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miércoles, 9 de abril de 2014

AROMA ORIENTAL - BAILARINAS ORIENTALES EN LA PINTURA



La Danza se considera una de las más antiguas artes junto con la música, pues el ser humano las ha percibido siempre de una manera instintiva, y la Danza Oriental es una buena muestra de ello.


(si pinchas en la imagen verás todas las pinturas)
Giulio Rosati, pintor italiano (1858-1917)



Otto Pilny, pintor suizo. Bailarina con pandereta. 1909



Miles de mujeres y hombres de todas las épocas se han sentido empujados a utilizar el círculo en sus danzas, representando con sus cuerpos las formas ya existentes en la naturaleza, como los movimientos de rotación y translación de los planetas (como los círculos de cadera) quizás sintiéndose empujados por ciertos arquetipos inherentes en el inconsciente colectivo, o a través de los recién descubiertos campos mórficos. Eso explicaría las extraordinarias similitudes en las danzas (y costumbres) de pueblos muy distantes entre sí, así como su prolongación en el tiempo de una forma más o menos parecida.




Jean Leon Gèrôme, pintor francés (1824-1904)



El velo siempre ha representado lo oculto, en este caso, las cosas que nosotros ocultamos de nosotros mismos. Ishtar, por amor, se despoja de los velos que la protegen, y al dejar caer las prendas, revela sus verdades ocultas, y al hacerlo, consigue reunirse con su amor. En otras palabras, para alcanzar el amor incondicional, el amor verdadero, uno debe hacer el sacrificio de despojarse de todo aquello que uno no es, de todas las cosas superfluas que en realidad obstaculizan el camino hacia el conocimiento de uno mismo, y en consecuencia, al amor.




Paul Louis Bouchard, (1853-1937) pintor francés



Las bailarinas bailaban en los patios, en las puertas de las casas, en festivales, ferias y mercados, frecuentemente acompañadas por juglares, músicos y encantadores de serpientes; no podían faltar tampoco en las celebraciones especiales como las bodas o cumpleaños; también eran requeridas en fiestas particulares. Las malas lenguas decían que las bailarinas que iban a este tipo de festejos eran las más desprestigiadas, ya que bebían alcohol para desinhibirse, y sus danzas terminaban siendo poco decorosas. Había también otro tipo de bailarinas que se ofrecían a las mujeres de las casas, no para el entretenimiento, sino para enseñarles el arte de la seducción.




Thèodore Chassèriau, 1892, (1819-1856) Pintor francés.


Thèodore Chassèriau, (1819-1856) Pintor francés.



Thèodore Chassèriau, (detalle)


En Occidente se comienza a poner de moda un cierto gusto por todo lo exótico y oriental durante el siglo siguiente, llegando a su auge con la conquista de Egipto por parte de Napoleón. 


Efectivamente, el periodo comprendido entre la campaña de Egipto de Napoleón Bonaparte (1798-1801) y la estancia de Henri Matisse en el Magreb (1906), es considerado la edad de oro de la pintura orientalista. El culmen de una fascinación demostrada a lo largo de la historia del arte de la Edad Moderna, cuyo efecto entusiasta en los artistas de todo continente se debe, en buena medida, a la expansión colonial de las naciones europeas hacia África. 


Muchos pintores, escritores y poetas de la época, comienzan su particular peregrinación a oriente en busca de todo lo exótico que emanaba de esas tierras, dando lugar al período conocido como de "Los Orientalistas" 


Artistas como Lord Byron, Víctor Hugo, Delacroix, Thèodore Chassèriau, Mariano Fortuny, John Singer Sargent, Jean Leon Gèrome, Francesco Ballesio, Paul Louis Bouchard y Otto Pilny entre otros, plasmaron en sus obras su personal visión (a veces un tanto distorsionada) de la cultura árabe y cómo no, de las mujeres y sus danzas que tanto les llamaron la atención.


En la época de los Orientalistas (siglo XVIII Y XIX) hubo un resurgimiento para todo lo que tuviera aroma oriental. 


Después de varios siglos de oscurantismo y silencio, pintores, escritores, periodistas y poetas llenaron sus pinturas y sus relatos de sensuales mujeres orientales, de harenes y de esclavas.



Francesco Ballesio, (1860-1923), italiano


Francesco Ballesio, (1860-1923), italiano

Francesco Ballesio, (1860-1923), italiano

Giulio Rosati, pintor italiano (1858-1917)
Otto Pilny, pintor suizo.


Thèodore Chassèriau, (1819-1856) Pintor francés.
Otto Pilny, pintor suizo.

Otto Pilny, pintor suizo. Danza del sable

Otto Pilny, pintor suizo.
Otto Pilny, pintor suizo.

Francesco Ballesio, (1860-1923), italiano
Otto Pilny, pintor suizo.



Carl Leopold Müller (Austrian , 1834 – 1892)



Fuentes:


http://elogedelart.canalblog.com/
http://algargosarte.lacoctelera.net/
http://pinturasycanciones.blogspot.com.es/



martes, 8 de abril de 2014

MUTACIONES - BETINA EDELBERG

Me entrego a este mundo
que me llama de algún modo,
que me clasifica,
me adorna
y destruye
sin preguntarse:
¿Qué ocurre detrás de una cara?


Henri Manguin


Y sin embargo
en el comienzo de la mentira
en el movimiento ciego y apurado
y sin asilo
en el falso espejo de la palabra
está nuestra morada
y nos consume
y aprisiona con su palma de siglos.

Aceptar esta muerte morosa
el imperio de esta lenta podredumbre
y sin hoguera 
sin resurrección acaso.

Aceptar la soledad de una frase
que destruye el mundo que rodea
en una imagen sin recuerdo
sin ojo.

Aceptar el altivo exilio de nombrar.

Aceptar 
la débil esperanza de la profecía
y del oráculo 

que nadie entendió. 


(Mutaciones , 1964)



Betina Edelberg, (Buenos Aires, Argentina, 1921-2010)

Reconocida como una de las más exquisitas poetas y escritoras argentinas.






lunes, 7 de abril de 2014

HÉCTOR ACEVEDO - PINTOR PERUANO, TRADICIONES ANDINAS, LA MATA QUE NO MATA (*)



Héctor Acevedo (1963), es un pintor figurativista, con características surrealistas, creador de pinturas de gran riqueza cromática. Inspira su obra en algunos mitos y rituales tradicionales.


La mata que no mata



Cuenta una leyenda ancestral andina que cuando comenzó la conquista en América, los indígenas pidieron a sus dioses fortaleza para sobrevivir a lo que se avecinaba.

Los dioses los enviaron a la montaña más alta a buscar una planta con determinadas características. 

Con ella obtendrían alimento, fortaleza, salud y consuelo para el dolor. Pero los dioses también lanzaron una maldición: si los blancos la tocan, la planta será su perdición. 

Desde entonces, la planta de coca ha sido para los indígenas de la región andina un símbolo sagrado. 


Héctor Acevedo


El peruano Héctor Acevedo aborda el tema de la coca inspirado en los mitos y rituales tradicionales. En sus cuadros el artista alude a la capacidad adivinatoria que adquieren los chamanes cuando mastican la planta, que también establece un vínculo de comunicación con las almas. Su obra refleja los rituales campesinos de agradecimiento a la madre tierra por una buena cosecha y la tradición de colocar a los muertos una hoja de coca en la boca para prepararlos para el viaje al más allá.


Y Acevedo nos dice al respecto: " y eso era justo lo que yo estaba buscando, es decir, una forma de comunicación más profunda que la terrestre o la humana...No pretendo callar a las mujeres ni a nadie, es solo que mis personajes expresan más sin boca, todo está en la mirada".















Los artistas quieren dejar en claro que la coca no es cocaína, que eso hay que diferenciarlo. Sostienen que la planta es parte de su cultura y que tiene propiedades beneficiosas para el individuo, posee efectos medicinales como analgésico, es rica en nutrientes y es utilizada en rituales religiosos, es una planta considerada sagrada entre los pueblos indígenas andinos.







Cada cuadro es un universo en sí mismo, en donde emergen las figuras, las casas, nubes, iglesias, ventanas y, sobre todo, ojos que escudriñan, que parecen establecer su propia comunicación más allá de la intención del pintor. Eso genera enigmas, sentimos que hay cosas escondidas, situaciones secretas.


"Generalmente los personajes fueron perdiendo la boca a través de procesos de creación. Todo parte de los ojos, incluso rebusco en las manchas, una mirada. Es que siempre he sentido que he estado buscando otro modo de comunicación, algo que vaya más allá de lo oral. Quizás, indagar en el plano onírico, en los sueños. Tengo la impresión de que en los sueños no hay voces, sino certezas."









En muchos de sus cuadros, la imagen femenina se mezcla y yuxtapone con árboles y animales, reales e imaginarios, internándose con vehemencia en lo surrealista, pero sin dejarnos al margen, nos involucra e invita a pertenecer, a ser parte del hecho artístico que pone ante nuestra mirada y por la que no podemos permanecer indiferentes.









Por la simbología utilizada, se deduce que tanto hombres como mujeres, anhelan establecer contacto, buscan la cercanía en medio de una naturaleza habitada por criaturas disimiles, reales o soñadas. Sí percibo soledad, y si afinara mi intención interpretativa de lo que observo, advierto una especie de forzada regla del silencio (más allá de las anteriores explicaciones del propio Acevedo) que parece decirnos que en el juego del amor, las palabras sirven para mentir y que más vale callar.












Aunque los indígenas conocían desde hace siglos las propiedades curativas, alimenticias y medicinales de la hoja de coca, fue hasta el siglo XIX que el científico alemán Albert Niemann descubrió las bondades de esta planta incomprendida, cuyo mal uso desató la maldición de los dioses contra millones de seres humanos que han caído en la perdición.



(*) Nombre de la exposición que hizo el pintor en Berlin. "La mata que no mata."






sábado, 5 de abril de 2014

JULIA PERAIRE - EL AMOR INCONDICIONAL Y MUSA DE RAMÓN CASAS

Pintura: Julia Peraire en el claustro de San Benet de Bages 1925, Ramón Casas. (Barcelona, 5 de enero de 1866 - 29 de febrero de 1932)



El claustro rezuma sosiego; el silencio es su sinónimo. Apenas los pájaros cantan. Una brisa cautivadora susurra quedamente. La hierba, tímidamente crecida, se inclina acariciadoramente sobre el suelo. Si aguzamos el oído podremos escuchar un leve silbido: es el canto del suave viento. Contenemos la respiración: no deseamos que el callado hechizo se rompa. No movemos ni un solo músculo. Sentimos calor y frío, sin extremos: detrás, el fresco claustro; delante, los cálidos rayos atemperan nuestro cuerpo.

Un resto de humedad latente mezclado con aroma de tierra y un toque fino de perfume. Aspiramos despacio, paladeando cada recuerdo, alojándolo en la memoria perdida de los aromas.

Una vaporosa figura femenina posa, impávida, admirando las piedras de siglos, los susurros de antaño. Contrasta el delicado vestido que porta con la dureza de las rocas. Una mariposa posada apaciblemente. Si emitimos cualquier sonido volará.

Los rayos del sol se filtran entre las hojas del árbol. Vegetación y mujer, sólo ambos viven, solo por sus venas circula la savia. Julia permanecerá sentada meditando en el claustro para la eternidad.

Con 40 años se enamora de una joven que vende lotería y periódicos junto a su madre, recorriendo las populosas calles de Barcelona, una chica de 18 años, Julia Peraire, que le atrapa. Él, que nunca se había interesado por ninguna mujer, salvo para pintarlas. Viven juntos en una relación que escandaliza a la burguesía barcelonesa. Y después de 16 años de convivencia se casan, aún así esa sociedad sigue escandalizada, a Casas y Julia no les importa, entonces él tenía 56 años y ella 34.

Julia y Casas vivirán juntos, amándose, otros 10 años más tras la boda. En 1932, Ramón muere y nada vuelve a saberse de Julia, quedará sólo su imagen, para siempre, en los lienzos del pintor.

De Julia Peraire, apenas se sabe nada, pero ha pasado a la Historia inmortalizada, siempre bellísima, por el más brillante pintor impresionista español.

Pinta a Julia, una y diez y cien y mil veces, desafiando los convencionalismos. De flamenca, de cordobesa, de mujer fatal, distintas visiones de una misma mujer:




Julia

Julia, 1915

Julia con pañuelo azul

Vestida de cordobesa, 1915

Con mantilla

Con mantilla y abanico




Con mantilla y abanico II




En la habitación






Julia, boceto

Julia, boceto

Julia, interior 




En el baño




Julia, desnudo femenino


Bueno, y así podíamos seguir casi sin fin porque hay muchas pinturas de esta mujer singular, llamada maldita en la sociedad que le tocó vivir, la hipocresía y doble moral que seguimos teniendo a día de hoy. 


Mujer hermosa, musa, amante, compañera de un gran hombre. 



¡¡ Amad el arte !! entre todas las mentiras es la menos mentirosa. 


Gustave Flaubert

viernes, 4 de abril de 2014

JOAQUIM MIR I TRINXET - EL POETA DE LA LUZ DE MALLORCA

Joaquim Mir debe ser tenido en cuenta como uno de los máximos exponentes del postimpresionismo español. El uso del color cercano al fauvismo de algunas de sus etapas y su indagación en el género del paisaje son sus aportaciones más significativas a la renovación de la pintura del siglo XX.


Palma de Mallorca



De sus pinturas podemos aprender que la pasión desmedida por la pintura puede conducirnos a la locura, que la búsqueda incansable de la estética puede tener un alto coste personal, y que la genialidad no es algo gratuito. 



El valle rojo, Mallorca



Costa de Mallorca


Joaquím Mir i Trinxet nació en Barcelona en 1873. 

A finales de siglo se convierte en un asiduo de Els Quatre Gats, un pequeño mesón en la calle Montsió (o Montesión) en los bajos de la Casa Martí, donde al modo en que se hacía en París en el Chat Noir (cuyo nombre parafrasea) se reunían los pintores modernistas como Santiago Rusiñol i Prats, Ramon Casas i Carbó y Miquel Utrillo, pero no solo ellos, que también lo frecuentaban Rubén Darío, Issac Albéniz y Enric Granados.

Joaquim se hace entonces muy amigo de Don Santiago Rusiñol, sin duda el pintor más respetado por los artistas del momento, con él viajará a Mallorca , dando lugar a la creación de un lenguaje propio en su pintura, lo que representa uno de los episodios más notorios de la pintura del siglo XX en España, pues los cuatro años que pasó en la isla le cambian personalmente y transforman su obra hasta extremos insospechados.

La isla tenía en aquel tiempo un primitivismo, un exotismo que la literatura romántica había descubierto. El encanto de sus paisajes y la vida arcaica de sus habitantes le conferían la imagen de paraíso que algunos, como George Sand y Frédéric Chopin habían disfrutado personalmente. Mir, junto con Rusiñol, el pintor belga William Degouve de Nuncques y el mallorquín Antoni Gelabert, entre otros, destaparon con sus cuadros la belleza de la isla dorada. Dieron a conocer una naturaleza repleta de calas y cuevas, con el mar y los acantilados, creando un paisajismo simbolista que tuvo mucho éxito y que en algunos, como en Mir, alcanzó un lirismo cercano a la abstracción.



La cala encantada, Mallorca


Herrumbre en la cueva del Rovell, 1903


Paisaje de Mallorca, 1904

La cueva de Malloz, Mallorca

La roca del estanque, Mallorca

El espejo de la iglesia, Mallorca

La joya de Aleixar, Mallorca

Aleixar, Mallorca

Montserrat, Mallorca


La pintura de Mir en Mallorca ha sido definida como paisajismo musical, wagneriano. Con su pincelada, larga, ancha y vertical, a veces puntillista, y la luz que iluminaba la oscuridad de las paredes de las cuevas, o los colores cambiantes de un mar efervescente en unos cuadros grandes, sin demasiado horizontes, sin figura humana, sin objetos, sólo la naturaleza en todo su esplendor. Unamuno dijo que Mir era “el poeta de la luz de Mallorca”.



Joaquim Mir en su estudio, 1904

Mir murió en Barcelona el 27 de abril de 1940 pero fue enterrado, como él quería, a la sombra de un árbol donde vengan a cantar los pájaros.

Fuentes:

ldibujante.com/

http://artiartistes.blogspot.com.es/

http://joaquimmir2.ieducacio.com/


Y si quieren conocer y ver más obras de este pintor, entren en este vídeo, es bellísimo:







Espero que hayan disfrutado tanto como yo con esta poesía hecha colores, paisajes hermosísimos, llenos de luz y que animan tanto.

Solo le he dedicado toda su colección de su estancia en Mallorca, que me parecen de una belleza dolorosa, en otro post hablaré y enseñaré otras pinturas suyas.