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domingo, 22 de febrero de 2015

ME SIENTO PEZ FUERA DEL AGUA


"Pero el silencio es cierto.

Por eso escribo.

Estoy sola y escribo.

No, no estoy sola.

Hay alguien aquí que tiembla.."


Alejandra Pizarnik




MUJER-PEZ, MAGRITTE



En un mundo que se desmorona (iba a decir lentamente pero lo hace a una velocidad vertiginosa), ¿a quién le puede importar ya el sufrimiento ajeno?, ¿quién sigue teniendo el poder de sorpresa que antes teníamos?.

Ya todo parece previsible, leemos que hay hambre y seguimos con nuestra vida o que se siguen matando los humanos entre sí y también, nos basta con solidarizarnos en alguna red social y ya hemos limpiado nuestras conciencias. 

Triste ¿no? 

Si no somos capaces de empatizar con las personas que tenemos cerca de nuestras vidas, me pregunto cómo lo íbamos a hacer con las que están bien lejos, en un puro sufrimiento. 

¿Por qué el ser humano se ha vuelto tan egoísta? 

¿Cómo hemos llegado es esto? 

¡Qué mundo más feo nos ha tocado vivir! 

Y me vuelvo a repetir una y otra vez ¿Qué me hace llorar así? ¿Cómo paliarlo? 

Resulta que estás mal, todos ven que estás mal, hundida, escondida, trepando paredes y rincones, silenciosa, miedosa, en donde cualquier ruido es un enemigo, y se me pide que sea yo la que vaya a mis amigos, la que haga el esfuerzo infinito que no tengo, y si no lo haces, entonces, eres mala, egoísta, un asquito de mujer que ya no vale la pena, un despojo, algo de lo que apartarse, y cada cual se miente a sí mismo con excusas absurdas. 

Esto me hace pensar en muchas cosas. Que los seres humanos se han vuelto inmunes a las emociones más cercanas. Y que nunca fui una mujer importante para ninguno de ellos. O quizás que me he vuelto egoísta yo. Y que las personas "sirven" siempre que estén contentas y sean útiles, en caso contrario ya no valen. 

Porque entonces ya te tachan de pasiva, poco luchadora, en fin, una mujer que decepciona. 

Porque en este mundo desmoronado sólo valen las personas 

fuertes, 

sonrientes, 

luchadoras, 

con garra.... 

y si no lo eres, te echan a la hoguera al igual que en la Edad Media. 

Es decir, hay que fingir estar bien, hay que dar esa impresión de que todo va perfecto y de que sigues siendo esa mujer fuerte y luchadora. Fingir. Guardar sentimientos. Aparentar. Disimular. Sonreír. 

Me siento pez fuera del agua, me niego a seguir esas pautas, mis últimos coletazos de pez moribundo expiran y se estremecen ante tanta frialdad y ante un mundo tan hipócrita. 

¿Qué me hace llorar así? Esto no debería estar pasando. 

No puedo ser libre en este mundo. Así como está hecho. Así, tan sólido. Él , tan sólido. Quiero desmigajarlo, volverlo frágil, humano. 

Son mis últimos días de pez, el tiempo degrada mi cuerpo para transformarlo en sol.






TRENZARÉ MI TRISTEZA, UN PRECIOSO RELATO

FOTOGRAFÍA: Candelaria Rivera de la serie "Amor de Campo". Tomada en Nicaragua.


Decía mi abuela que cuando una mujer se sintiera triste lo mejor que podía hacer era trenzarse el cabello; de esta manera el dolor quedaría atrapado entre los cabellos y no podría llegar hasta el resto del cuerpo; había que tener cuidado de que la tristeza no se metiera en los ojos pues los haría llover, tampoco era bueno dejarla entrar en nuestros labios pues los obligaría a decir cosas que no eran ciertas, que no se meta entre tus manos- me decía- porque puedes tostar de más el café o dejar cruda la masa; y es que a la tristeza le gusta el sabor amargo.

Cuando te sientas triste niña, trénzate el cabello; atrapa el dolor en la madeja y déjalo escapar cuando el viento del norte pegue con fuerza. Nuestro cabello es una red capaz de atraparlo todo, es fuerte como las raíces del ahuehuete y suave como la espuma del atole.

Que no te agarre desprevenida la melancolía mi niña, aun si tienes el corazón roto o los huesos fríos por alguna ausencia. No la dejes meterse en ti con tu cabello suelto, porque fluirá en cascada por los canales que la luna ha trazado entre tu cuerpo. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza.

Y mañana que despiertes con el canto del gorrión la encontrarás pálida y desvanecida entre el telar de tu cabello. Trenza tu tristeza, decía, siempre trenza tu tristeza…

Autora: Paola Klug



ÁNGELA FIGUERA – CARNE DE MI AMANTE

"Yo no iba sola entonces. Iba llena
de ti y de mí. Colmada, verdecida"


Jan Saudek


Mármol oscuro y caliente
tallado en músculo y fibra.

Carne de mi amante, carne
viril y prieta de mi vida.

Suave y blanda entre mis dedos;
fuego bajo la caricia.

Dulce y sabrosa a mis labios
como una fruta mordida…
Carne de mi amante, carne
tan mía como la mía.



Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 1902 - Madrid, 1984)


viernes, 20 de febrero de 2015

RAOUL DUFY - EL MAESTRO DEL COLOR, DESPIERTA EMOCIONES EN EL MUSEO THYSSEN


Raoul Dufy el pintor fauvista, maestro del color, compañero de Braque y gran discípulo de Matisse.

Raoul Dufy, el encantador, el creador de un arte colorista y vivo, alegre y ensoñador, sencillo y al mismo tiempo, atrevido y dinámico.

La alegría que transmite el cálido colorido de sus obras son dos de las señas de identidad de este artista francés.


Casino viejo, 1927-1928 (detalle)



El Museo nos propone, en una retrospectiva con 93 obras, una relectura de la obra de Raoul Dufy (1877-1953) uno de los reconocidos pintores fauvista que convivió en el París bohemio de principio de siglo.

En esta exposición podremos fundirnos en el imaginario plagado de colores intensos y bucólicas estampas de este genio francés de la pintura hasta el próximo 17 de mayo.

Considerada una de las figuras claves en el desarrollo de la pintura de colores puros y tintas planas impulsada por Matisse, Raoul Dufy pertenece al grupo de fauvistas de Le Havre junto a George Braque. 




La pequeña palmera, 1905

Autorretrato, 1905
La playa de Sainte-Adresse (1906).

Plataforma marítima del Casino Marie-Christine, Sainte-Adresse, 1906.

Estatua con dos jarrones, 1908.


En 1906 participó en el Salón de los Independentistas dando a conocer sus propias interpretaciones sobre el color y la forma. Una de las indagaciones que pronto le llevará a engrosar las filas del cubismo. 
En 1907 conoce a Picasso, quien influirá enormemente en su obra posterior.

La exposición muestra, además de importantes pinturas de distintas épocas, varios grabados y dibujos preparatorios, donde descubrir el lado más intimista del Dufy maduro.


Barcos y barcas, Martigues, 1907-1908.

Asimismo, la exposición muestra por vez primera los dibujos preparatorios que Dufy realizó para el Bestiario de Apollinaire, junto a varios de sus grabados. 


El pavo real, ilustración del Bestiario o Cortejo de Orfeo de Guillaume Apollinaire, 1910-1911

La chasse, ilustración

El bello verano , tapicería de lana tejida en Aubusson. 1941.

Naturaleza muerta con torre blanca, 1913


“Ese método de calcar la naturaleza me llevaba hasta el infinito, hasta los meandros, hasta los detalles más menudos, los más fugaces. Y yo me quedaba fuera del cuadro”. (Raoul Dufy)


Ya no se trata, pues, de reproducir fielmente la realidad exterior, sino de crear una interpretación lírica de la naturaleza con la intención de despertar emociones a través del color.



La gran bañista, 1914.

El campo de trigo, 1925

Casino viejo, 1927-1928

Ventana abierta, Niza, 1928

La reja (1930)

Dufy, que nunca se sintió cercano a los pintores impresionistas, ha sido habitualmente considerado como un pintor hedonista, el pintor de los placeres de la vida moderna.

Esta exposición busca redescubrir la faceta más introspectiva, reflexiva y personal de uno de los artistas más revalorizados en las últimas décadas.


Puerto con velero. Homenaje a Claudio de Lorena, 1935.

Sainte-Adresse, el carguero negro, 1951.

Naturaleza muerta con violín. Homenaje a Bach, 1952.

Jarrón con espigas de trigo, 1934.



Hasta el 17 de Mayo en el Museo Thyssen-Bornemisza.
Paseo del Prado 8, 28014 Madrid, España
Metro: Banco de España.
Horario: Martes a domingo (10-19h). Sábados (10-21h)


*.- Y si quieres una visita guiada, os recomiendo Aularte, y con profesores extraordinarios: 

Viernes, 10 de abril a las 17 horas.
PRECIO DE LA VISITA: 12 €
PRECIO DE LA ENTRADA: 9 €

Ver más detalles e inscripción en:





Autorretrato, 1898
Pequeña biografía de Dufy

Dufy nace en El Havre en 1877 y muy temprano se manifiestan su afición y sus dotes para la pintura. A los dieciocho años de edad ingresa en la École des Beaux-Arts de Le Havre, donde conoce a Othon Friesz

Por. esa época le influyen los «artistas de la modernidad». Entre 1895 y 1898 pinta paisajes y escenas de género al estilo de Boudin, Corort o Sisley. 

En 1899 se traslada a París, matriculándose en la École Nationale des Beaux-Arts. Asiste a las clases de Léon Bonnat y profundiza en el estudio de los pintores impresionistas y postimpresionistas.


En. 1907 abandona a los fauves y se alista en las filas cubistas, donde se codea con Picasso, Derain y Léger. 

En. 1919, recién terminada la Primera Guerra Mundial, Dufy desarrolla un estilo más personal. Su grafía adquiere mayor agilidad y energía, su paleta se aclara. Se instala en el sur de Francia y viaja por la cuenca mediterránea

Pinta composiciones con orquestas, marinas y carreras. Le gusta plasmar la alegría y el movimiento

Dufy fallece en Forcalquier en 1953. Deja una obra muy copiosa, compuesta por unos tres mil cuadros al óleo, seis mil acuarelas, cuatro mil dibujos de gran tamaño, mil quinientos estampados para tela, grabados, xilografías, piezas de cerámica e incluso tapices