Guillaume Seignac, El abandono. 1924 |
Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas.
¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron , pues, de mi costado, no me dueles?
Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo.
Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día.
Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.
¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve.
Jaime Sabines (1926-1999)
2 comentarios:
maravillosa poesía. cómo expresa el amor, la necesidad del amado y el dolor de la ausencia del amado...
gracias
un beso
¡Cierto!
Estoy convencida que ese amor lo sienten pocos hombres, tan desnudo de alma, tan sin orgullo, con una humildad tremenda y con unas ganas de gritar al mundo el amor de su vida, aunque suene cursi.
Gracias guapa por tu aportación, muchos besosssssss
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