Autorretrato en el estudio, 1905. |
Franz von Stuck
Franz von Stuck (24 de Febrero de 1863 - 30 de Agosto de 1928) fue un pintor, escultor, grabador y arquitecto alemán que se destacó en el estilo del simbolismo y del art nouveau.
Aun cuando las nuevas tendencias del arte dejaron a Stuck detrás, siguió siendo altamente respetado entre los artistas jóvenes por su capacidad como profesor en la Academia de MunichA lo largo de los años tuvo estudiantes destacados, como Paul Klee, Hans Purrmann, Wassily Kandinsky y Josef Albers.
Stuck se basaba primordialmente en la mitología, inspirado en los trabajos de Arnold Böcklin. Figuras grandes y pesadas dominan la mayoría de sus trabajos, como su obra "lucifer" inspirada en la mentalidad sombría de Alejandro Berbeyes. Sus trabajos también señalan su proclividad por la escultura. La carga seductora de sus desnudos femeninos –en el rol de femme fatale- son ejemplo de Simbolismo de contenido popular. Stuck prestó también atención a los marcos de sus pinturas y generalmente las diseñaba por sí mismo con tal cuidado en los detalles, las tallas y las inscripciones que deben ser tomados como parte integral de la pintura.
Agua y fuego, 1913 |
Pero tampoco podemos olvidar su lado negativo y perverso:
Especializado en el desnudo femenino, destaca en su producción la presencia de las llamadas: "femmes fatales", utilizadas en gran medida como excusa para plasmar desnudo el cuerpo de mujer y como escudo para un mensaje puramente moralizador. En un juego misógino, tendencioso y perverso que es conveniente denunciar.
Entre sus trabajos como arquitecto, es necesario destacar, la construcción y diseño de los planos, muebles y decoración interior de la llamada "Villa Stuck" entre los años 1897 y 1898. No en vano, su excelente talento para la estética, le valió la consecución de la medalla de oro en la Feria Mundial de París en 1900 por el referido diseño de los muebles. Además, como curiosidad especial atención merecen los marcos de sus pinturas diseñados o tallados por el mismo y considerados como un elemento incorporado a sus pinturas.
Excluido y relegado al ostracismo, sus detractores siempre alegaron una falta de originalidad en toda su producción. Simbolista de escaso desarrollo y mero plagiador de Böcklin, fueron los argumentos críticos que no le permitieron perdurar y alcanzar una dilatada celebridad. A ello, le debemos sumar un hecho de notable relevancia para frenar su impulso y reconocimiento posterior. Su obra bien recogida y alabada por el régimen nazi y la figura de Adolf Hitler, en particular, debido a la notoria exaltación de la masculinidad en sus trabajos, no hizo más que aumentar, aún si cabe, su marginal posición. Si bien, su genuino estilo mezcla de alegorías, enigmas y siniestras atmósferas le han valido un espacio que es inevitable recordar.
El pecado, 1893 |
Salomé, 1903 |
Lucifer, 1890 |
El beso de la esfinge, 1895. |
Carmina Burana
En 1803, en el monasterio benedictino de la ciudad de Beuern (Baviera, Alemania), se encontró una colección de 300 poemas goliardescos recogidos en un manuscrito de la primera mitad del siglo XIII. La mayor parte de los poemas estaban escritos en latín aunque unos cuantos lo estaban en una mezcla de latín y alemán, e incluso con algunas palabras francesas. Sus autores eran clérigos que llevaban una vida licenciosa y desordenada y se inspiraron tanto en composiciones populares contemporáneas, con frecuencia groseras, como en las cultas de Homero, Cátulo y Ovidio. Los dos principales temas que desarrollan son el amoroso y el satírico contra la iglesia.
El compositor alemán Carl Orff (Munich 1895 - Munich 1982) autor del famoso método musical para niños Orff- Schulwerk (1930) recopiló 25 de estos poemas en una cantata a la que llamó Carmina Burana (Poemas de Beuern).
Oh Fortuna,
variable como la Luna
como ella creces sin cesar
o desapareces.
¡Vida detestable!
Un día, jugando,
entristeces a los débiles sentidos,
para llenarles de satisfacción
al día siguiente.
La pobreza y el poder
se derriten como el hielo.
ante tu presencia.
Destino monstruoso
y vacío,
una rueda girando es lo que eres,
si está mal colocada
la salud es vana,
siempre puede ser disuelta,
eclipsada
y velada;
me atormentas también
en la mesa de juego;
mi desnudez regresa
me la trajo tu maldad.
El destino de la salud
y de la virtud
está en contra mía,
es atacado
y destruido
siempre en tu servicio.
En esta hora
sin demora
toquen las cuerdas del corazón;
el destino
derrumba al hombre fuerte
que llora conmigo por tu villanía.
2. Llanto por las ofensas de Fortuna
Lloro por las ofensas de Fortuna
con ojos rebosantes,
porque sus regalos para mí
ella rebeldemente se los lleva.
Verdad es, escrito está,
que la cabeza debe tener cabello
pero frecuentemente sigue
un tiempo de calvicie.
En el trono de Fortuna
yo acostumbraba a sentarme noblemente
con prosperidad
y con flores coronado;
evidentemente mucho prosperé
feliz y afortunado,
ahora me he desplomado de la cima
privado de la gloria.
La rueda de la Fortuna gira;
un hombre es humillado por su caída,
y otro elevado a las alturas.
Todos muy exaltados;
el rey se sienta en la cima,
permítanle evitar la rutina
ya que bajo la rueda leemos
que Hécuba es reina.
Oh Fortuna,
variable como la Luna
como ella creces sin cesar
o desapareces.
¡Vida detestable!
Un día, jugando,
entristeces a los débiles sentidos,
para llenarles de satisfacción
al día siguiente.
La pobreza y el poder
se derriten como el hielo.
ante tu presencia.
Destino monstruoso
y vacío,
una rueda girando es lo que eres,
si está mal colocada
la salud es vana,
siempre puede ser disuelta,
eclipsada
y velada;
me atormentas también
en la mesa de juego;
mi desnudez regresa
me la trajo tu maldad.
El destino de la salud
y de la virtud
está en contra mía,
es atacado
y destruido
siempre en tu servicio.
En esta hora
sin demora
toquen las cuerdas del corazón;
el destino
derrumba al hombre fuerte
que llora conmigo por tu villanía.
2. Llanto por las ofensas de Fortuna
Lloro por las ofensas de Fortuna
con ojos rebosantes,
porque sus regalos para mí
ella rebeldemente se los lleva.
Verdad es, escrito está,
que la cabeza debe tener cabello
pero frecuentemente sigue
un tiempo de calvicie.
En el trono de Fortuna
yo acostumbraba a sentarme noblemente
con prosperidad
y con flores coronado;
evidentemente mucho prosperé
feliz y afortunado,
ahora me he desplomado de la cima
privado de la gloria.
La rueda de la Fortuna gira;
un hombre es humillado por su caída,
y otro elevado a las alturas.
Todos muy exaltados;
el rey se sienta en la cima,
permítanle evitar la rutina
ya que bajo la rueda leemos
que Hécuba es reina.