El 7 de noviembre de 1913 nacía el escritor Albert Camus.
Albert Camus es uno de los escritores y pensadores más representativos de Francia en el período de la segunda posguerra. Comenzó llamando la atención con una novela corta: "El extranjero", y luego, "La peste" le daría fama internacional.
Fue amigo durante mucho tiempo, y después enemigo, de Jean Paul Sartre. Pero, también, tenía grandes problemas. Su apoyo a causas pocos populares le generaban controversias.
Desde muy joven se dedicaría al teatro, en principio, adaptando textos clásicos (Aristófanes, Esquilo, el teatro isabelino, los clásicos españoles) y, luego, con sus propias obras: "Calígula", "El malentendido", "El estado de sitio" y "Los justos".
“No soporto este mundo. No me gusta tal como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad”. (Calígula)
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Calígula fue la primera pieza de teatro de Albert Camus, lo que la inscribe en el periodo más pesimista de su carrera, el conocido como ciclo del absurdo. Escrita en 1937 con la finalidad de ser representada por el Teatro del Equipo de Argel, formado por un grupo de sus amigos. Sin embargo, fue estrenada recién en 1945 en el Teatro Hébertot en París. Camus fue modificando esta obra durante trece años hasta su versión definitiva para el Festival de Arte dramático de Angers en 1957.
Calígula corresponde al ciclo de la negación, más conocido como el ciclo del absurdo. Indaga sobre el destino del hombre que se encuentra tanto en comunión como en oposición con el mundo que lo rodea. El hombre es mortal, el mundo es eterno, a partir de la toma de consciencia de esta situación el hombre comienza a rebelarse contra su destino y desea, desesperadamente, encontrarle un sentido al mundo. Este ciclo se encuentra inscrito en el contexto de la segunda guerra mundial, de ahí que aparezca inmortalizada la angustia colectiva universal.
Frente a lo absurdo de la vida Camus propone la rebelión como una manera activa de combatir las injusticias. A partir de la rebelión (aún cuando se trate de un acto individual) la colectividad existe. Mediante una ética y una estética del rechazo y la contradicción el hombre se rebela contra el absurdo.
La obra completa trata del sufrimiento humano en su más absurda y total expresión. La mayoría de parlamentos están llenos de acotaciones sobre el vacío de la vida, su futilidad y la sin razón.
Según la obra, no hay nadie que escape a su destino y para eso no hay privilegios. El no sentir nada también simbólicamente expresa la vacuidad de la vida. No sentir es el sinónimo de para qué sentir si de todas formas el sufrimiento continuará "los hombres lloran porque las cosas no son como deberían ser" (Calígula).
El sufrimiento de Calígula se vé desesperado en las frases que dice:
"Creía como todo el mundo, que era una enfermedad del alma. Me duele la piel, el pecho, los miembros. Tengo la cabeza vacía y el estómago revuelto. ¡Qué duro y amargo es hacerse hombre!"
Estas frases de enorme pesar indican que una persona cínica, insensible y malvada tienes sus raíces en el propio sufrimiento.
Trata de cambiar el orden del mundo establecido para probarse a sí mismo que él es invencible y que cualquiera que tenga su osadía, puede convertirse en un dios. De tal manera ve a los dioses como una prolongación humana, pero malvada.
Calígula es para Camus símbolo del absurdo en el ser humano y, también, de lo absurdo del mundo.
Dice Camus "era un tirano inteligente cuyos móviles parecían a la vez singulares y profundos". La obra tiene cuatro actos. La acción se desarrolla en el palacio del emperador en Roma.
"No sé si este mundo tiene un sentido que lo supera pero sé que no conozco ese sentido y que por el momento me es imposible conocerlo. ¿Qué significa para mí un significado fuera de mi condición? No puedo comprender sino es en términos humanos. Lo que toco, lo que me resiste, eso es lo que comprendo".
Fragmento:
Acto I, escena IV.
"CALÍGULA: Piensas que estoy loco, ¿no?
HELICÓN: Sabes muy bien que no pienso. Soy demasiado inteligente para hacerlo.
CALÍGULA: Ya. Bueno. El caso es que no estoy loco, y hasta te diré que nunca he estado tan cuerdo. Sencillamente, he sentido un anhelo imposible. (Una pausa) No me gusta cómo son las cosas.
HELICÓN: Es una opinión bastante extendida.
CALÍGULA: Cierto. Pero hasta ahora no lo sabía. Ahora lo sé. (Con la misma naturalidad.) No soporto este mundo. No me gusta tal como es. Por lo tanto, necesito la luna, o la felicidad, o la inmortalidad, algo que, por demencial que parezca, no sea de este mundo.
HELICÓN: El razonamiento tiene coherencia. Pero, en términos generales, no puede llevarse hasta sus últimas consecuencias.
CALÍGULA: (Levantándose, pero con la misma naturalidad.) Qué sabrás tú. Precisamente por no llevarlo hasta sus últimas consecuencias nunca se logra nada. Pero quizá baste con que sea lógico hasta el final. (Mira a HELICÓN.) También ahora sé lo que piensas. ¡Cuánto lío por la muerte de una mujer! No, no tiene nada que ver con ella. Creo recordar, es cierto, que hace unos días murió una mujer a la que yo amaba. Pero ¿qué es el amor? Poca cosa. Esta muerte no supone nada para mí, te lo juro; simplemente me indica una verdad, una verdad que me lleva desear la luna. Es una verdad sumamente clara y sencilla, y aunque sea un poco tonta, cuesta descubrirla y también sobrellevarla.
HELICÓN: ¿Cuál es esa verdad, Cayo?
CALÍGULA: (Mirando hacia otro lado, en tono neutro.) Los hombres mueren y no son felices".
(..)
ALBERT CAMUS. CALÍGULA.
Fuentes: