"El segundo sexo" de Simone de Beauvoir.
Publicado por primera vez en 1949, ha sido traducido a más de 17 idiomas y con un éxito rotundo de ventas.
Se trata del mayor trabajo de investigación publicado hasta la fecha sobre la condición femenina, psicología, antropología, referencias culturales, historia, movimientos políticos.
Beauvoir aborda la situación de la mujer desde todos los puntos de vista y espacios, no sólo públicos también privados. También se acerca a las contradicciones de la mujer, fruto de lo que ella denomina la "alteridad", incluyendo su historia personal: la de una intelectual de 40 años que se volvió feminista mientras escribía esta obra maestra que ha abierto los ojos a millones de mujeres de varias generaciones.
A continuación reproduzco algunos de los fragmentos más destacados del ensayo, que necesita ser leído al completo para comprender cómo se ha ido vertebrando la relación de poder de los hombres sobre las mujeres:
"Mientras no se haga realidad una perfecta igualdad económica en la sociedad, y mientras las costumbres permitan a la mujer disfrutar como esposa y amante de los privilegios que corresponden a algunos hombres, el sueño de un éxito pasivo se mantendrá, frenando su propia realización". (página 478).
"Las restricciones que la educación y la costumbre imponen a la mujer limitan su poder sobre el universo". (página 882).
"Así el triunfo del patriarcado no fue ni un azar ni el resultado de una evolución violenta. Desde el origen de la humanidad su privilegio biológico ha permitido a los machos afirmarse solos como sujetos soberanos, y no han abdicado nunca ese privilegio, (...) es posible, sin embargo, que si el trabajo productor hubiese seguido siendo proporcionado a la medida de sus fuerzas la mujer hubiera realizado la conquista de la naturaleza con el hombre (...)
Lo que le ha sido nefasto es que, al no convertirse en una compañera de trabajo para el obrero, ha sido excluida del Mitsein humano: esa exclusión no se explica por el hecho de que la mujer sea débil y de capacidad productora inferior; el macho no reconocía en ella a un semejante porque ella no participaba de su manera de trabajar y pensar y porque permanecía sujeta a los misterios de la vida; dado que no la adoptaba, dado que conservaba ante sus ojos la dimensión del otro el hombre no podía sino hacerse su opresor. La voluntad macho de expansión y dominación ha transformado la incapacidad femenina en una maldición."
"Si la mujer ha franqueado en gran medida la distancia que le separaba del varón, ha sido gracias al trabajo; el trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad concreta". (página 851).
"La mujer que no quiere ser esclava del hombre no huye de él en absoluto; más bien trata de convertirlo en instrumento de su placer. En circunstancias favorables -que dependen en gran medida de su compañero- la idea misma de competición desaparece y se complace en vivir en su plenitud su condición de mujer como el hombre vive su condición de hombre". (página 524).
"El gran hombre nace de la masa y lo arrastran las circunstancias, pero la masa de mujeres queda al margen de la historia, y las circunstancias son para cada una de ellas un obstáculo y no un trampolín" (página 214).
"Solamente cuando las mujeres empiezan a sentirse en su casa sobre esta tierra vemos aparecer una Rosa de Luxemburgo o una Madame Curie. Demuestran con brillantez que no es la inferioridad de las mujeres lo que determina su insignificancia histórica: su insignificancia histórica las condena a la inferioridad". (página 215).
"El privilegio económico que disfrutan los hombres, su valor social, el prestigio del matrimonio, la utilidad de un apoyo masculino, todo empuja a las mujeres a desear ardientemente gustar a los hombres. Siguen estando en su conjunto en posición de vasallaje. El resultado es que la mujer se conoce y se elige, no en la medida en que existe para sí, sino tal y como la define el hombre". (página 221).
"La burguesía conservadora sigue viendo en la emancipación de la mujer un peligro que amenaza su moral y sus intereses. Algunos varones temen la competencia femenina. En Hebdo-Latin, un estudiante declaraba el otro día: "Toda estudiante que llega a ser médico o abogado nos roba un puesto"; Son las palabras de alguien que no se cuestiona sus derechos en este mundo". (página 59)
"Uno de los beneficios que la opresión ofrece a los opresores es que el más humilde de ellos se siente superior: un pobre blanco del sur de los Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es un sucio negro. Los blancos más afortunados explotan hábilmente este orgullo. De la misma forma, el más mediocre de los varones se considera frente a las mujeres un semidiós".(página 59)
"El control de la natalidad y el aborto legal permitirían a la mujer asumir libremente sus maternidades". (página 643)
"Es significativo que la Iglesia autorice, si se da el caso, la muerte de hombres hechos y derechos: en las guerras o cuando se trata de condenados a muerte, pero se reserva para el feto un humanitarismo intransigente". (página 635)
Aquí la introducción del libro en pdf: