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miércoles, 16 de abril de 2014

HIPERIÓN O EL EREMITA EN GRECIA - FRIEDRICH HÖLDERLIN - EL AMOR Y LA NATURALEZA COMO UNA ARMONÍA INDISOLUBLE

Johann Christian Friedrich Hölderlin es una de las cumbres de la lírica alemana de todos los tiempos. 
La poesía de Hölderlin, a un tiempo lírica, reflexiva, filosófica y mítica, clásica e innovadora, musical y profunda, no ha cesado de propagarse y de ser estudiada y admirada. 
Su literatura contiene una creación profética. Su obra es la precursora del estilo rítmico de Nietzsche, de la lírica de Verlaine y Baudelaire y de todo lo que hoy pugna por encontrar la más moderna poesía. 




Si existe un autor que haya sabido plasmar en palabras aquello que no puede ser descrito. Si hay una obra literaria que habla directamente al alma del lector con un lenguaje más musical  que escrito, más allá de las ideas, del pensamiento y de la razón. Si la obra de arte total que soñara Wagner al crear sus operas, pudiera ser encerrada en negro sobre blanco en las hojas del papel, ese autor sería Friedrich Hölderlin y esa obra total sería "Hiperion, o el eremita en Grecia".

Dicha novela nace entre los años 1794 y 1795, y fue publicada en parte por Schiller en su revista "Thalia".

La construcción de un mundo nuevo, y el amor hacia una mujer especialmente bella son los ejes de esta joya literaria. 




¡Querido!, ¿qué sería la vida sin esperanza? Una chispa que salta del carbón y se extingue, o como cuando se escucha en la estación desapacible una ráfaga de viento que silba un instante y luego se calma, ¿eso seríamos nosotros? [...] ¿Quién dice al niño que la madre no le rechazará el pecho? Y ya ves, sin saberlo la busca. Nada viviría si no tuviera esperanzas.

(Hölderlin, Hiperión, I.1)

El Greco

Toda la obra esta sostenida sobre sólidos pilares líricos que van conduciendo suavemente al lector hacia la Grecia clásica, donde nuestro Hiperión sueña con un mundo distinto al que vive. Sueña, quiere traer nuevamente un mundo ya desaparecido y poco recordado por sus contemporáneos. 

Imaginaba una sociedad ideal de hombres libres unidos por el amor, la belleza y la virtud, una verdadera comunidad.

Para Hölderlin, cuya norma será siempre la Naturaleza, el Estado es un sistema maquínico que se opone violentamente al orden armónico natural. Y aunque en ocasiones el poeta reconozca la dificultad o incluso la imposibilidad de sustituir tal orden en términos históricos y, en consecuencia, de liberarse completamente de la maquinaria estatal, jamás cambiará su negativa valoración del Estado. 

Hölderlin era un crítico radical de los nuevos modos de alienación generados por la recién nacida sociedad burguesa. Y, en este aspecto, puede ser considerado un precursor de la crítica socialista. 

El modelo para enjuiciar la nueva sociedad burguesa no es otro que la Atenas de la época clásica. Atenas es una comunidad de hombres libres fuertemente vinculados por lazos sagrados de socialidad. En cierto modo, el opuesto absoluto de la sociedad mercantil que contempla a los hombres como individuos, como átomos perfectamente intercambiables. Anti-estatismo, anti-burguesismo y republicanismo o democratismo radical son, a mi entender, rasgos esenciales del pensamiento político de Hölderlin. Todos ellos hacen de él, no un liberal, sino un libertario.


Leed:


¿Pretendéis que me apacigüe? ¿Que domine
este amor ardiente y gozoso, este impulso
hacia la verdad suprema? ¿Que cante
mi canto del cisne al borde del sepulcro
donde os complacéis en encerrarnos vivos?
¡Perdonadme!, mas no obstante el poderoso impulso que lo arrastra
el oleaje surgente de la vida
hierve impaciente en su angosto lecho
hasta el día en que descansar en su mar natal.
La viña desdeña los frescos valles,
los afortunados jardines de la Hesperia
sólo dan frutos de oro bajo el ardor del relámpago
que penetra como flecha el corazón de la tierra.
¿Por qué moderar el fuego de mi alma
que se abrasa bajo el yugo de esta edad de bronce?
¿Por qué, débiles corazones, querer sacarme
mi elemento de fuego, a mí que sólo puedo vivir en el combate?
La vida no está dedicada a la muerte,
ni al letargo el dios que nos inflama.
El sublime genio que nos llega del Éter
no nació para el yugo.
Baja hacia nosotros, se sumerge, se baña
en el torrente del siglo; y dichosa, la náyade
arrastra por un momento al nadador,
que muy pronto se sumerge, su cabeza ceñida de luces.
¡Renunciad al placer de rebajar lo grande!
¡No habléis de vuestra felicidad!
¡No plantéis el cedro en vuestros potes de arcilla!
¡No toméis al Espíritu por vuestro siervo!
¡No intentéis detener los corceles del sol
y dejad que las estrellas prosigan su trayecto!
¡Y a mí, no me aconsejéis que me someta,
no pretendáis que sirva a los esclavos!
Y si no podéis soportar la hermosura,
hacedle una guerra abierta, eficaz.
Antaño se clavaba en la cruz al inspirado,
hoy lo asesinan con juiciosos e insinuantes consejos.
¡Cuántos habéis logrado someter
al imperio de la necesidad! ¡Cuántas veces
retuvisteis al arriesgado juerguista en la playa
cuando iba a embarcarse lleno de esperanza
para las iluminadas orillas del Oriente!
Es inútil: esta época estéril no me retendrá.
Mi siglo es para mí un azote.
Yo aspiro a los campos verdes de la vida
y al cielo del entusiasmo.


¡Enterrad, oh muertos, a vuestros muertos,
celebrad la labor del hombre, e insultadme.
Pero en mí madura, tal como mi corazón lo quiere,
la bella, la vida Naturaleza!

***

¡Ah, cuántas palabras huecas y cuántas extravagancias se han dicho! Sin embargo, todo nace del deseo y todo acaba en la paz. Como riñas entre amantes son las disonancias del mundo. En la disputa está latente la reconciliación, y todo lo que se separa vuelve a encontrarse. Las arterias se dividen, pero vuelven al corazón y todo es una única, eterna y ardiente vida».

(Hölderlin, Hiperión, II.2)



El Greco

El amor como construcción de un mundo nuevo, y el amor hacia la mujer como pasaje hacia ese mundo, esta quizás sea una de las posibles lecturas del libro.

El símbolo de lo femenino como belleza que se desprende de la naturaleza, y amar como continuación de la armonía con esa naturaleza y respeto hacia el orden del universo.

La encarnación de ese símbolo de trascendencia que es la mujer esta encarnado en la joven Susette Gontard, que él llama Diotima. La contemplación de sus dones es para el personaje un regalo de los dioses "… no he conocido a nadie tan carente de necesidades, tan divinamente sobrio"


Diótima es el amor, y el amor significa esa posibilidad de redención, de transfiguración, de retorno, de armonía con el otro y con el todo. Porque el poeta en su infatigable lucha de volver a los orígenes desea retornar a lo semejante, y el amor es aquello en donde lo semejante se une a lo semejante, la alianza que une a todos los seres en la plenitud. El amor eterno representa la alianza que une a todos los seres en el origen, y el amor es símbolo del origen ya que, engendró al mundo y es por tanto, sagrado.



Susette Gontard
En ella personifica las más sublimes aspiraciones de su espíritu, en ella se encarna su amor a la alegría, su amor a la bondad sin disimulo, su amor a la belleza. La busca. La encuentra. La pierde luego y llora por ella.
Con estas palabras:
"Sólo de vez en cuando puedo hablar un par de palabras sobre ella. Necesito olvidar todo lo que ella es, si debo hablar de ella. Tengo que fingirme como que vivió en tiempos antiguos, como si supiera algo de ella por una narración, si no quiero ser apresado por su retrato viviente y consumirme en el éxtasis y en el dolor, si no quiero morir la muerte de la alegría por ella y por ella la muerte del dolor.

¿No era ella para mí? Decidme hermanas del destino, ¿no era ella para mí? ¡A las fuentes puras pongo por testigos, y a los árboles inocentes que nos escucharon, y a la luz del día, y al Éter! ¿No era ella para mí? ¿No estaba unida a mí en cada nota de la vida?

¿Dónde está el ser que fuera tan capaz de conocerla como el mío? ¿En qué espejo se juntaban como en mí los rayos de aquella luz? ¿No tembló de alegría ante su propio esplendor cuando por primera vez lo descubrió en mi alegría? ¡Ah! ¿dónde está el corazón que, como el mío, le diera su plenitud y la recibiera de ella, que hubiera estado allí sólo para proteger el suyo, como hacen las pestañas con el ojo?

No eramos sino una flor, y nuestras almas vivían una en otra como la flor cuando ama y oculta sus tiernas alegrías en su cerrado cáliz".




Podéis descargar el libro aquí:


*.- Nota del Traductor:

"Porque aunque Hiperión o el eremita en Grecia se subtitula "novela" es uno de los textos más poéticos que se han escrito nunca en prosa. Y un gran libro, desde luego. 
Infinitamente más valioso que el Werther goetheano, que durante tanto tiempo ha pasado por la obra alemana más significativa de aquel periodo. Y no hay color. 
El Hiperión de Hölderlin va mucho más allá que el Werther. Tiene una primera lectura, ingenua, lineal, en la que descubrimos una historia de amor, de amor y muerte, y a poco que sepamos de la biografía del poeta que la escribió y de la transposición que en la obra hace de sus propios amores con Suzette Gontard, la mujer del banquero de Francfort que le fascinó y a quien fascinó, nos impresiona y nos emociona. 
Pero si profundizamos en el libro, si se tiene la suerte, como yo la tuve, de desmenuzarlo palabra a palabra y frase a frase, de releerlo infinidad de veces puliendo y afinando mi versión, uno va descubriendo que además de la historia amorosa, hay en Hiperión una multiplicidad de sentidos y significados que trascienden la narración para entrar en el mundo de la filosofía, de la reflexión histórica y política, de las grandes preguntas del hombre ante el mundo." 


Jesús Munarriz.


martes, 15 de abril de 2014

ANNA AJMÁTOVA - RÉQUIEM

No, no estaba bajo un ajeno firmamento,
ni bajo el amparo de unas ajenas alas,
estaba entonces con mi pueblo,
allí donde mi pueblo, por desgracia, estaba.




Retrato de Anna Ajmátova, Nathan Altman, 1914

RÉQUIEM



EN LUGAR DE UN PRÓLOGO
En los terribles años del terror de Yezhov hice cola durante siete meses delante de las cárceles de Leningrado. Una vez alguien me “reconoció”. Entonces una mujer que estaba detrás de mí, con los labios azulados, que naturalmente nunca había oído de mi nombre, despertó del entumecimiento que era habitual en todas nosotras y me susurró al oído (allí hablábamos todas en voz baja):
-¿Y usted puede describir esto?
Y yo dije:
-Puedo.
Entonces algo como una sonrisa resbaló en aquello que una vez había sido su rostro.
[1ro de Abril, 1957. Leningrado]
DEDICATORIA
Las montañas se doblan ante tamaña pena
y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
detrás de ellos sólo “mazmorras de la trena”
y una melancolía que es la muerte.
Para quién sopla la brisa ligera,
para quién es el deleite del ocaso –
Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
y del soldado el pesado paso.
Nos levantamos como para la misa de madrugada,
caminábamos por la ciudad incierta,
para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
más la esperanza a lo lejos canta cierta…
La sentencia… y las lágrimas brotan de repente,
ya de todo separada,
como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
pero marcha… vacila… aislada…
¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
de mis años de infierno desnudo?
¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
qué imaginan en el círculo lunar?
A vosotras os envío mi adiós y mi saludo.
[Marzo, 1940]
INTRODUCCIÓN
Esto fue cuando el que muerto estaba
sólo sonreía, de su paz alegrado.
E inútil, colgante, columpiaba
junto a sus prisiones Leningrado.
Y cuando de tormento enloquecido
el condenado al regimiento marchaba,
y una corta cantinela de despido
el silbido de los trenes cantaba.
Las estrellas de la muerte constantes,
Rusia inocente de dolores repleta
debajo de aquellas botas sangrantes
y las ruedas de las negras furgonetas.
1
Al alba te llevaron,
como a un entierro tras de ti mi salida,
en la oscura alcoba los niños lloraron,
ante el santo quedaba la vela derretida.
En tus labios el frío de un ícono.
Sudor de muerte en la frente no olvido.
Como las mujeres de Streliezki pregono
bajo las torres del Kremlin mi alarido.
[Noviembre, 1935, Moscú]
2
El Don apacible, apacible pasa,
entra la luna amarilla en la casa.
Entra, sesgada su gorrilla,
una sombra ve la luna amarilla.
Esta mujer, su enfermedad,
esta mujer es – soledad.
El marido en la tumba, el hijo en prisión,
rezad por mí una oración.
[1938]
3
No, no soy yo, es otra la que sufre.
Yo no podría. Que ensombren
lo ocurrido negros velos
y retiren los faroles…
Noche.
[1939]
4
Si te hubieran dicho, bromeadora,
la preferida de todos los amigos,
de Tsarkoie Selo alegre pecadora,
lo que sucedería en la vida contigo.
Cómo las trescientas, con tus presentes,
ante “Las Cruces” en fila esperas
y cómo con tus lágrimas ardientes
del año nuevo el hielo derritieras.
Cómo de la prisión el álamo se mece
y no se oye nada – pero cuánta
vida inocente allí fenece…
[1938]
5
Diecisiete meses grito,
a la casa te reclamo,
al verdugo ayer suplico,
por ti mi hijo y mi espanto.
Todo se enreda sin nombre
ya no sé diferenciar
quien es la bestia o el hombre,
si la ejecución he de esperar.
Sólo flores polvorientas,
incensario, tintineo, huellas
a cualquier y a ninguna parte.
A los ojos me mira lanzada
y de pronto desastre me amenaza
una estrella gigante.
6
Las semanas en un vuelo acaban,
de lo ocurrido no sé dar razón.
Cómo, hijo mío, en la prisión
las noches blancas te miraban
cómo ellas vuelven a verte
con ojo ardiente de azor,
de tu alta cruz en redor
hablan – y sobre la muerte.
[Primavera de 1939]
7
El veredicto
Y cayó la palabra petrificada
en mi pecho vivo todavía.
No importa, de hecho estaba preparada,
fuera como fuere, lo superaría.
No es hoy para mí día de calma:
necesito acabar con la memoria,
necesito petrificar el alma,
necesito recomenzar mi historia –
si no… el caliente susurro del verano,
tal fiesta viene a mi ventana abierta.
Lo había presentido ha ya lontano –
un día radiante y la casa desierta.
[22 de junio, 1939 – Casa Fontanka ] 

(...)


ANNA  AJMÁTOVA 
(Rusia, 1889-1966)

Escritora, poeta y traductora.

Poeta de gran influencia en la poesía rusa. Su famosa obra maestra Requiem (1935-1940) expone el terror estalinista. Su trabajo toca varios temas que incluyen el tiempo y la memoria, el destino de la mujer creadora y las dificultades para vivir y escribir bajo el régimen de Stalin, y especialmente las tribulaciones de las mujeres que esperaban pacientemente, aunque con gran dolor e impotencia, fuera de los muros de la prisión, para enviar un mensaje o un pan a sus maridos, hijos o amantes.


Luego de la muerte de Stalin, la importancia del trabajo poético de Ajmátova fue reconocida a regañadientes, incluso por los oficiales del partido, y se publicó una edición censurada de su obra, aunque su obra Requiem nunca fue publicada en la Unión Soviética.


Su notoriedad aumentó luego de su muerte, y fue en su centenario que, Requiem, uno de los grandes pilares de la poesía del siglo XX, finalmente fue publicado en su tierra natal. 


"Unos van por un sendero recto,
otros caminan en círculo,
añoran el regreso a la casa paterna
y esperan a la amiga de otros tiempos.
Mi camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
llevo conmigo el infortunio,
voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
como un tren sobre el abismo."



***


lunes, 14 de abril de 2014

ERNESTO CARDENAL - ANTOLOGÍA POÉTICA


Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

***

Entras otra vez como música, como luz,
música sin ondas acústicas, luz sin fotones.
Caricia sin el tacto, sólo la pura caricia.
El que inventó el sexo
¿no sabrá amar?

***

Tomarse con los brazos el uno al otro,
dándose cada uno a los brazos del otro.
Qué diferente sentirte dentro de uno
que sentirse uno solo dentro de uno
es decir, vacío.
                      ¿Será que es soledad tu abrazo
                      y tus besos sólo sed?
Me parece oírte que de mí no te sacias nunca.
Yo que fui antes buen catador de amarguras.

***

La dulzura de ciertas palabras como
'nosotros dos'.
          Deambulo solitario entre los besos.
                              De mis soledades vengo
                              no vuelva a mis soledades.
Sentí que la eternidad 
será estar juntos los dos.

***

Tus ojos son una luna
que riela
en una laguna negra

Tu pelo las olas negras
bajo el cielo sin luna

Y el ruelo
de la lechuza en la
noche negra

***



El poeta Ernesto Cardenal es una voz moralmente autorizada para narrar, desde su perspectiva, los acontecimientos involucrados en la lucha sandinista de la Nicaragua de 1979. Su libro La Revolución Perdida registra esos hechos con sobrada autenticidad porque él, siendo uno de sus protagonistas, la trabajó, la cuidó y ayudó a realizarse.


Otra llegada 

Fue en la semana después del triunfo. 
Veníamos de Cuba 
De la celebración del 26 de Julio. 
Yo iba recordando el discurso de Fidel 
y la frase de Martí "Todo es gloria en Julio". 
y aparece de pronto, azul sobre azul, el Momotombo 
libre por primera vez desde la época de los indios. 
los campos cuadriculados, de luces verdes, 
al amanecer. 

El lago de Managua sonrosado en ese amanecer, 
la pequeña Isla del Pájaro junto a Managua 
(También era de Somoza) 
y me doy cuenta que se ve ahora más bello el país. 
y se lo digo a Dora María que va a mi lado 
mirando también extasiada la patria liberada 
este sueño que todos estamos viviendo 
y del que jamás despertaremos. 
antes esta belleza estaba como emborrachada… 
qué bello se ve ahora el país. 

Qué hermosa ahora nuestra naturaleza sin Somoza. 
Y la emoción de oir sobre el lago rosicler 
a la azafata de Cubana de Aviación anunciar 
que vamos a aterrizar 

en el Aeropuerto "Augusto César Sandino". 

El avión lleno de comandantes guerrilleros. 
Y ahora el bajarse sin temor 
 (Y por cierto que no andábamos sin pasaporte) 
y llegar a migración, y llegar a Aduana, 
y que le digan a uno "compañero".

©Ernesto Cardenal 
De Antología poética, La Habana, Cuba, 2005 






Ernesto Cardenal. Poeta nicaragüense.  Nació el 20 de enero de 1925 en Granada, Nicaragua.


Su poesía representó, desde sus inicios, una reacción contra las tradiciones literarias nicaragüenses. Aun cuando escribiera poemas amorosos o luchara contra la dictadura de Somoza, quería siempre una poesía lúcida y objetiva, que pudiera  y que debía caracterizarse por su interés en la  realidad de la vida cotidiana de Centro América.


Sus últimos libros editados han sido "Telescopio en la noche oscura" (1983), Quetzatcóatl" (1985), "Cántico cósmico" (1989), un extenso poema de 600 páginas y que ha sido traducido al inglés, alemán y portugués. 

Recientemente ha publicado lo que hasta el momento constituye su última obra: "Vida perdida" (1999). Fuera del ámbito hispanohablante, Cardenal es bastante conocido, gracias sobre todo a la difusión en inglés de su obra, realizada por el poeta y traductor John Lyons. Antología poética, La Habana, Cuba, 2005. 


domingo, 13 de abril de 2014

EN UNA ROSA CABEN TODAS LAS PRIMAVERAS (*)

Como cada año, mi elogio a la Primavera, esta vez con pinturas de Olga Suvorova y palabras escogidas de mis poetas preferidos.

"Mientras haya en el mundo primavera, ¡habrá poesía!" Gustavo Adolfo Bécquer.



Olga Suvorova, nació en San Petersburgo, Rusia, en 1966.

Se formó en el Instituto Repin de Bellas Artes de San Petersburgo  de su ciudad natal.
Dice haber sido influenciada por Gustav Klimt y por Piero della Francesca, y por los iconos tradicionales rusos. Además de su pintura de fantasía, pinta retratos y paisajes.
Ha expuesto en Italia,Gran Bretaña, Irlanda, China, Alemania, Suecia, Finlandia, Francia y los EE.UU. y su obra está presente en muchas colecciones privadas.



¡Toda la primavera dormía entre tus manos!
Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas
y erguiste, enajenada,
esa flecha de luz que impregna los caminos.
¡Toda la primavera!
Fervores del instante transido de capullos,
gracia tímida y leve del perfume sin rastro,
caricias que despiertan el sexo de las horas.
Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso
los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto
despertó en rubores la pubertad del mundo.
¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas
ciñeron brevemente mi carne estremecida,
porque al rozar mi cuerpo
despertaste una flor que trae la primavera.

Ernestina de Champourcin





La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recorde-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
!Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!

Antonio Machado




Doña Primavera
viste que es primor,
de blanco, tal como
limonero en flor.

Lleva por sandalias
una anchas hojas
y por caravanas
unas fucsias rojas.

¡Salid a encontrarla
por esos caminos!
¡Va loca de soles
y loca de trinos!

Doña Primavera,
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo...

Gabriela Mistral




Quisiera hacer un verso que tuviera
ritmo de Primavera;
que fuera como una fina mariposa rara,
como una mariposa que volara
sobre tu vida, y cándida y ligera
revolara sobre tu cuerpo cálido
de cálida palmera
y al fin su vuelo absurdo reposara
sobre la linda rosa de tu cara…

Quisiera hacer un verso que tuviera
toda la fragancia de la Primavera
y que cual una mariposa rara revolara
sobre tu vida, sobre tu cuerpo, sobre tu cara.

Nicolás Guillén




Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín.

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Rubén Darío




Con la primavera
Viene la canción,
La tristeza dulce
Y el galante amor.

Con la primavera
Viene una ansiedad
De pájaro preso
Que quiere volar.

No hay cetro más noble
Que el de padecer:
Sólo un rey existe:
El muerto es el rey.

José Martí




Eres tan cursi hija
que no hay por dónde cogerte.
Hasta en febrero cuando estás desnuda eres cursi,
adornada de odas y vergeles no digamos.
Primavera,
más que cantarte te han hecho la viñeta ciertos poetas sin agua;
pero a pesar de todo te defiendo,
porque haces retoñar ese geranio,
que se me seca siempre en el invierno.

Gloria Fuertes


(*) Dijo Antonio Gala