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martes, 24 de mayo de 2016

DIANE ARBUS - FOTOGRAFÍAS INQUIETANTES Y POCO CONVENCIONALES


"La fotografia es un secreto que habla de un secreto. Cuanto mas te dice, menos te enteras". (Diane Arbus)







Diane Arbus, (Nueva York, 14 de marzo de 1923 - Greenwich, 26 de julio de 1971) trabajaba como ama de casa y asistente de su marido, pero su rol dentro de los parámetros preestablecidos por la sociedad la hacían oscilar entre etapas de depresión profunda, miedos y represiones: se sentía rara circulando dentro de esa vida, detestaba la cuidada imagen publicitaria, el mundo de la alta sociedad y el show business. Pasados los 30 años comenzó a sentir que tenía que ser fiel a si misma, que debía plasmar su mirada, su ser interior.

Para Arbus, probar la autenticidad de la realidad y lo fantástico era entender su labor y lograr su visión artísica, como registrar misterios. Su fotografía introduce ambigüedad, haciendo de ello un movimiento más objetivo; la unificación de lo opuesto. Para ella, "la cámara poseía una habilidad para ver las cosas bien: trazar desde lo antiguo para traer y destacar el presente". 

Sus retratos revelan una verdad psicólogica; hologramas de memorias viscerales que Arbus mantuvo en secreto. Su fotografía es invisible ante la cotidianidad, convirtiendo la realidad en un hogar místico para aquellos freaks que ella retrataba.

Sus fotografías siempre en blanco y negro, su logro fue hacer que los personajes miraran directo a la cámara para que el flash revelara sus imperfecciones. Y aquello que en la oscuridad simula normalidad al contacto con la luz horroriza. Su intención era producir en el espectador "temor y vergüenza". 


Fotografía tomada en un hospital psiquiátrico - Diane Arbus



Mi querida, me pregunto si antes del fin 

pensaste en aquel juego de niños 

al que seguramente jugaste, en el que 

corres por encima del estrecho muro de un jardín 

imaginando que es la cima de una montaña 

con insondables precipicios a ambos lados 

y cuando sentiste que perdías el equilibrio 

saltaste, porque temías caer, y pensaste 

sólo un instante: Es ahora cuando muero. 

Eso fue hace una vida. Ahora ya no estás. 

Te negaste a seguir jugando el juego de los adultos 

en el que, manteniendo el equilibrio en la cima que corona la oscuridad, 

se sigue corriendo sin mirar hacia abajo 

y nunca se salta por temor a caer. 



*.- Howard Nemerov (Para D., muerta por su propia mano)

Poema que Howard Nemerov le hizo a su hermana Diane Arbus.



Fotografía tomada en un hospital psiquiátrico - Diane Arbus


Diane Arbus era fotógrafa, un alma sensible y con frecuentes depresiones, ella a sí misma se llamaba "rara", pensaba que no cuadraba en la sociedad en que vivía. 

Mostraba los secretos de otras personas pero a la vez mostraba los propios. La fotografía fue una manera de luchar contra sus fantasmas. Estaba atrapada por la Diane que debía ser y aquella que quería ser. Era capaz de cruzar la linea e ir más allá de la normalidad pero siempre acompañada con su cámara. 

Se suicidó a la edad de 48 años, cortándose las venas. 



Os dejo algunas de sus fotografías que más me han gustado:




















lunes, 23 de mayo de 2016

ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN - VIDA Y POEMAS - Una mujer relegada a un segundo plano por ser mujer en la generación del 27

" Soledades que cercan con límites de hierro
la expansión luminosa y frágil de mi vida.
¡Rompe tú las amarras que me retienen, muda,
en el hueco sombrío de mi rincón doliente!.."


Edward Hopper

* SOLEDAD

Todos van, todos saben
sólo yo no sé nada.

Sólo yo me he quedado
abstraída y lejana,
soñando realidades,
recogiendo distancias.

Cada pájaro sabe
qué sombra da su rama,
cada huella conoce
el pie que la señala.

No hay sendero sin pasos
ni jazmines sin tapia
¡Sólo yo me he quedado
en la brisa enredada!

Sólo yo me he perdido
en un vuelo sin alas

por poblar soledades
que en el cielo lloraban.

Sólo yo no alcancé
lo que todos alcanzan

por mecer un lucero
a quien nadie besaba.


Ernestina de Champourcin, poeta española nacida en Vitoria, Alava, en 1905 y que murió en Madrid en 1999, retirada y olvidada por todos.

Es otra de las poetas olvidadas, pérdidas para el presente de la generación del 27. Mujer de otro poeta Juan José Domenchina y hombre de Manuel Azaña, su secretario durante la guerra.
Otra mujer poeta relegada a segundo o tercer plano por ser mujer en la generación del 27.


Ganó el premio Euskadi de literatura en castellano por su obra Antología Poética.

Una mujer soñadora, creativa y con una sensibilidad especial, tanto que a los 86 años de edad escribió poemas como este:

"Y se va marchitando la caja de las rosas;
no tiene quien las saque y las lleve al camino.
Un airón de perfume se nos quiebra en las manos
mientras algo se muere y nace al mismo tiempo.

Se nos frustró la cita con aquella fragancia
de tan pura, invisible, ese ramo de brisa
que apenas huele a nada
y que agavilla en sí todo el amor del mundo.

Hay cosas que no son, pero que siguen siendo
gozo, nostalgia, fronda que nunca hemos plantado,
hermosura secreta que sólo fue latido".

Adquirió gran prestigio como crítica en diversos periódicos y publicaciones literarias, y autores como Alberti, Aleixandre o Guillén le confiaban sus poemarios para que los reseñara. 

Más en apenas unos años, la que parecía tener todos los visos de convertirse en una carrera literaria prolífica y exitosa, se vio truncada y relegada a un segundo plano por los avatares políticos de la convulsa España de los años treinta.

En 1939, cuando la Guerra Civil española se aproximaba a su fin, Champourcín, junto a Domenchina, con quien había contraído matrimonio en los albores del conflicto fratricida, cruzó la frontera francesa. La pareja, ambos republicanos y de izquierdas, emprendían un periplo por Toulouse y París, desde donde pusieron rumbo a México, invitados por el diplomático y escritor mexicano Alfonso Reyes, fundador y director de la Casa de España.

Poco a poco su actividad creativa se resintió (habrían de pasar casi dos décadas hasta su siguiente libro): necesitaba de una dedicación remunerada para sobrevivir. Cuando Daniel Cosío Villegas, historiador y ensayista mexicano, supo de las dificultades que atravesaba el matrimonio, les ofreció colaborar como traductores en el Fondo de Cultura Económica, editorial que había fundado en 1934. Comenzaba así el quehacer traductor de Champourcín —«para ganarme la vida», reconocía— que, a lo largo de cuarenta años, produjo una larga lista de más de cincuenta libros de literatura, historia, biografía, sociología y etnografía que la autora vertía desde el inglés, francés y portugués. El primer encargo fue una biografía de Voltaire en 1941.

La cultura hispánica a ambos lados del Atlántico se enriqueció con las aportaciones de Champourcín y otros muchos. Gracias a ellos llegaba a España la voz de los desterrados. La labor traductora de la escritora alavesa tendió un puente cultural con el que el adormilado país franquista comenzó a despertar. Regresó en 1972 a un Madrid muy alejado de sus recuerdos. Nacía así un nuevo exilio.


Partes del texto son de:





martes, 17 de mayo de 2016

FERDINAND HODLER - PINTOR SUIZO SIMBOLISTA


El símbolo abre puertas. Y los simbolistas lo sabían. Tomaron símbolos universales: el amor, la muerte, la soledad, el más allá.. y les dieron formas. Cada forma debía sugerir un río de sensaciones, debían tocar lo profundo y despertar una pequeña exaltación en el alma del espectador o levantar una montaña de misterios o llevarle al por qué de su propia existencia. La imagen ya no reproduce; ahora evoca.

La palabra simbolista proviene del mundo literario; el primero en usarla fue Jean Moréas, en "Un manifiesto literario" (1886), donde define al nuevo estilo como "enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad, la descripción objetiva".


Detalle de La Nuit


Su obra más conocida es La nuit (1891), en la que Ferdinand, con un rostro espantado, observa como la muerte se coloca encima de su cuerpo desnudo.


Autorretrato-1891
Ferdinand Hodler (Berna, 1853 - Ginebra 1918) fue considerado en su tiempo como el pintor más importante con el que había contando Suiza hasta entonces. 

Una tremenda angustia vital salpica la mente de la mayoría de los artistas, un sentimiento universal que puede producir desvelos eternos, hasta que la vida se acabe, claro. 

Considerado uno de los principales pintores del simbolismo centroeuropeo de finales del siglo XIX, el arte del suizo Ferdinand Hodler estuvo determinado por una concepción del mundo personal dominada por los principios de simetría y ritmo. 

De origen humilde y huérfano desde temprana edad, comenzó su formación en 1868 de la mano del pintor de vistas de su país natal, Ferdinand Sommer. 

En 1871 se trasladó a Ginebra para estudiar en la École des Beaux-Arts, donde comenzó a exponer obras en las que predominaban las representaciones de la clase trabajadora.


En 1878 viajó a Madrid y estudió a los grandes maestros del Museo del Prado. Tras su regreso a Suiza, conoció las tendencias simbolistas de la pintura francesa gracias al poeta Louis Duchosal. 

Sus obras a partir de entonces reforzaron este aspecto y se centraron en representar estados mentales y las principales preocupaciones filosóficas del ser humano.

A partir de la década de 1890 comenzó a practicar el Art-Nouveau, y desarrolló su propio estilo, al que denominó Paralelismo, caracterizado por agrupar de forma simétrica sus figuras que se disponían en posturas que querían insinuar un ritual o danza.

En 1889, Hodler se casó con Berthe Jacques. En 1914 condenó las atrocidades alemanas que usaron artillería en Reims. Como represalia, los museos de arte alemanes excluyeron la obra de Hodler.

En 1900 participó en la Secession berlinesa, en 1903 en la Secession de Múnich y un año más tarde expuso sus obras junto a las de Edvard Munch y Axel Gallén en la Secession de Viena

La Secesión Vienesa, movimiento artístico vienés, nacido en 1897, encabezado por Klimt y que agrupaba artistas como Otto Wagner, Koloman Moser, Ferdinand Hodler y Joseph Maria Olbrich. Todos estos artistas pertenecían a la Asociación de los Artistas de las Artes Visuales de Austria y decidieron romper con el academicismo imperante en el momento, es decir, con la pautas establecida.

Recordemos que la época en que se instaura este movimiento es la conocida como Belle Époque, momento en el cual Europa vive una gran fe en la ciencia y la tecnología, desarrollo del capitalismo, expansión del imperialismo y un positivismo generalizado.

En los últimos años de su vida terminó por convertirse en uno de los más innovadores muralistas de la época con trabajos como los que realizó para la Universidad de Jena en 1907 o el Ayuntamiento de Hannover en 1911.





Murió en Ginebra en 1918.






Sus pinturas que más me gustan:


























" El arte es largo y el tiempo es corto ". Charles Baudelaire