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lunes, 22 de febrero de 2016

JEAN-PAUL SARTRE Y SIMONE DE BEAUVOIR - UN AMOR NECESARIO


Jean Paul Sartre conoció a Simone de Beauvoir un día de examen. Examen de filosofía, curiosamente. En París, 1929. Ella tenía 21 años y él 24. Ambos estudiaban en la École Normale Supérieure de París. Se habían visto en un par de clases pero, con toda probabilidad, no se recordaban. Demasiado ocupados estaban con sus cosas. Tanto, que al poco de conocerse, Jean Paul Sartre empezó a llamar a Simone "el castor". ¿en qué momento se convierte en amor?

Pareja liberal y sin tapujos, establecieron que su relación se regiría por la poligamia, primeramente porque ambos rechazaban el matrimonio, pues ésta era una forma burguesa de vida, además de alegar que lo de ellos se trataba de un amor necesario, mientras que los demás eran amores contingentes.

La pareja atravesó por muchas vías, esquemas, tabúes y tradiciones hasta encontrar el modo de amarse que les era propio: ese donde uno "simplemente" es con el otro.





Mi querida chiquilla


Por mucho tiempo he querido escribirte por la tarde luego de esas salidas con amigos que pronto estaré describiendo en "A Defeat", del tipo donde el mundo es nuestro. 

Quise traerte mis alegrías de conquistador y postrarlas a tus pies, como hacían en la Era del Rey Sol. Y luego, agotado por el griterío, siempre me iba simplemente a la cama.

Hoy lo hago para sentir el placer que tú aún no conoces, de virar abruptamente de amistad a amor, de fuerza hacia ternura. Esta noche te amo en una manera que aún no conoces en mí: no me encuentro ni agotado por los viajes ni envuelto por el deseo de tu presencia.

Estoy dominando mi amor por ti y llevándolo hacia mi interior como elemento constitutivo de mí mismo. Esto ocurre mucho más a menudo de lo que lo admito frente a ti, pero rara vez cuando te escribo. Trata de entenderme: te amo mientras prestas atención a cosas externas. En Toulouse, simplemente te amaba. Esta noche te amo en una tarde de primavera. Te amo con la ventana abierta. Eres mía, y las cosas son mías, y mi amor altera las cosas a mi alrededor y las cosas a mi alrededor alteran mi amor. (...)

Estoy algo nervioso, porque empiezo a esperar sus cartas con esfuerzo. Piense usted, por favor, que desde el sábado no he recibido ninguna. Hace diez años que la conozco y es la primera vez que ocurre esto. Amor mío, cómo me gustaría recibir noticias suyas.

Mi encantador Castor, que ya me ha ofrecido diez años de felicidad, la amo a usted y la beso con todas mis fuerzas. 

Te amo con todo mi corazón y toda mi alma.


Jean Paul Sartre. (carta que le escribió en 1929)



*.- Sartre llamaba a Simone "el Castor", debido a su intensa dedicación a las labores intelectuales: "usted trabaja tanto como un pequeño castor". Desde los inicios, Sartre y el Castor deciden basar su relación en la honestidad y la libertad. Cada uno poseía independencia económica, sentimental y sexual: no estuvieron casados, no vivieron juntos y no tuvieron hijos. Juntos recorrieron el mundo exponiendo sus ideas acerca del existencialismo, destacando siempre la importancia de asumir la propia libertad.





Una de las parejas más recordadas en la literatura. De cuyo amor han quedado centenares de cartas y escritos. Él, apasionado de la filosofía y figura imprescindibles del existencialismo; ella, aferrada a las ideas feministas y mujer audaz y fuerte.


PABLO PICASSO - INTERIORES CON MUJERES DESNUDAS


"La pintura no ha sido hecha para decorar los departamentos. Es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo".



Desnudo de mujer reclinado, 1901


En 1936, Pablo Picasso le confesaba al editor y crítico de arte Christian Zervos: 

"El arte no es nunca la aplicación de un canon de belleza, sino lo que el instinto y el cerebro pueden concebir independientemente de ese canon. Cuando se ama a un mujer, no se cogen instrumentos para medir sus formas, se la ama por el deseo que nos provoca y, sin embargo, se ha hecho todo lo posible para introducir el canon incluso en el amor".


Casi treinta años antes, al realizar Las Señoritas de Aviñón, Picasso consagraba la entrada en el arte moderno de un nuevo sentido del lenguaje artístico, de un nuevo sentido de la artisticidad. 

La belleza ya no era algo dado de antemano sino algo que se redefinía a cada paso. La belleza no era ya un don heredado sino el fruto de su búsqueda. Frente a la belleza como logro surgió otro imperativo: el de la experiencia plástica. Otros valores, otras categorías estéticas pasaron a primer plano y, por tanto, aquello que en el encuentro con la obra de arte suscitaba interés y se identificaba bajo el aspecto de lo bello no tenía una sola fisonomía, no tenía una sola posibilidad, no tenía un solo registro o una sola forma. 

Picasso al redefinir el sentido de los lenguajes plásticos puso en otro lugar en antiguo sentido de la belleza y, la belleza, al manifestarse, se manifestaba como belleza múltiple.


pablo picasso, Cama, Interiores, acostado desnudo femenino con el gato 1964
Mujer desnuda reclinada con gato, 1964

pablo picasso, Cama, Interiores, acostado desnudo femenino 1964 1
Mujer desnuda reclinada con gato, 1964

pablo picasso, Cama, Interiores, desnudos y caída 1933
Desnudos y busto, 1933

pablo picasso, Cama, Interiores, dos mujeres desnudas 1946
Dos mujeres desnudas, 1946

pablo picasso, Cama, Interiores, acostado desnudo femenino 1932 1
Mujer desnuda reclinada, 1932

pablo picasso, Cama, Interiores, mujer desnuda acostada 1955
Mujer desnuda reclinada, 1955

pablo picasso, Cama, Interiores, mujer desnuda acostada 1955 1
Mujer desnuda reclinada, 1955

pablo picasso, Cama, Interiores, acostado desnudo femenino 1964
Mujer desnuda reclinada, 1964

pablo picasso, Cama, Interiores, danae 1962
Danae, 1962

pablo picasso, Cama, Interiores, mujer reclinada 1932 1
Mujer desnuda reclinada, 1932

pablo picasso, Cama, Interiores, desnudo femenino cerca del jardín 1956
Mujer desnuda cerca del jardín, 1956

pablo picasso, Cama, Interiores, mujer desnuda acostada la voyeurs 1955
Mujer desnuda reclinada y los voyeurs, 1955

pablo picasso, Cama, Interiores, mujer reclinada 1929
Mujer desnuda, 1929

pablo picasso, Cama, Interiores, la serenata 1942
La serenata a mujer desnuda reclinada, 1942

pablo picasso, Cama, Interiores, durmiendo desnudo 1904
Mujer desnuda durmiendo, 1904

Sentada Desnuda -1921
Dos mujeres desnudas, 1945
Dos mujeres desnudas, 1945
Dos mujeres desnudas, 1946
La durmiente, 1946
Mujer sentada y durmiente, 1947
Dos mujeres sentadas, 1956

En la tradición occidental de las artes, el desnudo femenino ha sido utilizado en un doble registro. En la representación del cuerpo femenino desnudo se proyectaban, en la sociedad patriarcal, determinadas condiciones tanto de la considerada belleza ideal como pulsiones íntimas de un artista masculino que siempre pensaba que se dirigía a un público masculino heterosexual. Pero, al mismo tiempo, el desnudo femenino era utilizado como lugar donde el arte materializaba las características formales de sus propuestas estilísticas y ello tanto en el arte académico como en el arte libre.

De Manet a Matisse, de Cézanne a Duchamp, el tratamiento del desnudo femenino ha sido un campo de experimentaciones formales decisivo en la fundación del arte moderno. Y Picasso centralizó el sentido de estas experiencias al realizar Las señoritas de Aviñón y al introducir el desnudo en el espacio del cubismo.

En sus representaciones, Picasso no hace distingos entre mujer, modelo y amante, todo en él se refiere, simultáneamente, al mundo del arte, a los planteamientos estéticos de su tiempo y a su esfera íntima o personal. El iconotipo de la mujer sentada recorre su obra tanto como el de las tres figuras femeninas y Picasso lo usa, según sus propias declaraciones, tanto para aludir al deseo detenido como para presentar lo femenino prisionero de su propia fisonomía y del paso del tiempo.



Dos mujeres desnudas sentadas, 1921


"El arte es peligroso, el arte no es casto;no están hechos para el arte los inocentes ignorantes. El arte que es casto no es arte".


Fuente de las imágenes: www.wikipaintings.org


sábado, 20 de febrero de 2016

SARTRE Y LA CONCIENCIA DE NUESTRA PROPIA LIBERTAD


Sartre: la dignidad de ser libre


"El hombre se diferenciaba de todos los otros seres, (en donde la esencia precede de la existencia), en tanto que el ser humano, la existencia precede a la esencia, es decir, que el ser humano primero existe, aparece, entra en escena y sólo después se define a si mismo.

La concepción del ser humano para Sartre, es de que el ser humano equivale a ser libre, es decir, si en realidad eres humano, eres libre; si no eres libre no eres humano, sin embargo, la libertad no la empleamos, a pesar de que la poseemos desde que nacemos, por el simple hecho de ser seres humanos. 

La conciencia de nuestra propia libertad, es de tal manera central y total, que no podemos ignorarla absolutamente, a eso Sartre lo llama angustia; la angustia, es la experiencia especial que acompaña al caer en cuenta de lo que vamos hacer depende de nosotros, y que nosotros mismos somos los únicos en garantizar nuestro comportamiento; lo que nos asusta, es que no tenemos más garantía de lo que vamos a hacer con nuestra propia libertad; la angustia y el miedo, provocan inseguridad. La libertad comienza cuando terminan los miedos, es más cómodo vivir sin miedos, la libertad está dentro de uno mismo".



E. Delacroix, "La Libertad guiando al pueblo", 1830 



Con toda la médula me levanto


Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.

Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.

Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.

Con toda la médula me
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa,
cantando entre ausentes.



Amelia Biagioni (Gálvez, Santa Fe, 1916- Buenos Aires, 2000)