Google Translate

English plantillas curriculums vitae French cartas de amistad German Spain cartas de presentación Italian xo Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

domingo, 13 de octubre de 2013

LA ARQUITECTURA DEL DESEO - LA METAMORFOSIS INCESANTE

Henri Manguin

El deseo: nefasta construcción, sin indicios de habitabilidad, que se levanta dentro del cuerpo sin cimientos previos. (¿Quién podía intuir tantos solares aptos y replegados?)


El deseo: laberinto con una instalación de alarmas que traicionan.


El deseo: laberinto enmarañándose desde un roce de lenguas hasta un mar que inunda islas. Insiste el laberinto. Luces impenetrables y un sopor amarillo van cegando los corredores. No hay monstruo más hermoso que el amor acosado.


Aurora Luque, "La metamorfosis incesante" (1994)



jueves, 10 de octubre de 2013

CLARICE LISPECTOR - ME AGACHO, ME QUEDO AHÍ

Ya escondí un amor por miedo de perderlo. Ya perdí un amor por esconderlo. Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo. Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos. Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso. Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida. Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos. Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen. Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.

Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar. Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros. Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros. Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz. Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba. Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad. Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí.
Clarice Lispector


Hoy, más que nunca, me quedo ahí, ya grité desde la profundidad de mi ser yo también, mi sol se apagó, ya no hay lumbre alguna dentro, me agoté, soñé de más, confundí la realidad, lloré de más, el mundo y nosotros, los llamados seres inteligentes, (cuánto echo de menos a mi gato Siño, él sí era inteligente), los llamados humanos y sus egos que ya me empachan, destruyendo el mundo a gusto, a la carta. 


miércoles, 9 de octubre de 2013

CARTAS DE AMOR DE KAHLIL GIBRÁN A MARY HASKELL

"Mary, mi adorada Mary, ¿cómo puedes pensar que me estás dando más sufrimiento que alegrías? Nadie sabe bien cuál es la frontera entre el dolor y el placer: muchas veces pienso que es imposible separarlos. Tú me das tanta alegría que llega a doler, y me causas tanto dolor que llego a sonreír".


Pero tú me haces conversar, y yo descubro las cosas empolvadas que se escondían en mi alma, y entonces puedo arrancarlas de allí.


20 de Junio de 1914

Creo que es un error tuyo negarte a tener un contacto más íntimo, Mary. Un hombre en su pasión se guía por tres cosas: la lógica, el corazón y el sexo.
Cada una de estas cosas lo gobiernan durante un determinado período; la lógica y el corazón me gobernaron durante muchos años. Pero, ahora, aparece el deseo sexual.
Me dijiste: “Querido Kahlil, vamos a dejar el mañana para mañana”. Y en ese momento me sentí pequeño e ingenuo. A las cosas importantes las has venido tratando como si no fueran nada.

Yo te amo. Mi deseo es mayor que tu deseo hacia mí. Cada vez que te encuentro tu presencia llena todo el espacio que me rodea.
Yo te amo y sé que el contacto físico tiene su momento. Después, este momento desaparece.
No quiero que nada de lo que sea muy importante entre nosotros termine por desaparecer, porque no sabemos qué puede suceder después de eso. Nuestra relación ya es suficientemente fuerte, pero no sé a dónde pueden llevar los límites que se le imponen al amor.
A pesar de todo, me entrego en tus manos. Un hombre solamente puede entregarse en las manos de alguien cuando el amor es tan grande que el resultado de esta entrega es libertad total.
Yo te amo con todo lo que existe en mí. La punta de mis cabellos, el borde de mis uñas, todo está repleto de este amor que te tengo, Mary.


Mary dibujada a lápiz por Gibran, 1910
10 de Septiembre de 1920

Para vivir es necesario coraje. 
Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida.
Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra.
No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto.
Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender por qué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.
Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.


Kahlil Gibran, Fragmento del diario. (1883-1931) Escritor, poeta, dramaturgo, artista plástico, de origen libanés, fue la figura universal del Oriente Medio. 



lunes, 7 de octubre de 2013

LA CEREMONIA DEL ADIÓS. CONVERSACIONES CON JEAN-PAUL SARTRE - SIMONE DE BEAUVOIR

La vejez y la muerte: dos temas sobre los cuales Simone de Beauvoir ha escrito páginas inolvidables. En La Ceremonia del adiós, la vejez y la muerte que narra son las de su compañero de toda una vida en las empresas del conocimiento y la lucha social. 
Relato preciso, implacable, conmovedor, Simone de Beauvoir inicia este libro con un informe basado en el diario personal que llevó entre 1970 y 1980 en el cual muestra a Jean-Paul Sartre acosado por los dolorosos pormenores de la vejez. (...) Pero la imagen de Sartre no resulta empequeñecida: al contrario, Simone de Beauvoir logra transmitir la imagen de una radiante lucidez que no se rinde ante la usurpación de la muerte. 
La segunda parte de esta obra es el registro de las conversaciones entre Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre en Roma durante el verano de 1974 y terminadas ese mismo año, en el otoño de Paris. 
En ellas surge Sartre por entero, remontando las etapas de su filosofía, su literatura y hasta su vida, iluminada en una multiplicidad de aspectos: los amigos, la familia, la política, la pintura, la música, el sexo. Toda una lección de aprendizaje para vivir y de supremo entrenamiento para la muerte.

¡Qué gran mujer!


Libro escrito después de la muerte de Sartre, donde hay una larga entrevista con él, precedida de una introducción en la que Beauvoir cuenta los últimos años de Sartre, sus actividades, sus sueños, sus ganas de vivir, conviviendo con la enfermedad y y la muerte. 
Sartre muere sin quejas, sereno, como dice ella, sabiendo que había hecho lo que tenía que hacer. Ese día ella llega al hospital, le anuncian que ya se ha ido, se queda dormida a su lado, se pregunta si debió haberle dicho que estaba realmente grave, pero resuelve moralmente su problema: no hubiese sino ensombrecido sus últimos días de vida. Y escribe esto: Su muerte nos separa. Mi muerte no nos reunirá. Es así; es ya bastante hermoso que nuestras vidas se hayan acordado por tanto tiempo.

La vida de Sartre y Beauvoir se ajusta a su idea de vida compartida, con la generosidad que supieron afrontarse en sus límites y en sus momentos más extraordinarios, con el apoyo mutuo, la complicidad, y la amistad. Un recorrido. Sartre nunca dejó sola a Beauvoir y ella, jamás dejó a Sartre, su relación tiene múltiples lecturas, ninguna la petrifica y por eso están siempre vivos.

Pero, se sabe, hay otros límites, mucho más sutiles. "Vidas de acuerdo" fue la certera expresión que usó Beauvoir. ¿Y qué pasa cuando ese acuerdo se rompe? ¿Cómo se reconoce esa ruptura? ¿Se produce de golpe, como un cataclismo, o es la consecuencia de una pequeña, casi imperceptible grieta que, de tan mínima, no se advierte, ni se toma en cuenta en su momento? ¿Hay señales de alerta, especie de detectores sísmicos de una relación? ¿Los desacuerdos son altisonantes o se manifiestan en silencio, casi en sordina? ¿Cómo saber si el amor que se proclama, y que se cree sentir, es realmente amor, y no rutina, comodidad, tedio o miedo, disfrazados con los ropajes del amor? Hay una escena, cruel, pero a cuya observación resulta difícil sustraerse: una pareja, sentada frente a frente, a la mesa de cualquier restaurante, sin cruzar palabra, incluso hasta sin mirarse, durante horas. Testigos involuntarios, a veces se nos antoja preferible que griten, o discutan: aun en la pelea puede haber un signo de interés por el otro. La indiferencia, en cambio, es letal.