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jueves, 6 de noviembre de 2014

ANTONIO GAMONEDA - CANCIÓN ERRÓNEA

¿Quién habla aún al corazón abrasado cuando la cobardía
        ha puesto nombre a todas las cosas?


Johann Heinrich Füssli - soledad en el ocaso, 1741


Un desconocido habita en mí. Agoniza y, para agonizar, utiliza mi corazón.

Pienso en mi padre enloquecido por la visión de frutos muy frescos, pienso en el amor y en la morfina. No. No es mi padre. Pero, entonces, ¿quién
agoniza en mi?

Cabe que yo mismo sea el desconocido y que mi corazón no sea mío aunque yo ponga en él sus latidos. Cabe.

En realidad no hay problema. En cualquier caso, yo voy a ser, ya estoy siendo,
huérfano de mí mismo.


***

Había
vértigo y luz en las arterias del relámpago,
fuego, semillas y una germinación desesperada.

Yo desgarraba la imposibilidad,
oía silbar a la máquina del llanto y me perdía en la espesura
vaginal. También

entraba en urnas policiales. Así
olvidaba los ojos blancos de mi madre.
Vivía
Parece ser.
Vivía

Ahora mismo atiendo distraído a mi estertor. No hay en mí
memoria ni olvido; única y simplemente lucidez.

Han desaparecido los significados y nada estorba ya a la
indiferencia.

Definitivamente, me he sentado
a esperar a la muerte
como quien espera noticias ya sabidas.

***

…desde hace tiempo,
descanso en la tiniebla dúplice y,
de vez en cuando, digo
dos palabras, dos, sólo dos
con certidumbre:
no sé.


***


Amé. Es incomprensible como el temblor de los álamos.
Estoy extraviado pero yo sé que amé.

Yo vivía en un ser y su sangre se reunía con mi sangre y
la música me envolvía y no mismo era música.
Ahora,
¿quién es ciego en mis ojos?

Unas manos pasaban sobre mi rostro y envejecían len-
tamente. ¿Qué fue vivir entre heridas y sombras? ¿Quién
fui en los brazos de mi madre, quién fui en mi propio co-
razón?

Únicamente he aprendido a desconocer y olvidar. Es extraño.
Todavía el amor
habita en el olvido.


(poemas escogidos de su poemario "Canción errónea" 2012, Antonio Gamoneda, Oviedo 1931)


“He vivido y no sé por qué. Ahora he de amar mi propia muerte y no sé morir. Qué equívoco”.






Canción errónea se corresponde con la advertencia de la vida entendida como un "accidente" que ocurre entre una inexistencia y otra inexistencia. 

En esa circunstancia, el acontecer
existencial/accidental, es decir el sufrimiento, el placer, la injusticia, el amor, incluso la propia conciencia, son entendidos, a su vez, como "errores". La contradicción, el "no saber", la "pasión de la indiferencia", el cansancio, se deducen naturalmente de la sucesión de las vivencias "erróneas". 

Y el final de ese malentendido se vive con la lucidez de quien, sin querer renunciar a la memoria conmovida de las cosas, comprende su desenlace natural.


En un mundo donde ha triunfado la inmanencia y donde se nos pide que lo entendamos todo, cuesta asumir el estado de perplejidad en que nos deja el poemario intimista de Gamoneda, compuesto por un par de miles de palabras escurridizas y nunca enteramente comprendidas. Supongo, como sospechaban los místicos, que no todo puede ser dicho y mucho menos comprendido.




"No hay respuesta para la pregunta que plantea el porqué de la vida y, no habiéndola para ella, cualquier otra interrogación habrá de obtener una respuesta semejante".


1 comentario:

José Valle Valdés dijo...

De mucho gusto, amiga. Gracias por presentárnoslo.

Abrazos