a dar alas a un mínimo atisbo de esperanza) a las confesiones amorosas de Marga, quien en vista de su situación de no correspondencia aceptó el Destino que la Parca le indicaba como el más propicio para ser (por siempre) honesta consigo misma. 

Las cuatro cartas que la joven dejó antes de suicidarse, reproducidas en el volumen, dan buena fe de las profundas convicciones personales de Marga. Una de ellas destinada nada menos que a la ya mencionada Zenobia, a quien le ruega perdón por haberse enamorado de su marido, aunque, asegura en unos términos que empaparán los ojos del lector:

"enamorarte es algo que te ocurre porque sí, sin tener tú la culpa… a mí al menos pues así me ha pasado… lo he sentido cuando ya era… natural…". 

La misiva se cierra con una dura confesión, la que condujo a esta joven a la tumba: "perdóname Azulita… por lo que si él quisiera yo habría hecho".


"… el que yo imajine materializar mi amor, en algo bello… no es vanidad… de ningún modo… ya que mi amor… sin vanidad… ¡es muy bello!…"


Un texto estremecedor de principio a fin, que nos descubre los entresijos de un alma tan enamorada como perdida en el océano de las emociones, muchas de ellas contradictorias entre sí, pero siempre hilvanadas en un sí mismo que no quiere traicionarse. 

El volumen incluye, además, algunos de los textos que Juan Ramón Jiménez y la propia Zenobia dedicaron a la desdichada Marga cuando ésta tomó su fatal decisión. 


BUSTO DE ZENOBIA CAMPRUBÍ, 1932 , hecho por Marga


Estamos ante un libro imprescindible, de una importancia histórico-literaria fundamental, que da fe de (y rinde homenaje a) un personaje apenas conocido que, a fuerza de amar, dio de bruces con la muerte. Como confiesa Marga a su hermana Consuelo en la carta legada poco antes de dar término a su vida,


"… me he matado porque no podía ser feliz… y no quería no serlo… es un egoísmo enorme… quizás… el mayor acto de egoísmo que cabe hacer… y no me he expansionado contigo… ni con nadie… no por falta de cariño… es que… cuando se está muy triste… y lo triste no tiene arreglo… no se expansiona una..."


Fuentes:



martes, 29 de julio de 2014

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH - ANTOLOGÍA POÉTICA - EL DESGARRO DE UNA MUJER LUCHADORA



Mujer de barro


Mujer de barro soy, mujer de barro:
pero el amor me floreció el regazo.

Mujer

¡Cuán vanamente, cuán ligeramente
me llamaron poetas, flor, perfume!...


Flor, no: florezco. Exhalo sin mudarme.

Me entregan la simiente: doy el fruto.

El agua corre en mí: no soy el agua.

Árboles de la orilla: dulcemente
los acojo y reflejo: no soy árbol.

Ave que vuela, no: seguro nido.


Cauce propicio, cálido camino
para el fluir eterno de la especie.





Unidad 


Si todos nos sintiéramos hermanos.
(Pues la sangre de un hombre, ¿no es igual a otra sangre?)
Si nuestra alma se abriera (¿No es igual a otras almas?)
Si fuéramos humildes. (El peso de las cosas,
¿no iguala la estatura?)


Si el amor nos hiciera poner hombro con hombro,
fatiga con fatiga
y lágrima con lágrima.


Si nos hiciéramos unos.
Unos con otros.
Unos junto a otros.
Por encima del fuego y de la nieve;
aún más allá del oro y de la espada.


Si hiciéramos un bloque sin fisura
con los dos mil millones
de rojos corazones que nos laten.


Si hincáramos los pies en nuestra tierra
y abriéramos los ojos serenando la frente,
y empujáramos recio con el puño y la espada,
y empujáramos recio, solamente hacia arriba,
qué hermosa arquitectura se alzaría del lodo.


(Los días duros (1953)






Nadie sabe


Abre tus ojos anchos al asombro
cada mañana nueva y acompasa
en místico silencio tu latido
porque un día comienza su voluta
y nadie sabe nada de los días
que se nos dan y luego se deshacen
en polvo y sombra. Nadie sabe nada.


Pisa la tierra. Vierte la simiente.
Coge la flor y el fruto. Sin palabras.
Pues nadie sabe nada de la tierra
muda y fecunda que, en silencio, brota,
y nadie sabe nada de las flores
ni de los frutos ebrios de dulzura.


Mira la llamarada de los árboles
irguiéndose en lo azul. Contempla, toca
la piedra inmóvil de alma intraducible
y el agua sin contornos que camina
por sus trazados cauces ignorándolos.
Sueña sobre ellos. Sueña. Sin decirlo.
Pues nadie sabe nada de los árboles
ni de la piedra ni del agua en fuga.


Mira las aves, altas, desprendidas,
rayando el sol a golpe de sus alas.
Toma del aire el trino y el gorjeo,
pero no quieras traducir su ritmo,
pues nadie sabe nada de los pájaros.
Mira la estrella. Vuela hasta su altura.
Toma su luz y enciéndete la frente,
pero no inquieras su remoto arcano
pues nadie sabe nada de la estrella.


Besa los labios y los ojos. Goza
la carne del amante sazonada
secretamente para ti. Acomete
con decisión humilde la tarea
del imperioso instinto. Crece y ama.
Mas nada digas del tremendo rito
pues nadie sabe nada de los besos,
ni del amor ni del placer ni entiende
la ruda sacudida que nos pone
el hijo concluido entre los brazos.


Clama sin gritos. Llora sin estruendo.
Cierra las fauces del dolor oscuro,
pues nadie sabe nada de las lágrimas.


Vete a hurtadillas con discreto paso.
Traspasa quedamente la frontera,
pues nadie sabe nada de la muerte.





El fruto redondo


Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda.
Ser un ala sin plumas en un cielo sin aire.
Ser un oro sin peso, un soñar sin raíces,
un sonido sin nadie...
Pero mis versos nacen redondos como frutos,
envueltos en la pulpa caliente de mi carne.





Culpa


Si un niño agoniza, poco a poco, en silencio,
con el vientre abombado y la cara de greda.
Si un bello adolescente se suicida una noche
tan sólo porque el alma le pesa demasiado.
Si una madre maldice soplando las cenizas.
Si un soldado cansado se orina en una iglesia
a los pies de una Virgen degollada, sin Hijo.
Si un sabio halla la fórmula que aniquile de un golpe
dos millones de hombres del color elegido.


Si las hembras rehuyen el parir. Si los viejos
a hurtadillas codician a los guapos muchachos.
Si los lobos consiguen mantenerse robustos
consumiendo la sangre que la tierra no empapa.


Si la cárcel, si el miedo, si la tisis, si el hambre.
Es terrible, terrible. Pero yo, ¿qué he de hacerle?
Yo no tengo la culpa. Ni tú, amigo, tampoco.
Somos gente honrada. Hasta vamos a misa.
Trabajamos. Dormimos. Y así vamos tirando.
Además, ya es sabido. Dios dispone las cosas.


Y nos vamos al cine. O a tomar un tranvía.





Balance


Es hora de echar cuentas. Retiraos.
Dejad ese bullicio del paseo,
la mesa del café, la santa misa,
y el bello editorial de los periódicos.
Entrad en vuestra alcoba. Echad la llave.
Quitaos la corbata y la careta,
iluminad el fondo del espejo,
guardad el corazón en la mesilla,
abríos las pupilas y el costado.
Poneos a echar cuentas, hijos míos.


Tú, invicto general de espuela y puro,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas.
Toma tus muertos uno a uno, ciento
a ciento, mil a mil, cárgalos todos
sobre tus hombros y desfila al paso
delante de sus madres.


Y tú, ministro, gran collar, gran banda
de tal y cual, revisa, echa tus cuentas.
Saca tu amada patria del bolsillo
como un pañuelo sucio sin esquinas.
Extiéndelo y sonríe a los fotógrafos.


Y tú, vientre redondo, diente astuto,
devorador del oro y de la plata,
señor de las finanzas siderales,
echa tus cuentas bien, echa tus cuentas,
púrgate el intestino de guarismos
y sal si puedes que te dé la lluvia.


Tú, gordo y patriarcal terrateniente
esquilador de ovejas y labriegos.
Tú, cómitre del tajo y la galera,
azuzador de brazos productivos.
Tú, araña del negocio. Tú, pirata
del mostrador. Y tú, ganzúa ilustre
de altos empleos, ávida ventosa
sobre la piel más débil, echa cuentas,
medita y examínate las uñas.


Y tú, señora mía y de tu casa,
asidua del sermón y la película,
tú, probo juez de veinte años y un día,
tú, activo funcionario de once a doce,
y tú, muchacha linda en el paseo;
tú, chico de familia distinguida
que estudias con los Padres y no pecas.


Y tú, poeta lírico y estético,
gran bebedor de vino y plenilunios,
incubador de huevos de abubilla
en los escaparates fluorescentes,
sumad, restad, haced vuestro balance,
no os coja el inventario de sorpresa.


Tú no, pueblo de España escarnecido,
clamor amordazado, espalda rota,
sudor barato, despreciada sangre,
tú no eches cuentas, tienes muchas cifras
de saldo a tu favor. Allá en tu día,
perdónanos a todos nuestras deudas,
perdónanos a todos en tu nombre
y hágase al fin tu voluntad
así en España
como en el cielo.


(Belleza cruel, 1958)





Cañaveral


Entre las cañas tendida;
sola y perdida en las cañas.


¿Quién me cerraba los ojos,
que, solos, se me cerraban?


¿Quién me sorbía en los labios
zumo de miel sin palabras?


¿Quién me derribó y me tuvo
sola y perdida en las cañas?


¿Quién me apuñaló con besos
el ave de la garganta?


¿Quién me estremeció los senos
con tacto de tierra y ascua?


¿Qué toro embistió en el ruedo
de mi cintura cerrada?


¿Quién me esponjó las caderas
con levadura de ansias?


¿Qué piedra de eternidad
me hincaron en las entrañas?


¿Quién me desató la sangre
que así se me derramaba?


...Aquella tarde de Julio,
sola y perdida en las cañas.




No quiero


No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile el aliento.
No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.


No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.


No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.


No quiero
que el labriego trabaje sin agua
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.


No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes
camisetas de punto y cuadernos.


No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas
que en los trajes se pongan señales.


No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles
que jamás se fabriquen fusiles.


No quiero
que me manden Fulano y Mengano,
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos
que decreten lo que es poesía.


No quiero amar en secreto,
llorar en secreto
cantar en secreto.


No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO






Todas las pinturas son de René Magritte, en concordancia con la poesía de esta gran mujer. "La vida me obliga a hacer algo, por eso pinto"



Ángela Figuera Aymerich, (Bilbao, 1902 - Madrid, 1984) poeta española.

Combinó en sus textos su condición de mujer (a través de poemas sensuales en donde el cuerpo femenino tiene un papel medular) con su condición de ciudadana que pide justicia social. 

Proveniente de una familia de bajos recursos, por encima de impedimentos familiares y sociales, en 1932 logró finalizar sus estudios de Filosofía y Letras, ese mismo año se casa con Julio Figuera. En 1935 da a luz a un niño que muere al poco tiempo de nacer (maternidad y ternura son constantes temáticas en su obra). 

Al desatarse la guerra, su esposo se alista en las milicias republicanas y Ángela, embarazada nuevamente, permanece en Madrid, donde nace su hijo Juan Ramón. Más tarde se traslada a Soria, donde logra escribir con cierta tranquilidad. 

En 1948 aparece su primer poemario Mujer de barro, a este sigue Soria pura (1949). Se trata de dos obras intimistas en las que se refleja la mujer que vuelve a ser feliz tras tanta muerte y desastre, la persona realizada en el ámbito familiar y en el amor, aunque ambos libros en aquél momento, fueron censurados por "exceso de sensualidad", siguió su carrera literaria. 

Sus libros siguientes se incluyen dentro de la tendencia de la poesía social, entre éstos, destacan: Vencida por el ángel (1950), El grito inútil (1952), Víspera de la vida (1953), Los días duros (1953), Belleza cruel (1958), aparecido en México con prólogo de León Felipe, y, finalmente, Toco la tierra. Letanías (1962). Sus últimos textos los dedica a los niños: Cuentos tontos para niños listos (1979) y Canciones para todo el año (1984). Murió a los 82 años en Madrid.






Fuentes:


http://amediavoz.com/figuera.htm


http://red.ilce.edu.mx/