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jueves, 22 de julio de 2021

HERMANN HESSE - DESPERTANDO CONCIENCIAS : DEMIAN

"La única realidad es la que nosotros tenemos, y si los hombres viven tan irrealmente es porque aceptan como realidad las imágenes exteriores y ahogan en sí la voz de su mundo interior. También se puede ser feliz así; pero cuando se llega a saber lo otro se hace ya imposible seguir el camino de la mayoría. El camino de los más es fácil, Sinclair; tan fácil como penoso el nuestro. Caminemos". 

(Demian)



Demian es una de las novelas más conocidas de Hermann Hesse, en la que retrata en primera persona el paso de la niñez a la madurez del protagonista y de sus correspondientes cuestiones existenciales, un tanto diferentes a las normales.

El interés por la obra de Hermann Hesse sigue vigente, a pesar de ser uno de los escritores más amados y a la vez más despreciados de la literatura.

Por un lado tenemos a sus enemigos, que ven al autor de "El lobo estapario", "Demian", "El juego de abalorios" y "Siddhartha" (entre otros), en el mejor de los casos, como un escritor sensiblero y, en el peor, como un predicador de la destrucción de la civilización.

Yo, sin embargo, veo en sus obras una invitación a oír la voz interior de cada uno, lejos de dogmatismos e ideologías.


*.- Os dejo unos fragmentos extraordinarios del libro Demian, el que más me gusta y me ha aportado y que no me canso de publicar, para despertar conciencias:


"De vez en cuando me sentía inquieto y los deseos me atormentaban. Creía no poder resistir verla junto a mí sin estrecharla entre mis brazos. También esto lo notaba en seguida. Una vez estuve varios días sin aparecer; por fin volví confuso y ella me condujo a un lado y me dijo: 

-No debe usted entregarse a deseos en los que no cree. Sé lo que desea. Pero tiene que saber renunciar a esos deseos o desearlos de verdad. Cuando llegue a pedir con la plena seguridad de que su deseo va a ser cumplido, éste será satisfecho. Sin embargo, usted desea y al mismo tiempo se arrepiente de ello con miedo. Hay que superar eso."

(...)

"El jardín no tenía perfume, el bosque no me atraía, el Mundo se extendía alrededor de mí como un saldo de trastos viejos, insípido y desencantado; los libros eran papel; la música, ruido. No de otro modo pierde sus hojas el árbol otoñal en torno suyo. No lo siente, y la lluvia, la escarcha y el sol resbalan por su tronco, mientras su vida se retira a lo más íntimo y recóndito. No muere. Espera".

(...)

"El amor no era un oscuro instinto animal, como en un principio lo había yo sentido; ni era tampoco una piadosa adoración espiritual, como la que yo había consagrado a la imagen de Beatrice. Eran ambas cosas, ambas y muchas más: era ángel y demonio, hombre y mujer en uno, hombre y animal, sumo bien y profundo mal. Lo deseaba y lo temía; pero estaba siempre presente, siempre por encima de mí".

(...)





"La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo, la tentativa de un camino, la huella de un sendero. Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo; pero todos aspiran a llegar a serlo, oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede. 

Todos llevan consigo, hasta el fin, viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial. Alguno no llega jamás a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u hormiga. Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez. 

Pero cada uno es un impulso de la Naturaleza hacia el hombre. Todos tenemos orígenes comunes: las madres; todos nosotros venimos de la misma sima, pero cada uno (tentativa e impulso desde lo hondo) tiende a su propio fin. Podemos comprendernos unos a otros, pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno".





(Demian, Hermann Hesse)


viernes, 11 de agosto de 2017

HERMANN HESSE - LA FÁBULA DE LOS CIEGOS - CUENTOS CORTOS





Durante los primeros años del hospital de ciegos, como se sabe, todos los internos detentaban los mismos derechos y sus pequeñas cuestiones se resolvían por mayoría simple, sacándolas a votación. Con el sentido del tacto sabían distinguir las monedas de cobre y las de plata, y nunca se dió el caso de que ninguno de ellos confundiese el vino de Mosela con el de Borgoña. Tenían el olfato mucho más sensible que el de sus vecinos videntes. Acerca de los cuatro sentidos consiguieron establecer brillantes razonamientos, es decir que sabían de ellos cuanto hay que saber, y de esa manera vivían tranquilos y felices en la medida en que tal cosa sea posible para unos ciegos. 

Por desgracia sucedió entonces que uno de sus maestros manifestó la pretensión de saber algo concreto acerca del sentido de la vista. pronunció discursos, agitó cuanto pudo, ganó seguidores y por último consiguió hacerse nombrar principal del gremio de los ciegos. Sentaba cátedra sobre el mundo de los colores, y desde entonces todo empezó a salir mal. 

Este primer dictador de los ciegos empezó por crear un círculo restringido de consejeros, mediante lo cual se adueñó de todas las limosnas. A partir de entonces nadie pudo oponérsele, y sentenció que la indumentaria de todos los ciegos era blanca. Ellos lo creyeron y hablaban mucho de sus hermosas ropas blancas, aunque ninguno de ellos las llevaba de tal color. De modo que el mundo se burlaba de ellos, por lo que se quejaron al dictador. Éste los recibió de muy mal talante, los trató de innovadores, de libertinos y de rebeldes que adoptaban las necias opiniones de las gentes que tenían vista. Eran rebeldes porque, caso inaudito, se atrevían a dudar de la infalibilidad de su jefe. Esta cuestión suscitó la aparición de dos partidos. 

Para sosegar los ánimos, el sumo príncipe de los ciegos lanzó un nuevo edicto, que declaraba que la vestimenta de los ciegos era roja. Pero esto tampoco resultó cierto; ningún ciego llevaba prendas de color rojo. Las mofas arreciaron y la comunidad de los ciegos estaba cada vez más quejosa. El jefe montó en cólera, y los demás también. La batalla duró largo tiempo y no hubo paz hasta que los ciegos tomaron la decisión de suspender provisionalmente todo juicio acerca de los colores. 

Un sordo que leyó este cuento admitió que el error de los ciegos había consistido en atreverse a opinar sobre colores. Por su parte, sin embargo, siguió firmemente convencido de que los sordos eran las únicas personas autorizadas a opinar en materia de música.


La Fábula de los Ciegos (inspirada en Voltaire) Hermann Hesse - 1929




domingo, 21 de mayo de 2017

DEMIAN [FRAGMENTOS] - HERMANN HESSE PREMONITORIO

Henri Rousseau, llamado "El aduanero Rousseau", La Jungla


"Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino que elige la mayoría".

Hermann Hesse, Demian (fragmento)


***


"La solidaridad es algo hermoso. Pero lo que vemos florecer por ahí no es solidaridad. Volverá a renacer del conocimiento del individuo por los individuos y durante algún tiempo transformará el mundo. La que hoy existe no es más que espíritu gregario. 

Los hombres se unen porque tienen miedo los unos de los otros; los señores se asocian, los trabajadores se asocian, los sabios se asocian. ¿Y por qué tienen miedo? Sólo se tiene miedo cuando se está en disensión consigo mismo. 

Tienen miedo porque nunca se han reconocido a sí mismos. ¡Una sociedad de hombres que tienen miedo de lo desconocido que anida en ellos! Todos se percatan de que sus leyes de vida no funcionan ya, de que viven según los viejos códigos y que ni su religión ni su moral corresponden a lo que necesitamos. 

Durante cien años y más, Europa no ha hecho más que estudiar y construir fábricas. Todos saben con exactitud cuántos gramos de pólvora se necesitan para matar a un hombre; pero no saben siquiera cómo se pasa un rato divertido. ¡Mira las tabernas de los estudiantes! O un lugar de diversión donde se reúne gente rica. ¡Desesperante! Querido Sinclair, de esto no puede salir nada alegre. 

Los hombres que se apiñan acobardados están llenos de miedo y de maldad; ninguno se fía del otro. Son fieles a unos ideales que han dejado de serlo y apedrean a todo el que crea otros nuevos. Presiento graves conflictos. Vendrán, créeme, vendrán pronto. Naturalmente, no "mejorarán" el mundo. 

Que los obreros maten a los empresarios, o que Rusia y Alemania disparen una sobre otra, nada altera la situación; sólo cambian los dueños. Pero no será completamente en vano. Hará patente la miseria de los ideales actuales; se saldarán las cuentas con los dioses de la Edad de Piedra. Este mundo, tal como es ahora, quiere morir, quiere sucumbir y lo conseguirá."

(fragmento de Demian)


Henri Rousseau, El sueño, 1910


"Pero —exclamé casi gritando— hay cosas verdaderamente feas y prohibidas; ¡no puedes negarlo! Están prohibidas y tenemos que renunciar a ellas. Yo sé que existen el crimen y los vicios; pero porque existan no voy yo a convertirme en un criminal.

Hoy no agotaremos el tema —me tranquilizó Max—. Desde luego, no vas a asesinar o violar muchachas, no. Pero aún no has llegado al punto en que se ve con claridad lo que significa en el fondo «permitido» y «prohibido». 

Has descubierto sólo una parte de la verdad. Ya vendrá el resto, no te preocupes. Por ejemplo: desde hace un año sientes en ti un instinto, que pasa por «prohibido», más fuerte que todos los demás. Los griegos y muchos otros pueblos, en cambio, han divinizado este instinto y lo han venerado en grandes fiestas. Lo «prohibido» no es algo eterno; puede variar. También hoy cualquiera puede acostarse con una mujer si antes ha ido al sacerdote y se ha casado con ella. En otros pueblos es de otra manera. 

Por eso cada uno tiene que descubrir por sí mismo lo que le está prohibido. 

Se puede ser un gran canalla y no hacer jamás algo prohibido. Y viceversa. 

Probablemente es una cuestión de comodidad. El que es demasiado cómodo para pensar por su cuenta y erigirse en su propio juez, se somete a las prohibiciones, tal como las encuentra. Eso es muy fácil. Pero otros sienten en sí su propia ley; a esos les están prohibidas cosas que los hombres de honor hacen diariamente y les están permitidas otras que normalmente están mal vistas. 

Cada cual tiene que responder de sí mismo.."

(fragmento de Demian)






"En estos momentos tuve una certeza fulminante: cada uno tenía una "misión", pero ésta no podía ser elegida, definida, administrada a voluntad. Era un error desear nuevos dioses, y completamente falso querer dar algo al mundo. 

No existía ningún deber, ninguno, para un hombre consciente, excepto el de buscarse a sí mismo, afirmarse en su interior, tantear un camino hacia adelante sin preocuparse de la meta a que pudiera conducir. 

Aquel descubrimiento me conmovió profundamente; éste fue el fruto de aquella experiencia. Yo había jugado a menudo con imágenes del futuro y soñado con papeles que me pudieran estar destinados, de poeta quizá, de profeta, de pintor o de cualquier otra cosa. Aquellas imágenes no valían nada. Yo no estaba en el mundo para escribir, predicar o pintar; ni yo ni nadie estaba para eso. Tales cosas sólo podían surgir marginalmente. 

La misión verdadera de cada uno era llegar a sí mismo.."


(fragmento de Demian)



Demian es la historia de Emil Sinclair. 
La historia de un niño que ve, más allá de los algodones que envuelven su vida familiar, el otro mundo que le rodea: un mundo que teme pero a la vez le fascina. 

Es la historia de unos pasos tambaleantes por un agua que no es cristalina respirando un aire que no es puro. 
Es la historia de la duda entre la crisálida protectora de la infancia y el camino que conduce fuera de ella. Entre la facilidad de adaptarnos a nuestro entorno y la necesidad de adaptar el entorno a nosotros. 

Pero Demian es sobre todo la historia de la pregunta que nadie quiere contestar, del camino que nadie quiere recorrer. 

Demian es quien nos explica cómo sortear los obstáculos de ese camino, pero también quien rasga la fina capa de ignorancia que es nuestra crisálida y nos obliga a mirar entre las sombras que se forman alrededor de esos obstáculos antes de llevarnos a la luz. 

Demian es, en definitiva, la búsqueda de nuestro auténtico yo a través del rechazo de lo preestablecido.


Demian, Hermann Hesse, 1919





lunes, 3 de agosto de 2015

EL LOBO ESTEPARIO - HERMANN HESSE

El lobo estepario es una de las obras más conocidas de Hermann Hesse. Escrito en medio de una profunda crisis existencial en la cual el autor llegó a coquetear con la idea del suicidio, tema muy importante en la obra, trata la multiplicidad de carácter del ser humano y de su capacidad para ser feliz. 




Fragmentos que escogí del libro, el cual releo este verano y que nunca me canso, es premonitorio, cruel pero sincero, me esclarece y recuerda la maldad humana, la hipocresía, los valores y prioridades de la vida:


"Muchos artistas pertenecen a la especie del lobo estepario. Estos hombres tienen todos dentro de sí dos almas, dos naturalezas; en ellos existe lo divino y lo demoníaco, la sangre materna y la paterna, la capacidad de ventura y la capacidad de sufrimiento, tan hostiles y confusos lo uno junto y dentro de lo otro, como estaban en Harry lobo y hombre. Y estas personas, cuya existencia es muy agitada, viven a veces en sus raros momentos de felicidad algo tan fuerte y tan indeciblemente hermoso, la espuma de la dicha momentánea salta con frecuencia tan alta y deslumbrante por encima del mar del sufrimiento, que este breve relámpago de ventura alcanza y encanta radiante también a otras personas.
Así se producen, como preciosa y fugitiva espuma de felicidad sobre el mar de sufrimiento, todas aquellas obras de arte, en las cuales un solo hombre atormentado se eleva por un momento tan alto sobre su propio destino, que su dicha luce como una estrella, y a todos aquellos que la ven, les parece algo eterno y como su propio sueño de felicidad.
Entre los hombres de esta especie ha surgido el pensamiento peligroso y horrible de que acaso toda vida humana no sea sino un tremendo error, un aborto violento y desgraciado de la madre universal, un ensayo salvaje y horriblemente desafortunado de la naturaleza. Pero también entre ellos es donde ha surgido la otra idea de que el hombre acaso no sea solo un animal medio razonable, sino un hijo de los dioses y destinado a la inmortalidad." (...)


(..) "Soledad era independencia, yo me la había deseado, y la había conseguido al cabo de largos años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas."


(...) "En medio de este mundo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad. 
¡A la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres!
¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo donde ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención?
No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico.
Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo, puede que si acaso en las novedades, porque en la vida lo considera una locura.
Y en efecto, si el mundo tiene razón, si esta música de los cafés, estas diversiones en masa, estos hombres americanos contentos con tan poco tienen razón, entonces soy yo el que no la tiene, entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento."


TRACTAT DEL LOBO ESTEPARIO

No para cualquiera


"Erase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario.

Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo.

Acaso ello proviniera de que en el fondo de su corazón sabía (o creía saber) en todo momento que no era realmente un ser humano, sino un lobo de estepa.

Que discuten los inteligentes acerca de si era en realidad un lobo, si en alguna ocasión, acaso antes de su nacimiento ya, había sido convertido por arte de encantamiento de lobo en hombre, o si había nacido desde luego hombre, pero dotado del alma de un lobo estepario y poseído o dominado por ella, o por último, si esta creencia de ser un lobo no era más que un producto de su imaginación o de un estado patológico. (..)




Hermann Hesse, fragmentos de su libro "El lobo estepario"



sábado, 11 de octubre de 2014

HERMANN HESSE - ¡QUÉ EXTRAÑO ES VAGAR EN LA NIEBLA!


Hermann Hesse es uno de los seres humanos interesantes que me han servido de guía para salir cuanto antes de esta farsa que es la vida.

Por algo será que las personas más interesantes de éste planeta, a lo largo de toda la historia, han pensado de la misma manera, se convirtieron en seres pesimistas, con impotencia de ver un mundo tan falso, tan feo e injusto, en donde las personas sólo luchan por lo material, sin tener en cuenta al ser humano. 

Podría citar a muchos, me quedo con Herman Hesse, Nietzche, Kafka, Ciorán, Aldous Huxley, Bertrand Russell....y muchos más, todos seres inteligentes que nunca se cansaron de expresar su malestar, llegando todos a sentirse impotentes, a tener que expresarlo en sus libros para que el mundo lo leyera, entrara en sus mentes, llegar a construir un mundo feliz, dar pautas para que las personas fueran verdaderas....pero que al paso del tiempo, nadie ha hecho caso....prevalece el mal y la mentira y todo sigue su curso.



Hasegawa Tohaku (1539-1610) - Biombos con pinos entre niebla.



¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.





Hermann Hesse, (En la niebla)


jueves, 10 de julio de 2014

HERMANN HESSE Y GEORGES SEURAT - DESVARIEMOS CON DOS GRANDES


"Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía, o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dio unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella.
(...)

Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos viven tan irrealmente; porque creen que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino que elige la mayoría". Demian (fragmento)



El ser no nos ha sido dado. Somos un río solo
Y dócilmente en toda forma confluimos:
Tanto la noche como el día, catedral o caverna,
Todo lo atravesamos, pues nos arrastra la sed por existir.
Así llenamos forma tras forma sin descanso,
Y ninguna llega a ser patria, ni dicha, ni necesidad,
Siempre de viaje, huéspedes para siempre,
No nos llaman el campo ni el arado, tampoco crece el pan para nosotros.
(..) Hermann Hesse, (Lamento)

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.

Hermann Hesse, (En la niebla)



"Cuando alguien busca, suele ocurrir que sus ojos solo ven aquello que anda buscando, y ya no logra encontrar nada ni se vuelve receptivo a nada porque sólo piensa en lo que busca, porque tiene un objetivo y se halla poseído por él. Buscar significa tener un objetivo, pero encontrar significa ser libre, estar abierto, carecer de objetivos..." Hermann Hesse, (fragmento de Siddhartha)





*.- Todas las pinturas son de Georges Seurat.

He pensado que juntar a Hermann Hesse y Georges Seurat era delicioso, cada uno expresa cómo vivimos y qué somos con su arte.


“Lo mejor, lo más bello, lo más apetecible del mundo solo puede pagarse con la propia alma, lo mismo que el amor no puede comprarse. Y si alguien posee un alma no pura, no capaz del bien o al menos de creer en el bien, tampoco poseerá sensibilidad suficiente para lo mejor y más noble y tendrá que contemplarse para siempre con la imagen empequeñecida, ajada, borrosa, del mundo que sus pensamientos, para propia tortura y pobreza, se han forjado” 
Hermann Hesse

martes, 9 de octubre de 2012

CADA UNO ESTÁ SOLO .. - HERMANN HESSE

Georges Seurat


¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.


Hermann Hesse, (En la niebla)



lunes, 26 de septiembre de 2011

A PROPÓSITO DE HERMANN HESSE Y LAS POBRES ALMAS QUE NO TIENEN UNA BASE SÓLIDA.

"Usted podrá tener siempre todo aquello que se puede comprar con dinero, pero estará condenado a ver cómo precisamente lo mejor, lo más bello, lo más apetecible no se puede comprar con dinero"






"Lo mejor, lo más bello, lo más apetecible del mundo solo puede pagarse con la propia alma, lo mismo que el amor no puede comprarse. Y si alguien posee un alma no pura, no capaz del bien o al menos de creer en el bien, tampoco poseerá sensibilidad suficiente para lo mejor y más noble y tendrá que contemplarse para siempre con la imagen empequeñecida, ajada y borrosa del mundo que sus pensamientos, para propia tortura y pobreza, se han forjado".


Hermann Hesse