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jueves, 3 de noviembre de 2011

MAURIZIO CATTELAN, EL ARTISTA TRANSGRESOR




Artista italiano. Padua, 1960
Esencialmente autodidacta, su obra bascula entre la escultura y el performance y tiene en el sentido del humor y la trasgresión de los símbolos establecidos sus principales armas de expresión. En su individual del MOMA de Nueva York, en 1998, hizo que un actor vestido de Picasso, provisto de una gran careta que caricaturizaba el rostro del pintor, saludara a los visitantes al puro estilo de Disney World; un modo de llamar la atención sobre la inercia mercantil y espectacular del arte contemporáneo. 


La imagen con la que abro el comentario corresponde a la maqueta de la exposición que prepara en el Guggenheim, para la que ha pedido prestadas sus obras a coleccionistas privados y museos.
La novedad consiste en colgarlas, tal como se ve en la maqueta, en el centro de la rampa circular de la rotonda del museo. El efecto, desde luego, es impactante.






A principios de noviembre, el polifacético artista Maurizio Cattelan será el protagonista de una gran retrospectiva organizada por el Museo Guggenheim de Nueva York. Como en otras ocasiones, la muestra no se librará de polémica, aunque su obra es muy apreciada por sus conciudadanos neoyorkinos. En España pudimos contemplar una de sus creaciones en Sevilla, con motivo de la Bienal de Arte Contemporáneo celebrada en el 2004. También entonces escandalizó a más de uno, unas esculturas representando niños ahorcados, colgados de un árbol. La Consejera de Igualdad y Bienestar Social pidió que fueran retirados, petición desoída por la organización de la Bienal. La galerista Juana de Aizpuru lo justificó con el siguiente argumento: "Cattelan es un provocador, pero hay que entender que el papel de los artistas actualmente no es hacer cosas bellas que satisfagan, sino preguntar sobre temas candentes. ¿Cómo la sociedad puede ser tan hipócrita porque haya un muñeco colgado cuando a diario vemos que hay imágenes de niños muriéndose junto a sus madres?".




Os muestro alguna de sus obras: un caballo incrustado en una pared; el papa Juan Pablo II aplastado por un meteórito; dos policías literalmente "de cabeza" y Hitler en actitud de súplica.








La obra de Cattelan (instalaciones, videos, fotografías, acciones y objetos) se funda en el mecanismo del humor. Con ese medio consigue trastocar las reglas del juego en el ambiente del arte, para comentar irónica y críticamente, materias socialmente controvertidas, de un modo subversivo y humorístico. Los temas de sus obras – con un martiz en ocasiones intervencionista – pueden ser tanto las tendencias racistas en Italia o la influencia de la mafia, como cuestiones intrínsecas al arte.

Al saber aprovechar para su trabajo las condiciones del sistema del arte, su método suele ser llamado parasitario. Frecuentemente, Cattelan emplea símbolos de huida de la exposición, en forma de sábanas anudadas unas a otras o de un agujero cavado en el suelo de la sala. Sus retratos habrán de interpretarse en este contexto, los encarga a un dibujante de la policía, que los delines siguiendo las descripciones que le va dando de sus amigos y familiares; conscientemente tienen un aire de cartel de busca y captur. Cattelan sabe presentar con métodos sencillos sus objeciones contra las condiciones de una exposición. En 1994, persuadió a su distribuidor de París Emmanuel Perrotin a pasar un mes como un gigante vestido de color rosa falo. En otra ocasión, la Secesión Vienesa le invitó a montar una exposición en un sótano, instaló entonces dos biciletas con las que dos vigilantes -en el momento de entrar algún visitante- generaban la exigua energía necesaria para una bombilla de 15 vatios. De este modo, Cattelan no sólo expresaba su opinión sobre las salas, de techos bajos y sin ventanas, del sótano, sino que también ponía al visitante en una situación embarazosa, pues los vigilantes sólo pedaleaban para accionar la dinamo cuando alguien entraba. De este modo, Cattelan simbolizaba de modo convincente las jerarquía y las relaciones de dependencia en el mundo del arte.

Cattelan es un artista sofisticado y sabe que se burla del mundo del arte sin caer en la trampa de la ingenuidad de pensar que puede subvertir un sistema del que es parte.















A Perfect Day. 1999
Convence a su galerista, Massimo de Carlo, para que se deje ser atado con cintas adhesivas a la pared, convirtiéndose así  en el objeto expuesto y satisfaciendo enormemente de esta manera al artista.
 FUENTES:

ADELFOS - MANUEL MACHADO (Páginas Árabes)





Una preciosidad, encandila y emociona, como todas las publicaciones de Páginas Árabes, un blog que sigo recomendando, fundamental para entender nuestra historia.

Publicado por  

http://paginasarabes.wordpress.com/2011/11/01/adelfos-manuel-machado/

MIS TARDES CON MARGUERITTE (Ababol)





Es la historia de uno de esos encuentros improbables que pueden cambiar una vida. En un parque se encuentran Germain, de algo más de cincuenta años y casi analfabeto, y Margueritte, una frágil anciana apasionada por la lectura. Cuarenta años y cien kilos los separan. Por casualidad, Germain se sienta a su lado. Margueritte empieza a leerle extractos de novelas, haciéndole descubrir la magia de los libros, de la que Germain se creía excluido. De pronto, para la gente que le rodea, para sus amigos del café, que hasta ahora le han tomado por un tonto, la idiotez bascula y cambia de lado. Pero Margueritte se va quedando ciega y, por amor a esta adorable abuela traviesa y atenta, Germain se esforzará y le demostrará que es capaz de leerle cuando ella ya no pueda hacerlo.


" He decidido adoptar a Margueritte. Pronto celebrará su oc- togésimo sexto cumpleaños, más me vale no esperar dema- siado, los ancianos tienen tendencia a morir.
Así, si le pasa cualquier cosa, no sé, si se cae en la calle o le dan un tirón del bolso, ahí estaré yo. Podré llegar rápida- mente, quitar a la gente de en medio y decirles:
–Vale, está bien, váyanse, ahora me encargo yo: es mi abuela.
No lleva escrito en la frente que sólo sea adoptada.
Podría comprarle el periódico, los caramelos de menta, sentarme con ella en el parque, ir a Les Peupliers los domin- gos y, si me da la gana, quedarme a comer.
Evidentemente, antes también podía hacerlo, pero me habría sentido como de visita. A partir de ahora lo haré por gusto y también por deber. Ésta es la novedad: las obligacio- nes familiares. Algo que, lo percibo, me gustará."
Haber conocido a Margueritte me ha cambiado la vida. Tener a alguien en quien pensar con ilusión –alguien que no sea yo, quiero decir– me resulta raro. No estoy acostum- brado. Antes de ella, no había tenido familia."

“Tardes con Margueritte” es una novela cuya ternura te abraza y te mece. Se entremezclan el humor con la tristeza y la soledad que el protagonista siente por la falta del cariño materno, familiar. Un canto de amor al libro y al poder de lectura .

Odel (Ababol)

Trailer de la película que hicieron del libro, tierna y sensible, impresionante interpretación de Gisele Casadesus y Gerard Depardieu.




Una ternura de blog que sigo con entusiasmo y que me aporta mucho, lo recomiendo.