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jueves, 24 de agosto de 2017

ALDUS HUXLEY - PRÓLOGO DE UN MUNDO FELIZ






UN MUNDO FELIZ

(Aldus Huxley)



PRÓLOGO

El remordimiento crónico, y en ello están acordes todos los moralistas, es un sentimiento sumamente indeseable. Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus yerros en lo posible y encamina tus esfuerzos a la tarea de comportarte mejor la próxima vez. Pero en ningún caso debes entregarte a una morosa meditación sobre tus faltas. Revolcarse en el fango no es la mejor manera de limpiarse.

En el futuro, la maldad debe ser perseguida, reconocida, y, en lo posible, evitada. Llorar sobre los errores literarios de veinte años atrás, intentar enmendar una obra fallida para darle la perfección que no logró en su primera ejecución, perder los años de la madurez en el intento de corregir los pecados artísticos cometidos y legados por esta persona ajena que fue uno mismo en la juventud, todo ello, sin duda, es vano y fútil. 

De aquí que este nuevo UN MUNDO FELIZ sea exactamente igual al viejo. Sus defectos como obra de arte son considerables; mas para corregirlos debería haber vuelto a escribir el libro, y al hacerlo, como un hombre mayor, como otra persona que soy, probablemente hubiese soslayado no sólo algunas de las faltas de la obra, sino también algunos de los méritos que poseyera originalmente. Así, resistiéndome a la tentación de revolcarme en los remordimientos artísticos, prefiero dejar tal como está lo bueno y lo malo del libro y pensar en otra cosa.

(...) En la actualidad nos hallamos en la primera fase de lo que quizá sea la penúltima revolución. Su próxima fase puede ser la guerra atómica, en cuyo caso no vale la pena de que nos preocupemos por las profecías sobre el futuro. Pero cabe en lo posible que tengamos la cordura suficiente, si no para dejar de luchar unos con otros, al menos para comportarnos tan racionalmente como lo hicieron nuestros antepasados del siglo XVIII. Los horrores inimaginables de la Guerra de los Treinta Años enseñaron realmente una lección a los hombres, y durante más de cien años los políticos y generales de Europa resistieron conscientemente la tentación de emplear sus recursos militares hasta los límites de la destrucción o (en la mayoría de los casos) para seguir luchando hasta la total aniquilación del enemigo. Hubo agresores, desde luego, ávidos de provecho y de gloria; pero hubo también conservadores, decididos a toda costa a conservar intacto su mundo. Durante los últimos treinta años no ha habido conservadores; sólo ha habido radicales nacionalistas de derecha y radicales nacionalistas de izquierda.

(...) Suponiendo, pues, que seamos capaces de aprender tanto de Hiroshima como nuestros antepasados de Magdeburgo, podemos esperar un período, no de paz, ciertamente, pero sí de guerra limitada y sólo parcialmente ruinosa. 

Durante este período cabe suponer que la energía nuclear estará sujeta al yugo de los usos industriales. El resultado de ello será, evidentísimamente, una serie de cambios económicos y sociales sin precedentes en cuanto a su rapidez y radicalismo. 

Todas las formas de vida humana actuales estarán periclitadas y será preciso improvisar otras nuevas formas adecuadas al hecho -no humano- de la energía atómica. Procusto moderno, el científico nuclear preparará el lecho en el cual deberá yacer la Humanidad; y si la Humanidad no se adapta al mismo..., bueno, será una pena para la Humanidad. Habrá que forcejear un poco y practicar alguna amputación, la misma clase de forcejeo y de amputaciones que se están produciendo desde que la ciencia aplicada se lanzó a la carrera; sólo que esta vez, serán mucho más drásticos que en el pasado. 

Estas operaciones, muy lejos de ser indoloras, serán dirigidas por gobiernos totalitarios sumamente centralizados. Será inevitable; porque el futuro inmediato es probable que se parezca al pasado inmediato, y en el pasado inmediato los rápidos cambios tecnológicos, que se produjeron en una economía de producción masiva y entre una población predominantemente no propietaria, han tendido siempre a producir un confusionismo social y económico. Para luchar contra la confusión el poder ha sido centralizado y se han incrementado las prerrogativas del Gobierno. Es probable que todos los gobiernos del mundo sean más o menos enteramente totalitarios, aun antes de que se logre domesticar la energía atómica; y parece casi seguro que lo serán durante el progreso de domesticación de dicha energía y después del mismo.


Desde luego, no hay razón alguna para que el nuevo totalitarismo se parezca al antiguo. 

El Gobierno, por medio de porras y piquetes de ejecución, hambre artificialmente provocada, encarcelamientos en masa y deportación también en masa no es solamente inhumano (a nadie, hoy día, le importa demasiado este hecho); se ha comprobado que es ineficaz, y en una época de tecnología avanzada la ineficacia es un pecado contra el Espíritu Santo. 

Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario ejercer coercción alguna por cuanto amarían su servidumbre. 

Inducirles a amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los maestros de escuela. 

Pero sus métodos todavía son toscos y acientíficos. La antigua afirmación de los jesuitas, según los cuales si se encargaban de la educación del niño podían responder de las opiniones religiosas del hombre, fue dictada más por el deseo que por la realidad de los hechos. Y el pedagogo moderno probablemente es menos eficiente en cuanto a condicionar los reflejos de sus alumnos de lo que lo fueron los reverendos padres que educaron a Voltaire. 

Los mayores triunfos de la propaganda se han logrado, no haciendo algo, sino impidiendo que ese algo se haga. Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad. 

Por el simple procedimiento de no mencionar ciertos temas, la propaganda totalitarista ha influido en la opinión de manera mucho más eficaz de lo que lo hubiese conseguido mediante las más elocuentes denuncias y las más convincentes refutaciones lógicas. 

Pero el silencio no basta. 

Si se quiere evitar la persecución, la liquidación y otros síntomas de fricción social, es preciso que los aspectos positivos de la propaganda sean tan eficaces como los negativos, en otras palabras, el problema de lograr que la gente ame su servidumbre. 





El amor a la servidumbre sólo puede lograrse como resultado de una revolución profunda, personal, en las mentes y los cuerpos humanos. 

Para llevar a cabo esta revolución necesitamos, entre otras cosas, los siguientes descubrimientos e inventos. 

En primer lugar, una técnica mucho más avanzada de la sugestión, mediante el condicionamiento de los infantes y, más adelante, con la ayuda de drogas, tales como la escopolamina. 

En segundo lugar, una ciencia, plenamente desarrollada, de las diferencias humanas, que permita a los dirigentes gubernamentales destinar a cada individuo dado a su adecuado lugar en la jerarquía social y económica. (Las clavijas redondas en agujeros cuadrados tienden a alimentar pensamientos peligrosos sobre el sistema social y a contagiar su descontento a los demás.) 

En tercer lugar (puesto que la realidad, por utópica que sea, es algo de lo cual la gente siente la necesidad de tomarse frecuentes vacaciones), un sustitutivo para el alcohol y los demás narcóticos, algo que sea al mismo tiempo menos dañino y más placentero que la ginebra o la heroína. 

Y finalmente (aunque éste sería un proyecto a largo plazo, que exigiría generaciones de dominio totalitario para llegar a una conclusión satisfactoria), un sistema de eugenesia a prueba de tontos, destinado a estandardizar el producto humano y a facilitar así la tarea de los dirigentes. 






En UN MUNDO FELIZ esta uniformización del producto humano ha sido llevada a un extremo fantástico, aunque quizá no imposible.  

En cuanto a los restantes rasgos característicos de este mundo más feliz y más estable -los equivalentes del soma, la hipnopedia y el sistema científico de castas-, probablemente no se hallan más que a tres o cuatro generaciones de distancia. Ya hay algunas ciudades americanas en las cuales el número de divorcios iguala al número de bodas. 

Dentro de pocos años, sin duda alguna, las licencias de matrimonio se expenderán como las licencias para perros, con validez sólo para un período de doce meses, y sin ninguna ley que impida cambiar de perro o tener más de un animal a la vez. 

A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador (a menos que necesite carne de cañón o familias con las cuales colonizar territorios desiertos o conquistados) hará bien en favorecer esta libertad. 

En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es su destino.


Sopesándolo todo bien, parece como si la Utopía se hallara más cerca de nosotros de lo que nadie hubiese podido imaginar hace sólo quince años. Entonces, la situé para dentro de seiscientos años en el futuro. Hoy parece posible que tal horror se implante entre nosotros en el plazo de un solo siglo. Es decir, en el supuesto de que sepamos reprimir nuestros impulsos de destruirnos en pedazos en el entretanto. Ciertamente, a menos que nos decidamos a descentralizar y emplear la ciencia aplicada, no como un fin para el cual los seres humanos deben ser tenidos como medios, sino como el medio para producir una raza de individuos libres, sólo podremos elegir entre dos alternativas: o cierto número de totalitarismos nacionales, militarizados, que tendrán sus raíces en el terror que suscita la bomba atómica, y, en consecuencia, la destrucción de la civilización (o, si la guerra es limitada, la perpetuación del militarismo); o bien un solo totalitarismo supranacional cuya existencia sería provocada por el caos social que resultaría del rápido progreso tecnológico en general y la revolución atómica en particular, que se desarrollaría, a causa de la necesidad de eficiencia y estabilidad, hasta convertirse en la benéfica tiranía de la Utopía. Usted es quien paga con su dinero, y puede elegir a su gusto.


*******


Aldous Leonard Huxley nació el 26 de julio de 1894 en Godalming, Surrey, Inglaterra. Fue un reconocido escritor británico y miembro de una importante familia de intelectuales en el Reino Unido.

En 1932 publicó su gran obra, Un mundo feliz, tal vez su libro más importante y uno de los que lo hizo más conocido: una ficción futurista de carácter visionario y pesimista de una sociedad regida por un sistema de castas, y donde imagina una sustancia o droga llamada soma, utilizada con fines totalitarios.




*.- Os dejo el link del libro entero digital:







domingo, 20 de agosto de 2017

FIRME PROPÓSITO - MARGUERITE YOURCENAR

Edward Hopper, Summer Evening



Ni ampararse del día bajo el árbol de nieblas,
Ni morder el verano en las frutas dormido,
Ni besar en los labios lentos de tinieblas
Al muerto evaporado y vano de haber sido.

Ni penetrar el centro del álgebra frío,
Ni en el vacío clavar la máscara infinita.
Ni sembrar el olvido en el glorioso río
Y derramar la nada en la tumba bendita.

Ni rozar, Amor mío, tu boca entregada,
Ni su deseo quemar sin la llama esperada,
Ni arrastrar en el cuerpo rendido la herida.

Ni rezar con las manos juntas de la pena,
Pero traer consigo en la noche serena
El hondo corazón donde sangró la vida.





MARGUERITE YOURCENAR




EL SUEÑO DE LA ESPOSA DEL PESCADOR - KATSUSHIKA HOKUSAI





El sueño de la esposa del pescador (蛸と海女 Tako to ama, Los pulpos y el ama) es una xilografía erótica perteneciente al género ukiyo-e realizada en 1814 por el artista japonés Katsushika Hokusai

Hokusai es uno de los artistas nipones más conocidos y valorados en occidente. 

Si bien, tradicionalmente lo que más se ha apreciado de su producción pictórica son sus dibujos de paisaje, no obstante realizó otro tipo de obras, entre ellas tres volúmenes de arte erótico o Shunga compuestos por numerosas imágenes de esa temática, tratadas con extraordinaria imaginación y también con exquisito realismo a la hora de retratar el cuerpo humano y las diferentes prácticas sexuales. 

Dentro de ese conjunto de obras se incluye esta del Sueño de la esposa del pescador.


Hokusai desarrolló una iconografía desarrollada durante el siglo XVIII alrededor de la leyenda de Taishokan. Siguiendo el ejemplo de artistas como Katsukawa Shunshô, Katsukawa Shunchô o Kitao Shigemasa, la obra de Hokusai muestra a una mujer entrelazada sexualmente junto a dos pulpos, el más pequeño de ellos envuelve con uno de sus tentáculos el pezón de la muchacha y la besa, mientras que el más grande practica un cunnilingus.

Hay que tener en cuenta el alto nivel de censura que existía por aquellos años en el Viejo Continente, mientras que los artistas orientales, y en este caso concreto en Japón, tenían una mayor libertad y menos complejos para tratar ciertos temas. 

En cambio, en tierras europeas la sociedad más tradicional era muy recatada en los asuntos sexuales, al menos públicamente. Más aún al tratarse de imágenes que tratan explícitamente temas tabús y considerados como altamente obscenos como eran las prácticas de sexo oral o incluso la representación del vello púbico en el cuerpo femenino.
Hokusai creó El Sueño de la Esposa del Pescador durante el período Edo, cuando resurgía el shintoísmo; esto tuvo influencias sobre el animismo y sobre la actitud pícara ante la sexualidad en la obra. 



Es un célebre ejemplo de shunga y ha sido recompuesto por numerosos artistas japoneses y temas similares de humanos teniendo relaciones sexuales con animales marinos se han manifestado desde el siglo XVII en los netsuke japoneses, pequeñas estatuas esculpidas de unos pocos centímetros de alto y a menudo muy elaboradas. Igualmente, a partir de finales del siglo XIX, gracias al desarrollo del japonismo, artistas europeos como Rodin y Picasso realizaron nuevas versiones eróticas de esta obra de Hokusai.


"La visión de una obra erótica, realizada por un
artista de verdadero talento, me indujo a oscuros
descensos al fondo de las almas".  Picasso


Hokusai nació en Edo en 1760. Se desconoce quiénes fueron sus padres, ya que a una edad muy temprana, cuando sólo tenía tres años, fue adoptado por la familia Nakajima. Con decenas de miles de dibujos, la obra de Hokusai parece no tener límites; su diversidad, además, no tiene parangón. Diversidad de formatos, técnicas y temáticas. 

La vida de este artista, llena de anécdotas, está sembrada de pequeñas y grandes obras, así como también de demostraciones públicas de su talento: ni un grano de arroz ni una tela de dimensiones colosales podía resistirse a las manos de un pintor de su talla.







www.katsushikahokusai.org/ (su página web con todas sus obras)

(Entrada que hice en el verano del 2011 y que actualizo hoy)


jueves, 17 de agosto de 2017

MEMORIAS DEL SUBSUELO - FIÓDOR DOSTOYEVSKI


Libro que acabo de leer y que, aunque me ha producido un estado de inquietud bastante considerable, me ha gustado mucho.


Memorias del subsuelo – Editorial Sexto Piso. Ilustraciones de Jorge González.




Ver el mundo desde el subsuelo, hacer psicológicamente de espeleólogo en las profundidades del alma humana, he aquí una de las virtudes que más apasionan en el novelista ruso. El trasfondo de la realidad, la intimidad del hombre y la turbulencia de su época son tres aspectos de las Memorias del subsuelo que confirman los valores clásicos del novelista que conoció por experiencia los campos de Siberia.



También llamada "Apuntes del subsuelo", Dostoievski escribió esta ingente novela en momentos desafortunados de su vida: su mujer, por entonces, no hacía mucho que había muerto. Por si fuese poco, uno de sus hermanos pronto fallecería también. Todo esto le produjo un sinfín de transtornos y problemas emocionales, pero aparte se añadiría a estas adversidades su pésima situación laboral y económica, así como su adicción al juego.

Dicho esto, estableceremos que "Memorias del subsuelo" está compuesta por dos partes. La primera, denominada "La ratonera", es un conjunto de once capítulos cortos donde se nos aparece un protagonista con problemas no casualmente muy similares a los del autor: frustración, contratiempos crematísticos, actuaciones enfermizas, etc. Asimismo, este antihéroe es descrito como un ser marginado, inadaptado socialmente, que azuzado por el sentimiento de culpa, planeará vengarse del mundo, alzarse del subsuelo y rebelarse desde lo que hoy en día llamaríamos "el lado oscuro".

La segunda parte de "Memorias del subsuelo" es más extensa, y se hace una amplia reflexión de los sentimientos expuestos en "La ratonera". Esta parte, sin embargo, ha sido etiquetada de confusa, tan compleja que a menudo me he perdido, pero que aún así me ha emocionado. Algunos datos imprescindibles son la amistad con un compañero de la infancia o la relación con una prostituta.



Así empieza el primer capítulo, para abrir boca:



"Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele.
Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideración que me inspiran la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso... lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podría, pues, no ser supersticioso. Pero lo soy.) Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad. Ustedes seguramente no lo comprenderán; yo sí que lo comprendo. Claro que no puedo explicarles a quién hago daño al obrar con tanta maldad. Sé muy bien que no se lo hago a los médicos al no permitir que me cuiden. Me perjudico sólo a mí mismo; lo comprendo mejor que nadie. Por eso sé que si no me cuido es por maldad. Estoy enfermo del hígado. ¡Me alegro! Y si me pongo peor, me alegraré más todavía. [...]


Me aventuro a calificar a Dostoievski como un autor increíblemente complicado, sobre todo por su mentalidad oscura, rebelde. Las reflexiones existenciales del autor me han cautivado en gran parte por su revelación de una vida frágil, entorpecida; esa existencia humana como tiempo limitado de decisión. Además, me ha deleitado especialmente los monólogos en los que el protagonista decide hacer aquello que no quiere. Se limita mucho la felicidad, y rehuye sus deseos, a veces lujuriosos, para enfrentarse al mundo y de alguna forma excusarse con algo como "yo no soy culpable de lo que pase, pues deshecho las dictaduras del mundo perverso que tanto me ha hundido; ahora, si las cosas acaecen de manera fatal, mis hados no serán mis consecuencias, y no tendrán fallo moral, pues en todo caso he intentado evitar lo que parecía la continua desdicha".



*.-Os dejo una descarga digital que a mí me ha funcionado muy bien. Me gusta más leer los libros libros, es decir, como toda la vida, me produce más placer, pero ahora ya todo el mundo se los descarga y lo leen digital, pues para ellos ahí va la descarga pdf:


Descarga pdf : http://www26.zippyshare.com/v/46540225/file.html