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martes, 7 de febrero de 2012

LA MUJER ROTA DE SIMONE DE BEAUVOIR





En este libro hay tres narraciones, independientes entre si. Sin embargo, comparten mas de una cosa: la protagonista de las tres historias es siempre una mujer y la atmósfera de las tres historias, el telón de fondo de cada pagina, es la desolación, la angustia, los cuestionamientos, los auto reproches, la sensación abrumadora de que la vida paso rápido y paso por al lado.

Tres narraciones escritas magistralmente, con delicadeza y a la vez con furia: "La Edad de la discreción", "El Monologo" y "La Mujer Rota".

Una mujer que un día descubre que ya no es la misma, que su marido no es el mismo, que su matrimonio ya no es el mismo. Que ya no hay nada por conocer, por descubrir, que ya no existe la posibilidad de asombrase con nada del otro. Descubre con desespero que ambos dejaron que la vida, que los días, que los momentos les pasaran por el lado y simplemente se acostumbraron a todo. Y ahí, con esa certeza que la mata, surge la angustia de saber que no hay nada por hacer ya, o mas bien, que ella no es capaz de hacer nada ya.

Una mujer que ha perdido a su hija de 17 años asesinada. Muchos años después caminando por Paris mantiene un agudo soliloquio haciéndose un autoanalisis. Odia todo y a todos, todo le da asco, nada le parece que valga la pena. Sin embargo, es recién en este soliloquio (que comparte con nosotros) cuando comienza a unir la muerte de su hija con su inconformidad con el mundo. Recién aquí comienza a darle espacio a la posibilidad de que "la inmundicia de la civilización" este unida a su desconsuelo de no poderse armar siendo mujer-madre, pero sin su hija. Sin embargo, acá no hay consuelo, no hay remedio. Es la historia de su vida, desde el día en que le quitaron a su hija hasta el día en que esta mujer muera.

Una mujer que ha perdido a su marido, luego de que este abandonara la casa junto a una mujer mas joven. Luego de años de vivir una cotidianidad aburrida, sin conversaciones, sin emociones, sin encuentros, el decide irse. Y entonces se encuentra ella, vacía en el mundo, su único interés en la vida había sido amar y su marido. ¿Que le quedaba entonces cuando ninguna de las dos cosas estaban?.

Os lo recomiendo a quien aún no lo haya leído, se lee de un tirón, me apasiona Simone de Beauvoir, su historia de vida, su transformación de niña bien burguesa a revolucionaria, de proyecto de vida con Sartre….Su ser mujer es determinante, ella inicia la apertura y la inclusión del ser mujer en un mundo cerrado a lo masculino.



Yo tengo la sospecha de que la soledad pura y dura no se articula así, en un monólogo. La soledad es como un cuarto oscuro donde no hay nadie para escuchar y donde no hay forma de articular lo que está pasando. El paso de relatar, de analizar, de darle una vuelta a la angustia para mirarla desde el otro lado del espejo nos saca de ese estado porque nos permite construir interpretaciones. "Decirlas" (escribirlas) es decirlas para alguien, aunque no haya nadie. (La desolación es muda).


Os dejo el link para quien le apetezca descargar el libro:




lunes, 26 de diciembre de 2011

CARTA A SIMONE DE BEAUVOIR, DE UNA MUJER CON TURBANTE ...




Texto publicado el pasado 12 de marzo,
bajo el cielo protector de Cartas en la Noche. Carlos Morales

Giraste la cabeza para mirarme así. Y fui un naipe marcado. No me encerraba en el baño a anestesiarme con el adorable canto con arpa de la Sirenita imaginada por Andersen o las previsibles peripecias de una Cenicienta rescatada del barro por los zapatos sin ruta confeccionados por Perrault (un par de proto-Blahniks que jamás calzaría una operaria o una pantera). Me acompañaba La Invitada.

En ese baño convertido en templo ninguna mujer era salvada por un hombre. Las mujeres se salvaban solas y decidían exiliarse de la maternidad, extenuar los verbos en un café-bunker y tomar partido. Hacía equilibrio sobre el bidet para alcanzar a mirarme en el espejo, con unos viejos retazos de cortinas de tul devenidos turbante de guerrera en Montparnasse. Las ficciones temblaban, a la Sirenita la ahorcaban las cuerdas cándidas del arpa y Cenicienta se partía la boca contra el piso al pretender caminar con tacos. Un final ejemplar para un par de babiecas. ¿Por qué me miraste así, Simone?. Tu vocación sísmica clausuró la edad de la inocencia y colgó de un clavo oxidado mis juguetes.


Me amordazaron en las clases de catequesis, por difundir el embarazo de la Virgen por causas y goces naturales y trepanarle los sesos a la catequista para que hiciera de María una amante insumisa, sublevada contra el martirio impuesto por las jerarquías patriarcales. Te anudabas el pelo con pañuelos de escándalo. Courbet se equivocó. El origen del mundo no es el útero sino la cabeza. El rictus de una boca que no cede, ojos como estiletes encendidos en la gruta y la determinación de ser obra en perpetua construcción, mordiendo los barrotes de la jaula.


Nunca están dadas las condiciones. Papá se declara en bancarrota y mamá nos quiere docentes y decentes. La lucha en el hipotálamo puede graduar su intensidad pero no ahorra las obsesiones, el terror y el insomnio. En París suena el jazz, las vanguardias pulverizan la forma establecida de mirar y el Titanic no imagina el bloque mortífero de hielo. Pero el combate se libra entre las sienes y el París de tu casa y de tu cama puede temblar antes de que lo pise la bota nazi. ¿Cuántas veces te escondiste a llorar en el baño, Simone? ¿Cuántos años se tarda en nacer, cuando nacer significa hacerse e independizar la lengua, sin impostar la propia voz ni lamer las ajenas?


Mi infatigable Castor, inmersa en la aventura estremecedora de pensar junto a un hombre feo como un sapo que jamás sería príncipe, sin ser absorbida por su pensamiento ni convertirse en su florero, su trofeo o su anexo. Siguiendo la ley de tus propios pactos y abriéndole tu segundo sexo a un chico musculoso de Chicago, al que le escribiste cartas de amor ridículas, como todas las cartas de amor. Estados Unidos te electrizaba la piel que no mostrabas en la sesuda Europa de Jean Paul. Confesá, Simone, confesá. Te quiero aunque escribieras públicamente tu Lado A como una reina indómita y, en secreto, tu Lado B suplicando mimitos. ¿Quién renunciaría a que lo cuiden salvajemente?





Pobres las que cayeron en tus redes de entomóloga. Supiste ser malísima y complotar con el sapo la prolija destrucción de corazones, rendidos ante un tándem explosivo de cerebros. Mi amazona ofídica, con un puñal envuelto en el pañuelo. Fuiste todo mezclado, refulgente y revuelto.

Te encantará saber que, aunque persistan en expulsarlas del catecismo y la academia, las chicas no bajan la guardia y son las únicas que sacuden la historia tras la toma del Palacio de Invierno, montadas (aunque no lo sepan) en la turbulencia incandescente de tu estela. Tu turbante es la contraseña de las que empujan los límites.

Dejo sobre la tumba inquieta del Castor y su sapito nudos de tul de las cortinas rasgadas de la infancia, con las que todavía vendo, blindo y asomo mi cabeza al estrépito formidable del mundo. Intentando mantener y simultáneamente romper el equilibrio, para no avergonzarme ante el espejo que jamás perdona.


Liberado por PÁJARO DE CHINA, cuyo blog es sublime:

Sacado del maravilloso blog 

viernes, 30 de septiembre de 2011

EL DESEO TRANSFIGURADOR, SIMONE DE BEAUVOIR





El deseo transfigurador


Su deseo me transfiguraba. Yo, que desde hacía tanto tiempo no tenía más gusto ni forma, poseía de nuevo pechos, un vientre, un sexo, una carne; era alimenticia como el pan, olorosa como la tierra. Era tan milagroso que no pensé en medir mi tiempo ni mi placer; sé solamente que cuando nos dormimos se oía el leve trino del alba.



Simone de Beauvoir

"Los Mandarines"
(1954)

miércoles, 10 de agosto de 2011

CLÉO DE MERODE - GIOVANNI BOLDINI

Cléo de Merode - Giovanni Boldini


Giovanni Boldini (1842-1931) fue un pintor italiano que nacido en Ferrara marcha a Florencia para estudiar Bellas Artes en esta ciudad. Con apenas veintidós años ya se codea con la alta aristocracia florentina para la que realizará numerosos trabajos antes de viajar a París y a Londres donde conocerá a Manet, Sisley yDegas. En 1871 se establece ya definitivamente en París donde se especializará en el tema del retrato plasmando a la plural sociedad parisina de finales de siglo y comienzos del siglo XX, la sociedad del denominado periodo de "La Belle Epoque", período que se interrumpirá con el estallido de la 1ª Guerra Mundial.

En ese periodo de "La Belle Epoque" parisina pinta este cuadro en el que retrata en 1901 a la famosa y bella bailarina Cléo de Merode.

Cléo de Merode tiene en esos momentos 26 años y su fama se ha extendido por toda Europa después de haber actuado ya en los principales escenarios como bailarina y dejado grabada su imagen de la que se llegó a considerar la mujer más bella del mundo, una imagen que recorrerá este en forma de tarjetas postales provocando la admiración y el deseo en los que las contemplan. Sus grandes ojos, su negro pelo siempre recogido atrás con un moño, su aire de chica buena, su fama de mujer deseada, forman parte del imaginario que circula en esas tarjetas postales.

Cléo de Merode, primer icono de la fotografía había sido ya fotografiada por esas fechas por Paul Nadar, Leopold Reutlinger y Henri-Pierre Oger convirtiéndola en un icono de la sensualidad.

Cleo de Merode la retratarán también los pintores Edgar Degas, - muchas de sus bailarinas son ella - ,Toulouse Lautrec, Boldini, Manuel Benedito, Francois Flameng, Georges Clarín y József Rippl-Ronai siendo también modelo de los escultores Alexandre Falguiére y Luis de Perinat.

Cleo de Merode no ha pasado a la historia como una gran bailarina, sino como una obra de arte en si misma, como la encarnación de la belleza femenina. Son muchos los hombres que la desearon, entre ellos el pintor Gustav Klimt, el escritor Marcel Proust, el arquitecto vienés Adolf Loos, el magnate Randolh Hearst y se dice que hasta el mismisimo Sha de Persia pero, solamente dos, según sus memorias plasmadas en el libro "Le ballet de ma vie", fueron sus amores, un conde que murió joven y el escultor y diplomático español Luis de Perinat.

Una historia le acompañó a lo largo de su vida y fue el pretendido romance con el rey Leopoldo II de Bélgica del que se dijo que estaba locamente enamorado de ella y con el que mantenía una relación en secreto que ella siempre negó. El chismorreo y la rumorología hicieron que se pusiera al rey Leopoldo el apodo de "Cleopold", y de ella se dijera que se peinaba siempre tapándose las orejas porque se las había cortado el rey por no amarle, bromas que provocaron que Cleo marchase indignada de París durante una larga temporada.

A pesar de la mala fama de cortesanas que acompañaba a las mujeres que actuaban como bailarinas en aquellos años, ella siempre mantuvo su imagen de mujer casta y jamás actuó ligera de ropa en ningún espectáculo. Era ya septuagenaria cuando ganó una demanda en 1950 contra la escritora Simone de Beauvoirque la había tachado de cortesana en su libro "Le deuxième sexe".

Todavía en 1964 se dejó fotografiar con 89 años por el fotográfo Cecil Beaton, exigiéndole antes coquetamente, que las fotos en las que no saliese favorecida se destruyesen. Murió dos años después en Biarritz.

Este cuadro, perteneciente a una colección particular, se puede ver estos días en la exposición que con el título de "Retratos de la Belle Epoque" se exhibe en el antiguo Convento del Carmen (Centro del Carmen) enValencia, junto al retrato que le pintó el valenciano Manuel Benedito en 1910.

En estos momentos hay una bonita exposición en Barcelona, en la Caixa Forum, hasta octubre. Se llama Obras del Periodo Belle Époque – últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX - y se reúnen un centenar de artistas, se exhiben obras de Anders Zorn, Édouard Manet, Ramon Casas, Edvard Munch, Pierre Bonnard, Édouard Vuillard, Hermen Anglada Camarasa, Max Oppenheimer, Oskar Kokoschka, Egon Schiele, Max Pechstein y Ernst L. Kirchner, que forman, junto a Giovanni Boldini, John Singer Sargent, Joaquim Sorolla, Valentín A. Serov y Henri de Toulouse-Lautrec, la galaxia del retrato europeo.

Desde el otro lado del cuadro 
http://desdeelotroladodelcuadro.blogspot.com/

lunes, 8 de agosto de 2011

Nawal El Saadawi, la "Simone de Beauvoir del mundo árabe"



Nawal Al Saadawi, nacida en 1931, es una mujer como pocas, con una vida llena de obstáculos que parecerían impedirle escribir; sin embargo, nunca ha dejado de hacerlo.
A los diez años de edad, sus padres la casarían con un hombre que le doblaba la edad y la pequeña Nawal “ accidentalmente” derramó té caliente sobre él, tomando una de las primeras decisiones que marcaron su vida, rechazando su propuesta de matrimonio a toda costa.
Al Saadawi continuó sus estudios y obtuvo el título de psiquiatra por parte de la Universidad de El Cairo en 1955. Al mismo tiempo comenzó a escribir sobre temas que afrontaba la mujer musulmana en Egipto y el Medio Oriente. En sus textos denunció el patriarcado de las religiones y argumentó la teoría de que en Egipto existía un matriarcado. También se enfocó en el tema de la mutilación genital femenina, de la cual ella fue víctima.
Nawal ejerció su carrera médica, pero por estas y otras ideas opuestas al radicalismo musulmán, Al Saadawi perdió su puesto como vicesecretaria general de la Asociación Médica Egipcia y cerraron la revista médica que fundó. Incluso sus pensamientos asustaron a aquellos en el poder. Las críticas políticas abiertas que hizo fueron consideradas amenazantes al régimen opresivo, por lo que fue encarcelada en
1980. Esto no le impidió seguir escribiendo.
En 1981  formó la Asociación de Solidaridad de las Mujeres Árabes (AWSA), dedicada a la promoción de la participación activa de la mujeres en la sociedad árabe. De la cárcel salió en 1983. Años después, en 1987 publicó su libro La caída del Imam, la cual fue prohibido en Egipto. Al Saadawi se exilió en Estados Unidos, y regresó a su país en 1996. En total ha publicado poco más de cuarenta libros, entre ellos, su autobiografía. En 2004 se postuló como candidata para la presidencia en Egipto.
A pesar de las amenazas de muerte por parte de los egipcios fundamentalistas, Al Saadawi continúa escribiendo y promoviendo sus textos alrededor del mundo.

lunes, 20 de junio de 2011

ALEJANDRO FILIO - MUJER QUE CAMINA.....mujer para el SOL

"El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres" Simone De Beauvoir


Como ya es usual, siempre hay una gran mujer detrás de cada idiota......(lo dijo John Lennon)