Nació en Mondovi, el 7 de noviembre de 1913 y muere en Cahapelle Champny el 4 de enero de 1960 en un accidente automovilístico. Más que filósofo era un novelista, ensayista y dramaturgo francés considerado como uno de los escritores más importantes posteriores a 1945 (la posguerra francesa).
Su madre era española y su padre francés. Se quedó huérfano de padre siendo él muy joven y se trasladó en compañía de su madre a Argel. Ella, analfabeta debe sostener las necesidades de ambos con varios trabajos domésticos.
“No me queda más que el silencio y la calumnia hará el resto.”
Albert Camus, hombre reconocido en la Europa de su tiempo, había recibido el premio Nobel y se encontraba realizando la parte de su obra dedicada al amor. Ya lo había hecho anteriormente con el absurdo, a través de su novela «El Extranjero», su ensayo «El Mito de Sísifo», y las obras teatrales «Calígula» y «El Malentendido», y con la rebeldía, mediante su premiada novela «La Peste», su ensayo «El Hombre Rebelde» y las obras «El Estado de Sitio» y «Los Justos».
Había realizado diversas adaptaciones teatrales, entre las que se destaca «Los Poseídos» de Dostoievsky. Participó, durante la Segunda Guerra Mundial, en la Resistencia francesa, cuya participación, dada a su tuberculosis, se había desarrollado por medio del periódico clandestino Combat. Esta labor periodística se comenzó a cultivar desde su juventud, cuando trabajaba a principios de 1939 para el Alger Républicain de Argelia, su tierra natal, siendo reconocido por su artículo La miseria de Kabilia, donde expone con claridad y detalle las condiciones de vida de los pobres de su país.
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Albert Camus, fotografiado por Henri Cartier Bresson |
Sin embargo, se suele olvidar las primeras obras de Camus – «Bodas», «La muerte feliz» y los ensayos reunidos bajo el nombre de «Al revés y al derecho», todas marcadas por el sol y el mar del mediterráneo, o su compendio de ensayos «El Verano», del cual nosotros destacamos «El Exilio de Helena», y, sobre todo, los últimos escritos de su obra: la compilación de cuentos «El Exilio y el Reino» y su novela «La Caída», que revelan el ánimo de Camus por aquel entonces, cuando se encontraba apartado del ambiente intelectual, del cual se sentía cansado y decepcionado tras todo el revuelo que causó la publicación de «El Hombre Rebelde», y que expresaría posteriormente en «El Primer Hombre».
A todo lo anterior, hay que agregar sus artículos publicados, las conferencias dadas y las cartas escritas, además de su hermoso diario de viaje, donde narra su visita a Chile.
"La sangre de la libertad", por ejemplo, recoge la faceta de Camus menos conocida: como periodista y activista insobornable contra la tiranía y en favor de "la lucha de los oprimidos, a los que les está prohibida la rebelión violenta". Según él, se hizo periodista para poder expresar su ira, reconociendo: "no creo estar preparado para comprender los asuntos que me vuelven loco: el nacionalismo, el colonialismo, la injusticia social, y la absurdidad del Estado moderno". En estas páginas, Camus argumenta que "si la lucha es difícil, las razones para luchar son siempre claras".
La hermosa conclusión de su discurso «El Pan y la Libertad», emitido el 10 de mayo de 1953 en la Bolsa de Trabajo de Saint-Ètienne:
«(…) la libertad no es un regalo que se recibe de un Estado o de un jefe, sino un bien que se conquista a diario, gracias al esfuerzo de cada uno y la unión de todos.» (ibid., p. 157)
(*)Parte del texto lo he leído esta mañana en un blog que me gusta mucho:
http://grupogomezrojas.org/