Paulo Freire
Paco Roda
Rebelión
Cada día que pasa uno siente que no puede ser peor, que más allá de estos límites imprecisos entre el miedo y el desasosiego, solo queda la revuelta que no llega, porque la sedición interna está ya saciada de descontentos. Pero uno mira más allá de sus límites más inmediatos y se avergüenza del tedio reinante revestido de compasión y hasta de nueva piedad solidaria. La vida, las vidas empeoran sin pedir permiso, las biografías cortocircuitadas enferman y se desplazan plomizas cabizbajo por la calle. Los relatos entristecen y se someten a la más brutal resignación, se doblegan al inmerecimiento de unos guardianes del Estado en estado de corrupción permanente.
Cada día la vida se retuerce más y más. Por sus aristas más finas, por sus demarcaciones menos consistentes. Las familias, la ciudadanía y las personas ya no son las mismas. No se reconocen en el pasado perfecto porque el futuro se ha volatizado mientras otros hacen el agosto en pleno invierno. Y éstos, con nombres y apellidos, famosos, reconocidos, con poder, caminan impunes ante tanta matanza. Nunca un Estado había estado tan secuestrado por la ignominia, el descrédito, la vergüenza, la corrupción, la mentira, la falsedad, la degradación y la infamia. Y todo ello santificado por un gobierno que vive y desea vivir lejos de sus votantes y no votantes. Un Estado secuestrado por la implacable ceguera de su propia incapacidad para corregir el rumbo hacia una bancarrota social inminente.
Y mientras, la gente que uno observa por la calle pareciera que, sabiendo esto, aceptando esta inevitabilidad alguna sin compasión, vuelve al refugio tangible de sus seguridades más inmediatas, a su casa, su hogar, su familia, sus pasiones, sus amores, sus ocios y sus socios inmediatos, los amigos, las compañeras de trabajo o hasta sus coadjutores. En ese territorio privado encuentra el sosiego ante tanto desosiego. Por eso Rajoy nos quiere en casa. No solo para contabilizarnos inactivos ante el frente social que tanto teme, sino para dominarnos desde la reclusión invicta del dominio privado. Porque aquí nos sometemos a la implacable venganza contra nosotros mismos. Aquí, entre las paredes atestadas de deslices, nos culpabilizamos ante nuestro propio destino. La calle se ha quedado vaciada de poder. Sí, hay 37.000 manifestaciones al año, una prueba técnica de la movilización, pero aún así parece que eso no garantiza la revuelta. Porque ésta necesita otros territorios aún por explorar. No me digan ni hablen de nuevos líderes, de nuevos discursos ni de nuevas estrategias. Todo está dicho. Parece que lo nuevo o por inventar no llega. O si llega, no encuentra eco ni recoveco donde depositar tamaña esperanza.
Nunca como en estos días las diatribas y sentencias verbales contra la política del PP y el actual estado de malestar social que nos invade, han sido tan duras, tan claras, tan incisivas. Si ustedes quieren pueden ver por activa y pasiva donde está el núcleo duro, la médula infecciosa de tanto cáncer social, el agujero apestoso de las cloacas que nos esperan, de los sepultureros que esperan su turno. Y también pueden saber los nombres de los escualos que esperan ahí, a nuestro lado, para afilar sus mandíbulas protactiles. Todo está a la vista. Y lo que no está tampoco afecta al estado de rotación de esta España a la deriva. Porque actúa si o si. Sin pudor, sin decencia. Y aún así, navegando a sotavento, resulta difícil llegar a puerto. Porque la navegación es de altura. Volver a casa no es un buen consejo, pero en la calle, a diario, pareciera que el título del libro de José Luis Pardo, Nunca fue tan hermosa la basura , adquiriera sentido y saciara nuestro desconcierto.
No es fácil, y quizás no sea ni siquiera justo, nombrar el desastre y escapar por la tangente del nihilismo crítico. Lo sé. Pero creo que lo que está por llegar se está fraguando en algún lugar intangible. Aún es pronto para sentirlo. Pero está en la rotación incesante de los agujeros negros de millones de desesperados. En esos espacios que cuesta identificar, en lugares todavía sin nombre pero reconocidos. En los efectos secundarios de tanto trabajo precario, de la pobreza soterrada y contenida, de la precariedad contada y cantada, de la exclusión estigmatizada, de la estabilidad incierta, del desempleo inmediato, del ERE amenazante, de la vida contingente, del miedo al presente. En esos lugares en construcción que la historia luego reconoce como procesos revolucionarios. Solo falta una mecha. Y ésta puede ser hasta un poema.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=162976&titular=la-mecha-y-el-poema-
8 comentarios:
Sé del sabor del hambre. Me ha saciado el vacío y sus gusanos de aire, de nada construidos con anillos sucesivos. Sé del tacto de lo sucio, del manosear en el contenedor de los espejismos, del luchar sabiendo que la derrota es quien tiene su dedo eterno oprimiendo los gatillos. Sé del tiempo, este, en que es imposible caminar sin temer que otro oscuro hurte tus pasos y los pinte de inservibles. Sé del tiempo, este, en que es más fácil morir que respirar. Y sé de la náusea ante el olvido, de la angustia frente a lo injusto, del dolor tras una herida que arranca la esperanza. Sé de la luz y de la sombra. Y siento, cada día, la tentación de dejarme caer, de ser de nadie, de mutilar mi ilusión hasta que muera. Muchas veces, sin embargo, late la ilusión, de nuevo, cuando prende la mecha un poema, el justo verso, y me quema los ojos para que una vez más se atrevan a ser mirada.
Un placer hallar belleza en tu blogg, esa belleza que hace que mis dedos tecleen y yo sienta cada palabra, especialmente en estos días tan dificiles y absurdos. Un beso grande
Pura María
http://puramariagarcia.wordpress.com/
El placer, querida Pura, es encontrarme de sopetón con tus palabras, totalmente espontáneas y bellísimas. Gracias, pedazo de mujer.
También he sentido esa tentación de dejarme caer, es más, dime quién no siente eso mismo ahora. Vivimos no ya en un momento absurdo, vivimos una atrocidad, una pesadilla, tengamos parte de culpa o no, es una verdadera locura el enterarnos cada día de más cuando ya pensábamos que todo estaba hecho o dicho, pues no, hay más y más. Dime cuánta impotencia anida ahora en todos, cuánta rabia, parece que estamos blindados o atados de pies y bocas, andamos calladitos esperando la explosión, que sé que llegará.
Gracias guapa por tus maravillosas palabras, engrandeces mi blog. Besosss
La revolución ha de venir de dentro.
Creo que todas han fallado a la larga, que tras ellas poco cambió (basta ver "Los miserables", por ejemplo), pero sí creo en una revolución silenciosa, personal, que suma a la de tantos.
Bastaría con seguir de verdad lo que decimos y no hacemos???
Si todos dejáramos de tragar y nos plantáramos... esa es una revolución efectiva.
Coherencia y dignidad.
Ah... y valor :)
Me lo apunto la primera, Inma.
Besos, buen día
Valor y no perder nunca la capacidad de sorpresa, que no nos parezca algo ya trillado o manido las injusticias que leemos a diario. Que hagamos eco de ello, que lo gritemos con la voz bien alta, que desnudemos y sin posibilidad de encontrar ropa a los políticos corruptos, a la manipulación de los medios, a tanta mierda que hacen con el escudo de salvaguardar el país, que nos solidarizáramos con tanta gente que sufre...en fin, como decía tan sabiamente Emma Goldman ... la revolución no es sino el pensamiento llevado a la acción.
Muchos besos guapa y graciasss
Esa "revolución" necesaria, tiene tantos significados como personas habitan el planeta... Algo difícil de llevar adelante mientras sigan vivas las "redecillas" que diariamente alimentamos nosotros mismos (yo, el primero).
Todo cambio sustancial, estoy con Vero en este punto, ha de venir de dentro, sí...; pero igualmente hallaremos infinitas diferencias en el proceso interno que cada cual haya escogido para ello.
No pretendo, con esta breve apreciación, desmantelar la ilusión de un mundo mejor, de la urgente medida de plantarle cara al tirano de una vez por todas. Eso nunca!!, aunque parezca lo contrario.
Resulta sencillo, por necesario que sea, escribir unas lineas, estas mismas... Pero ¿dónde está "la acción"?, ¿es así cómo pretendemos cambiar el presente?... Humildemente confieso que me he quedado sin respuestas, preguntas y reflexiones me sobran, pero no disipo luz clara entre la niebla...
Ahora, como bien se indica en esta entrada fabulosa, me recluiré en el rincón más silencioso de esta extravagante trinchera que es mi casa, la cueva que habito con la persona que amo, intentando conciliar el sueño mientras espanto la visita de mis verdugos más temidos...
Buenas noches y muchos besossss!!!
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Tampoco yo disipo luz entre la niebla mi querido Pedro Mari, y más al comprobar que aunque se sepa que los políticos son corruptos y a unos niveles infinitos, nada hacemos, entra mucha impotencia. Seguimos, hoy, escuchando mentiras.
A mi no me vale recluirme, amigo, no me llena ni me hace sentirme mejor, todo lo contrario, me encuentro mucho peor. No puedo conciliar el sueño, no puedo calmarme, dentro de mi brota mucha rabia.
En fin, que esto es un asco y de los grandes, y me niego a decir palabras bonitas y optimistas para sentirme bien, me niego. Sería entonces hipócrita y actuaría igual que ellos. Me niego. Parece que no nos damos cuenta de que estamos metidos en esto hasta el tuétano, que nos toca estar en este momento, que no podemos quedarnos quietos, que aunque solo sea una voz si la sumamos a otra y otra, siempre desde dentro, lograríamos algo. Pero recluidos, nada.
Muchos besos a los dos, guapísimos, ya hablaremos sobre esto y más..
Brutal Inma!! Lo he leido como me dijiste ayer...
Sabes es cierto que cada vez la gente está más crispada, y que normaliza la situación. Parece ser que no hay cambios visibles, pero creo que si que los hay. No quiero pensar que esto siempre, y digo siempre, va a seguir así. Controlandonos, no!
El cambio de dentro a fuera y viceversa, sino yo creo que no se avanza.
Yo también me invento mi lugar y me gusta imaginarme en él, por seguridad y porque me duele ver lo que pasa y me horroriza pensar como podemos acabar. Pero debemos hacernos oir, como sea.
Besos a los tres.
Ayer noche me acorde de ti y de La cueva boreal (Pedro Mari).
Bueno, el estado ha conseguido lo que anhelaba, que nos resignemos y sigamos viviendo como si no pasara nada. El control del que hablas ha existido siempre, desde la famosa transición, lo que pasa es que hemos querido no darnos cuenta. Entre esos dos partidos miserables lo fueron confeccionando poco a poco, son lo mismo y a los hechos me remito, de un lado y del otro la misma corrupción, arrogancia, las mismas mentiras, cada uno se lucra de su puesto en el poder.
Y si después de lo hemos oído ayer, nada cambia, entonces, estamos totalmente domesticados.
Muchos besos guapaaaa y gracias por comentar
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