En sólo 28 años de vida Egon Schiele (1890-1918) desarrolló un estilo que se despegó de la armonía de Gustav Klimt y evolucionó hacia y un estudio pionero del cuerpo humano entre lo sexual y lo descarnado.
Ambos, tienen a mi juicio, una mirada voyerista sobre la sexualidad femenina, gozosa en el caso de Klimt y atormentada en la de Egon, pero ninguno de los dos aparta la vista de su modelo. Las escrutan, las observan con fruición.
Desnudo femenino yacente con las piernas abiertas, 1914 |
En este dibujo sobresalen, brillantes, los labios rojos y los pezones anaranjados, frente al negro del cabello, del paño y de las medias. A ello se une, como si perteneciera a un eje auxiliar, el oscuro vello púbico en medio de la clara encarnación. Ningún coetáneo vio la realidad sexual de un modo tan libre de prejuicios como Schiele. El cuerpo tendido con holgura está compositivamente anclado a la diagonal de la hoja: esto le asegura una unión decorativa de la superficie. La estática de la postura yacente es, sin embargo, precaria, debido a la falta de entorno espacial; esta ausencia de quietud perturba la fijeza de la mirada voyeurística sobre el desnudo.
El sexo era uno de los grandes temas de la sociedad vienesa de principios del siglo XX. Las teorías de Freud causaban furor y rechazo en las mentalidades burguesas decimonónicas, que dudaban entre la represión y la liberación a la hora de afrontar una nueva visión de la vida sexual.
Klimt (mentor de Schiele) comenzó a retar el oficialismo del arte austriaco con unos frescos que iniciaron su escalada hacia el erotismo y lo alejaron de las academias acusado de "pornografía" y "excesiva perversión". Egon Schiele continuó con la provocación, pero no por simple estrategia propagandística: el sexo era para el artista el modo de expresar un universo individual, desinhibido y feroz.
No contemplaba el pudor como posible freno para su arte ni aplicaba en el plano personal los códigos morales burgueses.
En 1911 se organizó la primera exposición de la obra de Schiele en solitario. A partir de ese año, el autor da rienda suelta a la sexualidad explícita. Además del desnudo femenino, ilustró en los siguientes años escenas de masturbación (considerada por la gran mayoría de la sociedad vienesa como una desviación, una especie de autoflagelación patológica que debía ser tratada) y lesbianismo, turbadoras para el espectador, que se enfrentaba a la violencia de aceptar las situaciones como posibles en la realidad.
En 1918 era ya un autor de éxito. Klimt había muerto ese mismo año y Schiele se erigió como el gran artista austriaco del momento. Su participación en la I Guerra Mundial había sido burocrática y no lo habían enviado al frente. En los últimos días de la contienda, Edith Schiele (embarazada de seis meses) contrajo la Gripe Española, una de las mayores epidemias de la historia de la humanidad, que diezmó la población del planeta de 1918 a 1920. El virus (que había terminado con el ya debilitado cuerpo de Klimt) la mató y, tres días más tarde, también falleció Schiele. Sus últimas obras fueron dibujos de su mujer en el lecho de muerte.
Fuentes:
http://www.historia-del-arte-erotico.com/
http://blogs.20minutos.es/
http://www.elcultural.es/noticias/ARTE/