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(El cartel del Carnaval 2015 diseñado por el Ayuntamiento de Madrid) |
Todo el mundo disfrazado de demócrata.
El PP haciéndonos creer que toda corrupción le es ajena,
el PSOE en la batucada de la desunión,
IU desfilando en andrajos,
Podemos con las nuevas máscaras de la decencia y la remodelación del sistema.
Los ciudadanos, atónito ante tanta desvergüenza,
el Parlamento el gran teatro del mundo de Calderón,
los medios de comunicación con sus antifaces ideológicos y comerciales,
la justicia bailando con la más fea que se tapa con un bordado abanico, la gala del pertinaz baile de los imputados,
el Rey disfrazado de funcionario asalariado,
la Iglesia bajo el eterno carnaval de la fe,
los banqueros bailando el minué de la usura, los desahucios y el rap del rescate, los pobres desperdigados por el país vestidos de pobres disimulados,
los niños jugando a la rueda del hambre,
los parados con ojos de Gutiérrez Solana,
los ministros rientes y sonrientes no se sabe de qué y por qué,
los independentistas con sus antorchas encendidas de taifas agrupadas y prendidas con hilos,
los enfermos de hepatitis C enterándose de que el Sovaldi cuesta 800 euros en Egipto y 20.000 aquí,
España bailando montada en la carroza de la desigualdad, la injusticia y la trampa,
de las tradiciones brutales, de los machismos irredentos, de los vigentes refranes del siglo dieciocho,
la España de las prevaricaciones y de los cohechos, de los fanatismos de todo tipo, de las bochornosas televisiones, de los ricos riquísimos,
España acrítica y mentirosa, un orgullo de país, un desecho de país, de resignados y conformistas mayoritarios, de nuevos impulsos no se sabe si duraderos, al son del rigodón de la Europa más dura,
carnaval de basuras políticas, y sociales, y laborales, y económicas,
carnaval de represión y mano dura, de inmigrantes soportados como lacra, carnaval de incumplimiento de promesas, de reductos ideológicos inamovibles, de aduladores y lameculos, de dineros negros y fraudes,
inamistoso país, de comedia sin arte, país que están comprando los chinos, las multinacionales y los árabes, de declarados bienes culturales insólitos y esperpénticos,
de Constitución varada y envarada,
país de unos contra otros,
de democracia no aprendida,
de falsas cuaresmas y penitencias,
de condenados por dineros nunca encontrados ni devueltos,
de deseada cadena perpetua,
país donde la decencia es un mérito y no la norma,
país moralista sin moral,
de renovados y modernos caciques,
de eternos beneficiados,
país de soledades compartidas, todos vivimos disfrazados de lo que somos,
los líderes desfilando provocadores y sensuales en carrozas, todos,
Rajoy en tanga,
Pedro Sánchez con inmenso plumero,
Cayo Lara con camiseta tachada de Coca-Cola,
Pablo Iglesias con un póster de Monedero,
todos enamorados de sus cargos, sí,
la política es un carnaval obsceno con música ensordecedora, mientras ansiosos esperamos el entierro de las raspas de la sardina en que han dejado a España y que anuncie el nacimiento del necesitado y deseado cambio de sardinas para todos. (Arturo González)
Fuente:
Decía el gran César Vallejo:
(...) desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.
Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.