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jueves, 25 de septiembre de 2014

FLORBELA ESPANCA - POETISA DEL AMOR, ALMA SOÑADORA


Una de las escritoras más fascinantes de Portugal es Florbela Espanca, (1894/1930). Es una poetisa portuguesa de principios del siglo XX. Conocida en el país vecino como "la poetisa de la saudade", la realidad es que sus versos tienen como tema principal el amor en todas sus variantes. 

Femenina, coqueta, inteligente y apasionada, Florbela Espanca fue una mujer adelantada a su época que tuvo que soportar la incomprensión del mundo que la rodeaba. 

De espíritu aventurero y soñador, la vida no le permitió poner alas a sus sueños y volcó sus ansias de libertad en el papel. Fue la primera mujer en Portugal que cursó estudios de Derecho y el poeta luso Fernando Pessoa la llamó "alma soñadora, hermana gemela de la mía". 




Gracias al escritor José Carlos Fernández, ahora podemos disfrutar de la obra poética de la escritora traducida al español. 









Paseo en el campo


¡Amor mío! ¡Mi amante! ¡Mi amigo!
Coge la hora que pasa, la hora divina,
¡Bébela dentro de mí, bébela conmigo!
¡Me siento alegre y fuerte! ¡Soy una niña!

Yo tengo, Amor, la cintura esbelta y fina
Piel dorada de alabastro antiguo
Frágiles manos de madona florentina
¡Vamos a correr y reír por entre los trigos!

Hay encajes de gramíneas por los montes
Amapolas rojas en los trigales maduros
Agua azulada cintilando en las fuentes

Y a la vuelta, Amor… convirtamos, en las alfombras
De los caminos salvajes y oscuros,
¡En un astro sólo nuestras dos sombras!








No es tan conocida como Pessoa o Torga, pero a nadie le ha pasado inadvertida su figura, tan atormentada, tan infeliz y tan lúcida, ni mucho menos su obra poética que alcanza su cumbre en el soneto y, en cierto modo, en su copioso epistolario. Como le sucedió a Rilke. Por su existencia, tan llena de sombras y de espantos, Florbela Espanca pertenece a ese grupo de mujeres herido por el dolor, la soledad y la desesperación. 


Pensemos en Delmira Agustina, en Alfonsina Storni, en Rosalía de Castro, en Anne Sexton, en Silvia Plath o Alejandra Pizarnik, cuyas existencias fueron un combate constante contra las circunstancias adversas que les rodearon y contra sus propios fantasmas. Contra las negras sombras.




Florbela estudió pintura, música, fue una gran lectora y con sólo ocho años compuso su primer soneto, que iba a ser su modalidad preferida. Tuvo una vida presidida por la insatisfacción y el amor: se casó tres veces y, salvo en los momentos iniciales del fervor, siempre se sintió desgraciada. 


Padeció numerosas enfermedades, varios abortos que acentuaron su sentido melancólico y, en medio de las vanguardias, eligió un camino personal, solitario: la lírica amorosa, en cierto modo intemporal, intensa, ardiente, de una sensualidad tangible, que acabó desplazándose del paisaje y de la cosmovisión hacia el placer, la carne y la entrega. 


Intentó suicidarse por dos veces en octubre y noviembre de 1930, en vísperas de la publicación de su obra maestra, Charneca em Flor. Tras el diagnóstico de un edema pulmonar se suicida el día de su cumpleaños.



Espera


No me digas adiós, ¡oh sombra amiga!,
Ablanda más el ritmo de tus pasos;
Siente el perfume de la pasión antigua,
¡De nuestros buenos y cándidos abrazos!


Soy la dueña de místicos cansancios,
La fantástica y extraña niña
Que un día quedó presa en tus brazos
¡No te vayas aún, oh sombra amiga!


Tu amigo hizo de mí un lago triste:
¡Cuántas ondas riendo que en él no oíste,
Cuánta canción de ondinas allí en el fondo!


Espera, espera ¡oh sombra amada!
Mira que más allá de mí ya no hay nada
¡Y nunca más me encuentras en este mundo!







*.- Parte de la biografía la tomé de este blog:


http://antoncastro.blogia.com/


viernes, 4 de julio de 2014

ALEJANDRA PIZARNIK - DESVARÍO

René Magritte


"Simplemente yo no soy de este mundo, yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra, agresiva. No puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie. ¿Qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver"


Alejandra Pizarnik



jueves, 26 de junio de 2014

LA SIESTA, LA ALHAMBRA, ALEJANDRA PIZARNIK Y JOHN FREDERIK LEWIS - BARULLO DE EMOCIONES

John Frederick Lewis, "La siesta"



LA JAULA - ALEJANDRA PIZARNIK

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.





La Alhambra y Sierra Nevada desde el Peinador de la Reina, 1834 


John Frederick Lewis, pintor orientalista inglés (1804-1876)

Vivió en España entre 1832 y 1834. En Madrid se dedico a copiar grandes pinturas del Prado en acuarela. Después vivió en Toledo y luego en Granada, donde pasaba gran parte de su tiempo en la Alhambra, dibujando su arquitectura. La última ciudad de su periplo español fue Sevilla. En Andalucía conoció al famoso bandolero José María El tempranillo a quien retrato.




Entrada a la casa de las dos hermanas, Granada


Harén, Granada

La recepción, Granada


LEJANÍA


"Mi ser henchido de barcos blancos.
Mi ser reventando sentires.
Toda yo bajo las reminiscencias de tus ojos.
Quiero destruir la picazón de tus pestañas.
Quiero rehuir la inquietud de tus labios.



¿Por qué tu visión fantasmagórica redondea los cálices de estas horas? .." A. P.


viernes, 19 de abril de 2013

PIZARNIK EN SU DIARIO


Kees van Dongen


Simplemente yo no soy de este mundo... yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra, agresiva. No puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie. ¿Qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver.



Alejandra Pizarnik





viernes, 15 de febrero de 2013

EL MIEDO - ALEJANDRA PIZARNIK


No [poder] querer más vivir sin saber qué vive en lugar mío 
ni escribir si para herirme la vida toma formas tan extrañas.


Remedios Varo, Mimetismo


en el eco de mis muertes
aún hay miedo.
¿Sabes tú del miedo?
sé del miedo cuando digo mi nombre.
Es el miedo,
el miedo con sombrero negro
escondiendo ratas en mi sangre,
o el miedo con labios muertos
bebiendo mis deseos.
Sí. En el eco de mis muertes
aún hay miedo.




martes, 27 de noviembre de 2012

¿ Y QUIÉN NO GOZA ENTRE AMAPOLAS ?


Adiós, Emile Nolde

¿Y quién no tiene un amor?

¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Alejandra Pizarnik






miércoles, 24 de octubre de 2012

Y TIERNO CORAZÓN GUERRERO


Kris Trappeniers
Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. 
Es el calor de las otras mujeres, 
de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero" 
Alejandra Pizarnik

lunes, 25 de junio de 2012

Y QUE LOS CUERVOS SE SUICIDEN EN TUS OJOS CERRADOS


Rafal Olbinski

cuidado con las palabras
(dijo)

tienen filo
te cortarán la lengua
cuidado
te hundirán en la cárcel
cuidado
no despertar a las palabras

acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en tus ojos cerrados
cuídate
no tientes a los ángeles de las vocales
no atraigas frases
poemas
versos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí
que ya te has ido
que todo ha terminado



*

Sumisa a la niña muda
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.

*

temo dejar de ser
la que nunca fui

beber en el silencio
adentro del silencio


ALEJANDRA PIZARNIK

jueves, 21 de junio de 2012

DIEZ MUJERES REVOLUCIONARIAS

El siglo XX fue testigo de un boom de la literatura creada por mujeres, que no es lo mismo que femenina, que refrescó y modificó el paisaje cultural.

Valientes y feroces, las escritoras contemporáneas demostraron con creces que el sitio que se les había negado en el medio intelectual les pertenecía por derecho propio. Mujeres que contribuyeron a revolucionar el arte literario con obras de indiscutible calidad.





Virginia Woolf (1882-1941)

Aunque Nicole Kidman obtuvo un Oscar por este papel, la Virginia Woolf retratada en Las horas (2002), filme que adapta la notable novela homónima de Michael Cunningham, no logra captar toda la complejidad del personaje de carne y hueso. Tristemente célebre por el desequilibrio mental que la condujo a ahogarse en el río Ouse con los bolsillos llenos de piedras, Woolf revolucionó la narrativa de su tiempo gracias a “un lenguaje capaz de fingir persuasivamente la subjetividad humana, los meandros y ritmos escurridizos de la conciencia”.

Parte del brillante grupo literario llamado Círculo de Bloomsbury, la autora inglesa supo ordenar las voces de la locura en monólogos interiores que exploran la sensibilidad femenina en clásicos como Las olas, Orlando y La señora Dalloway, llevados al cine por Annette Apon (1982), Sally Potter (1992) y Marleen Gorris (1997). Qué leer:

La señora Dalloway (novela, 1925), Al faro (novela, 1927), Las olas (novela, 1931). 






Marguerite Yourcenar (1903-1987)

Historiadora-poeta y novelista, según ella misma se definía, Marguerite de Crayencour también descolló como ensayista, crítica y traductora; en este rubro sobresale su versión al francés de Las olas, de Virginia Woolf. Apoyada por su padre Michel, que participó en la elección de su seudónimo –un anagrama de su apellido–, Yourcenar nació para la literatura a los 18 años con El jardín de las quimeras, libro de poesía que sienta las bases de una obra proclive al refinamiento y al buceo en el pasado familiar, mitológico e histórico.

Aunque no renunció a su idioma natal, la escritora se nacionalizó estadunidense en 1947, 13 años después de conocer a Grace Frick, con la que entabló un vínculo profundo. En 1980 se convirtió en la primera mujer que ingresó a la Academia Francesa; su fama se debe en buena medida a Memorias de Adriano y Opus Nigrum, esta última filmada por André Delvaux. Qué leer:

El tiro de gracia (novela, 1939), Memorias de Adriano (novela, 1951), Opus Nigrum (novela, 1968).




Simone de Beauvoir (1908-1986)

“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.” Esta frase podría resumir la postura de Simone Lucie-Ernestine-Marie-Bertrand de Beauvoir, gran baluarte del feminismo contemporáneo. Nacida en París en el seno de una familia burguesa y católica, la autora de esa punta de lanza titulada El segundo sexo, libro que disecciona el rol de la mujer en las comunidades occidentales, demostró su carácter progresista al entrar en la Sorbona para estudiar filosofía.

Justo en la universidad conoció a la figura que la marcaría para siempre: Jean-Paul Sartre, padre del existencialismo, con quien De Beauvoir fincó un amor libre que a veces llamó al escándalo pero que no le impidió relacionarse con otros intelectuales como el escritor Nelson Algren. Tres de sus obras han sido llevadas al cine: La sangre de los otros (1984), La mujer rota (1988) y Todos los hombres son mortales (1995).

Qué leer:

El segundo sexo (ensayo, 1949), Los mandarines (novela, 1954), La mujer rota (novela, 1967). 




Marguerite Duras (1914-1996)

“Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: ‘La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud.’”

Así inicia El amante, novela autobiográfica ganadora del Premio Goncourt que fue filmada por Jean-Jacques Annaud y afianzó el éxito mundial de Marguerite Duras, seudónimo de Marguerite Donnadieu. Originaria de Indochina pero avecindada en París desde 1932, Duras se caracterizó por un talento prolífico que vagó a sus anchas lo mismo por la literatura que por el teatro y el cine; en esta disciplina destaca su labor como directora de una veintena de cintas y guionista de varios clásicos (Hiroshima mi amor, de Alain Resnais). Fue una de las representantes de la corriente llamada nouveau roman.

Qué leer:

Moderato cantabile (novela, 1958), El vice-cónsul (novela, 1965), El amante (novela, 1984). 




Clarice Lispector (1920-1977)

En el prólogo a los Cuentos reunidos, Miguel Cossío Woodward establece las coordenadas que rigen la obra siempre estimulante de Clarice Lispector: el vuelo ensayístico, la fulguración poética, el golpe de la realidad cotidiana y la historia interrumpida que podría continuar más allá de la anécdota: “En todo cuanto escribió está la misma angustia existencial, similar búsqueda de su identidad femenina y, más adentro, de su condición plena de ser humano.”

Desde que debutó a los 23 años con Cerca del corazón salvaje, esta narradora nacida en Ucrania, afincada en Río de Janeiro y casada con un diplomático –su vida, por tanto, fue itinerante– hizo gala de un interés por la indagación filosófica y psicológica que renovó la literatura brasileña. Hay adaptaciones fílmicas de una de sus novelas (La hora de la estrella) y de dos de sus relatos (“Una estrella nueva” y “El cuerpo”).

Qué leer:

La pasión según G. H. (novela, 1964), Aprendizaje o el libro de los placeres (novela, 1969), Cuentos reunidos (relato, 2001). 





Patricia Highsmith (1921-1995)

Con Extraños en un tren, su primera novela convertida por Alfred Hitchcock en un clásico del cine (1951), Patricia Highsmith fundó una obra fértil que no sólo modificaría el rostro del género policiaco y del thriller psicológico, sino que constituiría uno de los ejemplos más perturbadores de la narrativa contemporánea en lengua inglesa.

Oriunda de Texas pero exiliada en Suiza, Highsmith triunfó en lo que otras autoras fracasan: diseñar un personaje masculino verosímil. Impostor por excelencia, paradigma de la amoralidad que odia el asesinato salvo que sea absolutamente necesario, Tom Ripley protagoniza una saga inolvidable: El talento de Ripley (1955), La máscara de Ripley (1970), El juego de Ripley (1974), Tras los pasos de Ripley (1980) y Ripley en peligro (1991). Entre los actores que lo han encarnado están Alain Delon y Dennis Hopper, Matt Damon y John Malkovich, sin duda el mejor.

Qué leer:

La saga de Tom Ripley (cinco novelas), El diario de Edith (novela, 1977), Pájaros a punto de volar y Una afición peligrosa (relato, 2002). 




Janet Frame (1924-2004)

Casi desconocida en nuestro idioma aunque con un reconocimiento cada vez mayor a nivel mundial –en fechas recientes fue candidata al Premio Nobel de Literatura–, Janet Paterson Frame llevó una existencia silenciosa, alejada del ruido que suele campear en el medio intelectual.

Signada por la pobreza y la tragedia –un hermano fue epiléptico; dos hermanas murieron ahogadas–, la vida de esta narradora, poeta y ensayista neozelandesa dio un giro brusco en 1945, cuando por un colapso nervioso se le diagnosticó esquizofrenia y empezó un periplo por diversos hospitales psiquiátricos que incluyó electrochoques y la posibilidad de una lobotomía, cancelada gracias a que La laguna, su primer libro de cuentos, fue premiado en 1952. Esta experiencia es la base de la trilogía autobiográfica que Jane Campion filmó bajo el título Un ángel en mi mesa (1990).

Qué leer:

Hacia la isla (novela, 1982), Un ángel en mi mesa (novela, 1984) y El mensajero de la ciudad de los espejos (novela, 1985). 




Rosario Castellanos (1925-1974)

Indudablemente una de las principales protagonistas de la vida cultural mexicana del siglo XX, Rosario Castellanos fue dueña de una versatilidad literaria que le permitió deambular con soltura por la narrativa, la poesía, el teatro, el ensayo, la crítica y el periodismo.

Nacida en la Ciudad de México, su infancia y pubertad transcurrieron no obstante en Chiapas, la tierra de sus antepasados que se volvería una presencia fundamental en su obra. Así lo constata la trilogía indígena integrada por Ciudad real, Oficio de tinieblas y Balún Canán, novela reeditada en múltiples ocasiones, traducida a varios idiomas y llevada al cine por Benito Alazraki en 1977. Editorialista de Excélsior, Castellanos fue una aguerrida defensora del feminismo en nuestro país; nombrada embajadora de México en Israel en 1971, murió en Tel Aviv debido a una descarga eléctrica.

Qué leer:

Balún Canán (novela, 1957), Poesía no eres tú. Obra poética 1948-1971 (poesía, 1972), Mujer que sabe latín… (ensayo, 1973). 






Susan Sontag (1933-2004)

El estatus de icono cultural alcanzado por esta mujer orquesta oriunda de Nueva York queda ratificado en Gremlins 2 (1990), donde el líder de los duendecillos maléficos dice: “Sí, la civilización.

La convención de Ginebra, la música de cámara, Susan Sontag: queremos ser civilizados.” Novelista, ensayista, crítica, directora de escena y cineasta, Sontag puso su sagacidad al servicio de un activismo político que la mantuvo en el centro de la polémica y la condujo a montar Esperando a Godot –obra clave del teatro del absurdo– en pleno conflicto de los Balcanes en Sarajevo, ciudad a cuyos residentes ayudó y que en muestra de gratitud bautizará una calle con su nombre. En Contra la interpretación, libro capital, hay una frase que sintetiza su pensamiento: “Lo que ahora importa es recuperar nuestros sentidos. Debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más.”

Qué leer:

Contra la interpretación (ensayo, 1966), Bajo el signo de Saturno (ensayo, 1980), El amante del volcán (novela, 1992).





Elfriede Jelinek (1946)

Según el comunicado de prensa, la Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Literatura 2004 a esta narradora y dramaturga nacida en Mürzzuschlag, pequeña ciudad de la provincia austriaca de Estiria, “por el flujo musical de voces y contravoces patente en novelas y obras de teatro que con insólito fervor lingüístico revelan el absurdo de los clichés sociales y su poder subyugante”.

Partidaria de una misantropía que le ha valido infinidad de críticas en su país, cuya “barbarie cultural” se ha empeñado en fustigar sin clemencia, Elfriede Jelinek se negó a asistir a la ceremonia de premiación, lo que alimentó el fuego de una controversia desatada por el fallo del jurado.

Lejos de los reflectores, sin pelos en la lengua, la escritora persiste en un análisis del resquebrajamiento humano que rinde frutos inquietantes en libros como La pianista, llevado al cine por Michael Haneke en 2001.



http://oswaldolilly.blogcindario.com


En otra entrada hablaré de otras mujeres excepcionales e imprescindibles, como Anaïs Nin, Gioconda Belli, Alejandra Pizarnik y un largo ecétera.. 



jueves, 19 de abril de 2012

ALEJANDRA PIZARNIK - LA IMPOSIBILIDAD

Raoul Dufy



(...) "Qué fácil callar, ser serena y objetiva con los seres que no me interesan verdaderamente, a cuyo amor o amistad no aspiro. Soy entonces calma, cautelosa, perfecta dueña de mí misma. Pero con los poquísimos seres que me interesan… Allí está la cuestión absurda: soy una convulsión. De allí proviene mi imposibilidad absoluta para sustentar mi amistad con alguien mediante una comunicación profunda y armoniosa. Tanto me doy, me fatigo, me arrastro y me desgasto que no veo qué instante de liberarme de esa prisión tan querida. Y si no llega mi propio cansancio, llega el del otro, hastiado ya de tanta exaltación y presunta genialidad, y se va en busca de alguien que es como soy yo con la gente que no me interesa."



Alejandra Pizarnik. (Diarios)




jueves, 16 de febrero de 2012

FEMME MALADE


Godel Darel, Le Malade

Aún si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo ...; lo dijo Alejandra Pizarnik. 


Voy a ausentarme un tiempo de mi blog por motivos de salud, volveré lo sé, mi fortaleza mueve montañas.

domingo, 5 de febrero de 2012

DICE QUE NO SABE - PIZARNIK


ÁRBOL DE DIANA (20)


dice que no sabe del miedo de la muerte del amor
dice que tiene miedo de la muerte del amor
dice que el amor es muerte es miedo
dice que la muerte es miedo es amor
dice que no sabe


ALEJANDRA PIZARNIK






jueves, 26 de enero de 2012

ALEJANDRA PIZARNIK - "En esta noche, en este mundo"


La mujer invisible



(..) no
palabras
no hacen el amor

hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?

en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisbilidades?
ninguna palabra es visible (..)




ALEJANDRA PIZARNIK


sábado, 5 de noviembre de 2011

ALEJANDRA PIZARNIK...SOY UNA CONVULSIÓN






Qué fácil callar, ser serena y objetiva con los seres que no me interesan verdaderamente, a cuyo amor o amistad no aspiro. Soy entonces calma, cautelosa, perfecta dueña de mí misma. Pero con los poquísimos seres que me interesan… Allí está la cuestión absurda: soy una convulsión. De allí proviene mi imposibilidad absoluta para sustentar mi amistad con alguien mediante una comunicación profunda y armoniosa. Tanto me doy, me fatigo, me arrastro y me desgasto que no veo que instante de liberarme de esa prisión tan querida. Y si no llega mi propio cansancio, llega el del otro, hastiado ya de tanta exaltación y presunta genialidad, y se va en busca de alguien que es como soy yo con la gente que no me interesa. 



Alejandra Pizarnik. (Diarios)




viernes, 8 de julio de 2011

ENCONTRÉ ESTE POEMA Y ESTE CUADRO Y ME ACORDÉ DE MI MESA VERDE DE LA COCINA

ANTONIO ALCÁNTARA
La mesa verde

El sol como un gran animal demasiado amarillo. Es una suerte que nadie me
ayude. Nada más peligroso, cuando se necesita ayuda, que recibir ayuda.

Pero a mi noche no la mata ningún sol.

¿Tendré tiempo para hacerme una máscara cuando emerja de la sombra?

Me pruebo en el lenguaje en que compruebo el peso de mis muertos.

El mar esconde sus muertos. Porque lo de abajo tiene que quedar abajo.



ALEJANDRA PIZARNIK

miércoles, 6 de julio de 2011

ALEJANDRA PIZARNIK - NO TENÍA SALVACIÓN: NO HABÍA APRENDIDO A MENTIRSE, A RESIGNARSE, A OLVIDAR




"¡NO!

LAS PALABRAS NO HACEN EL AMOR
HACEN LA AUSENCIA
SI DIGO AGUA ¿BEBERÉ?
SI DIGO PAN ¿COMERÉ? .."


...





"Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro".

...


"Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz".

...


"Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo? Deseaba un silencio perfecto. Por eso hablo".

...


"La rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos".

...


ALEJANDRA PIZARNIK