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sábado, 8 de noviembre de 2014

A PROPÓSITO DE BERTOLT BRECHT Y SU COMPROMISO SOCIAL Y HUMANO


"Los bosques crecen todavía.
Los campos son fértiles todavía.
Las ciudades están en pie todavía.
Los hombres respiran todavía".




Bertold Brecht además de un excelente poeta y dramaturgo fue un intelectual fuertemente comprometido con los valores de la paz y la justicia. 

Brecht es hijo del desastre de la primera guerra mundial, del hundimiento de un mundo que apenas unos años atrás del estallido de la gran guerra no podía siquiera imaginar que una generación entera moriría entre el barro de las trincheras.

En esos años de aprendizaje, Brecht había anotado sus impresiones, con la llegada de la penuria tras la guerra, en cuadernos que él mismo fabricaba, envuelto en la efervescencia del expresionismo que inundaba el arte y la literatura, ese expresionismo que, pese a su radicalismo, no dejaba de ser un anticapitalismo romántico. 

"La brutalidad no viene de la brutalidad, sino de los negocios que, sin ella, ya no se llevarían a cabo. [...] Muchos de los escritores que hemos experimentado, horrorizados, el terror del fascismo, no hemos aprendido aún la lección, no hemos descubierto la raíz de la brutalidad que nos espanta. Persiste el peligro de considerar las crueldades inútiles" 









"El destino del hombre es el hombre mismo" 






Otto Reigbert, (Dibujo sobre una obra de teatro de Brecht)


¿Por qué es importante Brecht? 

En primer lugar, porque es el creador de una nueva forma estética, tanto en poesía como en teatro. Brecht es, para la crítica, uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX. Pero también es un poeta inmenso, de una fertilidad creadora indiscutible. Tenía una gran facilidad para versificar y componer, lo hacía imitando las formas de sus poetas más admirados: Horacio, Schiller, Goethe, Villon, Rimbaud o Shakespeare. 

En segundo lugar, fue un hombre de teatro completo, tenía conocimientos musicales y una gran formación teatral, como demostró en su etapa de director del Berliner Ensemble, donde creó una nueva estética teatral que denominó teatro épico. 
Muchas son las obras de teatro de Brecht donde se puede encontrar su carácter antibelicista.

La leyenda del soldado muerto, uno de sus poemas más conocidos y quizás el más claramente antibélico, antimilitarista y pacifista que nunca escribió, donde plasma su experiencia en la guerra a través de la historia de un soldado muerto, desenterrado por sus superiores, que lo harán desfilar por el país en una larga marcha militar entre multitudes que aclaman entusiasmadas las heroicidades del soldado: 

"Al entrar en su quinto año, la guerra
no ofrecía perspectivas de paz;
el soldado sacó sus consecuencias y
murió de muerte heroica"


Esa es la etapa del joven iconoclasta Brecht que recorría las cervecerías de Augsburgo y Munich con su guitarra cantando sus poemas, que le gustaba el jazz, que tenía un aspecto estrambótico, se rapaba el pelo e iba desaliñado, con su gorra y chaqueta de cuero raídas, pero que seducía a cuantos le rodeaban, hombres y mujeres quedaban atrapados por su encanto. 



Es el Brecht que escribe Baal: 


"cada mañana voy al mercado 
donde se compran mentiras 
y con esperanza 
me pongo en la cola de los vendedores" 


Y Tambores en la noche: 

"Pero moriré en la flor de la vida
Sin que nadie me ame ni me eche de menos,
Conductor temerario de una máquina bélica.

Sin haber aprendido nada, menos al final,
Sin haber vivido más que repartiendo muerte,
No añorado por nadie, sólo por los carniceros". 




Dos obras de un nihilismo deslumbrante. 


Mientras en Baal, el protagonista, es un revolucionario que arremete contra todo lo establecido, el Kragler de Tambores en la noche es, al contrario, un ser asocial destruido por la guerra; se trata de un soldado (otra vez) que regresa del frente en busca de su novia y la encuentra a punto de casarse con otro. 

Observemos, asimismo, un fragmento del poema Elogio a la duda:

"¡Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes!
¡Así que permite a los dirigidos
que duden!"


Y, desde luego que la lucha de clases también estará presente en toda su obra y las lecturas de Marx se evidencian, observemos otro fragmento de su conocido Elogio a la dialéctica


"Con paso firme se pasea hoy la injusticia. 
Los opresores se disponen a dominar otros diez 
mil años más. 

La violencia garantiza: "Todo seguirá igual". 

No se oye otra voz que la de los dominadores, 
y en el mercado grita la explotación: "Ahora es cuando empiezo" 
Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora: 
"Jamás se logrará lo que queremos." 


El que siga vivo, que no diga: ¡jamás!
Lo seguro no es seguro.
Tal como está, no seguirá todo.
Cuando hayan hablado los dominadores
Hablarán los dominados.
¿Quién puede atreverse a decir jamás?


¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros". 
O su poema "Para los de arriba"


"Hablar de comida es bajo. 
Se comprende porque 
ya han comido. 

Los de abajo tienen que irse del mundo 
sin saber lo que es 
comer buena carne. 

Para pensar de dónde vienen 
y a dónde van, 
en las noches hermosas 
están demasiado cansados. 


Todavía no han visto
el vasto mar y la montaña 
cuando ya su tiempo ha pasado. 

Si los que viven abajo 
no piensan en la vida de abajo, 
jamás subirán". 

O "El pan de los hambrientos ha sido comido"



"La carne ya ni se huele. En vano
se ha derramado el sudor del pueblo.

Los laureles
han sido talados.

De las chimeneas de las fábricas de 
municiones
sale humo".


O "A los que dudan"


"Nuestra causa va mal.
La oscuridad aumenta. Las fuerzas disminuyen.
Ahora, después de haber trabajado durante tanto tiempo
nos hallamos en una situación peor que al comienzo.
Sin embargo, el enemigo sigue ahí, más fuerte que nunca.
Sus fuerzas parecen acrecentadas y presenta un aspecto
invencible.

Aquello que dijimos, ahora parece falso: ¿Mucho o poco,
con qué contamos ya? ¿Somos lo que ha quedado,
marginados de la corriente de la vida?
¿Marcharemos hacia atrás, sin nadie que nos comprenda
y sin comprender a los demás?
¿No hemos tenido suerte?
Tú preguntas estas cosas. No esperes ninguna respuesta
salvo la tuya"





En 1956, poco antes de su muerte, el News Deuchland publica una carta de Brecht en contra del servicio militar obligatorio, a favor de la objeción de conciencia y en contra del rearme de Alemania. Hay que observar que la Guerra Fría ya ha estallado. 


La determinación de Brecht de secundar la objeción de conciencia y el desarme ha sido olvidada en la mayoría de sus biografías. La amenaza de guerra nuclear ya está presente, Brecht es muy consciente de esa situación, sus últimos poemas en Buckow demuestran la amargura de los últimos días de su vida. Es de ese momento el poema El cambio de rueda: 

"Estoy sentado en el arcén.
El conductor cambia la rueda.
No estoy a gusto allí de donde vengo.
No estoy a gusto allí hacia donde voy.
¿Por qué observo impaciente 
el cambio de rueda?"


Valga, para terminar, su Epitafio:


"Escapé de los tigres
alimenté a las chinches
comido vivo fui
por las mediocridades"




"El hombre contra el hombre", Hans Slavos, 1916. (Litografía sobre una obra de Brecht).


"Desgraciado el país que necesita héroes"


viernes, 7 de noviembre de 2014

SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ



En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando solo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.




Toulouse-Lautrec.




jueves, 6 de noviembre de 2014

ANTONIO GAMONEDA - CANCIÓN ERRÓNEA

¿Quién habla aún al corazón abrasado cuando la cobardía
        ha puesto nombre a todas las cosas?


Johann Heinrich Füssli - soledad en el ocaso, 1741


Un desconocido habita en mí. Agoniza y, para agonizar, utiliza mi corazón.

Pienso en mi padre enloquecido por la visión de frutos muy frescos, pienso en el amor y en la morfina. No. No es mi padre. Pero, entonces, ¿quién
agoniza en mi?

Cabe que yo mismo sea el desconocido y que mi corazón no sea mío aunque yo ponga en él sus latidos. Cabe.

En realidad no hay problema. En cualquier caso, yo voy a ser, ya estoy siendo,
huérfano de mí mismo.


***

Había
vértigo y luz en las arterias del relámpago,
fuego, semillas y una germinación desesperada.

Yo desgarraba la imposibilidad,
oía silbar a la máquina del llanto y me perdía en la espesura
vaginal. También

entraba en urnas policiales. Así
olvidaba los ojos blancos de mi madre.
Vivía
Parece ser.
Vivía

Ahora mismo atiendo distraído a mi estertor. No hay en mí
memoria ni olvido; única y simplemente lucidez.

Han desaparecido los significados y nada estorba ya a la
indiferencia.

Definitivamente, me he sentado
a esperar a la muerte
como quien espera noticias ya sabidas.

***

…desde hace tiempo,
descanso en la tiniebla dúplice y,
de vez en cuando, digo
dos palabras, dos, sólo dos
con certidumbre:
no sé.


***


Amé. Es incomprensible como el temblor de los álamos.
Estoy extraviado pero yo sé que amé.

Yo vivía en un ser y su sangre se reunía con mi sangre y
la música me envolvía y no mismo era música.
Ahora,
¿quién es ciego en mis ojos?

Unas manos pasaban sobre mi rostro y envejecían len-
tamente. ¿Qué fue vivir entre heridas y sombras? ¿Quién
fui en los brazos de mi madre, quién fui en mi propio co-
razón?

Únicamente he aprendido a desconocer y olvidar. Es extraño.
Todavía el amor
habita en el olvido.


(poemas escogidos de su poemario "Canción errónea" 2012, Antonio Gamoneda, Oviedo 1931)


“He vivido y no sé por qué. Ahora he de amar mi propia muerte y no sé morir. Qué equívoco”.






Canción errónea se corresponde con la advertencia de la vida entendida como un "accidente" que ocurre entre una inexistencia y otra inexistencia. 

En esa circunstancia, el acontecer
existencial/accidental, es decir el sufrimiento, el placer, la injusticia, el amor, incluso la propia conciencia, son entendidos, a su vez, como "errores". La contradicción, el "no saber", la "pasión de la indiferencia", el cansancio, se deducen naturalmente de la sucesión de las vivencias "erróneas". 

Y el final de ese malentendido se vive con la lucidez de quien, sin querer renunciar a la memoria conmovida de las cosas, comprende su desenlace natural.


En un mundo donde ha triunfado la inmanencia y donde se nos pide que lo entendamos todo, cuesta asumir el estado de perplejidad en que nos deja el poemario intimista de Gamoneda, compuesto por un par de miles de palabras escurridizas y nunca enteramente comprendidas. Supongo, como sospechaban los místicos, que no todo puede ser dicho y mucho menos comprendido.




"No hay respuesta para la pregunta que plantea el porqué de la vida y, no habiéndola para ella, cualquier otra interrogación habrá de obtener una respuesta semejante".


miércoles, 5 de noviembre de 2014

PÁNICO - CHANTAL MAILLARD

El cansancio. La sed. El pánico.
Dentro. Fuera no se mueve.
Dentro, pánico. Humedad que traspasa la casa-huesos.
El pánico es un furor detenido.


Aristides Maillol



Entonces voy donde hay muchos. Como si algo fuese
cierto. Como si algo cambiase y por
eso fuese cierto. Entre todos. Entre muchos.
Cierto porque se mueve. Como si hubiese meta. Si no se
alcanza no importa. Mejor no alcanzar.
Como si. Para que sea cierto (¿cierto?).
La hora estimada. La hora de llegada estimada.
Como si algo ocurriese. Por el movimiento.
Por el nombre que cambia. El del lugar. El de los ojos, no.
Los ojos siguen fijos en el rostro. El rostro que no veo.
Siguen mirando fuera. Yo nunca veo la
mirada de mis ojos mirando fuera.

El movimiento atrapando la
atención. Reteniéndola. Guiándola.
Llaman historia a ese movimiento
que retiene la atención. Cuando no
hay movimiento fuera, la historia
ocurre dentro. Pueden haber muchas
historias a partir de un solo
movimiento. Entre todas forman una
situación. La situación es un nudo, a
veces una madeja, pero siempre es
un nudo. Algunos nudos retienen el
pánico. Se produce en el silencio,
antes del movimiento, y
también después.

Por eso hago como si algo ocurriese.
Ocurre al menos la historia como si algo ocurriese.
Un movimiento, una vez más. Tal vez sirva.
Para que haya historia y me la crea.
Lo justo para poder caer más adelante.


Chantal Maillard